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jueves, 11 de junio de 2020

¡Cómo tomar la decisión correcta!











11  de JUNIO


¡Cómo tomar la decisión correcta!



¡Tan sólo di la Palabra!
Por Riqui Ricón*
Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David (1 Sm 30.19).
La Biblia, la Palabra de Dios que no miente, hace alusión aquí a aquella ocasión cuando David y sus hombres perdieron todo lo que tenían. No solamente perdieron sus propiedades y posesiones sino también a sus familias (esposas e hijos).
Aunque la historia tiene un final feliz, lo importante es escuchar lo que Dios te quiere enseñar. ¿Cómo obtuvo David semejante restauración y restitución? ¡Escuchando la voz de Dios y obedeciendo a Su Palabra!
Pudiera ser que el día de hoy estés atravesando situaciones muy difíciles y quizá estés a punto de tomar serias decisiones. Si este fuera tu caso, ¡qué bueno que estás haciendo este devocional! Pon atención y mira a David quien es un prototipo de Jesucristo.
Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios (1 S 30.6).
David era el ungido del Señor y su vida para nada estuvo exenta de peligros y aflicciones. Sin embargo, en los momentos más difíciles de su vida nunca se volvió contra Dios, ni se deprimió, ni se compadeció de sí mismo, ni se desesperó de las promesas de Dios, sino que se fortaleció en Jehová su Dios. ¿Cómo podía David hacer esto?
Jesús te enseña cómo:
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Sin importar cuáles sean tus circunstancias en este preciso momento de tu vida, Jesús te enseña que puedes tener paz en medio de la aflicción si te atreves a creer; a creerle a Él creyendo Su Palabra, la Biblia.
Pero, ¿cómo puedes tú tener paz en medio de la aflicción? Sabiendo y CREYENDO que eres un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios. Sabiendo que Dios no miente, ni se arrepiente, que todo lo que Él dice acerca de ti en Su Palabra, Dios mismo lo va a cumplir; sabiendo que TODO lo que Dios ha hablado acerca de ti en Su Palabra, Él mismo lo va a ejecutar.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Todo problema o aflicción que el sistema de este mundo arroje contra ti ya ha sido vencido con la sangre de Jesús y con Su victoria sobre el pecado y sobre la muerte. Ahora Él vive en ti y contigo, por lo tanto tú has vencido con Él porque mayor es el que está en ti, que el que está en el mundo.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y de todo problema, angustia o enfermedad has de salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Este día tienes que comprender y CREER que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados y así, con toda justicia, hacer de ti Su Hijo(a) Amado(a).
Ahora, la Verdad te permite encarar cualquier situación sabiendo que vas a vencer. No que tal vez obtengas la victoria después de una ardua lucha. ¡No! ¡Esto no es así! Dios, el Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y de lo invisible, ha hablado y decretado acerca de ti que Todo lo puedes en Cristo que te fortalece (fil 4.13) y que, Antes, en todas estas cosas eres más que vencedor(a) por medio de aquel que te amó (Ro 8.37).
Saber esto, mejor dicho, CREER esto te permite enfocar tu mirada no en el problema sino en el autor y consumador de la fe, quién tiene todas las respuestas y siempre te dirá cuál es el camino que debes tomar.
Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos (1 S 30.8).
¿Te das cuenta? David no se precipitó para salir corriendo detrás de sus enemigos, ni se enfrentó a sus amigos que hablaban de apedrearlo. Él se fortaleció en el Señor su Dios.
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza (Efe 6.10).
¿Cuál es la fortaleza de Dios, tu Padre? ¿Cuál es el poder de Su fuerza? ¿Sus músculos? ¿Su voz tronante? ¿Sus ángeles? No, no y no. El poder de la fuerza de Dios, en el cual tú te debes fortalecer antes de encarar cualquier circunstancia, es Su Palabra, la Biblia.
Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Mat 8.5-10).
¿Te das cuenta que Jesús se maravilló de la fe de un centurión romano? ¿Cómo obtuvo ese hombre semejante fe? Él sabía que el poder para sanar a su criado sólo podía provenir de la Palabra con autoridad.
La Palabra de Dios, la Biblia, tiene toda autoridad para hacer que las cosas sucedan a tu favor.
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).
¡Con Su Palabra Dios creo todo lo que existe!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Con Su Palabra, Dios te hizo Nacer de Nuevo y ahora eres un(a) incorruptible Hijo(a) de Dios. Todas y cada una de las Promesas que están en la Biblia, Dios las hizo para cumplirlas en ti y para ti.
Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.17).
Permíteme parafrasearlo de la siguiente manera: Porque la buena noticia en el Nuevo Pacto en la sangre de Jesús, es que la justicia de Dios se revela por creerle a Dios, al creer Su Palabra, y para creerle a Dios, creyendo Su Palabra, como está escrito: Mas el justo por creerle a Dios creyendo Su Palabra vivirá.
Así que, no des lugar al desánimo ni a la depresión, pues es seguro que saldrás victorioso(a). Fortalécete en el Señor y en el poder de Su Fuerza. Lee y medita la Palabra de Dios; escucha Su Voz, pues la respuesta ya está a tu alcance.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Al fin y al cabo, si Dios lo Dice, entonces Él lo va a cumplir.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy recibo de Ti la Sabiduría y el Poder que me has otorgado por medio de Tu Hijo Jesucristo para hacer frente a cualquier problema, angustia o enfermedad que venga a mi vida. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por mí y en mí puedo ahora resistir al espíritu de temor y de mentira que quiere amedrentarme. En ti, Jesús, me he refugiado; No seré yo avergonzado(a) jamás. Tú me socorres y me libras en tu justicia; Inclina hoy tu oído y sálvame. Tú, Señor, eres para mí una roca de refugio, adonde recurro yo continuamente. Tú has dado mandamiento en Tu Palabra para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento. Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. En ti he sido sustentado desde el vientre; De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza. Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte. Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día. No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. Porque mis enemigos hablan de mí, Y los que acechan mi alma consultaron juntamente, Diciendo: Dios lo ha desamparado; Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre. Oh Dios, yo sé que Tú no te alejas de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro. Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan. Mas yo, en Ti esperaré siempre, Y te alabaré más y más. Mi boca publicará tu justicia Y tus hechos de salvación todo el día, Aunque no sé su número. Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola. Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampararás, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir, Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso. Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿quién como tú? Tú, que por causa de mis pecados he visto muchas angustias y males, En Cristo Jesús, has vuelto a darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme. Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa, Oh Santo de Israel. Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, Y mi alma, la cual redimiste. Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día; Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal procuraban. Por lo tanto, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio        11                        Ro 15.14-33  /  1 Sam 29 31 /  Sal 71













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domingo, 7 de junio de 2020

¡Cómo ser ese(a) Hijo(a) que Dios quiere que seas!










07  de JUNIO


¡Cómo ser ese(a) Hijo(a) que Dios quiere que seas!



¡Cambia tu forma de pensar acerca de ti mismo(a)!
Por Riqui Ricón*
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Una de las tareas más importantes que tienes que desarrollar como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es la transformación de tu entendimiento, es decir, cambiar tu forma de pensar.
Esto es vital porque la influencia del sistema de este mundo ha sido tan fuerte y dominante en el ser humano que, al venir a Cristo Jesús y Nacer de Nuevo, es necesario que NO te conformes a la forma (valga la redundancia) que como hasta ese momento tú habías sido.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones (Sgo 4.7-8).
Si tú ya piensas como piensas, ¿cómo puedes cambiar tu forma de pensar? La respuesta es sencilla, pero presta mucha atención porque todas las fuerzas del demonio tratarán de evitar que lo lleves acabo: ¡Sométete a la Palabra de Dios! Haz de tu lectura de la Biblia la norma diaria de tu vida. Medita en la Palabra de Dios de día y de noche, ponla en tu MENTE, BOCA y CORAZÓN, porque sólo el Poder y la Vida que hay en la Biblia pueden cambiar tu forma de pensar y de hablar.
Lo que trato de enseñarte es que tú puedes purificar tu corazón con la Palabra de Dios. La Biblia es lo único que puede habilitarte para resistir al diablo y obligarlo a que huya de ti.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Esto enseña la Biblia, que es la Palabra de Dios, y es la Verdad, que el (la) hombre (mujer) viejo(a), ese(a) que tú eras antes de reconocer a Cristo Jesús como tu Señor y Salvador, está viciado(a) conforme (en forma de) los deseos engañosos que en la carne tú antes tenías. La buena noticia es que ese(a) viejo(a) hombre (mujer) ya no existe más, quedó muerto(a) en la cruz del calvario. Sólo tienes que despojarte de él (ella). ¡Quitártelo(a) de encima!
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Co 5.14-15).
Sólo por el Gran Amor que Jesús siente por ti fue posible esto; por Su muerte, por Su Sangre, tu viejo yo ha muerto; por Su Victoria sobre la muerte, Su resurrección, ahora estás vivo(a), ¡has Nacido  de Nuevo! Se te ha regalado la Vida Eterna y esa, mi amado(a), es una Vida totalmente Nueva y diferente a cualquier cosa que tú siquiera hayas imaginado.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
El campo de batalla en esta guerra por instaurar el Reino de Dios en tu vida es tu mente. Si Satanás consigue que sigas pensando como antes lo hacías, entonces, te habrá anulado haciéndote creer que sigues siendo el (la) mismo(a).
Lo que él no sabe, porque no puede ni quiere saberlo, es que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2 Co 10.4-5).
No hay arma más poderosa que la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Al leer y meditar en la Palabra de Dios cada día, el espíritu de tu mente es renovado día a día, fortaleces tu hombre (mujer) interior, que es el espíritu nuevo que ahora tú eres, y la fe que vence al mundo crece dentro de ti para desalojar al miedo y al rencor, llenándote del Amor y Poder de Dios para servir, y así, solamente así, vivirás esa vida plena y abundante que Jesús ganó para ti.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
El (la) hombre (mujer) que ahora tú eres, YA FUE creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad. ¡Tú no tienes que hacer nada! ¡Jesús ya lo hizo todo por ti! Tú no te puedes hacer justo(a) a ti mismo(a). Tampoco puedes hacerte santo(a) a ti mismo(a). Sólo el sacrificio de Amor de Cristo Jesús y la Palabra de Dios tienen el Poder y la Autoridad suficiente para hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Gloria a Dios por el Gran Amor con que te ha amado!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
No permitas al diablo engañarte con sus mentiras y engaños. No le permitas, bajo ninguna circunstancia, hacerte creer que no has Nacido de Nuevo, que si hubieras Nacido de Nuevo no seguirías siendo el (la) mismo(a) que siempre has sido.
Sea cual sea la situación por lo cual te está diciendo eso, contéstale con la Verdad, dile en su propia cara que tu Identidad no depende de lo que tú hayas hecho o estés haciendo sino de lo que Cristo Jesús YA HIZO por ti.
Muéstrale que el sacrificio de Jesús es Perfecto, completo y Acabado, y enséñale que no te dejas amedrentar por sus engaños, ni mentiras. Muéstrale que tú has creído a Dios y eso basta porque es la Verdad.
Dile que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Dile que ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y que haz Nacido de Nuevo no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Dile que tú eres santo(a), justo(a) y perfecto(a), y que TODOS tus pecados han sido perdonados y ahora son asunto exclusivo entre tú y tu Padre, el Todopoderoso Dios.
Te aseguro que no lo podrá resistir, pero tienes que creer, pues al que cree todo le es posible.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
¡Cambia tu forma de pensar! Haz de la Biblia la norma máxima de tu vida y te garantizo, sí, te garantizo, que harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien. ¿Qué cómo puedo estar tan seguro? ¡Facilísimo! ¡Escrito está! ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día quiero agradecerte por el gran Amor con que me has amado. Cristo Jesús, me asombro cada día más y más por todo lo que has hecho por mí y en mí. Estoy decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a cambiar mi forma de pensar transformándome en el espíritu de mi mente. Sin importar las circunstancias del momento o la forma en que hoy me siento, creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerado(a) en Cristo Jesús para vivir una Vida Plena y Victoriosa. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio        7                          Ro 12  /  1 Sam 23-24  /  Sal 67













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sábado, 6 de junio de 2020

¡Cómo seguir adelante!












06  de JUNIO



¡Cómo seguir adelante!




¡Diga el débil: Fuerte Soy!
Por Riqui Ricón*
Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres (1 S 22.2).
Lo más hermoso y maravilloso de la personalidad de tu Dios y Padre es su gran Amor con que Él te ama. La Biblia, que es Su Palabra y no miente, te enseña como Él busca, preferentemente, a los enfermos, afligidos, amargados y necesitados. Son los pecadores y no los justos los que mueven el corazón del Padre.
Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa:  Misericordia quiero, y no sacrificio.  Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento (Mat 9.12-13).
Es realmente asombroso pensar que fueron tus pecados y no tus buenas acciones lo que te permitió recibir Su gran Amor.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Jesús no viene a tu vida para recordarte lo malo(a), fracasado(a) y pecador(a) que eres; de eso se encarga, todos los días, el diablo y su sistema, el mundo. Jesús viene a tu vida a cambiar total y diametralmente esa situación en la que te encuentras. Y sólo te pide que creas en Su Amor por ti y que creas en Su Palabra, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
David era un príncipe del ejército de Israel, además había sido ungido para ser rey y en un momento de su vida, como un tipo de Jesús, recibía a todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu. Fue con ellos y no con la elite del ejército de Saúl, que David ganó todas sus batallas y conquistó el reino para Dios.
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es (1 Co 1.26-28).
Así que, si te estás sintiendo fracasado(a), frustrado(a), incompetente o de alguna forma devaluado(a), te tengo la buena noticia que eso no es Verdad, eso sólo son tus sentimientos y emociones que están afectados por la realidad que estás viviendo. La Verdad es lo que Dios dice en Su palabra, la Biblia, acerca de ti. La Verdad es lo que Dios dice en Su palabra, la Biblia, de quién tú eres para Él y cómo Él te mira y como Él te define ante las circunstancias:
Ø  En todas las cosas eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús (Ro 8.37).
Ø  Todo lo puedes en Cristo, que te fortalece (Fil 4.13).
Ø  Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y YA has vencido porque mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Ø  Ya has sido sanado(a) por las heridas de Jesús (1 P 2.24, Isa 53.5).
Ø  Has sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús (Ro 5.17, Apo 5.10).
La Palabra de Dios es el Poder de la fuerza de Dios, con ella creó los cielos y la tierra y todo lo visible e invisible. Así que, si Él te ha definido con Su Palabra como Su Hijo(a) Amado(a) y victorioso(a), entonces, a pesar de tu condición o circunstancias, tú ahora eres Su Hijo(a) Amado(a) y victorioso(a).
Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos (1 P 5.8 NVI).
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Así que, deja de hacerle caso al demonio y a su sistema de mentiras, ¡créele a Dios! ¡Créele a Su Palabra! Y disponte a vivir la Vida Plena y Abundante que Cristo Jesús ganó para ti.
Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia…  El es quien preservó la vida a nuestra alma, Y no permitió que nuestros pies resbalasen (Sal 66.19-20, 9).
Todo depende de tu fe, esto es, ¿a quién le estás creyendo? ¿A las mentiras del diablo que te dicen que ya no hay remedio, que estás enfermo(a), que fracasaste, que vas a morir, etc., etc., o a la Biblia, que es la Palabra de Dios?
Por algo Jesús afirmó: si puedes creer, ¡al que cree todo le es posible! Tu condición y  circunstancias comienzan a cambiar en el momento preciso que comienzas a creerle a Dios, a creer en Su Palabra, la Biblia.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por el gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo, por Tu Gracia soy salvo(a). Ahora soy Tu Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo y puedo dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerado(a) en Cristo Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Por todo esto te doy gracias, Señor Jesús. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Tú me has escuchado y atendido a la voz de mi súplica. Bendito eres, oh Dios, que no echaste de Ti mi oración, ni de mí Tu misericordia. Tú eres quien preserva la vida de mi alma y no permites que mis pies resbalen. ¡No temo más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece! ¡Yo, ___________ (tu nombre aquí), SOY un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y YA he vencido, porque mayor es Él, que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! ¡Diga el débil: Fuerte Soy! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio         6                          Ro 11.25-36  /  1 Sam 21-22  /  Sal 66













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