lunes, 20 de febrero de 2023

¡Cómo alcanzar la Bendición de Dios!

<ENGLISH>




 20 Febrero 

¡Cómo alcanzar la Bendición de Dios!


¡Creyéndole a Dios! ¡Creyendo Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella (Pro 10.22).

En estos tiempos tan desafiantes (emocionantes diría yo), mucha gente quiere saber dónde está y cómo obtener la Bendición de Dios. Piensan que si logran conseguir que Dios los bendiga entonces serán capaces de vencer los retos que enfrentan.

Las palabras Bendición y Bendecir provienen de la unión de dos palabras: las palabra bien, y la palabra decir o dicho. Así, la palabra Bendición (del latín bene dictus), significa bien dicho o buen dicho; y la palabra Bendecir (del latín bene dicere), significa bien decir.

Entonces, en base a sus orígenes, la Bendición de Dios no es otra cosa más que el Buen dicho de Dios, esto es, las cosas buenas que Dios ha dicho.

Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no (Núm 11.23).

La Bendición de Dios son las palabras de bien que Dios ha dicho, acerca de ti, en Su Palabra, La Biblia. Y todas ellas, se cumplirán.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).

Primero el cielo y la tierra dejarán de existir, antes que Dios deje de cumplir una sola de Sus Palabras de Bendición que Él ha expresado en Su Palabra, La Biblia.

Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo. Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dichoy con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre (2 S 7.28-29).

La Palabra de Dios, La Biblia, es La Verdad, y puesto que tú sabes que todas las Palabras que salen de la Boca de Dios se cumplen, sin faltar alguna de ellas, entonces, por simple lógica, TODAS las buenas Palabras que Dios ha dicho acerca de ti se van a cumplir, ¡sin lugar a dudas!

Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?  Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Núm 23.17-20).

¡La Bendición de Dios ES irrevocable!

La Biblia es la Palabra de Dios y no miente, contiene TODA la Bendición de Dios, pues en ella están las Palabras que han salido de la boca de Dios.

Así que, la Bendición de Dios, que es la que enriquece y no añade tristeza en ella, está a tu alcance y mucho más cerca de lo que te imaginas.

Sal 119:89-90 NVI  Tu palabra, SEÑOR, es eterna, y está firme en los cielos.  (90)  Tu fidelidad permanece para siempre; estableciste la tierra, y quedó firme.

La Palabra de Dios es infalible, eterna e inmutable; La Bendición YA fue dicha y puedes darte cuenta que Dios no necesita estar pendiente de tu conducta para ver si eres digno merecedor de una Palabra de Bendición. ¡No! La Palabra de Dios es la Bendición de Dios y tiene poder y autoridad para hacerse cumplir a sí misma.

¡La Bendición es la Palabra de Amor que Dios ha proferido acerca de ti!

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis (Jer 29.11).

Dios te desea paz y no mal, por eso Él te ha bendecido, Él ha hablado y decretado el bien para tu vida.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Rom 12.2).

Por lo tanto, no amoldes tus pensamientos a la forma como el mundo piensa, sino cambia tu forma de pensar, renueva tu pensamiento con La Palabra de Dios, con la Bendición, para que compruebes la voluntad de Dios.

¡Su voluntad para contigo es buena, agradable y perfecta!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jua 3.1 BAD).

Dios te ama tanto que aunque tú estabas muerto(a) en delitos y pecados, te dio vida juntamente con Cristo Jesús para llamarte (bendecirte), Su propio(a) Hijo(a).

He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado (Exo 23.20).

La Buena Palabra de Dios (La Bendición) ha enviado ángeles delante de ti para que te guarden y te guíen en todos tus caminos.

Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días (Exo 23.25-26).

Ahora, gracias a lo que Jesús hizo por Amor a ti, al morir en esa cruz y resucitar para justificarte, perdonarte y darte Nueva Vida, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y La Bendición de Dios enriquece tu Vida otorgándote salud y larga vida.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jua 2).

¡La Bendición ya fue dicha! Es Palabra de Dios y está ahí, a tu alcance, cerca de ti, para seguirte y alcanzarte: Que seas prosperado(a) en todas las cosas, que tengas salud y que prospere tu alma.

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).

¡Todas las cosas!

Si puedes creer, ¡al que cree todo le es posible!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es saberme tan amado(a) por Ti. ¡Gracias por tanto y tan grande Amor! En verdad te estoy muy agradecido(a). Gracias porque el principio de la sabiduría es este Amor que nos relaciona a Ti y a mí. Gracias por hacerme Tu Hijo(a). Gracias porque a pesar de mis circunstancias Tú me aumentas mis días y me añades años de vida. Señor Jesús, por Tu sacrificio de Amor, por tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota, ahora yo he pasado de muerte a vida y ¡Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu Luz admirable! ¡Puedo vivir la Vida que compraste para mí! Así que, en todo problema, enfermedad o aflicción, yo, ____________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece y aunque ande en valle de sombra y de muerte NO VOY A TEMER mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en Tu casa, oh Señor, moraré por largos días. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

 

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 20            Mat 2 /  Ex 22-23 /  Pro 10

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 


NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 20            Mat 2 /  Ex 22-23  Pro 10

 

San Mateo 2

La visita de los magos

2

1Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

     6     Y tú, Belén, de la tierra de Judá,

No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;

Porque de ti saldrá un guiador,

Que apacentará2 a mi pueblo Israel.a

7Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Matanza de los niños

13Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.b

16Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:

     18     Voz fue oída en Ramá,

Grande lamentación, lloro y gemido;

Raquel que llora a sus hijos,

Y no quiso ser consolada, porque perecieron.c

19Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret,d para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.e[1]

 

Exodo 22-23

Leyes sobre la restitución

22

1Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

2Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte. 3Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto. 4Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

5Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

6Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

7Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble. 8Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

9En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

10Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie; 11juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará. 12Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño. 13Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

14Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla. 15Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

Leyes humanitarias

16Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer. 17Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.a

18A la hechicerab no dejarás que viva.

19Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.c

20El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.d

21Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. 22A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.e 23Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; 24y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

25Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.f 26Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás. 27Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.g

28No injuriarás a los jueces,12 ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.h

29No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar.

Me darás el primogénito de tus hijos.30Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

31Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fierasi en el campo; a los perros la echaréis.

23

1No admitirás falso rumor.a No te concertarás con el impío para ser testigo falso. 2No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios; 3ni al pobre distinguirás en su causa.b

4Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. 5Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.c

6No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito. 7De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío. 8No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.d

9Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.e

10Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; 11mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.f

12Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás,g para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero. 13Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

Las tres fiestas anuales

(Ex. 34.18–26; Dt. 16.1–17)

14Tres veces en el año me celebraréis fiesta. 15La fiesta de los panes sin levadura guardarás.h Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías. 16También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores,i que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.j 17Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

18No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

19Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios.k No guisarás el cabrito en la leche de su madre.l

El Angel de Jehová enviado para guiar a Israel

20He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. 21Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

22Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

23Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir. 24No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas. 25Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. 26No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días. 27Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos. 28Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti. 29No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo. 30Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra. 31Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti. 32No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. 33En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.[2]

       

Proverbios 10

 

Contraste entre el justo y el malvado

10

     1     Los proverbios de Salomón.

El hijo sabio alegra al padre,

Pero el hijo necio es tristeza de su madre.

     2     Los tesoros de maldad no serán de provecho;

Mas la justicia libra de muerte.

     3     Jehová no dejará padecer hambre al justo;

Mas la iniquidad lanzará a los impíos.

     4     La mano negligente empobrece;

Mas la mano de los diligentes enriquece.

     5     El que recoge en el verano es hombre entendido;

El que duerme en el tiempo de la siega es hijo que avergüenza.

     6     Hay bendiciones sobre la cabeza del justo;

Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.

     7     La memoria del justo será bendita;

Mas el nombre de los impíos se pudrirá.

     8     El sabio de corazón recibirá los mandamientos;

Mas el necio de labios caerá.

     9     El que camina en integridad anda confiado;

Mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.

     10     El que guiña el ojo acarrea tristeza;

Y el necio de labios será castigado.

     11     Manantial de vida es la boca del justo;

Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.

     12     El odio despierta rencillas;

Pero el amor cubrirá todas las faltas.a

     13     En los labios del prudente se halla sabiduría;

Mas la vara es para las espaldas del falto de cordura.

     14     Los sabios guardan la sabiduría;

Mas la boca del necio es calamidad cercana.

     15     Las riquezas del rico son su ciudad fortificada;

Y el desmayo de los pobres es su pobreza.

     16     La obra del justo es para vida;

Mas el fruto del impío es para pecado.

     17     Camino a la vida es guardar la instrucción;

Pero quien desecha la reprensión, yerra.

     18     El que encubre el odio es de labios mentirosos;

Y el que propaga calumnia es necio.

     19     En las muchas palabras no falta pecado;

Mas el que refrena sus labios es prudente.

     20     Plata escogida es la lengua del justo;

Mas el corazón de los impíos es como nada.

     21     Los labios del justo apacientan a muchos,

Mas los necios mueren por falta de entendimiento.

     22     La bendición de Jehová es la que enriquece,

Y no añade tristeza con ella.

     23     El hacer maldad es como una diversión al insensato;

Mas la sabiduría recrea al hombre de entendimiento.

     24     Lo que el impío teme, eso le vendrá;

Pero a los justos les será dado lo que desean.

     25     Como pasa el torbellino, así el malo no permanece;

Mas el justo permanece para siempre.

     26     Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos,

Así es el perezoso a los que lo envían.

     27     El temor de Jehová aumentará los días;

Mas los años de los impíos serán acortados.

     28     La esperanza de los justos es alegría;

Mas la esperanza de los impíos perecerá.

     29     El camino de Jehová es fortaleza al perfecto;

Pero es destrucción a los que hacen maldad.

     30     El justo no será removido jamás;

Pero los impíos no habitarán la tierra.

     31     La boca del justo producirá sabiduría;

Mas la lengua perversa será cortada.

     32     Los labios del justo saben hablar lo que agrada;

Mas la boca de los impíos habla perversidades.[3]

 



O, regirá.

a 2.6: Mi. 5.2.

b 2.15: Os. 11.1.

c 2.18: Jer. 31.15.

d 2.23: Lc. 2.39.

e 2.23: Is. 11.1.

[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Mt 1.25-2.23

a 22.16–17: Dt. 22.28–29.

b 22.18: Dt. 18.10–11.

c 22.19: Lv. 18.23; 20.15–16; Dt. 27.21.

d 22.20: Dt. 17.2–7.

e 22.21–22: Ex. 23.9; Lv. 19.33–34; Dt. 24.17–18; 27.19.

f 22.25: Lv. 25.35–38; Dt. 15.7–11; 23.19–20.

g 22.26–27: Dt. 24.10–13.

12 O, a Dios.

h 22.28: Hch. 23.5.

i 22.31: Lv. 17.15.

a 23.1: Ex. 20.16; Lv. 19.11–12; Dt. 5.20.

b 23.3: Lv. 19.15.

c 23.4–5: Dt. 22.1–4.

d 23.6–8: Lv. 19.15; Dt. 16.19.

e 23.9: Ex. 22.21; Lv. 19.33–34; Dt. 24.17–18; 27.19.

f 23.10–11: Lv. 25.1–7.

g 23.12: Ex. 20.9–11; 31.15; 34.21; 35.2; Lv. 23.3; Dt. 5.13–14.

h 23.15: Ex. 12.14–20; Lv. 23.6–8; Nm. 28.17–25.

i 23.16: Lv. 23.15–21; Nm. 28.26–31.

j 23.16: Lv. 23.39–43.

k 23.19: Dt. 26.2.

l 23.19: Dt. 14.21.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ex 21.36-23.33

a 10.12: Stg. 5.20; 1 P. 4.8.

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Pr 9.18-10.32


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