martes, 27 de septiembre de 2011

¿Podrá algo o alguien, de alguna forma, derrotarme?

Martes 27 de Septiembre de 2011.
¡Mía es la Victoria!
Por Riqui Ricón*
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe (1 Jn 5.1a, 4).
Doy gracias a Dios por la claridad y sencillez con las que estableció en Su Palabra tu cambio de vida: tu liberación de la ley del pecado y de la muerte; la renovación total de tu existencia; tu Nuevo Nacimiento.
Así es, si tú crees que Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de los hombres, quien pagó con Su Sangre y Vida el castigo de todos tus pecados, entonces, tú, mi querida(o) hermana(o) eres Nacida(o) de Dios. Y, puesto que la Biblia establece que has Nacido de Nuevo no de simiente corruptible sino de incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23), entonces, además, por si fuera poco, Dios ha establecido en Su Palabra que tú vences al mundo.
Efectivamente, Dios lo dice y es la verdad. No depende de si te sientes o te ves en victoria o no, depende de si lo crees o no. Depende de si crees que la Biblia es la Palabra de Dios y por lo tanto la Verdad.
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Num 23.19).
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
Es por esto que la victoria que vence toda enfermedad, toda pobreza, toda angustia, toda soledad, toda depresión y toda aflicción es nuestra fe. No sólo creer en Dios sino creerle a Dios. Creer a Su Palabra, la Biblia.
Esta es tu victoria; esta es tu paz y tu gozo: saber que Dios no puede mentir, que Él tiene Palabra de Honor y primero el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirse una de sus Palabras.
No son nuestras circunstancias las que determinan nuestra victoria. No lo son las pruebas médicas ni los recursos económicos. Tampoco lo son los conflictos y problemas familiares. ¡Es nuestra fe!
Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.  Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos (Isa 26.3-4).
No en vano la Escritura dice: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
No temas, en todas las cosas tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Oremos:
Amado Padre celestial, dichosa(o), mil veces feliz y plena(o) la mujer y el hombre que en Ti confían. Gracias porque puedo confiar en Ti. Yo confío en Ti, Señor Jesús. Tú me guardas en completa paz. Tú eres mi luz y mi salvación, eres mi sanador y libertador, me sostienes con Tu diestra de Justicia y me has dado la victoria. Yo te creo Señor, creo Tu Palabra y no voy a temer. Desecho de mi vida la duda, el temor y la incredulidad. Yo soy Tu Hija(o) y puedo declarar con toda certeza: Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Septiembre 27                                    1 Jn 5  /  Es 3-4  /  Sal 92

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