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viernes, 5 de junio de 2020

¡Cómo vencer el día de hoy!











05  de JUNIO


¡Cómo vencer el día de hoy!




¡Eres escogido(a) de Dios!
Por Riqui Ricón*
No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos (Ro 11.2-7).
Sin lugar a dudas, tú has sido escogido(a) para alcanzar la salvación y la Vida Eterna que Dios tu Padre, tenía reservadas para ti. Y esto solamente porque Él te ama. ¡Sólo por la Gracia de Dios!
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).
Realmente es asombroso lo que aquí dice la Biblia acerca de ti: Pero Dios es tan rico en misericordia y te amó tanto que, a pesar de que tú estabas muerto(a) por causa de tus pecados, Él te dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es sólo por la gracia de Dios que tú has sido salvado(a)!) Pues Dios te levantó de los muertos junto con Cristo y te sentó con él en los lugares celestiales, porque estás unido(a) a Cristo Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponerte como ejemplo de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que te tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por ti, que estás unido(a) a Cristo Jesús. Dios te salvó por su gracia cuando creíste. Tú no tienes ningún mérito en eso; sino que es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que tú hayas hecho, así que no puedes presumir de ser salvo(a). Pues tú eres la obra maestra de Dios. Él te creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagas todas las cosas buenas que Él preparó para ti mucho tiempo atrás.
¡Realmente eres escogido(a) de Dios!
Basta con que recuerdes que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16).
Aun estando tú muerto(a) en delitos y pecados, Él te dio vida juntamente con Cristo. ¡Por Gracia eres salvo(a)! Esto quiere decir que, por Gracia tienes derecho a la Vida Eterna, la cual es, sin lugar a dudas, ¡una Vida Plena y Abundante!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, Dios te resucitó juntamente con Su Hijo Jesucristo, y asimismo te hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús. ¡Asombroso! Esto es el Evangelio. ¡Buenas Noticias!
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.28-29).
¡Wauu! Es evidente que, ¡Tú eres escogido(a) de Dios!
Por el gran Amor con que Dios te ha amado has sido justificado(a) en la Sangre de Jesús. Por ese mismo Amor has sido perdonado(a) de todos tus pecados y has resucitado juntamente con Cristo para recibir el regalo de la Vida Eterna.
Ésta, la Vida Eterna, es derecho exclusivo del unigénito Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (He 12.2), para así renunciar a su posición privilegiada de ser el único Hijo de Dios y compartir contigo ese privilegio haciendo de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil 2.5-8).
Ahora Jesús es el primogénito entre muchos hermanos, de los cuales tú eres uno(a) de ellos. Ahora tú posees una Nueva Naturaleza, eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. Ahora has Nacido de Nuevo no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Has sido escogido(a) con un propósito divino y, hoy, debes comprender que no es cualquier cosa la que Jesús hizo al morir en esa cruz por Amor a ti. ¡Jesús no fue a la cruz sólo para pagar tus pecados! No se trata de un borrón y cuenta nueva, de un volver a empezar. ¡No, nada de eso! La justificación de tus pecados con Su muerte apenas fue el requisito necesario para algo mucho mayor, algo mucho más grande y excelente: ¡que seas hecho(a) conforme a la imagen de Jesús para que tú y Él sean hermanos!
No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta (Ro 12.2 NTV).
¡Cambia tu forma de pensar acerca de ti mismo(a)! ¡Dios no te ha dejado ni te dejará jamás! ¡Tú eres Su Hijo(a) Amado(a)! Su buena voluntad para contigo es agradable y perfecta. Él se ha comprometido, en un Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, a hacer de ti Nueva creatura. Dios se comprometió a hacer de ti espíritu nuevo; a darte un corazón nuevo y a poner dentro de ti, ¡Su Santo Espíritu!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Nada en tu vida es casualidad y aunque en este mundo tendrás aflicciones, puedes confiar en Jesús, Él ha vencido al mundo. Así que, ten paz en Cristo, pues Dios, tu Padre, ha comprometido Su Palabra en que todas las cosas te ayudan a bien, pues conforme a Su propósito has sido llamado(a) Hijo(a) de Dios.
Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo. Con tremendas cosas nos responderás tú en justicia, Oh Dios de nuestra salvación, Esperanza de todos los términos de la tierra, Y de los más remotos confines del mar (Sal 65.4-5).
Dios te escogió y te atrajo hacia Si para que habites en Su Presencia. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila (Sal 103.3-5).
Sea cual sea la situación que estés enfrentando el día de hoy, puedes confiar en Dios, puedes creerle a Su Palabra, pues Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, ha dado orden de bendecirte; El dio bendición, y nada, ni nadie podrá revocarla (Num 23.19-20).
No pongas tus ojos, ni pensamientos, ni emociones en lo grande de tus problemas, Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía (Sal 36.3-6).
Pues, al fin de cuentas, tú eres lo mejor que Dios tiene en esta tierra, tú eres Su Hijo(a) Amado(a).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero agradecerte por el maravilloso regalo de saber que no tengo que esperar a ir al cielo para vivir como un(a) Hijo(a) del Rey. Gracias. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí al morir en la cruz y resucitar, venciendo a la muerte, para darme Vida Nueva; no puedo dejar de recordarlo cada día, pues por tu Gran Amor con que me has amado tengo derecho a la Vida Eterna, Vida Nueva, plena y abundante. Gracias porque, de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, ya la puedo comenzar a experimentar y vivir, hoy, aquí y ahora. Así que, con Tu ayuda, Espíritu Santo, me determino hoy a no permitir que pensamientos de fracaso, derrota, desanimo, temor, amargura y ninguna otra mentira me vengan a robar, a despojar de lo que legítimamente es mío: mi Herencia y mi Identidad de Hijo(a) Tuyo(a), oh Dios. Tu Palabra es la Verdad: ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús! ¡Tú suplirás todo lo que me falta conforme a Tus riquezas en gloria! Así que, Satanás, tú vienes a mí con problemas y enfermedades y aflicciones; mas yo vengo a ti en el nombre de Jesús, el Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Dios, mi Padre, te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Jun 5                          Ro 11.1-24  /  1 Sam 20  /  Sal 65













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martes, 2 de junio de 2020

¡Cómo derrotar a los gigantes!










02  de JUNIO




¡Cómo derrotar a los gigantes!


¡Con tu fe!
Por Riqui Ricón*
Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? (1 S 17.26).
Cuando Dios instruyó a Samuel para que ungiese a David por rey de Israel le dijo, He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero (Hch 13.22).
Tener un corazón conforme al corazón de Dios y obedecer Su Palabra es la característica más distintiva de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, pues es la esencia del ser hecho(a) de Nuevo.
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne (Ez 11.19).
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
Lo interesante aquí es comprender que tú, sí, tú, también tienes esa misma cualidad. Lo único que hay que saber es que, sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
El simple hecho que estés leyendo este devocional es prueba fehaciente que tienes fe (o que la estás buscando).
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).
La forma más sencilla que he encontrado para explicar este versículo es: fe es creerle a Dios, creyendo Su Palabra, pues si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? Escucha, yo recibí la orden de bendecir; ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo! (Num 23.19-20 NTV).
David no venció a Goliat con honda y piedra, lo venció con su fe en Dios al declarar a todo el pueblo de Israel, incluyendo al propio rey Saúl, que Goliat era un incircunciso. ¿Qué estaba diciendo David con eso? Estaba estableciendo su victoria: Ese gigante bravucón no tiene un pacto con Dios, ¡Yo sí!
No fue su experiencia de enfrentar leones y osos lo que le daba valor a David. De hecho, lo que le permitía enfrentar a leones y osos era saberse dentro de un pacto con Dios, estando consciente que Dios jamás falta a Su Palabra.
Cuando Goliat seguía sus tácticas de temor insultando a David por sus dioses, éste no se amedrentó, no prestó atención a las ofensas, ni a lo alto de la estatura, ni a la musculatura del gigante, sino que se fortaleció en el Señor y en el poder de Su fuerza, poniendo sus ojos, mente y corazón en la Palabra de Dios. David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo, declarando en voz audible: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos (1 S 17.45-47).
¿Te das cuenta? David no venció a Goliat con honda y piedra. Lo venció con su fe, poniendo la Palabra de Dios en su boca.
Esa, precisamente, fue la instrucción que Josué recibió de parte de Dios para entrar y poseer la tierra prometida.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
El día de hoy, Dios te está diciendo lo mismo, haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia, ponla en tu mente, boca y corazón porque ENTONCES (ni antes, ni después, ni de ningún otra forma), harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Al igual que Josué y David, tú puedes enfrentar a tus gigantes con la certeza de vencerlos sólo porque Dios lo ha dicho así en Su Palabra.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).
¿Cómo no va ser esto verdad si el Amor que Dios siente por ti es tan grande que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¿Cómo no va ser esto verdad si, de acuerdo a la Palabra de Dios, Él lo hizo con el propósito expreso de justificarte, perdonarte y, así, establecerte como Su propio(a) Hijo(a)?
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro 8.15-17a).
Dios no te ha dejado, ni te dejará. Tú eres más especial para Dios de lo que David era, pues, a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, ahora tú eres el especial objeto del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús: ni más ni menos que un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto… Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 7.22; 8.6)
Éste, el Nuevo Pacto, es un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Tiene un fiador y una garantía.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1.13-14).
¡Cristo Jesús en persona es tu fiador en el Nuevo Pacto y el Espíritu Santo es tu garantía!
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).
Sea cual sea la situación que estás enfrentando el día de hoy, tú no necesitas honda, ni piedra; lo único que tienes que saber, Y CREER, es que Dios te ama y ha comprometido Su Palabra mediante el Nuevo Pacto en la Sangre de Su Hijo Jesucristo, para hacer de ti una Nueva creatura, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Recibe esto mediante la fe, creyendo que esto es así sólo porque está escrito en la Palabra de Dios. Él lo ha hablado, acerca de ti, y lo va hacer; Él lo ha dicho, respecto a ti, y lo va a ejecutar. Dios no miente. Ahora tienes a Cristo Jesús como tu fiador y al glorioso Espíritu de Dios como tu garantía. ¡No hay forma que puedas perder!
No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos (Zac 4.6).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero decirte que no importa lo que pase a mi alrededor, yo te alabare y te adoraré, pues ahora sé lo que has hecho por mí y dentro de mí. Gracias, Señor Jesús, porque Tú, siendo Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Todo por amor a mí, para hacerme un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Gracias por Tu Sangre! Con ella lavaste todos mis pecados. ¡Gracias por Tu resurrección! Con ella venciste a la muerte y me diste la Vida Eterna. ¡Gracias por el Nuevo Pacto! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios! Bendito Espíritu Santo, ¿qué te puedo decir a Ti? Que te amo. Que te adoro y cada día Te necesito más y más. Tú eres mi amigo, mi consejero y mi ayudador. Gracias por ser la promesa del Padre la cual Jesús dijo vendría sobre mí. Espíritu Santo, Tú eres mi garantía, las arras de mi herencia para la redención de la posesión adquirida. ¡No hay forma que pueda perder! ¡Todas las cosas me ayudan a bien! Yo, _______________ (tu nombre aquí), he sido llamado(a) conforme al propósito de Dios, mi Padre. Quien me predestino para que fuese hecho(a) conforme a la imagen de Su Hijo, para que Jesús fuese mi hermano mayor.  Dios, el Espíritu Santo, está en mí y conmigo. Jesús, ¿qué puedo decir a todo esto? Si Tú estás conmigo, ¿quién contra mí? Padre celestial, si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios es el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también resucitó por mí, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja de matadero. Sin embargo, creo y declaro que, antes, en todas estas cosas, Yo, _______________ (tu nombre aquí),  soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor y Salvador. Así que, Satanás, tú vienes a mí con problemas y enfermedades y aflicciones; mas yo vengo a ti en el nombre de Jesús, el Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Dios, mi Padre, te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Jun 2                          Ro 8  /  1 Sam 17  /  Sal 62











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lunes, 1 de junio de 2020

¿Cuánto vas a vivir?









01  de JUNIO






¿Cuánto vas a vivir?



¡Eres Eterno(a)! ¡Vivirás para siempre!
Por Riqui Ricón*
Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas. Porque tú, oh Dios, has oído mis votos; Me has dado la heredad de los que temen tu nombre (Sal 61.4-5).
Cuando, con una sencilla oración, hiciste a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida, Naciste de Nuevo y adquiriste derechos y privilegios que solamente los Hijos de Dios pueden tener. Uno de estos es vivir para siempre, ¡la Vida Eterna!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Satanás, tu adversario, tratará con todos sus recursos hacer que tú olvides quién ahora eres. Utilizará personas, circunstancias, enfermedades y aflicciones para que dejes en segundo o tercer plano el hecho irrefutable que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI)
Sin importar tus circunstancias o condición actual, la Verdad es que Dios te ama. La Verdad es que tú eres tan importante para Él que, gracias al sacrificio de Su Hijo, Jesús, ahora Él te llama Hijo(a) Suyo(a) y tienes toda la libertad, y garantía, para habitar con Él, en Su Presencia: ¡Para siempre!
Ahora tú estás seguro(a) bajo la cubierta de Sus alas, porque Él ha escuchado tu oración. Y Dios, tu Padre, te ha dado la heredad de los que temen, de los que aman Su Nombre.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados (Ro 8.15-17).
¡Eres heredero(a) de Dios y coheredero(a) con Cristo! ¿Qué te puede hacer el mundo? ¡Habitas a la sombra del Altísimo y moras bajo la sombra del Todopoderoso! ¿Quién te puede vencer?
¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? (Ro 8.31 NTV).
Padecer juntamente con Cristo significa creer; significa tener la certeza que ahora eres Hijo(a) del Dios y anteponer esta certeza a cualquier enfermedad, problema o aflicción, pues sólo así se cumplieron los padecimientos del Rey, quien por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (He 12.2).
Jesús sabía perfectamente quién era Él y cuál era Su propósito en este mundo.
Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese (Jn 17.4).
Si tú crees que la Biblia es la Palabra de Dios (y lo crees), entonces tú sabes perfectamente que, ahora, al igual que Jesús, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que eres Eterno(a) y que tu Padre te ha dejado en este mundo para que, reinando con toda autoridad, establezcas Su reino, aquí y ahora.
Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón (1 S 16.7).
No te mires a ti mismo(a) como se mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos. No te fijes en tus circunstancias, ni en tus capacidades. Mírate como Dios te mira. ¡Mírate a ti mismo(a) a través de la Biblia! ¡La Biblia es la Palabra de Dios!
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.26-27).
Mírate a ti mismo(a) a través de Su Palabra. Mírate con un corazón nuevo. Mírate como espíritu nuevo. Mírate teniendo en ti, y contigo, al glorioso y poderoso Espíritu de Dios
Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá (1 S 16.13).
David fue ungido con aceite y, desde ese día en adelante, el Espíritu Santo vino sobre él. ¡Tú has sido ungido(a) con la Sangre Preciosa del Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! ¡Con la Sangre del Nuevo Pacto! ¡Ahora, el Precioso Espíritu de Dios vive en ti y contigo! ¡Eres Nueva creatura! Las cosas viejas pasaron y lo mejor de tu vida se extiende delante de tus pies.
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia (Ro 5.17).
David fue ungido con aceite para reinar sobre Israel. Tú has sido ungido(a) por el Espíritu Santo para reinar en vida sobre todo problema, enfermedad o circunstancia. La ley del pecado y de la muerte ya no tiene ninguna influencia en tu Nueva Vida.
Ahora,  pues,  ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,  los que no andan conforme a la carne,  sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
Pienso yo, que en un momento de debilidad, el apóstol Pablo dejó de mirar la Perfecta Ley, la de la libertad, y al mirar su propio comportamiento exclamó, ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Sin embargo, por el Espíritu Santo, enseguida se contestó a sí mismo, Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro (Ro 7.24-25).
Es Jesucristo quién te ha dado la victoria sobre el pecado y sobre la muerte. Es el Espíritu Santo quién te ha hecho Nacer de Nuevo, y no de una simiente corruptible, sino de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios.
Aunque te cueste trabajo entenderlo, debes saber y creer que tú eres la persona que Dios dice en la Biblia que eres, y tú, mi amado(a), ¡Eres Eterno(a)! Esto es, ¡Vivirás para siempre!
¡Esta es la heredad de los que temen (aman) Su Nombre!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que hermoso y confortante es saber que soy Tu Hijo(a). Que me amas tanto que preferiste entregar a Tu propio Hijo, para pagar todos mis pecados, antes que perderme a mí. ¡Gracias, Señor! ¡Te amo con todo mi corazón! Ahora sé, y creo, que el pagar todos mis pecados apenas fue el inicio de algo muchísimo mejor: ¡ser adoptado(a) Hijo(a) Tuyo(a) según el puro afecto de Tu Voluntad! Señor Jesús, recibo la Vida Eterna que, a tan alto precio, compraste para mí. ¡Gracias, Señor! Precioso Espíritu Santo, Tú eres las arras de mi herencia, mi garantía, para hacer de mi vida esa vida plena y abundante que Tú, mi Señor, deseas para mí. ¡No hay forma que pueda perder! Tú estás conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡No voy a temer! Yo, _____________ (tu nombre aquí), no he recibido espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y te digo a Ti, mi Dios, Abba, Padre, Papá, Papito. ¡Gracias Espíritu Santo! Hoy oro a Ti para declarar en plena certeza de fe, que en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús. Así que, TODO lo puedo en Cristo que me fortalece. Yo soy Tu Hijo(a) y ya he vencido, porque mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Junio        1                          Ro 7  /  1 Sam 16  /  Sal 61











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