sábado, 22 de noviembre de 2014

¡Cómo puedes estar seguro(a) que saldrás adelante!

 

22 de Noviembre

¡Sin duda Dios te responderá!

Por Riqui Ricón*

El día que clamé, me respondiste; Me fortaleciste con vigor en mi alma. Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra. Jehová cumplirá su propósito en mí (Sal 138.3, 7-8a).

Tener una relación con el único Dios vivo y verdadero por medio de Su Hijo Jesucristo y Su Palabra, te da paz y seguridad en la vida, pues sabes que Él no miente, ni se arrepiente y que si clamas a Él, Él te responde y esto te fortalece y trae vigor a tu alma, es decir a tus emociones, pensamientos y sentimientos.

Amado(a), ¡Estas son buenas noticias! Esto es el evangelio de Jesucristo, tener la certeza que, en medio de cualquier angustia que estés enfrentando, Él te vivificará. El evangelio de Jesucristo es tener la certeza que Dios mismo extenderá Su mano en contra de aquello que te agobia, sea enfermedad, pobreza, temor, angustia o soledad. ¡Te salvará Su diestra! Pues está garantizado con Su Palabra de Honor que Dios cumplirá Su propósito en ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

No estás solo(a), Él no te ha dejado ni te dejará. ¡Piénsalo! Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, ¿cómo podrías pensar siquiera que Él no te escucha o que no te responderá?

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).

Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta; Él lo dijo y lo va a hacer, Él lo habló y lo va a ejecutar, y lo va hacer contigo, en tu propia vida.

Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra (1 Cr 28.20).

Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y ahora vives al abrigo del Altísimo y moras bajo la sombra del Todopoderoso, quien es, nada menos y nada más, que tu propio Padre.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

En todas, absolutamente en todas, las áreas de tu vida eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús. Pues aunque anteriormente hayas hecho de tu vida tal desastre que tu padre y tu madre te hayan dejado, con todo, dice el Señor, Él te tomará para sí.

Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 127. 10).

Nunca ha sido la voluntad de Dios el condenarte sino el salvarte para hacerte heredero de Su bendición.

Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente (Mar 5.35-36).

Para que ya no molestara más al Maestro, a Jairo le informaron que su hija había muerto y, seguramente, en ese momento estuvo a punto de perder toda esperanza, sin embargo, Jairo creyó a la Palabra de Jesús, quien le dijo, no temas, cree solamente.

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).

En toda la Biblia no hay nada igual o que se asemeje a lo ocurrido en este episodio de la vida de Jesús. Aquí tenemos a un centurión romano que consiguió algo inaudito: ¡Él hizo que Jesucristo, el Hijo de Dios (Dios hecho carne), se maravillara! Este hombre sabía algo que a ti te conviene saber y creer, que Dios no puede mentir, que puedes confiar plena y absolutamente en Su Palabra, que es precisamente la Palabra de Dios lo que lo define como Dios pues en ella, en Su Palabra, está contenido todo Su poder y autoridad y que, por lo tanto, la Palabra de Dios tiene todo el poder y la autoridad divina para hacerse cumplir a sí misma.

Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados (2 Cro 20.20).

Por muy determinante o aplastante que sea hoy tu realidad, te informo que, ésta, se encuentra sujeta a la Palabra de Dios: ¡No temas! ¡Cree solamente!

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho (1 Jn 5.14-15).

Así que si Dios dice en Su Palabra que Él te ama, entonces, puedes estar seguro(a) del Amor de Dios. Si Él dice que escucha tus oraciones para atenderlas, entonces, puedes confiar que así será. Si Dios dice en la Biblia que tú todo lo puedes y que eres más que vencedor(a) en todas las cosas, entonces, esa es la Verdad y puedes creer, creerle a Él, que tú eres, ni más ni menos, la persona que Dios dice, en Su Palabra, la Biblia, que tú ahora eres.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, creo y recibo Tu gran Amor. Te doy gracias por lo que has hecho por mí y te doy mi corazón. Señor Jesús, muchas gracias. Por Ti, y sólo por Ti, ahora soy un(a) Hijo(a) del Rey y estoy destinado a vencer en todo y a realizar una vida plena y abundante. Por lo tanto, ¡Me resisto a temer! ¡Mayor eres Tú, que está conmigo, que el que está en el mundo! ¡Si Tú, Dios, estás conmigo, ¿quién contra mí?! ¡Tú eres mi Padre, Tú me escuchas y me respondes! ¡Soy un(a) Hija(o) del Dios Vivo y Verdadero! ¡Mi vida tiene propósito y Tú, Dios mismo, lo vas a cumplir en mí! ¡He Nacido de Nuevo a un estilo de Vida que nada ni nadie me pueden quitar! ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(o)! ¡Soy dichosa(o), mil veces feliz, pues he puesto toda mi confianza en Ti, Señor Jesús! ¡Soy un(a) Hija(o) amada(o) del Rey de reyes y Señor de Señores! ¡Nada, ni nadie en este mundo me puede derrotar! ¡Soy un creyente! ¡Yo te creo a Ti, mi Dios y Padre! ¡Creo a Tu Palabra, la Biblia! Y al que cree, ¡todo le es posible! ¡En el nombre de Jesús! ¡Amén!

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 22                               1 P 5   /  Jer 39-40  /  Sal 138

 



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