martes, 29 de julio de 2014

¡SÍ existe algo que el Único Todopoderoso Dios NO puede hacer!

 
22 de Julio

¡Dios no puede mentir!

Por Riqui Ricón*

Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey. Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás. Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías (2 R 1.15-17).

En este episodio en la vida del pueblo de Israel, como en muchos otros, la Biblia te hace notar como algunas personas a pesar de conocer de Dios y saber de Su Poder, ¡no creían a Su Palabra!

Aquí tenemos al rey Ocozías quien, al ser confrontado por la Palabra de Dios, no se arrepintió, ni buscó a Dios. ¿Por qué las personas actúan así? Porque, aunque creen en Dios, no le creen a Dios, esto es, porque no creen a Su Palabra.

¿Todavía hay alguno entre ustedes que piensa que basta con tener fe? ¿Fe en qué? ¿En que hay un solo Dios? ¡Hasta los demonios, lo creen y tiemblan de espanto!  ¡Tonto! ¿Cuándo vas a acabar de aprender que de nada sirve “creer” si uno no hace lo que Dios quiere? La fe que no se plasma en buenas obras no es fe verdadera (Sgo 2.19.20 BAD).

Te preguntarás, ¿entonces creer en Dios no es suficiente? Así es mi Amado(a), creer en Dios NO es suficiente. Creer en Dios apenas y te coloca al mismo nivel que los demonios y aún así ellos tiemblan. Lo único que puede ser suficiente para realizar una Vida Plena y Abundante es que le creas a Dios, creyendo Su Palabra. Sólo esta clase de fe te hace actuar en obediencia a lo que sea que Él te esté pidiendo que hagas.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Sin fe, sin creerle a Dios, creyendo Su Palabra, tú no puedes agradar a Dios. Cuando te acercas a Dios no sólo debes creer que Él existe, sino creer que en Verdad Él es Dios y, por lo tanto, todo lo que Él dice es Verdad y se cumple. Dios tiene Palabra de Honor y Él honra a los que sinceramente le buscan.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1).

Pero, ¿cómo puedes estar seguro(a) de algo que no ves y que además las personas y las circunstancias te aseguran que no sucederá; como cuando esperas un milagro de sanidad ante un diagnóstico médico negativo como el cáncer o la diabetes? ¿Cómo puedes tener la certeza de algo que estás esperando cuando todo a tu alrededor te indica que no pasará; como la restauración de tu matrimonio o ser libre de deudas?

¿QUÉ ES FE? Fe es la plena certeza de que lo que esperamos ha de llegar. Es el convencimiento absoluto de que hemos de alcanzar lo que ni siquiera vislumbramos (He 11.1 BAD):

Esta certeza, esta seguridad, sólo puede provenir de una fuente: La Biblia, que es la Palabra de Dios. Esto es así, ya que sabemos que Dios no puede mentir, pues lo que lo hace Omnipotente es que, precisamente, todo, absolutamente todo, lo que sale de Su boca se cumple. La Palabra de Dios tiene en sí  todo el Poder de Dios para hacerse cumplir a si misma.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).

Dios creó todo el universo (lo visible y lo invisible), con Su Palabra. El poder de la fuerza de Dios no son Sus ángeles, ni relámpagos, sino Su Palabra. Así que, insisto, cualquier cosa que Dios dice se cumple forzosamente.

Por esto Dios no puede mentir. Aunque Él quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad y, como ya vimos, toda Palabra que sale de la boca de Dios se cumple por sí misma ya que es la Verdad.

Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz (Gen 1.3).

Cuando Dios dijo, sea la luz, ¡fue la luz y no otra cosa! Dios no dijo “sea la luz” y se tapó los ojos cruzando los dedos esperando a ver qué sucedería o qué resultaría de eso; ¡No! Eso no fue así, pues sucedió exactamente lo que Él dijo que sucedería: ¡Fue la luz!

A manera de ilustración, imagina que el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti en un día domingo por la mañana diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes que te estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado. Recuerda que Él es Dios, así que, ¿qué crees tú que pasará en el momento mismo que las palabras “hermosa noche de viernes” salgan de Su boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes porque, sin discusión alguna, ese día dejará de ser domingo para volverse un hermoso viernes por la noche. ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!

Así que, puesto que la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad Eterna e Infalible, entonces la Vida no se trata  de si Dios es confiable o no, sino, más bien, la Vida se trata de si decides tú confiar en Él o no. Tu Vida se trata de si decides tú creer o no creer a Su Palabra.

Aunque, dado que  Dios es cien por ciento confiable, sería un tremendo error no creerle, ¿verdad?

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Recuerda que esta es Palabra de Dios. Esta es Palabra de Honor. Y puesto que Dios lo dice así, entonces aquí está el secreto, la única forma en que puedes hacer prosperar tu camino y que todo te salga bien: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia la norma máxima de tu existencia!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía  (Sal 84.12).

¿Entonces? ¿Cómo puedes tener la certeza de aquello que estás esperando, cómo puedes estar convencido(a) de cosas que aún no ves? ¡Sencillísimo! Sólo tienes que encontrar en la Biblia, que es la Palabra de Honor de Dios, alguna de las promesas que Él te hace tocante a tu necesidad y hacerla valer para ti mismo(a).

Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Puedes hacer valer para ti mismo(a) cualquier promesa que hay en la Biblia, como el derecho que ahora tienes a la Vida Eterna porque sabes que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD)

Puedes hacer valer para ti mismo(a) cualquier promesa que hay en la Biblia porque sabes que eres un(a) Hijo(a) legítimo y amado de Dios, tu Padre.

Así que, si tienes una Promesa de tu Padre tocante a cualquier necesidad, entonces puedes estar cien por ciento seguro(a) que todo saldrá bien,

Por tercera vez el rey envió a un oficial con otros cincuenta soldados. Cuando éste llegó hasta donde estaba Elías, se puso de rodillas delante de él y le imploró: —Hombre de Dios, le ruego que respete mi vida y la de estos cincuenta servidores suyos. Sé bien que cayó fuego del cielo y consumió a los dos primeros oficiales y a sus soldados. Por eso le pido ahora que respete mi vida (2 R 1-13-14 NVI).

La actitud del tercer capitán de cincuenta fue muy diferente a la del rey Ocozías. Sabía y creía que podía morir junto con sus cincuenta hombres. Por eso actuó con justicia al acercarse humilde y prudentemente al profeta Elías pidiendo misericordia. Reconocer y creer que el profeta en Verdad era Hombre de Dios y que Dios respalda Su Palabra en él, le salvó la vida a él y a sus cincuenta. Lo cual no sucedió con el rey de Israel.

Entonces la mujer dijo a Elías:  Ahora conozco que tú eres varón de Dios,  y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca (1 R 17.24).

Así que, existe algo que el Único y Todopoderoso Dios NO puede hacer, y eso es mentir.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

¡Si puedes creer, pues al que le cree a Dios creyendo Su Palabra TODO le es posible!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que hermoso es saber que puedo confiar total y absolutamente en Tu Palabra, la Biblia. Gracias Señor porque lámpara es a mis píes Tu Palabra y luz en mi camino. Gracias por Jesús, por Su Amor y por el cumplimiento de Tu Palabra en Su Vida para mi Redención y Salvación. ¡Bendito Tu Nombre y bendito Tú, mi Señor Jesús! Por lo que Tú hiciste por mí en la cruz ahora yo puedo vivir en paz, victoria y libertad. ¡Tú pagaste el precio por mí! Gracias, muchas gracias. No voy a temer. No tengo nada por qué temer, Tú eres mi Padre, Dios, Rey y Salvador. ¡Gracias por Tu Sangre! ¡Gracias por el Nuevo Pacto! ¡Gracias por Tu Palabra de Honor! Por el gran Amor con que me has amado ahora yo soy Tu Hijo(a) y yo en Ti confío. Tú dices en Tu Palabra que dichosos son el hombre y la mujer que en Ti confían. ¡Soy dichoso(a)! Pues sin importar las circunstancias que hoy enfrento, Tú, mi Dios, cumplirás Tu propósito en mí y saldré adelante más que vencedor(a). Pues aunque ande en valle de sombra y de muerte, Tú estás conmigo y, ¿qué puedo decir a esto? Si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? Gracias, Señor Jesús, por lo que Tú hiciste por Amor a mí al morir en esa cruz, ahora yo tengo la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedo ser constante, alegre y persistente al esperar en Tu Palabra. El cielo y la tierra pasarán, más Tu Palabra no pasará. Así que, está es la confianza que tengo en Ti, que si Te pido alguna cosa conforme a Tu Voluntad, conforme a Tu Palabra, sé que Tú me oyes, y si sé que Tú me oyes, también sé que tengo todo lo que Te he pedido. Por lo tanto, resisto al espíritu de temor, duda, pobreza y enfermedad, creyendo y recibiendo lo que Tú, mi Señor y Salvador, Jesucristo, pagaste para mí. ¡Soy sano(a) y libre de toda enfermedad y dolencia! ¡Soy libre del temor, la ansiedad y la duda! Pues no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba, Padre! Declaro mi libertad y prosperidad financiera. Recibo el Amor, gozo y paz que Tú, Espíritu Santo, has puesto en mí para vivir una vida plena y abundante. En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio          22                        1 Co 9  /  2 R 1-2  /  Am 7

 

 
 

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