jueves, 29 de julio de 2021

¡Cómo puedes evitar el implacable juicio de Dios!

                                                                                                                                                                                                                                      <ENGLISH>





 29 Julio

¡Cómo puedes evitar el implacable juicio de Dios!


¡Con Su Gracia y con Su Amor!

Por Riqui Ricón*

Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal (Jon 4.2)

Entonces Dios dijo a Jonás: —¿Te parece bien enojarte porque la planta murió? —¡Sí —replicó Jonás—, estoy tan enojado que quisiera morirme! Entonces el SEÑOR le respondió: —Sientes lástima por una planta, aunque tú no hiciste nada para que creciera. Creció rápido y murió rápido. Pero Nínive tiene más de ciento veinte mil habitantes que viven en oscuridad espiritual,* sin mencionar todos los animales. ¿No debería yo sentir lástima por esta gran ciudad? (Jon 4.9-11 NTV).

Una vez más, podemos constatar en las lecturas del día de hoy como Dios es bueno, Él es un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente (Jon 4.2 NTV).

Es interesante notar como en toda la Biblia (que es la Palabra de Dios y no miente), Dios se manifiesta como un Dios de Gracia abundante y de infinita Misericordia, y a pesar de esto todavía hay creyentes que prefieren mirarlo como un Dios implacablemente celoso de la justicia; un Dios quien dará a todos su merecido.

Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová. Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor. Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino (Sal 5.4-8).

Ciertamente Dios no se complace en la maldad, ni el malo podrá estar delante de Él, pues le molestan todos aquellos que se deleitan en la maldad. Sin embargo, lo importante aquí es que tú puedes estar delante de Dios, que tú puedes estar en Su Presencia sólo y solamente por la abundancia de Su misericordia. Es Él el que te guía por causa de Su justicia y no la tuya; es Él el que endereza tu camino y no tú.

La Nueva Traducción Viviente de la Biblia (NTV), lo expresa así:

Oh Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los pecados de los malvados. Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu presencia, porque aborreces a todo el que hace lo malo. Destruirás a los que dicen mentiras; el SEÑOR detesta a los asesinos y a los engañadores. Gracias a tu amor inagotable, puedo entrar en tu casa; adoraré en tu templo con la más profunda reverencia. Guíame por el camino correcto, oh SEÑOR, o mis enemigos me conquistarán; allana tu camino para que yo lo siga.

¡Es por Su Gracia para que nadie se gloríe, pues NO se justificará delante de Dios hombre alguno!

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9).

¡Es sólo, y exclusivamente, por el Amor que Dios siente por ti que has sido hecho(a) heredero(a) de la Salvación Eterna!

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Ti 3.4-7).

¡Dios te salvó, NO por obras de justicia que tú hayas hecho, sino por Su bondad y Amor, para que justificado(a) por Su Gracia ahora tú seas Su Heredero(a) de acuerdo a la certeza de la Vida Eterna que Cristo Jesús ganó para ti!

Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor (1 Co 1.30-31).

¡Es por Dios, y solamente por Él, que ahora tú estás en Cristo Jesús! Así que, si de algo te puedes gloriar es de que Jesús te ama.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡Dios te Ama tanto que prefirió entregara Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Si esto en Verdad es así, ¡y lo es! Si esto en Verdad lo crees, ¿lo crees? Entonces, en Verdad que no tienes nada que temer en la Vida.

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).

Ahora, sabes que sabes, y lo crees con todo tu corazón, que Dios es tu Padre y está en ti y contigo.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

El que está en ti y contigo es nada más y nada menos que el Todopoderoso Dios y ningún problema, angustia o enfermedad que estés enfrentando es mayor que Él.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

Curiosamente, este día se presentaron a la puerta de mi casa unas personas que, aunque profesan creer la Biblia, después de conversar con ellas un buen rato, el Espíritu Santo me hizo notar como cada vez que yo les quería mostrar que la Biblia enseña que Dios es bueno, que Él es Amor, misericordioso y lleno de Gracia para con nosotros, ellos me contestaban que el hombre era malo, vendido al pecado, que a pesar de que Dios los amara tanto si no cuidaban esa salvación, que les fue dada por Gracia, entonces la perderían y se condenarían por toda la eternidad. ¡Era como si habláramos dos idiomas totalmente diferentes!

Fue como si me estuvieran diciendo, si ya sé que Dios es misericordioso, sé que me salvó por Su Gracia y también sé que Dios me ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderme a mí, PERO... ¡Algo tengo que hacer yo para merecer semejante Amor y no perder semejante salvación!

Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.  Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado (Ro 4.3-8).

Amado(a), no te confundas, ni dudes, si Dios sintió lástima y tuvo compasión de Nínive, de aquella ciudad pecadora, entonces, cuánto más no hará por ti, que eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jn 3.1).

Sin importar cuál sea el problema, aflicción o enfermedad que estás enfrentando el día de hoy, sabe muy bien, y créelo, que Dios no te ha dejado, ni te dejará; que Él te ha amado, te ama y te amará; que Él ha declarado en Su Palabra, la Biblia, que es Su Palabra de Honor, que tú saldrás más que vencedor(a), pues TODO lo puedes en Cristo que te fortalece.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Así que, no te enojes como Jonás. No dudes, como los incrédulos. Mantente firme, constante y persistentemente leyendo, meditando y creyendo a Dios. Sí, creyendo Su Palabra y entonces harás, sí, harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, hoy quiero darte gracias por el Gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados, por  Amor me diste Vida juntamente con Cristo Jesús. ¡Es por Tu Gracia que he recibido Eterna Salvación! Ahora comprendo más que es a través de Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para actuar conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora yo soy: un(a) Hija(o) Tuya(o). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto. Señor Jesús, fue mediante Tu muerte y resurrección que yo Nací de Nuevo para recibir la Vida Eterna que con Tu Sangre compraste para mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo el espíritu de mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del(la) hombre(mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por Ti, oh Dios, conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así que, en Tu nombre, Jesús, declaro que no son los problemas ni las circunstancias los que determinan quien soy ni cómo voy a vivir. Soy un(a) Hija(o) del Rey, por lo tanto, puedo y debo vivir una vida plena y abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella tengo paz y plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo confiar en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está en el mundo. En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio           28                         1 Co 14.26-40  /  2 R 9  /  Jon 4

 


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio           28                         1 Co 14.26-40  /  2 R 9  /  Jon 4

 

1 Corintios 14.26-40

26¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. 27Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. 28Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. 29Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. 30Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. 31Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. 32Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; 33pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.

Como en todas las iglesias de los santos,34vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. 35Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación. 36¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?

37Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor. 38Mas el que ignora, ignore. 39Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; 40pero hágase todo decentemente y con orden.

 

2 Reyes 9

Jehú es ungido rey de Israel

9

1Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta redoma de aceite en tu mano, y ve a Ramot de Galaad. 2Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre sus hermanos, y llévalo a la cámara. 3Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta,  echa a huir, y no esperes.

4Fue, pues, el joven, el profeta, a Ramot de Galaad. 5Cuando él entró, he aquí los príncipes del ejército que estaban sentados. Y él dijo: Príncipe, una palabra tengo que decirte. Jehú dijo: ¿A cuál de todos nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe. 6Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre Israel, pueblo de Jehová. 7Herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos de Jehová, de la mano de Jezabel. 8Y perecerá toda la casa de Acab, y destruiré de Acab todo varón, así al siervo como al libre en Israel. 9Y yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías. 10Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. En seguida abrió la puerta, y echó a huir.

11Después salió Jehú a los siervos de su señor, y le dijeron: ¿Hay paz? ¿Para qué vino a ti aquel loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras. 12Ellos dijeron: Mentira; decláranoslo ahora. Y él dijo: Así y así me habló, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. 13Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto, y lo puso debajo de Jehú en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú es rey.

Jehú mata a Joram

14Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. (Estaba entonces Joram guardando a Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael rey de Siria; 15pero se había vuelto el rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael rey de Siria.) Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad, para ir a dar las nuevas en Jezreel. 16Entonces Jehú cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí enfermo. También estaba Ocozías rey de Judá, que había descendido a visitar a Joram.

17Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la tropa de Jehú que venía, y dijo: Veo una tropa. Y Joram dijo: Ordena a un jinete que vaya a reconocerlos, y les diga: ¿Hay paz? 18Fue, pues, el jinete a reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete conmigo. El atalaya dio luego aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve. 19Entonces envió otro jinete, el cual llegando a ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete conmigo. 20El atalaya volvió a decir: También éste llegó a ellos y no vuelve; y el marchar del que viene es como el marchar de Jehú hijo de Nimsi, porque viene impetuosamente.

21Entonces Joram dijo: Unce el carro. Y cuando estaba uncido su carro, salieron Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al cual hallaron en la heredad de Nabot de Jezreel. 22Cuando vio Joram a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías? 23Entonces Joram volvió las riendas y huyó, y dijo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías! 24Pero Jehú entesó su arco, e hirió a Joram entre las espaldas; y la saeta salió por su corazón, y él cayó en su carro. 25Dijo luego Jehú a Bidcar su capitán: Tómalo, y échalo a un extremo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate que cuando tú y yo íbamos juntos con la gente de Acab su padre, Jehová pronunció esta sentencia sobre él, diciendo: 26Que yo he visto ayer la sangre de Nabot, y la sangre de sus hijos, dijo Jehová; y te daré la paga en esta heredad, dijo Jehová. Tómalo pues, ahora, y échalo en la heredad de Nabot, conforme a la palabra de Jehová.

Jehú mata a Ocozías

(2 Cr. 22.7–9)

27Viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste en el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y Ocozías huyó a Meguido, pero murió allí. 28Y sus siervos le llevaron en un carro a Jerusalén, y allá le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de David.

29En el undécimo año de Joram hijo de Acab, comenzó a reinar Ocozías sobre Judá.

Muerte de Jezabel

30Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana. 31Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su señor? 32Alzando él entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o tres eunucos. 33Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la atropelló. 34Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de rey. 35Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos. 36Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Esta es la palabra de Dios, la cual él habló por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel, 37y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Esta es Jezabel.

 

Jonás 4

 

El enojo de Jonás

4

1Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 2Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 3Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 5Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.

6Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. 7Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. 8Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. 9Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. 10Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 11¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?

 

miércoles, 28 de julio de 2021

¡Cómo conocer la Voluntad de Dios!

                                                                                                                                                                                                                                     <ENGLISH>





 28 Julio

¡Cómo conocer la Voluntad de Dios!


¡La buena voluntad de Dios para contigo!

Por Riqui Ricón*

Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente (2 R 8.19).

Desde hace años está de moda decir que los cristianos, los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, no tienen una religión sino una relación con Dios. Esto sólo puede ser verdad para aquellos que a través de la Biblia han creído a TODA la Palabra de Dios. Los creyentes debemos, porque así está escrito, vivir vidas plenas, siendo prósperos y saludables al caminar de la mano de nuestro Dios y Padre, escuchando y obedeciendo lo que Él nos dice.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).

-Pero, pero, Riqui Ricón -me dicen-, ojalá fuera así. Mi realidad parece ser muy diferente, me encuentro en una lucha continua, resistiendo al pecado y las aflicciones de este mundo, buscando no fallarle a Dios. Oro, ayuno, leo la Biblia y hasta diezmo. Sin embargo, así como que yo tenga una vida próspera y todo me salga bien pues la verdad, no. ¡Eso quisiera!

Yo te preguntaría: ¿caminas con Jesús como lo haces con tu mejor amigo? ¿Pasas tiempo con Él conversando y escuchando? ¿Crees sus Palabras? ¿Lo consideras digno de confianza? ¿Le conoces tanto como para creerle?

En el versículo con que iniciamos esta reflexión, puedes notar una de las principales cualidades de Dios, pues 800 años antes del episodio que se narra en Segunda de Reyes Ocho, ya les había advertido sobre las consecuencias de entrar en una relación de Pacto con Él, para luego invalidarla. Constantemente les envió jueces, reyes y profetas, exhortándolos a que volviesen a Él. Sin embargo, por Amor, le hizo una promesa a David dándole Su Palabra y, recuerda, Dios tiene Palabra de Honor, Él no puede mentir.

¡Dios es fiel y siempre cumple Su Palabra!

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm 23.19).

El hombre cuando se arrepiente de su palabra es para su propio provecho, ya que lo hace cuando se da cuenta  que lo que dijo le va a perjudicar de alguna manera. Sin embargo, ¡Dios no actúa así!

Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (Jon 3.10).

Cuando Dios se ha arrepentido de algo que ha dicho siempre ha sido en respuesta al Amor que tiene por los seres humanos. Sólo para tu provecho y beneficio. ¡Dios es bueno!

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

De hecho, cuando lees y meditas la Palabra de Dios, encuentras que en la Biblia está expresada la Voluntad de Dios para tu Vida y ésta es buena, agradable y perfecta. Dios desea que tú seas próspero(a) en todas las cosas; Él desea que tengas buena salud y que vivas tu Vida con gozo, paz y Amor, sabiendo que Él está contigo; que nunca te ha dejado y nunca te dejará.

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).

Sin importar cuáles hayan sido las condiciones de tu Vida, Dios ha comprometido Su Palabra para nunca olvidarse de ti.

Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas (Deu 28.12-13).

La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es indiscutiblemente clara acerca de cuál es el deseo de Dios para tu vida. Él sólo pide de ti una cosa, que le creas, que creas que hay honor en Su Palabra.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

Así que, ante cualquier problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando el día de hoy, lo mejor que puedes hacer es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Cambia tu forma de pensar y tu actitud ante las circunstancias. No pongas tu atención en los problemas y aflicciones, sino ponla en Jesús, ponla en Sus Palabras. Haz de la Biblia la Norma máxima de tu vida leyéndola, meditándola y utilizándola de noche y de día. La Palabra de Dios es viva y eficaz, es espíritu y es vida, así que, permítele cambiar tus problemas y circunstancias mientras te llena de fe.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).

Tener una relación con Dios, en lugar de una religión, significa involucrarte afectivamente con Él, y para lograrlo es necesario que conozcas y reconozcas quién es Él y también que conozcas y reconozcas quién, ahora, tú eres, gracias a Él.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, cada vez comprendo más que es a través de Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para actuar conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora yo soy: un(a) Hijo(a) Tuyo(a). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto. Fue mediante Tu muerte y resurrección, Jesucristo, que yo Nací de Nuevo para recibir la Vida Eterna que con Tu Sangre compraste para mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo el espíritu de mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del (la) hombre (mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos, para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por Ti, oh Dios, conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así que, en Tu nombre, Jesús, declaro que no son los problemas ni las circunstancias los que determinan quien soy ni cómo voy a vivir. Soy un(a) Hijo(a) del Rey, por lo tanto, puedo y debo vivir una Vida Plena y Abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella tengo paz y plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo confiar en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está en el mundo. Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad; recibo mi libertad; recibo la restauración de mi matrimonio y de mi familia y recibo prosperidad en todas las áreas de mi vida. Creo y declaro que de todo problema, aflicción o enfermedad yo, __________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio           28                         1 Co 14.1-25  /  2 R 8  /  Jon 3

 


Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Julio           28                         1 Co 14.1-25  /  2 R 8  /  Jon 3

 

1 Corintios 14.1-25

El hablar en lenguas

14

1Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 2Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 3Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 4El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 5Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

6Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? 7Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? 8Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? 9Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. 10Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. 11Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. 12Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.

13Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. 14Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. 15¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 16Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. 17Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado. 18Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros; 19pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.

20Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. 21En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.a 22Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes. 23Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? 24Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; 25lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.[1]

 

2 Reyes 8

Los bienes de la sunamita devueltos

8

1Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir,a diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre la tierra por siete años. 2Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. 3Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y por sus tierras. 4Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. 5Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora.

Hazael reina en Siria

7Eliseo se fue luego a Damasco; y Ben-adad rey de Siria estaba enfermo, al cual dieron aviso, diciendo: El varón de Dios ha venido aquí. 8Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir al varón de Dios, y consulta por él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? 9Tomó, pues, Hazael en su mano un presente de entre los bienes de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro, y llegando se puso delante de él, y dijo: Tu hijo Ben-adad rey de Siria me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad? 10Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente sanarás. Sin embargo, Jehová me ha mostrado que él morirá ciertamente. 11Y el varón de Dios le miró fijamente, y estuvo así hasta hacerlo ruborizarse; luego lloró el varón de Dios. 12Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel; a sus fortalezas pegarás fuego, a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás el vientre a sus mujeres que estén encintas. 13Y Hazael dijo: Pues, ¿qué es tu siervo, este perro, para que haga tan grandes cosas? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú serás rey de Siria.b 14Y Hazael se fue, y vino a su señor, el cual le dijo: ¿Qué te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente sanarás. 15El día siguiente, tomó un paño y lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Ben-adad, y murió; y reinó Hazael en su lugar.

Reinado de Joram de Judá

(2 Cr. 21.1–20)

16En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá. 17De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y ocho años reinó en Jerusalén. 18Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 19Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.c

20En el tiempo de él se rebeló Edom contra el dominio de Judá,d y pusieron rey sobre ellos. 21Joram, por tanto, pasó a Zair, y todos sus carros con él; y levantándose de noche atacó a los de Edom, los cuales le habían sitiado, y a los capitanes de los carros; y el pueblo huyó a sus tiendas. 22No obstante, Edom se libertó del dominio de Judá, hasta hoy. También se rebeló Libna en el mismo tiempo. 23Los demás hechos de Joram, y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 24Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David; y reinó en lugar suyo Ocozías, su hijo.

Reinado de Ocozías de Judá

(2 Cr. 22.1–6)

25En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá. 26De veintidós años era Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel. 27Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de Acab.

28Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de Galaad, contra Hazael rey de Siria; y los sirios hirieron a Joram. 29Y el rey Joram se volvió a Jezreel para curarse de las heridas que los sirios le hicieron frente a Ramot, cuando peleó contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías hijo de Joram rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque estaba enfermo.[2]

 

Jonás 3

 

Nínive se arrepiente

3

1Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: 2Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. 3Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. 4Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.a

6Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 7E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. 9¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos?

10Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.[3]

 



a
                    a a 14.21: Is. 28.11–12.

[1]
                    Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Co 13.13-14.25). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a
                    a a 8.1: 2 R. 4.8–37.

b
                    b b 8.13: 1 R. 19.15.

c
                    c c 8.19: 1 R. 11.36.

d
                    d d 8.20: Gn. 27.40.

[2]
                    Reina Valera Revisada (1960). 1998 (2 Re 7.20-8.29). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a
                    a a 3.4–5: Mt. 12.41; Lc. 11.32.

[3]
                    Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jon 2.10-3.10). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.