martes, 14 de noviembre de 2023

¡Cómo activar tu fe!

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 14 Noviembre    

¡Cómo activar tu fe!


¡Créele a Dios y actúa!

Por Riqui Ricón*

Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta (Sgo 2.26).

El espíritu de la fe es la acción. De la misma forma que tú, quien eres espíritu, le das vida a tu cuerpo, lo que le da vida a tu fe es actuar. Y ya que la fe es creerle a Dios, creyendo Su Palabra, entonces lo que le da vida a tu fe es actuar conforme a lo que la Palabra de Dios dice.

¡La fe verdadera no es pasiva sino activa!

¿Cómo activas tu fe? Pasando del mero creer en Dios a creerle a Dios, que no es lo mismo. La Escritura enseña que los demonios creen en Dios y tiemblan, pero la verdad es que creen que Él existe más no creen lo que Él dice, de lo contrario hace tiempo que se hubiesen arrepentido. Los demonios piensan que se van a salir con la suya y por más que te escuchen declarar que ya han sido vencidos, ellos no lo creen así.

Así que, aunque te suene extraño, creer en Dios no es la gran cosa, apenas y te coloca al nivel de los demonios. Lo realmente importante y valioso es creerle a Dios, creerle a Su Palabra para así actuar en consecuencia.

Por ejemplo, si la Biblia dice que Él no te ha dejado ni te dejará (Sal 27.10 Sal 23.4), entonces créele, confiésalo y no permitas que ningún sentimiento de soledad ni de depresión o derrota entre a tu corazón.

Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, declara que tú eres más que vencedor(a) y que todo lo puedes; entonces, no permitas que ningún pensamiento ni palabras de fracaso, o de derrota vengan a tu mente, ni a tu boca; ¡al contrario! Levántate y declara la verdad de la Palabra sobre tus sentimientos y emociones: ¡En cualquier circunstancia que me encuentre soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡TODO lo puedo en Cristo que me fortalece!

Puedo enfrentar cualquier situación porque Cristo me da el poder para hacerlo (Fil 4.13 PDT).

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

Así que, lo primero siempre será créele a Dios, creyendo Su Palabra; después, declara la Verdad sobre tus circunstancias, cualquieras que estas sean, y, tercero, comienza actuar de acuerdo a lo que estás confesando. Si estás declarando tu sanidad y ya has dejado de hablar de lo mal que dicen los médicos que estás y lo mal que te sientes, entonces, mantén tu confesión, levántate de esa cama y reanuda tus actividades.

Fe no es orar y esperar, fe es orar y actuar.

Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?... Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras (Jer 23.18, 22).

Aún la oración, que es el estar en lo secreto en comunión con Dios, tiene que dar como resultado el actuar de tu fe para establecer el Reino de Dios en esta tierra y que lleves la Bendición a las demás personas.

Activa tu fe, tú eres ese(a) Hijo(a), Nacido(a) de Nuevo, que Dios está necesitando en este tiempo. Por lo tanto, métete a la oración, lee y medita la Biblia todos los días, créele a Dios y sal para ser y  vivir la bendición que tú ahora eres para todos los demás.

No des lugar a la depresión, ni al desánimo, ni a ningún otro sentimiento engañoso que Satanás quiera sembrar en tu mente y corazón con pensamientos y emociones como: nada cambia, todo sigue igual, soy un(a) fracasado(a), estoy derrotado(a), lo eché a perder todo y ya nada se puede hacer, o los demás tienen la culpa, son unos egoístas, etc.

¡Nada de eso! ¡Tú eres la persona que Dios dice en Su Palabra que eres! ¡Ni más, ni menos!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Otro punto muy importante para activar tu fe es recordar siempre que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).

Dios dice en Su Palabra que te ama tanto que ahora, después de haber pagado todos tus pecados con la vida de Su Hijo, Jesús, te ha otorgado la Vida Eterna, una Vida TOTALMENTE Nueva, para así llamarte Hijo(a) Suyo(a).

¡Asombroso!

Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe (1 P 5.8-9a NVI).

Así que, no permitas que tu adversario, el diablo, como león rugiente, te lleve a pensar, sentir y a creer algo diferente. Activa tu fe con la Palabra de Dios y desarticula cada una de las mentiras que Satanás te lance; utiliza la Biblia para recordarle quien AHORA eres tú en Cristo Jesús.

Recuerda, ¡has sido destinado(a), por Dios, para vencer en toda circunstancia!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero agradecerte por el gran regalo de Amor que me diste en Tu Hijo Jesús. Por Ti, Jesús, yo he recibido la justificación, el perdón de todos mis pecados, la santificación   y la perfección con lo cual me has hecho Nueva creatura. No soy ningún(a) perdido(a), ni fracasado(a), ni abandonado(a). Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tú Palabra, Señor, que vive y permanece para siempre. Hoy me dispongo, con Tu ayuda Espíritu Santo, a creer y vivir actuando en esta Verdad. ¡Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad! Gracias, Jesús, ahora sé que nada, ni nadie en este mundo me pueden derrotar. Resisto a la enfermedad, la pobreza, la derrota y al desánimo. Me declaro sano(a), libre y próspero(a) para vivir esa vida plena y abundante que Tú, mi amado Jesucristo, compraste para mí.

Así que, yo, ___________ (tu nombre aquí), activo mi fe y declaro que Dios no miente y Su Palabra ha de cumplirse plena y cabalmente en mi vida. ¡Dios me ama! ¡Tengo Vida Eterna! Soy heredero(a) de Dios y coheredero juntamente con Cristo. Ahora lo sé y lo creo: aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno porque Dios está conmigo; Dios, Tú me libras del lazo del cazador y de la peste destructora; no me sobrevendrá mal ni plaga tocará mi morada; Tú suplirás todo lo que me falta conforme a tus riquezas en gloria; todo lo puedo en Cristo Jesús que me fortalece. Por lo tanto, resisto al espíritu de engaño, mentira y temor. Soy un(a) Hijo(a) amado(a) del Dios vivo y verdadero. Fui comprado(a) a precio de Sangre. ¡Nada ni nadie me pueden vencer! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 14                                  Sgo 2   /  Jer 23-24  /  Sal 130


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 14                                  Sgo 2   /  Jer 23-24   Sal 130

 

Santiago 2

Amonestación contra la parcialidad

2

1Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. 2Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; 4¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? 5Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 6Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? 7¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

8Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo,a bien hacéis; 9pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. 10Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 11Porque el que dijo: No cometerás adulterio,b también ha dicho: No matarás.c Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. 12Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. 13Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

La fe sin obras es muerta

14Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

18Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?d 22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia,e y fue llamado amigo de Dios.f 24Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. 25Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?g 26Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.[1]

 

   

Jeremías 23-24

Regreso del remanente

23

1¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová. 2Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová. 3Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán. 4Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.

5He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. 6En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.a

7Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, 8sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra.

Denunciación de los falsos profetas

9A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras. 10Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta. 11Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová. 12Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo, dice Jehová. 13En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel. 14Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma,b y sus moradores como Gomorra. 15Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda la tierra.

16Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová. 17Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.

18Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? 19He aquí que la tempestad de Jehová saldrá con furor; y la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos. 20No se apartará el furor de Jehová hasta que lo haya hecho, y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón; en los postreros días lo entenderéis cumplidamente.

21No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. 22Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.

23¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? 24¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra? 25Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé. 26¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón? 27¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal? 28El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová. 29¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? 30Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. 31Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. 32He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová.

33Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Cuál es la profecía de Jehová? les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho Jehová. 34Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Profecía de Jehová, yo enviaré castigo sobre tal hombre y sobre su casa. 35Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué ha respondido Jehová, y qué habló Jehová? 36Y nunca más os vendrá a la memoria decir: Profecía de Jehová; porque la palabra de cada uno le será por profecía; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, Dios nuestro. 37Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió Jehová, y qué habló Jehová? 38Mas si dijereis: Profecía de Jehová; por eso Jehová dice así: Porque dijisteis esta palabra, Profecía de Jehová, habiendo yo enviado a deciros: No digáis: Profecía de Jehová, 39por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres; 40y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna confusión que nunca borrará el olvido.

La señal de los higos buenos y malos

24

1Después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia,a me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová. 2Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían comer. 3Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer.

4Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 5Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. 6Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré. 7Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón.

8Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto. 9Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje. 10Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.[2]

       

SALMO 130

 

Esperanza en que Jehová dará redención

Cántico gradual.

     1     De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.

     2     Señor, oye mi voz;

Estén atentos tus oídos

A la voz de mi súplica.

     3     JAH, si mirares a los pecados,

¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?

     4     Pero en ti hay perdón,

Para que seas reverenciado.

     5     Esperé yo a Jehová, esperó mi alma;

En su palabra he esperado.

     6     Mi alma espera a Jehová

Más que los centinelas a la mañana,

Más que los vigilantes a la mañana.

     7     Espere Israel a Jehová,

Porque en Jehová hay misericordia,

Y abundante redención con él;

     8     Y él redimirá a Israel



a 2.8: Lv. 19.18.

b 2.11: Ex. 20.14; Dt. 5.18.

c 2.11: Ex. 20.13; Dt. 5.17.

d 2.21: Gn. 22.1–14.

e 2.23: Gn. 15.6.

f 2.23: 2 Cr. 20.7; Is. 41.8.

g 2.25: Jos. 2.1–21.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Stg 1.27-2.26

a 23.5–6: Jer. 33.14–16.

b 23.14: Gn. 18.20.

a 24.1: 2 R. 24.12–16; 2 Cr. 36.10.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Jr 22.30-24.10


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