miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Cómo acceder a la Plenitud de Dios!

 
20 de Noviembre
¡La Biblia es Palabra de Honor!
Por Riqui Ricón*
Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy.  Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado (Jer 36.2-3).
Una de las cosas que más me han asombrado en estos días es el descubrir cómo los seres humanos han desarrollado una resistencia natural, una antipatía disimulada, hacia la Palabra de Dios; exactamente igual a como el rey Joacim y sus príncipes lo hicieron en los días del profeta Jeremías.
Me asombra saber que el 100 por ciento de los cristianos confiesan creer que la Biblia es la Palabra de Dios y, sin embargo, muchos viven vidas carentes del poder y de la Presencia de Dios en sus vidas, viven luchando todos los días una batalla, que parecieran ir perdiendo, contra las enfermedades, las carencias económicas, el rencor, el resentimiento, el miedo y el dolor (por no mencionar al pecado).
¿Cómo puedes reconciliar la vida que vives con las Palabras de Jesús cuando dijo:
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
O cuando declaró enfáticamente:
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12)?
Parece contradictorio pero la respuesta es muy sencilla. Simplemente creyéndole a Él, creyendo que, efectivamente, la Biblia es lo que dices que es: la Palabra de Dios, las Palabras que salieron de la boca de Dios, y que te fue dada para tu beneficio.
En el epígrafe de esta reflexión se nota que Dios le dijo a Jeremías, quizá oigan y se arrepientan y yo les perdone. Esto te muestra claramente que el deseo de Dios es ser escuchado. Es más, Dios mismo pregunta por medio del profeta Isaías ¿Quién ha creído a nuestro mensaje?
Quién ha creído a nuestro anuncio?  ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? (Isa 53.1).
Para una correcta relación con Dios y para que se revele Su Poder en tu vida, es necesaria una sencilla pero muy trascendente decisión: ¿A quién le vas a creer, a tu forma de ver las cosas, como siempre lo has hecho, o a la Palabra de Honor del Dios Vivo y Verdadero que te ha amado tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti?
La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el SEÑOR había hecho, así que le preguntó a la mujer: —¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.” Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir! (Gen 3.1-4 NVI).
Es curioso que en miles de años que han transcurrido desde la caída del hombre, la situación sigue siendo prácticamente la misma. El mismo dilema que tuvieron que resolver Adán y Eva en el jardín del Edén es el mismo al que tú te enfrentas cada día. Permíteme explicarlo así: Dios dice una cosa respecto a tus necesidades o a tu forma de vivir y la serpiente (el mundo) dicen otra, ¿quién de los dos dirá la verdad, la serpiente o Dios? ¿A quién, de los dos, le vas a creer?
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).
No lo dudes mi amado(a), Dios te ha dado Su Palabra para tu provecho y no para quitarte o restarte algo de tu vida. De hecho, Su propósito es llevarte a un nivel tan extraordinario de vida que, por medio de la fe [de creerle a Dios, creyendo Su Palabra], realices muy altos y excelentes logros.
¿Y qué es la fe? Tener fe es tener muy en claro y resuelto cada uno de los siguientes tres principios:
1) Si Dios lo dice en Su Palabra, entonces, es la Verdad y por lo tanto Él lo va a cumplir.
Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad (Dan 10.21a).
Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo (2 S 7.28).
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn 17.17).
2) Primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que se deje de cumplir una sola de las Palabras que han salido de la Boca de Dios.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
3) Él es Dios y, por lo tanto, no puede mentir ya que cada Palabra que sale de Su Boca tiene todo el Poder de Dios en Si misma para hacerse cumplir.
Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa (Núm 23.19-20 NVI).
La Biblia define la fe como la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He 11.1). Así, Fe es la plena certeza de que lo que esperas ha de llegar. Es el convencimiento absoluto de que has de alcanzar lo que ni siquiera vislumbras (He 11.1 BAD).
Pero, ¿cómo puedes estar seguro de algo que estás esperando cuando tu realidad es muy diferente? ¿Cómo puedes estar seguro(a) de tu sanidad si lo que tienes en la mano son los análisis clínicos y el dictamen negativo del médico? ¿Cómo puedes tener la certeza que tu matrimonio se restaurará o que tu hijo adolescente regresará a casa si lo que tienes enfrente es la demanda de divorcio o el cuarto vacío? ¿Cómo puedes estar seguro(a) que saldrás adelante con los gastos de tu familia si acabas de ser despedido(a)?
Sólo hay una respuesta posible a estas preguntas. Sólo hay un camino para obtener esa certeza y convicción: Si tienes la Palabra de Dios al respecto. Si Dios, el Todopoderoso, dice en Su Palabra algo al respecto de tu problema o situación. ¡Si tienes la Palabra de Honor de Dios puedes estar cien por ciento seguro, convencido, que saldrás adelante!
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).
Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar. Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificadoLámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino (Sal 119.49, 50, 105).
Así que, sacúdete toda pasividad para con la Biblia y haz de la Palabra de Dios la norma máxima de tu existencia. Ponla en tu mente, boca y corazón, leyéndola y meditándola de día y de noche.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
¡Esta es la clave del éxito para tu vida!
La Biblia jamás te restará algo sino todo lo contrario, siempre te sumará la Bendición de Dios para tu vida pues son las Palabras que Dios declaró para tu bien, puesto que te ama con todo Su Corazón.
no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición (1 P 3.9).
¡Has sido llamado(a) por Dios para ser heredero(a) de bendición!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tú Palabra, la Biblia, es la Verdad y es la Luz que guía mi vida. Porque Tú lo hablaste Dios, Jesús, el Verbo, la Palabra, se hizo carne para que, por tu gran Amor con que me has amado, al pagar Él todos mis pecados con Su Vida en la cruz, yo recibiese la Vida Eterna y la adopción de Hijo(a) Tuyo(a). ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Escrito está! Porque Tú moriste, yo morí contigo en esa cruz. ¡Escrito está! Porque Tú resucitaste, yo resucité contigo a una vida totalmente nueva, libre del pecado y de la muerte pues con Tu Sangre me has redimido para Dios de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y me has hecho para nuestro Dios rey(reina) y sacerdote(sacerdotisa), y reinaré sobre la tierra. Padre, yo soy Tu Hijo(a) y he de reinar sobre toda aflicción, enfermedad o problema, pues para esto me dejaste aquí en la tierra; para establecer Tu Reino, anunciando Tu Gran Amor con el cual me llamaste de las tinieblas a Tu Luz admirable. Gracias mi Dios, pues no sólo lo has hablado sino que lo pusiste por escrito: ¡He sido llamado(a) por Ti para ser heredero(a)! ¡Soy heredero(a) de Tu Bendición! ¡Soy heredero(a) de Tu Palabra! ¡Soy dichoso(a) pues puedo confiar en Ti, mi Dios! Así que, de acuerdo con Tu Palabra, me declaro sano(a), próspero(a), libre y feliz. En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 20                               1 P 3   /  Jer 35-36  /  Sal 136
 


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