Martes
2 de Abril de 2013.
¡Él te hizo perfecto(a)!
Por
Riqui Ricón*
No verán los varones que subieron de Egipto de
veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y
Jacob, por cuanto no fueron perfectos
en pos de mí; excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y
Josué hijo de Nun, que fueron
perfectos en pos de Jehová (Num 32. 11-12).
¿Qué hicieron Caleb y Josué para
llegar a ser perfectos para con Dios? La respuesta a esta pregunta es tan
simple que la mayoría de los que buscan al Señor la pasan por alto tratando de
agradarle y de ser perfectos delante de Él en sus propios esfuerzos: ¡Josué y
Caleb le creyeron a Dios!
Sabiendo que Él no puede mentir, Josué
y Caleb creyeron a Su Palabra. Esto les dio la certeza de que aquello que Dios
había dicho, lo iba a cumplir; lo que Él había hablado, sin lugar a dudas, lo iba a ejecutar.
Esto, creerle a Dios, creerle a
Su Palabra, y no alguna de tus acciones o discursos, es lo único que te hace
perfecto(a) delante de Dios.
Fe es creerle a Dios y el
comportamiento santo e íntegro que caracteriza a un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo fluye de forma natural en la vida de todos aquellos y aquellas que
están totalmente convencidos(as) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a
cumplir; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a
mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que
todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él
para que lo arruinara sin causa? (Job 2.3).
Algunas personas, después de leer
el libro de Job, tienen miedo (lo cual les produce muchas dudas), que Dios sea
un psicópata megalómano (mentiroso), con delirios de grandeza, poder y
omnipotencia que se relaciona con los seres humanos según el designio de sus
caprichos y por lo tanto hay que temerle y obedecerle.
¡Nada más alejado de la Verdad
que esto! La relación entre Dios y Job está basada en la Fe, pues, insisto,
Dios no puede negar Su Palabra.
Entonces le
dijo su mujer: ¿Aún retienes tu
integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como
suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo
esto no pecó Job con sus labios (Job 2. 9-10).
¿Era Job un humilde esclavo
totalmente resignado y abandonado a la voluntad de su Señor o tenía la certeza,
la convicción de que Dios es bueno, que Él nunca le había abandonado y que no
lo haría ahora, por lo tanto, tarde o temprano, se cumpliría la Palabra de Dios
en su vida?
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará
sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a
Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi
corazón desfallece dentro de mí (Job 19. 25-27).
Job sabía
algo que tú debes saber: ¡Dios no miente! Y al final, todo te saldrá bien, pues
Él así lo ha dicho.
Y sabemos que a los que aman a Dios,
todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados (Rom 8.28).
Siempre le
irá bien a aquel (aquella) que realmente confía en Dios.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal
84.12).
Así es mi amado(a), el día de hoy
tú puedes tener la certeza, la total convicción de que Dios no te ha dejado ni
te dejará. Tú eres tan especial para Él y Su Amor es tan grande por ti que
prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar el precio de tus pecados antes
que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua
3.16-17).
¡Tú eres lo más valioso que Dios
tiene sobre esta tierra!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua
3.1 BAD).
¡No sólo te salvó de la muerte
eterna sino que lo hizo para llamarte Su propio(a) Hijo(a)!
En la mente y corazón de Dios, Su
plan perfecto para tu vida siempre ha sido adoptarte legalmente como Su propio Hijo(a)
y darte a heredar el reino de los cielos.
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el
reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mat 25.
34).
Así que, sea lo que sea que estés
enfrentando el día de hoy no permitas al temor y a la duda entrar a tu mente ni
a tu corazón. Se perfecto(a) delante de Dios creyéndole a Él, creyendo Su
Palabra.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios
y coherederos con Cristo (Rom 8.17a).
¡Eres heredero de Dios y
coheredero con Cristo Jesús! Si te atreves a creer esto, que es Palabra de
Dios, entonces no existe problema, enfermedad o aflicción que te pueda
derrotar. Fortalécete
en la fe poniendo la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón. Mantente
firme creyéndole a tu Padre celestial, pues estoy seguro que tú como Caleb y
Josué entrarás venciendo a la Tierra Prometida.
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Cor 5.17).
Sin lugar a dudas tú eres
perfecto(a) delante de Dios, pues Él te hizo perfecto(a) con la muerte y
resurrección de Su Hijo Jesús, haciendo de ti una Nueva criatura: un Hijo(a) de
Dios nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios
que vive y permanece para siempre (1 Ped 1.23).
pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre
un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de
ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de
sus pies; porque con una
sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.12-14).
Como Josué y
Caleb, sólo tienes que creerlo, pues es Palabra de Dios, Palabra de Honor.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al
que cree todo le es posible (Mar 9.23).
Oremos en voz audible:
Amado
Padre celestial, amado Dios, Tú eres bueno y hermoso, yo lo sé. Tú eres mi luz
y mi salvación; ¿de quién temeré? Tú eres la fortaleza de mi vida; de quién he
de atemorizarme? Cuando se juntan contra mí las circunstancias, la enfermedad, la
culpabilidad, la necesidad, los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para
comer mis carnes, ellos han de tropezar y caer. Aunque un ejército acampe
contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré
confiado(a) pues Tú, Señor, estás conmigo cada
instante de mi vida. Y en Verdad, si Tú estás conmigo; ¿quién contra mí?
Asegurado y confiado está mi corazón pues se perfectamente en quién he
confiado: ¡en Ti, Señor Jesús! Ahora sé que soy perfecto delante de Ti. Ahora
sé que Tú me hiciste perfecto(a). ¡No voy a temer, sólo creeré Tu Palabra!
¡Todo lo puedo en Cristo! ¡En todas las cosas yo, ___________ (tu nombre aquí),
soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús. Aunque ande en valle
de sombra y de muerte no temerá mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo.
¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 2 Mat
25.31-46 / Núm 32-34 / Job 2
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