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lunes, 3 de diciembre de 2012

¡Cómo derrotar la ansiedad y la aflicción!

 
Martes 4 de Diciembre de 2012.
¡Todo lo que respira, alabe al Señor!
Por Riqui Ricón*
Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza (Sal 150.1-2).
Entre más aprendas de la Biblia, más conocerás a Dios y te maravillarás y alegrarás por Su Amor y Fidelidad que Él tiene para contigo. La alabanza y la adoración son expresiones del corazón agradecido y maravillado ante un Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible, quien ha decidido amarte a pesar de cómo has sido tú y de lo que hiciste con tu vida.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, como el pago de todos tus pecados y así no perderte a ti. Esto lo hizo desde luego por amor y por el deseo que tiene que tú y Él estén juntos, conviviendo por siempre. Y no más como Dios y creatura sino, ahora, como Padre e Hijo.
Esa es la magnificencia de Su grandeza, que tú, siendo como eras, viviendo muerto(a) en delitos y pecado, hayas sido reconocido(a) y aceptado(a) por Dios, mediante la fe en Cristo Jesús.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados (Col 2.13).
Además, como si fuera poco el haberte perdonado TODOS los pecados y darte vida eterna juntamente con Cristo Jesús, Dios, tu Padre, te escogió antes de la fundación del mundo para ser adoptado(a) como Hijo(a) Suyo(a) para que puedas vivir, en esta tierra, bendecido(a) con toda bendición espiritual.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo. Hace mucho tiempo, antes de que formara el mundo, Dios nos escogió para que fuéramos suyos a través de lo que Cristo haría por nosotros; y resolvió hacernos santos, intachables, por lo que hoy nos encontramos revestidos de amor ante su presencia. Su inmutable plan fue siempre adoptarnos en su familia, enviando a Cristo para que muriera por nosotros, y esto lo hizo voluntariamente en todo sentido. Alabemos a Dios por la extraordinaria gracia que nos mostró y que derramó en nosotros al enviar a su amado Hijo. Tan sobreabundante es su amor que, con la sangre de su Hijo, borró nuestros pecados y nos salvó (Efe 1.3-7 BAD).
¿Cómo no adorar a un Dios y Padre tan bueno? ¿Cómo no vivir eternamente enamorado y agradecido de Aquel que te amó y predestino para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a) por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su Voluntad? ¿Cómo no danzar y cantar de alegría ante Aquel que, además, te ha dado Su Espíritu Santo, sólo por haber creído a Su Palabra?
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efe 1.13).
Ahora bien, ¿cuánta trascendencia puede tener esto en tu vida presente? Sean cuales sean las circunstancias que estés enfrentando el día de hoy, puedes tener la certeza, la total seguridad, que este Padre y Dios tuyo no te ha dejado, ni te dejará jamás.
Él no pagó tan alto precio por Amor a ti para luego dejarte a merced de las enfermedades, ni de la pobreza, ni de la tristeza o depresión. ¡No! ¡Nada de eso! Dios es tu Padre y te mira con amor.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1).
Así que, con esta confianza, ahora tú sabes que puedes hacer frente a cualquier situación. Puedes dejar de temer y no afligirte más. Puedes cambiar tu estado emocional de la aflicción al gozo, pues sabes que Dios siempre cumple Sus promesas.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
¡Dios sí tiene Palabra de Honor! Sin importar lo que pase a tu alrededor, decídete y comienza a alabarle y adorarle con todo tu corazón. Dale una expresión de gozo y alegría a tu fe para con Él. Y recibe la paz que sobrepasa todo entendimiento pues, al fin y al cabo, eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús (Fil 4.7).
¡Alábenlo cielos y tierra, todo lo que respira alabe al Señor!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, sin importar el tipo de aflicción que pueda venir a mi vida, yo sé que puedo confiar en Ti creyendo a Tu Palabra. Señor Jesús, alabo y bendigo Tu Nombre precioso pues, ni las enfermedades, ni la pobreza, ni la soledad, ni el resentimiento, ni el temor pueden robarme el gozo de Tu salvación. Soy Tu Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo y no practico el pecado sino que Aquel que fue engendrado por Dios, Cristo Jesús, me guarda y el maligno no me toca. Con toda autoridad, resisto la ansiedad, el temor, la pobreza, la enfermedad, el pecado y la depresión. No los recibo, y los hecho fuera de mi vida. Yo soy heredero(a) de Dios y coheredero(a) con Cristo, por lo tanto, llamo y declaro la total restauración de mi salud, prosperidad, paz y gozo. En el nombre de Jesús, me gozo y deleito en Tu Presencia mi amado Rey, Señor y Salvador. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 4                                     Efesios 1   /  Ez 4-5  /  Sal 150
 


¡Cómo resistir la carne y vencer al pecado!

 
Lunes 3 de Diciembre de 2012.
¡No te dejes engañar!
Por Riqui Ricón*
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna (Ga 6.7-8).
Antes de comenzar esta reflexión, y para que no haya mal entendidos, es necesario aclarar que, de acuerdo a las Escrituras, tú como creyente, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo estás facultado por Dios, tu Padre, para resistir SIEMPRE las obras de la carne y, desde luego, para que no le des lugar al pecado en tu vida. Veamos aquí cómo es esto.
Hay quienes piensan que la única forma de vencer al pecado es resistiendo, con sus fuerzas, las obras de la carne, pues de no hacerlo así significaría perder la salvación y, por consiguiente, perder la nueva naturaleza que Dios nos obsequió con la muerte y resurrección de Su Hijo Jesús.
Piensan que no es suficiente con CREER que el precio que se pagó en esa cruz fue suficiente y completo; que no es suficiente con CREER que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús YA nos HA HECHO libres de la ley del pecado y de la muerte y que es necesario, a toda costa, resistir con todas sus fuerzas al pecado y no darle lugar a la carne.
Aunque esta forma de pensar parece la correcta y hasta teológicamente bien orientada, pensar así es, precisamente lo opuesto a lo que se desea; pensar así es la forma más fácil para darle lugar a la carne y darle un lugar permanente al pecado en tu vida.
El engaño estriba en luchar contra la carne y contra el pecado con tus fuerzas y con tu voluntad y no con tu fe.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá  (Ro 1.16-17).
Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado (Ro 14.23).
Por lo tanto, de acuerdo a la Biblia, cualquier cosa que hagas y que no la puedas respaldar con la Palabra de Dios es pecado, ya que no puedes hacerla por fe.
El pecado y la carne tendrán lugar en tu vida mientras sigas luchando en su contra en lugar de creer y aceptar lo que la Palabra de Dios dice al respecto. Creerle a Dios significa creer y aceptar que Jesús ya venció al pecado y a la muerte y te hizo libre de ello y, por lo tanto, ni el pecado ni la muerte forman parte de tu NUEVA NATURALEZA.
Desde luego afirmo que no se trata, como algunos piensan, de una mal entendida supergracia o superfe que te permita pecar y salir impune. ¡No! ¡Nada de eso!
¡Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará!
Se trata más bien de creer quién ahora tú eres en cristo Jesús: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, Nacido(a) del Espíritu y, por lo tanto, se trata de creer que ahora ERES ESPÍRITU y no carne.
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua [de la Palabra de Dios] y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es (Jn 3.5-6).
Los que se dejan dominar por su naturaleza pecaminosa, solo piensan en cómo complacer a su propia naturaleza; pero los que viven conforme al Espíritu Santo, piensan en las cosas propias del Espíritu. Porque la intención del Espíritu es vida y paz; en cambio, la intención de la naturaleza pecaminosa es muerte, porque la intención de la naturaleza pecaminosa es rebeldía contra Dios: nunca ha obedecido a la ley de Dios ni nunca podrá obedecerla. Por eso, los que viven sometidos al dominio de su propia naturaleza pecaminosa jamás podrán agradar a Dios. Pero vosotros no vivís conforme a esa naturaleza, sino que estáis bajo el dominio del Espíritu, si es que verdaderamente el Espíritu de Dios habita en vosotros (digo esto para recordaros que quien en su interior no tenga el Espíritu de Cristo, no es de Cristo) (Ro 8.5-9).
Los pecadores pecan, eso es lo que saben hacer y les gusta hacer. Pero tú, por haber creído en Jesús, has nacido de nuevo y no de una semilla corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre.
Es la mismísima Palabra de Dios la que te ha habilitado con la fe necesaria para resistir las obras de la carne y establecer tu victoria sobre el pecado (la victoria que Cristo Jesús ganó para ti). Como dice la escritura:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;  no por obras, para que nadie se gloríe.  Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Ef 2.8-10).
Así que, no te engañes a ti misma(o), Dios no puede ser burlado, CUALQUIERA que siembre para la carne, de la carne va a cosechar corrupción. Sin embargo, CUALQUIERA que siembra para el Espíritu, en fe, creyéndole a Dios y a Su Palabra, recibirá vida eterna y vida abundante.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, cuando caemos nos levantamos, pues si pecamos, en lugar de alejarnos de Dios, corremos hacia Él; NOS ARREPENTIMOS, confesamos nuestros pecados y fiel y JUSTO es Él para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Tú no eres un(a) pecador(a) salvo(a) por gracia, eso sería un disparate; o eres salvo(a) o eres pecador(a). Como ya dijimos, los pecadores pecan, eso es lo que saben y les gusta hacer.
No te dejes engañar, usa tu fe y decídete a vivir creyendo que eres ese(a) Hijo(a) de Dios que la Biblia dice que eres y, entonces es seguro que estarás sembrando para el Espíritu.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas gracias porque en Tu Palabra, las Palabras que han salido de Tu boca, me has declarado Hijo(a) Tuyo(a) por medio de la fe en Cristo Jesús. Gracias, Señor Jesús, porque Tu sacrificio fue completo, perfecto y acabado. No quedó nada pendiente. He sido justificado(a) en Tu Sangre y por Tu Vida yo he recibido la Vida Eterna, la Vida plena y abundante que sólo pueden disfrutar los Hijos de Dios. Gracias porque Tu Palabra, la Biblia, me da la facultad para que, en cuanto a la pasada manera de vivir, despojarme del viejo(a) hombre(mujer),  que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovarme en el espíritu de mi mente, y vestirme del nuevo hombre(mujer),  creado según Dios  en la justicia y santidad de la verdad. Así que, hoy vengo a Ti, Abba, Padre; de todos mis pecados me arrepiento y te pido perdón, he fallado y esto es algo que no quiero hacer más. Espíritu Santo, límpiame de toda maldad; ayúdame a creer que soy ese(a) Hijo(a) Tuyo(a) creado en justicia y santidad de la verdad, pues con mi fe, nada de ese(a) viejo(a) hombre(mujer) se volverá a manifestar en mi vida. La Ley del espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. Dios, yo soy lo que Tú dices en Tu Palabra que soy: Tu Hijo(o) amado(a). Por lo tanto, sé que sé, y así lo declaro, en todo problema, enfermedad o aflicción, soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo! ¡Rechazo todo pensamiento o sentimiento de condenación en mi vida! ¡Soy Nacido(a) de Nuevo! ¡Yo ando, vivo, pienso y respiro conforme al Espíritu! ¡No estoy conforme con mi carne! ¡La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte! ¡Estoy decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivir firme con la libertad con que Cristo me hizo libre y ya no estaré, nunca más, sujeto(a) al yugo de esclavitud! Así que, con esta autoridad que Tú me has dado, Padre,  resisto  al espíritu de temor y duda, echo fuera de mi vida la enfermedad, pobreza, tristeza y depresión. Recibo mi salud, prosperidad, libertad y gozo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 3                                     Gal 6   /  Ez 2-3  /  Sal 149
 


¡Cómo desarrollar el Fruto del Espíritu!

 
Domingo 2 de Diciembre de 2012.
¡Eres Nacido(a) del Espíritu!
Por Riqui Ricón*
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Ga 5.22-23).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, dice que TODO AQUEL que cree que Jesús es el Cristo es NACIDO DE DIOS (1 Jn 5.1). Por lo tanto, si tú crees que Jesús es el Cristo, el Mesías, el Salvador que murió en la cruz para pagar todos tus pecados, entonces, la Biblia se está refiriendo a ti; ¡tú eres ese(a) Hijo(a) Nacido(a) de Dios.
Se habla, aquí, del Nuevo Nacimiento; aquel que Jesús le enseñó a Nicodemo al decirle: el que no naciere del Espíritu no podrá entrar al reino de Dios, pues lo nacido de la carne, carne es pero lo nacido del Espíritu, espíritu es (Jn 3.5-6).
Al parecer, y de acuerdo a lo que Jesús enseñó, es de suma importancia que entiendas y reflexiones en que, por haber creído en Jesús, tú eres Nacido(a) de Nuevo y que, éste, tu Nuevo Nacimiento, fue espiritual.
Sin embargo, la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a nosotros se han hecho manifiestos; y Dios nos ha dado la salvación, no "porque la mereciesen la bondad y justicia de nuestras propias obras, sino porque Dios, en su misericordia, lavó nuestros pecados, nos hizo nacer de nuevo y nos dio una nueva vida por el "Espíritu Santo, derramándolo abundantemente en nosotros mediante Jesucristo nuestro Salvador (Ti 3.4-6 CST).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
El, porque así lo quiso, nos dio vidas nuevas a través de las verdades de su santa Palabra y nos convirtió, por así decirlo, en los primeros hijos de su nueva familia (Stg 1.18 BAD).
Así que, por el Amor y la misericordia de Dios para contigo, ahora tú eres espíritu engendrado de nuevo, un(a) Hijo(a) de Dios nacido(a) no de una semilla corruptible sino de una incorruptible que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
¡Has Nacido del Espíritu Santo por la Palabra de Dios!
Aquí es dónde la Biblia tiene que dejar de ser un mero libro de instrucción religiosa para comenzar a ser lo que realmente es (lo que tú dices que es): ¡la Palabra de Dios! ¡La Verdad!
En la Biblia están las Palabras que han salido de la boca de Dios y, por lo tanto, se van a cumplir todas.
Ahora bien, una vez que has comprendido que, gracias a Jesucristo, ahora eres Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo por el Espíritu Santo, acepta y recibe esa identidad que te permite manifestar en ti mismo(a) el fruto del Espíritu.
Amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre y templanza son sólo algunas de las características de tu nueva naturaleza. No son características que tengas que desarrollar porque careces de ellas, sino que las tienes que desarrollar porque, precisamente, ya están en ti que has sido regenerado(a), creado de nuevo, según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24).
El fruto del Espíritu es parte de tu nueva naturaleza donde está latente aguardando a que lo desarrolles por medio de tu fe.
¿Cómo se logra esto? ¡Fácil! Solamente tienes que recordar cómo iniciaron todos los problemas de la humanidad:
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella (Gen 3.1-6).
No necesitas gran revelación para darte cuenta que Adán y Eva cayeron porque, después de haber ESCUCHADO a Satanás, ya no sabían quién decía la Verdad, ¿la serpiente o Dios? No sabían a quién CREER, ¿a la serpiente o a Dios? Y al poner su vista en la realidad de sus circunstancias, pues el árbol era bueno para comer, agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, tomaron la peor decisión: decidieron NO CREER la Palabra de Dios para creer la mentira.
Si te das cuenta, el pecado original no fue la desobediencia. Lo que le dio origen al miedo, a la muerte y al desastre de vida que antes vivías, fue el no haberle creído a Dios. Esto, la incredulidad, es lo que da a luz la desobediencia y todo lo demás se desarrolla por sí mismo por la ley del pecado y de la muerte.
Entonces, ¿cómo puedes desarrollar una Vida Nueva, plena y abundante? ¿Cómo puedes desarrollar el fruto del Espíritu? ¡Fácil! Solamente tienes que creerle a Dios y a Su Palabra; creer que en Verdad ERES la persona que Dios dice, en Su Palabra, que ahora tú eres: Su Hijo(a); NACIDO(A) DE NUEVO, nacido(a) del Espíritu Santo, quién es Dios, y, por lo tanto, el amor de Él, el gozo de Él, la paz de Él, la paciencia, la bondad, la benignidad, la FE, la mansedumbre y la templanza, todas de Él, ya están dentro de ti.
Deja de escuchar la realidad de tus circunstancias que te quieren convencer a que creas que eres la misma persona fracasada, perdedora, débil, insignificante, mala y pecadora que antes eras. ¡No! ¡Nada de eso! ¡No escuches más esas mentiras!
La circunstancias no pueden cambiar la Verdad, pero la Verdad siempre cambiará tus circunstancias y la Verdad es que tú eres la persona que Dios dice que eres: Su Hijo(a) Amado(a), lleno(a) del Espíritu Santo.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gal 4.7).
Después de todo, Él te creó de nuevo ¿no es así?
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias al Amor con que me has amado hoy puedo declarar con toda certeza que yo, ________________(tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. He Nacido de Nuevo no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra, mi Dios. De ninguna manera soy un(a) fracasado(a), ni perdedor(a), ni débil, ni insignificante, ni mala persona, ni pecador(a). Todo lo contrario, yo, ________________(tu nombre aquí), soy lleno(a) de Amor, de gozo, de paz, soy paciente, bondadoso(a), benigno(a), estoy lleno(a) de Fe, mansedumbre y templanza. ¡Soy Hijo(a) del Dios Vivo y Verdadero! ¡Todo lo puedo en Cristo! ¡Mayor es el Espíritu Santo, que vive en mí, que cualquiera que está en el mundo! ¡Ante toda enfermedad, aflicción o pecado, soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador! ¡Rechazo todo pensamiento o sentimiento de condenación en mi vida! ¡Soy Nacido(a) de Nuevo! ¡Yo ando, vivo, pienso y respiro conforme al Espíritu! ¡No estoy conforme con mi carne! ¡La ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte! ¡Estoy decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivir firme con la libertad con que Cristo me hizo libre y ya no estaré, nunca más, sujeto(a) al yugo de esclavitud! Así que, con esta autoridad que Tú me has dado, Padre,  resisto  al espíritu de temor y duda, echo fuera de mi vida la enfermedad, pobreza, tristeza y depresión. Recibo mi salud, prosperidad, libertad y gozo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 2                                     Gal 5.16-26   /  Ez 1  /  Sal 148
 


¿Cómo se deleita Dios?

 
Sábado 1 de Diciembre de 2012.
¡Dios se deleita en ti!
Por Riqui Ricón*
El SEÑOR no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor (Sal 147.10-11 NVI).
¿Sabías que a Dios se le puede complacer, que se le puede agradar? Antiguamente pensaban que a Dios le complacían la sangre de los sacrificios y las ofrendas quemadas. Hoy en día, aún hay personas que piensan que haciendo algún tipo de sacrificio, en su economía o en sus personas u ofreciendo el sufrimiento que produce alguna tragedia o enfermedad, pueden, de esa forma, agradar a Dios.
¡Nada más lejano a la Verdad que eso! Cuando el rey Saúl pretendió agradar a Dios con sus sacrificios en lugar de obedecer Su Palabra, sólo recibió el rechazo y la destitución de su cargo.
Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey (1 S 15.22-23).
Dios no se deleita en la fuerza del caballo ni se complace en la agilidad del hombre, ni siquiera es la alabanza y la adoración lo que realmente le agrada (como si Él, el todopoderoso, tuviera la necesidad de ser adorado por sus criaturas).
La biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña claramente que solamente una cosa complace a Dios:
Lo que más me alegra es oír que mis hijos vivan de acuerdo a la verdad (3 Jn 4 PDT).
La fe es creerle a Dios, creerle a Su Palabra, y cuando Dios escucha que tú caminas en la Verdad, la cual es Su Palabra, la Biblia, entonces Él se goza.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así es, mi amado(a), tu fe es lo que complace y deleita a tu Padre celestial. Cuando tú decides creer que eres la persona quien Él dice que eres, Su Hijo(a) amado(a), entonces comienzas a complacer y deleitar a Dios.
Cuando gracias a tu fe (creer lo que dice Su Palabra) comienzas a vivir esa vida plena y abundante que Dios planeó para ti, entonces puedes estar seguro(a) de estar complaciendo y deleitando a Dios.
Pon mucha atención, pues por más victorioso(a) que tú puedas salir de las aflicciones, Dios no se deleita al verte sumergido(a) en problemas o enfermedades, esperando a ver si los puedes resuelves. ¿Qué clase de Padre sería Él? ¡No! Dios se deleita al mirarte encarar la vida con amor, gozo y paz. Dios se deleita cuando tú tienes la certeza de ser un(a) Hijo(a) amado(a), capaz de salir más que vencedor(a) en todas las cosas.
En fin, Dios se deleita al notar que has creído Su Palabra y vives en ella.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios se deleita cuando tú realmente crees que Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
No es algo que tú tengas o que puedas hacer lo que agrada a Dios, sino lo que tú ahora eres en Cristo Jesús.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Cuando, para hacer frente a los retos que la vida te presenta, tú pones en tu boca, mente y corazón la Palabra de Dios y lleno(a) de fe (con toda certeza) declaras: todo lo puedo en Cristo que me fortalece; soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús; mayor es el que está en mí que el que está en el mundo; si Dios es conmigo ¿quién contra mí? Etc., Así manifiestas tu identidad de Hijo(a) del Rey y ¡Entonces es que Dios se deleita en ti!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, quiero decirte este día que creo y recibo todo lo que hiciste conmigo por Amor a mí. Quiero que te deleites con mi fe. Yo te creo, creo a Tu Palabra, la Biblia, y he decidido vivir agradándote, mi Dios. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador. Todo lo que ahora soy, lo soy gracias a Ti. Por Tu Sangre he sido justificado(a); en Tu muerte Dios, mi Padre, me ha perdonado y por Tu resurrección me has dado Vida Eterna. ¡Por la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me has hecho libre de la ley del pecado y de la muerte! Ahora, ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre! Así que, con toda autoridad y para agradarte a Ti, mi Dios,  resisto  al espíritu de temor y duda, echo fuera de mi vida la enfermedad, pobreza, tristeza y depresión. Recibo mi salud, prosperidad, libertad y gozo. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre 1                                     Gal 5.1-15   /  Lam 5  /  Sal 147