jueves, 3 de febrero de 2011

Jueves 3 de Febrero de 2011

¡Resucitó el Señor!
Por Riqui Ricón*
Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día (Luc 24.4-7).
En estos tiempos, es de vital importancia que comprendamos cabalmente el significado de la resurrección de Jesucristo. Primero, Él destruyó, con su muerte y resurrección, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, nos enseña que los que permanecemos en la Palabra, creyéndole a Dios, creyéndole a Su Palabra, conoceremos la Verdad y la Verdad nos hará libres. En este caso la Verdad es que al resucitar Jesucristo destruyó al diablo y somos libres de la servidumbre o esclavitud que nos producía el temor a la muerte.
La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es VIDA ETERNA en Cristo Jesús, Señor nuestro (Ro 6.23). De acuerdo a la escritura Jesús no solamente murió por tus pecados sino que se hizo, así mismo, pecado por amor a ti y de esta forma se te otorgó el regalo de ser hecha/hecho justa/justo y con derecho pleno a la VIDA ETERNA. Este derecho se consuma o se realiza plenamente en el instante mismo que la muerte no puede retenerlo, pues Él jamás cometió un solo pecado.
A pesar de que en Juan 3.16 Dios nos garantiza que TODOS los que creen en Jesús no se pierden sino que TIENEN VIDA ETERNA, es asombroso como los creyentes ignoran o pasan por alto lo que las palabras VIDA ETERNA significan: ¡vivir para siempre! O sea, ¡no morir!
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo  (1 Co 15.53-57).
Al resucitar Jesús, lo que en Él había de corruptible (pues se hizo un ser humano idéntico en todo a ti y a mí), se vistió de incorrupción, lo que en Él había de mortal se volvió inmortal, siendo Jesucristo, de esta forma, EL PRIMER HIJO DE DIOS NACIDO DE NUEVO, lo que nos lleva al segundo significado de la resurrección de Jesucristo.
Cuando Jesús muere en la cruz,  con Su Sangre paga el justo castigo por nuestros pecados y al resucitar nos da la vida eterna. Pero no cualquier tipo de vida, no como creaturas ni como ángeles sino como Hijas e Hijos LEGÍTIMOS del Dios vivo y verdadero.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados, llamados por Él mismo, hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).
Ahora bien, una/un auténtica/auténtico y legítima/legítimo Hija/Hijo de Dios no puede ser, de ninguna forma, la misma persona pecadora sujeta a sus antiguas pasiones, fracasos y derrotas. Recuerda que Jesús le dijo a Nicodemo, te es NECESARIO Nacer de Nuevo si quieres ver y entrar al Reino de Dios y, de acuerdo a la Escritura, las Hijas/Hijos de Dios Nacidas/Nacidos de Nuevo son, igual que Jesús, al vencer a la muerte con su resurrección, santos, justos, inmortales e incorruptibles.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Es pues, gracias a la resurrección de Jesús, que la muerte nada tiene en mí, pues he recibido Vida Eterna y una nueva naturaleza, la de una/un Hija/Hijo de Dios Nacido de Nuevo.
¡Aleluya, el Señor resucitó!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Febrero 3                                          Luc 24.1-12  /  Gen 43  /  Sal 34

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