lunes, 7 de enero de 2013

¡Cómo comenzar el año dando fruto abundante!

 
Domingo 6 de Enero de 2013.
¡Tierra Fértil!
Por Riqui Ricón*
Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios (Luc 8.11).
Es realmente asombroso que durante casi 2000 años, la Iglesia ha tenido en sus manos este fabuloso secreto, revelado por Jesucristo a sus discípulos: ¡La Semilla es la Palabra de Dios!
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto (Jn 12.24).
¡La semilla es la Palabra de Dios! Esto quiere decir que la Biblia tiene la capacidad de hacer surgir la vida donde antes no la había.
porque en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una simiente corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra de Dios. (1 Ped 1.23 CST).
En este tiempo tan emocionante que te ha tocado vivir, es de capital importancia que te des cuenta que la Biblia es la simiente, la semilla de donde proviene la realización de tu vida como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isa 41.9-10).
Tu fuente (el que te sustenta), no son los recursos que puedas obtener de tu empleo o negocio, tampoco lo son tus conocimientos o preparación académica, ni tu nombre, ni abolengo; ¡Tu fuente es Dios y Su Palabra es tu semilla!
Tú no eres un ser humano creado al azar o por casualidad. Has sido comprado(a) y rescatado(a) a precio de Sangre, y ahora tienes propósito y razón para estar viviendo en esta Tierra y en este tiempo. Solamente la Palabra de Dios, la Biblia, es la fuente, la semilla que te define a ti mismo(a), para que puedas llegar a la realización de dicho propósito y dar fruto.
Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia (Luc 8.15).
Por la Palabra de Dios, porque Dios así lo dice, y porque Jesucristo lo estableción en el Nuevo Pacto en Su Sangre, tú ya no eres un ser humano creado al azar o por casualidad, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y con corazón bueno y recto retienes la Palabra oída, y das fruto con perseverancia.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Eze 36.26-28).
A veces me pregunto, cómo es que sabiendo esto, hay Hijos de Dios que viven sus vidas regidos por el temor, las dudas, el rencor, el remordimiento y un montón de emociones, que los atrapan e inutilizan, siendo ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, [se vuelven ineficaces] y no llevan fruto (Luc 8.14).
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Jn 6.63).
¿Cuáles son las razones por las que podrías no cuidar, ni atesorar semejante semilla, que es espíritu y vida a la vez?
Hace algún tiempo escuché al doctor Jerry Savelle dar respuesta a esta pregunta. Él afirma que sólo hay dos razones posibles para dicha conducta incongruente en la vida de los que profesan creer el Evangelio: o es porque no lo saben, o es porque no lo creen.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es posible que haya personas que no sepan que Dios los ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderlos a ellos para siempre.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Es posible que haya personas que no sepan que Dios los ama tanto que los ha destinado a ser llamados Hijos de Él por medio del sacrificio de Jesús.
Quizá ellos no lo saben, pero ¿y tú?
La buena noticia (el Evangelio), es que Dios mismo dice en la Biblia que ahora tú eres Su Hijo(a) NACIDO(A) DE NUEVO y que de acuerdo a las promesas del nuevo pacto, Él YA te ha dado un corazón y un espíritu nuevo donde pueda habitar Su propio Espíritu, el Espíritu Santo.
¡Tienes un corazón Nuevo!
»Vienen días —afirma el SEÑOR—en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el SEÑOR—. »Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el SEÑOR—: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al SEÑOR!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el SEÑOR—. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.»  (Jer 31.31-34 NVI).
Tu Nuevo corazón fue creado por la Palabra de Dios y es perfecto para recibir todo lo que en ella está escrito. Tu Nuevo corazón fue diseñado por Dios para albergar Su Palabra y para dar fruto al ciento por uno.
¿No es fabuloso saber que eres tierra fértil y que ahora tú tienes un corazón nuevo y especial donde la Palabra de Dios, la semilla, va a germinar para dar fruto al ciento por uno? El Espíritu Santo está ahí adentro, contigo, en tu corazón, para asegurarse de que así suceda. ¡No depende de ti! ¡Él lo prometió y ya lo cumplió! A ti te toca creer, porque, recuerda, al que cree todo le es posible.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero decirte que te amo con todo mi corazón; que estoy profundamente agradecido por lo que has hecho por mí y en mí. Precioso Señor Jesús, con Tu muerte y resurrección me dotaste de un nuevo corazón y ahora Tú, Espíritu Santo vives en mí. Yo soy esa buena tierra, tierra fértil donde Tu Palabra, la Biblia, ya está dando fruto. Declaro que, ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y, por lo tanto, tengo un corazón bueno y recto para retener la Palabra de Dios y DAR FRUTO con perseverancia! Así que, conforme a Tu Palabra, oh Dios, Apártense de mí, todos los hacedores de iniquidad; Porque el Señor ha oído mi oración. Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos; Se volverán y serán avergonzados de repente, pues de todo problema, angustia o enfermedad, yo, __________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero 6                                  Luc 8.1-25   /  Gen 12 /  Sal 6
 


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