sábado, 8 de noviembre de 2014

¿Quién puede vencerte el día de hoy?

 

8 de Noviembre

¡Aunque lo intenten mil veces, no pueden, ni podrán, derrotarte!

Por Riqui Ricón*

A no haber estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A no haber estado Jehová por nosotros, Cuando se levantaron contra nosotros los hombres, Vivos nos habrían tragado entonces, Cuando se encendió su furor contra nosotros. Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente; Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas. Bendito sea Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos. Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra (Sal 124).

Que hermoso es saber que Dios es tu amparo y tu fortaleza. Dios es tu pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temas, pues aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar, tu Padre celestial está contigo.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

¡Aún en medio de las aflicciones Dios te guarda en completa paz!

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).

Así es, amado(a), por más difícil y amenazante que se presente las circunstancias del día de hoy, tienes la Palabra de Honor de Dios que Él te guarda y el maligno no te toca.

Pero ahora, oh Jacob, escucha al SEÑOR, quien te creó. Oh Israel, el que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador (Isa 43.1-3a NTV).

Pasarás por las aguas y Él estará contigo; los ríos no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemará, ni la llama arderá en ti.

¿Por qué hace Dios todo esto? Por Amor a ti. Sólo recuerda que ahora, en Cristo Jesús, tú eres su Hija(o) amada(o) y Él es tu Padre.

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).

Él es tu Padre, tu Papá y Él es bueno.

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).

Así que, de no haber estado Jehová por ti, Cuando se levantaron contra ti tus enemigos, Vivo(a) te habrían tragado entonces.

Ahora bien, pon mucha atención pues el asunto con el espíritu de temor es que te empuja a poner tu atención, pensamientos y emociones en las circunstancias, en lo grande, difícil y atemorizante de tus problemas para distraerte y desenfocarte de las Promesas que Dios te ha hecho en la Biblia. Así logra anular tu fe, haciéndote dudar para que llegues a pensar, y a creer, que la Palabra de Dios no funcionará en esta ocasión.

Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.26-31).

Al igual que con Pedro, si pones tu vista en lo grande de tus problemas en lugar de ponerla en Jesús y en Su Palabra, el miedo y el temor siempre tratarán de poner en tu mente y corazón la duda e incredulidad a la Palabra de Dios.

La Buena Noticia es que tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no eres de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe [los que le creen a Dios, creyendo Su Palabra] para preservación del alma (He 10.39).

Por Cristo Jesús, tú eres un(a) Hijo(a) del Rey y por Su Palabra, estás persuadido(a) de esto, que el que comenzó en ti la buena obra, el Espíritu Santo, Él la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1.6).

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

Lo más asombroso de ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que también tienes la victoria sobre la culpa y la condenación que tanto te han avergonzado.

Esto es así porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2), y ahora puedes acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16). Pues, Si confesamos tus pecados, él es fiel y justo para perdonar tus pecados, y limpiarte de toda maldad (1 Jn 1.9).

Es, precisamente, porque AHORA ERES un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO que tú has sido creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).

Tu vieja naturaleza, carnal y pecadora, murió juntamente con Jesucristo en esa cruz. No tienes que luchar contra ella para vencerla. ¡Ya está vencida! ¡Está muerta! A menos, claro, que creas a esa vocecita que te quiere convencer (en contra de la Palabra de Dios), que sigues siendo la misma persona que antes eras.

¡No! ¡Nada de eso! Amado(a), la única Verdad es que tú eres lo que Dios dice en Su Palabra que eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Es por esto que ninguno de tus enemigos te podrá tragar vivo(a). Lo intentarán pero jamás lo conseguirán.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, dichosa(o) es el hombre o la mujer que pueden confiar en Ti. Y yo, amado Dios, confío plena y totalmente en Tu Palabra. Por lo tanto, no admitiré en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús, te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Caerán a mil lado mil y diez mil a mi diestra, mas a mí no llegará! Amado Jesús, por lo que hiciste por mí, no recibo ninguna condenación pues yo no vivo conforme con mi carne sino conforme a Tu Espíritu. ¡Soy justo(a)! ¡Soy justicia de Dios! Así que reclamo el derecho divino que tengo para vivir una vida dichosa y plena. Resisto a la angustia, al temor, a la enfermedad, a la pobreza, a la amargura, a la soledad y a toda depresión. En el nombre Poderoso de Cristo Jesús, yo _________ (tu nombre aquí) le llamo al gozo, a la paz, a la salud, a la prosperidad, a la libertad para vivir una vida plena y abundante. Gracias, Señor Jesús, Tú lo hiciste todo por mí. ¡Lo creo y lo recibo! ¡Es mío! ¡Es mi derecho en toda justicia! No voy a dejar que nada ni nadie me robe lo que Tú compraste para mí a tan gran precio. Por lo tanto, acepto y recibo mi victoria sobre el pecado y sus consecuencias como la enfermedad, pobreza, depresión, temor y angustia. ¡Soy libre de todos ellos! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Voy a terminar este año en victoria. Estaré arriba y no más abajo. Me va ir bien este año. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 8                        2 Tim 4  /  Jer 11-12/  Sal 124

 



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