Translate

martes, 6 de octubre de 2020

¿Qué pasa con tus pecados?

        <ENGLISH>






06 de Octubre


¿Qué pasa con tus pecados?


¡Dios es bueno!

Por Riqui Ricón *

tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir. Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed. Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies (Neh 9.19-21).

Sin importar lo que hayas hecho en el pasado, o el día de hoy, Dios jamás te va a abandonar en el desierto; tampoco va a apartar de ti Su Palabra, que es lámpara a tus pies y luz en tu camino. ¡No! Él no retirará Su provisión y sustento y, mucho menos, te privará de su buen Espíritu para enseñarte. No lo hizo con Su pueblo Israel bajo el antiguo pacto y no lo hará con un(a) Hijo(a) NACIDO(A) DE NUEVO, en el Nuevo Pacto que es, por cierto, un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas y que, además, está establecido sobre la Sangre de Su propio Hijo Jesucristo.

¡Dios es bueno!

Quizás respondas: Dios es bueno pero yo no. Discúlpame, pues primero yo te preguntaría si has recibido a Jesús como Señor y salvador de tu vida pues la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

Esto significa que el problema del pecado y la condenación han sido resueltos en la cruz del calvario, Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).

Si tú no has hecho a Jesús el Señor y Salvador de tu vida, puedes arreglarlo en tres segundos, confiesa en voz audible que Jesús es tu Señor y Salvador, aceptando Su sacrificio de Amor por ti al morir en esa cruz y pagar TODOS tus pecados. Puedes decirle algo como esto: Señor Jesús, creo y reconozco que eres el Hijo de Dios que viniste a este mundo a pagar todos mis pecados. Yo he sido un(a) pecador y acepto Tu sacrificio de Amor por mí. Te abro mi corazón y te invito a entrar, pues deseo que desde hoy, y para siempre, Tú Jesucristo seas mi Dios, Rey y Señor. Amén.

¡Listo! ¿Así de fácil? ¡Sip! ¡Dios es bueno!

Nuestra reflexión de hoy ha comenzado en el capítulo 9 de Nehemías, donde el sacerdote Esdras está confesando los pecados del pueblo para recibir el favor de Dios y poder así restaurar el viejo pacto que había sido invalidado.

La buena noticia es que el Nuevo Pacto no puede ser invalidado pues no fue establecido en bienes, sacrificios o servicios que algún ser humano pueda ofrecer, sino en la Sangre preciosa del Hijo de Dios, Jesucristo.

Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,  el gran pastor de las ovejas,  por la sangre del pacto eterno,  os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad,  haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo;  al cual sea la gloria por los siglos de los siglos.  Amén (He 13.20-21).

Hoy en día, tus pecados no son asunto donde Satanás tenga injerencia alguna, es un asunto exclusivo entre Dios, tu Padre, y tú. Así que cuando peques, no huyas de Dios, no te alejes pensando que no sirves y que no vales nada; ¡al contrario! Corre hacia Él, pues Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).

¡Jesús NO vino a tu Vida para condenarte sino para salvarte!

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.17)

Dios no pretende abandonar a ninguno de Sus Hijos e Hijas en el desierto y mucho menos en el infierno. Él ha entrado a tú vida no para traerte condenación sino para darte una Vida Plena y abundante. Muchísimo más abundante de la que ellos vivieron en el desierto.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Satanás es ese adversario y enemigo que pretende hurtar y matar y destruir lo que legítimamente ahora es tuyo, tu salvación. Esta salvación no es sólo un lugar en el cielo junto a Dios, sino, como Jesús mismo lo expresó, representa una Vida abundante llena de gozo y paz.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Sea cual sea la tribulación que el día de hoy estés enfrentando, tu Nuevo Nacimiento como Hijo(a) de Dios te habilita para tener la Paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, aún en medio de las más terribles dificultades, pues sabes que sabes, por la Palabra de Dios, que de todo problema, angustia o enfermedad, saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús.

Así que, no le permitas al diablo llenarte de condenación y desánimo. Si has pecado no huyas de Dios, corre hacia Él; arrepiéntete y pide y RECIBE Su perdón y Su Amor. ¡Levántate y sigue adelante!

Pase lo que pase, no perdáis nunca la confianza que habéis puesto en el Señor, porque junto con ella os espera un gran galardón. Pero es preciso que perseveréis en el cumplimiento de la voluntad de Dios, si de veras deseáis recibir lo que él os tiene prometido. Recordad lo que dicen las Escrituras: "Todavía un poco de tiempo y vendrá el que ha de venir: no se retrasará. Pero el que es justo por la fe vivirá, aunque si se volviera atrás, no me agradaría". Mas nosotros no somos de los que se vuelven atrás, lo cual redundaría en nuestra perdición; sino, al contrario, somos de los que por su fe en Dios tienen garantizada la salvación del alma (He 10.35-39 CST).

Así que, sin poner tus ojos en tu situación y/o emociones sino creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, oremos este día en voz audible:

Amado padre celestial, en este día bendigo Tu Santo y precioso Nombre, pues me has amado con Tu Gran Amor. Tengo Tu Palabra de Honor que no me has dejado ni me dejarás en medio de desierto alguno. Gracias Señor, Jesús, porque no hay problema, circunstancia o enfermedad de la que no saldré más que vencedor(a) y en Tu Nombre rechazo toda condenación y recibo la Vida buena y abundante que ganaste para mí al morir en la cruz. De todos mis pecados te pido perdón, los confieso, me arrepiento y me lavo con Tu Sangre preciosa y recibo Tu perdón y Tu limpieza. Dios, Tu eres Quien me sostiene y de ninguna cosa tendré necesidad pues Tú suples todo lo que me falta conforma a Tus riquezas en gloria. Por esto, y mucho más, declaro con todo mi corazón que no voy a temer mal alguno sino a creer, creerte a Ti, Padre, creer a tu Palabra. No recibo al espíritu de temor y de duda pues yo soy Tu Hijo(a) y no tengo nada, absolutamente nada, que temer. Recibo la bendición de Tu Palabra y todas Tus promesas para mí. Por lo tanto, no admitiré en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que, confieso mis pecados delante de Ti y recibo Tu perdón de la misma forma que recibo mi sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso! Pues yo en Ti confío. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 6                    Apo 6 /  Neh 8.13-9.37 / Sal 101

lunes, 5 de octubre de 2020

¡Cómo reinar sobre la tierra!

       <ENGLISH>







05 de Octubre


¡Cómo reinar sobre la tierra!

 

¡Viviendo con gozo!

Por Riqui Ricón *

…y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña claramente que el propósito de la muerte y resurrección de Jesucristo siempre ha sido que tú seas establecido(a) como Su Hijo(a) de Dios para que ejerzas dominio sobre la tierra.

Desde el preciso momento en que aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu Vida, Naciste de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios y, por Su Amor y Gracia, tú haz alcanzado, por la justicia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, una posición de rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa).

Puedes creerlo, pues está escrito; el propósito de Dios para tu vida es que reines en esta tierra y en este tiempo.

con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz (Col 1.12).

Y aunque a tu entender el día de hoy no te sientas, ni te veas a ti mismo(a), capaz de reinar o salir adelante de tus problemas, por Su Sangre derramada en la cruz del calvario, has sido hecho(a) apto(a) para reinar sobre la muerte, sobre toda tristeza, sobre toda enfermedad, sobre toda pobreza, sobre todo dolor, sobre todo resentimiento, sobre todo pecado, sobre toda amargura, sobre toda soledad y sobre TODO aquello que quiera robarte la paz y el gozo que Jesús YA te dio, al haberte establecido en una Vida TOTALMENTE NUEVA y diferente a la que antes vivías: ¡Una Vida de Victoria!

Cuando alguien se convierte a Cristo, se transforma en una nueva criatura. Su existencia anterior queda atrás, y él comienza a vivir una nueva vida, a ser parte de una nueva creación (2 Co 5.17 CST).

¡Tú estás en Cristo, así que ahora tienes una Vida totalmente Nueva! ¡Las cosas viejas ya pasaron! ¡Todo lo que está delante de tus pies es completamente Nuevo!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Sea cual sea tu situación en este día, nunca olvides que Dios, el Todopoderoso, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todas tus faltas, errores y pecados, antes que perderte a ti.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 jn 3.1 NVI).

Sea cual sea tu situación en este día, recuerda que Dios te ama tanto que ahora te llama Su propio(a) Hijo(a).

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).

Por tu FE en Jesús, tú naciste de Nuevo; ¡Naciste de Dios!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Tú Naciste de Nuevo de la simiente incorruptible que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

¡Date cuenta! De acuerdo a la Palabra de Dios, tú fuiste redimido(a), rescatado(a) y comprado(a) al precio de la Sangre de Jesús para ser HECHO(A) NUEVO(A) y, así, siendo una persona totalmente nueva y diferente a la que antes eras, por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, ahora en Verdad eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes cumplir el propósito de tu existencia que es reinar sobre la tierra, juntamente con Él.

¡Y todo esto ES aquí y ahora! ¡En esta tierra y en esta vida!

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).

La razón por la que estás enfrentando serias dificultades y problemas no es porque tengas que alcanzar tu FE, perfección o santificación; ni porque Dios pretenda darte algún tipo de enseñanza. En ocasiones te encontrarás con que algunas personas bien intencionadas, te animan o exhortan a sobrellevar y padecer “cristianamente”, de una forma “piadosa”, tus aflicciones y enfermedades, pues piensan, y quieren que pienses, que Dios tiene un propósito para hacerte pasar por tales aflicciones.

¡De ninguna manera! Dios no está escaso de recursos para tener que utilizar a Satanás y sus aflicciones como maestros de la Iglesia. ¡Los únicos maestros de la Iglesia son la Palabra de Dios y el Espíritu Santo!

Les he dado tu palabra, y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo. No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Al igual que yo, ellos no pertenecen a este mundo. Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo  (Jn 17.14-18 NTV).

Entonces, si tú no eres de este mundo, este mundo te va a agredir y te va a atacar las 24 horas del día, los 60 minutos de cada hora y los 60 segundos de cada minuto. Es por esto que Dios te anima a que estés preparado(a), que no te duermas y que pelees la BUENA batalla de la fe, esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra.

Sed sobrios,  y velad;  porque vuestro adversario el diablo,  como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe,  sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P5.8-9).

Los problemas, enfermedades y aflicciones que estás enfrentando el día de hoy sólo son el resultado y la dinámica de un mundo caído, al cual tú no perteneces más, y que además, ya ha sido vencido por tu Señor, Dios, Rey y Salvador: ¡Cristo Jesús!

Pelea la buena batalla de la fe,  echa mano de la vida eterna,  a la cual asimismo fuiste llamado,  habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Así que, la razón por la cual tienes que enfrentar las aflicciones es porque hay un reino que reinar y tú ya fuiste habilitado(a) como rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa) PARA conquistarlo. Y esto sólo lo lograrás mediante tu FE, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra.

Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza (Neh 8.10).

Cuando el pueblo de Israel reconstruyó las murallas de Jerusalén (después de más de setenta años de derrota y cautiverio), escucharon nuevamente la Palabra de Dios y lloraban de tristeza y arrepentimiento; entonces Nehemías les hizo entender que la victoria está con Dios y el gozo, la alegría, es la manifestación de su FE [de creerle a Dios, creyendo Su Palabra]; ¡el gozo es la evidencia de que están creyendo esa Victoria!

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).

Esa Victoria es la Victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte con la cual te ha hecho totalmente libre para reinar como Hijo(a) del Rey.

fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.11-14).

Así es, ha sido el Padre quien te hizo apto(a) para participar de esta herencia y ahora has sido fortalecido(a), por la Palabra de Dios, con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; para vivir una Vida Plena y abundante, llena de gozo. ¡El gozo de Su salvación!

Sea lo que sea que estés enfrentando en estos días, lo puedes hacer con el gozo del Señor pues TIENES la certeza en la Palabra de Dios de que vas a reinar sobre de eso y a salir más que victorioso(a).

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Así que no permitas que nada ni nadie te convenza de lo contrario, toma tu identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y comienza a reinar sobre tus circunstancias con gozo.

¿Cómo se hace eso? Primero, créele a Dios, créele a la Biblia, que es Su Palabra de Honor. Luego, háblale a tus problemas, enfermedades o circunstancias. Escúchate decir con FE que eres sano(a); que todo lo puedes en Cristo que te fortalece; que mayor es el que está en ti que el que está en el mundo; que caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra pero a ti no llegará, etc. Pon la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón y utilízala.

Llama las cosas que no son como si fueran y comienza a gozarte porque Dios, tu Padre, Jamás ha dejado caer a tierra ninguna de Sus Palabras.

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones (Sal 100).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, yo sé bien que dichoso(a), mil veces feliz y pleno(a), es el hombre o la mujer que puede confiar en Ti. Aquel o aquella que saben y creen que Tu Palabra es la Verdad y, por lo tanto, deposita toda su confianza en lo que Tú dices en la Biblia, puede realmente vivir en paz y libertad, lleno(a) de gozo y en victoria. Gracias, Padre, porque esa persona soy yo, ____________ (tu nombre aquí). Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. He sido lavado(a) y comprado(a), por Tu gran Amor con que me has amado, a precio de Sangre, pues preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Ahora, creo y recibo mi identidad como Hijo(a) Tuyo(a) y resisto y hecho fuera de mi vida la tristeza, depresión, amargura y temor. ¡Soy un(a) Hija(o) del rey! ¡Soy apto(a) para reinar sobre la tierra! ¡El gozo del Señor será mi fortaleza! Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. Por lo tanto, creo y declaro que, ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡De todo problema, angustia o enfermedad yo, ____________ (tu nombre aquí), saldré más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús! ¡No voy a temer, pues caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mi no llegará! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 5                    Apo 5 /  Neh 7.5-8.12 / Sal 100

 

domingo, 4 de octubre de 2020

¡Cómo vencer los problemas, enfermedades y circunstancias adversas!

      <ENGLISH>






04 de Octubre


¡Cómo vencer los problemas, enfermedades y circunstancias adversas!

 

¡Peleando la Buena Batalla!

Por Riqui Ricón *

En realidad,  lo que pretendían era asustarnos.  Pensaban desanimarnos,  para que no termináramos la obra.   "Y ahora,  Señor,  ¡fortalece mis manos!" (Neh 6.9 NVI).

Amado(a), estos tiempos que estamos viviendo son tiempos muy emocionantes. Grandes milagros están a punto de suceder en tu vida. Solo debes estar consciente que, te guste o no te guste, tú estás librando una gran batalla y se llama la buena batalla de la fe.

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Todos los problemas, enfermedades o aflicciones que estés enfrentando el día de hoy forman parte de esa batalla, y la buena noticia es que tú puedes hacer que sea una BUENA batalla si te decides a pelearla con tu FE (en lugar de con tus fuerzas).

Y, ¿qué es la fe?

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).

Quizá a ti te pase como a mí me sucedía antes: esta definición de la fe me sonaba muy propia y aún bonita pero no me servía de mucho ya que no comprendía cómo podía yo tener por cierto cosas que no se ven, ¿cómo creer que estoy sano si en mis manos tengo los análisis clínicos que confirman el diagnóstico de mi médico, quienes aseguran que estoy enfermo de tal o cual enfermedad? ¿Cómo creer que mi familia o mi matrimonio serán restaurados cuando no veo ya posibilidad alguna? ¿Cómo creer que saldré adelante económicamente cuando mis deudas y acreedores me están ahogando? ¿Cómo puedo estar convencido de esas respuestas que estoy esperando?

La respuesta a estas y otras preguntas parecidas la encontrarás en la Biblia.

Dios no es un simple *mortal  para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete  ni lleva a cabo lo que dice? (Num 23.19 NVI).

La respuesta a tus preguntas es hermosamente sencilla. Puedes creer y estar plenamente seguro(a) cuando tienes la Palabra de Dios al respecto. Esto es, si encuentras en la Biblia una promesa de liberación tocante a tu necesidad, pues Dios todo lo puede (excepto mentir), y si Él te ha dado una Palabra o una Promesa de auxilio o liberación, entonces, puedes estar cien por ciento seguro(a), totalmente convencido(a), que Él honrará Su Palabra, ¡Cumpliéndola!

El cielo y la tierra pasarán,  pero mis palabras jamás pasarán (Mat 24.35).

Entonces, cuando entras a una batalla con la certeza y total seguridad de que vas a vencer, porque si Dios es contigo, ¿quién contra ti? ¡Esa es la buena batalla de la fe! Sabes que sabes que todo lo puedes y que, en todas las cosas, saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado, Cristo Jesús.

Y ¿cómo lo sabes? ¿Cómo puedes estar tan seguro(a)? Pues simplemente porque, ¡Dios lo ha dicho así acerca de ti! En Su Palabra, La Biblia.

Antes,  en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Así que puedes estar totalmente seguro, pues esto es lo que la FE en Verdad ES: creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Sólo de Su Palabra puede provenir toda certeza y toda confianza pues, al fin y al cabo, ¡Dios tiene Palabra de Honor!

Estén siempre atentos y listos para lo que venga, pues su enemigo el diablo anda buscando a quien destruir, como si fuera un león rugiente (1 Pe 5.8 BLS).

El día de hoy, al igual que en los tiempos de Nehemías, Satanás, el diablo, sólo puede rugir sus mentiras pretendiendo asustarte. Él no es ningún león, tan sólo simula y aparenta ser uno. Su estrategia es simple, si él logra que tú comiences a escuchar sus mentiras, entonces tu realidad (problemas, enfermedades, aflicciones, etc.), comenzará a parecerte tan grande e impresionante que dejarás de creer la Verdad de la Palabra de Dios para comenzar a creer en la mentira de tu inminente fracaso o derrota y serás presa fácil del desánimo, el miedo, la ansiedad, el mal genio, etc.

Pero eso NO sucederá hoy, ni contigo. Sólo tienes que prestar atención a las instrucciones que Dios le dio a Josué el día que enfrentó el reto más grande de su vida.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Hoy debes tomar conciencia de que es de vital importancia que hagas de la Biblia la norma máxima de tu existencia. ¡Ponla en tu mente, boca y corazón! ¡Léela y medítala de día y de noche!

De tu lectura y meditación de la Biblia fluirá como un río la FE que necesitas para ganar esta batalla y, como en el caso de Nehemías, sin importar que tan difícil sea la obra o que tanta oposición encuentres, ¡saldrás adelante sobrenaturalmente!

Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra (Neh 6.15).

¡Cincuenta y dos días! Quizá tú, como yo, no sepas mucho acerca de la industria de la construcción, pero algo si sé: no es nada fácil terminar de construir una casa pequeña en dos meses (60 días); se necesitan muchos recursos y personal trabajando continuamente hasta en dos turnos de trabajo. ¡Cómo imaginar siquiera que la ancha muralla que protege a una ciudad completa se pueda terminar en cincuenta y dos días! Sólo con la ayuda de Dios y eso, mi amado(a), se llama un milagro.

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te asegura que Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman (1 Co 2.9). Así que, tú, como Nehemías,  prepárate a ser asombrado y recibir, en esta buena batalla, el pronto auxilio del único Dios Todopoderoso.

En aquel tiempo, los enemigos de Nehemías, y del pueblo de Dios, así como todas las naciones de alrededor se sintieron humillados y conocieron que Dios estaba con ellos. Esto sucedió porque un hombre le recordó al Señor Su propia Palabra, el Pacto establecido con Israel:

»Recuerda, te suplico, lo que le dijiste a tu siervo Moisés: “Si ustedes pecan, yo los dispersaré entre las naciones: pero si se vuelven a mí, y obedecen y ponen en práctica mis mandamientos, aunque hayan sido llevados al lugar más apartado del mundo los recogeré y los haré volver al lugar donde he decidido habitar.” (Neh 1.8-9 NVI).

Me pregunto, ¿qué no hará el Señor tu Dios por un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo mediante un pacto establecido sobre mejores promesas? ¡Un pacto establecido en la Sangre de Su propio Hijo Jesucristo!

Amado(a), sea cual sea tu situación actual, es tiempo de comenzar a creerle a Dios. Este es el tiempo de creer que la Biblia no es un libro de religión sino que realmente es la Palabra de Dios y esto significa que son las Palabras que salieron de la boca de Dios y por lo tanto se van a cumplir todas. El cielo y la tierra pasarán pero Su Palabra NO va a pasar.

Tú eres un(a) Nehemías de este tiempo y has sido dejado(a) por Dios en esta tierra para vencer poderosos enemigos y hacer que la gente conozca y reconozca que la Palabra de Dios es Verdad en tu boca (1R 17.24). Tu vida, como la de Nehemías, tiene un propósito y sentido, y es establecer el reino de Dios aquí en la tierra.

Probablemente esto no suene muy acorde con la realidad que estás viviendo o te parezca demasiado formidable como para realizarlo pero, no te preocupes, la mismísima Palabra de Dios te tiene la respuesta:

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).

Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).

Todo esto lo dice Dios acerca de ti.

…Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Así que, ¡Prepárate para ser asombrado por tu FE! ¡Por creerle a Dios, creyendo Su Palabra!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en este momento quiero darte gracias por Tu Gran Amor con que me has amado que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me salvaste y diste vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, muchas gracias por la Vida Plena y abundante que adquiriste para mí. ¡La creo y la recibo! Soy ¡Nueva Creatura! ¡Las cosas viejas pasaron y he aquí que todo en mi vida es Nuevo! ¡Gracias a Ti! ¡Gracias a Tu Amor! Hoy quiero honrarte aceptando y recibiendo esa preciosa identidad que me has dado como Hijo(a) Tuyo(a). Creo y por lo tanto declaro que soy lo(a) más valioso(a) que Tú tienes sobre la tierra. He conocido y creído el Amor que Tú, oh Dios, tienes por mí. No voy a permitir que el espíritu de temor y duda me haga soltar lo que con tanto Amor pagaste por mí en esa cruz: el saber y creer que en verdad soy un(a) Hija(o) del único Dios vivo y verdadero. Por tanto, nada ni nadie me puede vencer; nada ni nadie me puede separar de Tu Amor que es en Cristo Jesús mi Señor. Contigo ya he vencido al mundo. ¡No temo! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! Estoy listo(a) para hacer grandes cosas, las mismas que Tú, Jesucristo, hiciste y aún mayores. ¡Todo lo puedo en Cristo y en todas las cosas soy más que vencedor(a)! Sí, soy dichoso(a), pues yo en Ti confío. Gracias Señor Jesús, te amo con todo mi corazón. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 4                    Apo 4 /  Neh 5.1-7.4 / Sal 99