domingo, 30 de noviembre de 2014

¿Qué significa SER Hijo(a) de Dios?

 

30 de Noviembre

¡Vaya Papá que tienes!

Por Riqui Ricón*

Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios, El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre, Que hace justicia a los agraviados, Que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos; Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos (Sal 146.5-8).

Ser un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO es realmente un privilegio. Pues significa saber, y sobre todo CREER, que ahora Dios es tu Padre, tu ayudador y esperanza; Dios es quien te da la paz y libertad en las cuales Él siempre ha querido que tú vivas.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

Dios es el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y de lo invisible. Él es fiel, justo y verdadero. Él es bueno. Él es amor. Y sobre todo, Él es tu papá.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Ro 8.15).

Así que, si Dios hace justicia a los agraviados; da pan a los hambrientos; liberta a los cautivos; abre los ojos de los ciegos y levanta a los caídos, pregúntate ¿qué no hará el único y verdadero Dios omnipotente por ti, que eres su Hijo(a) amado(a)?

De hecho, Él ya lo ha hizo todo por Amor a ti:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que pagara todos tus pecados, antes que perderte a ti. Así es, Jesús murió y resucitó para que, pagando todos tus pecados, pudiera justificarte y santificarte para darte la Vida Eterna y así, ponerte en condición de ser hecho(a) Hijo(a) de Dios.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,  para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gal 4.4-7).

Esta posición, esta identidad como Hijo(a) de Dios, no es algo que tú hayas comprado, adquirido o pagado de alguna forma. Ninguna de las obras de justicia que hayas realizado en el pasado o estés realizando en el presente, te pueden otorgar la identidad de Hijo(a) del Rey.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.8-10).

Todo fue preparado de antemano por el Amor que Dios te tiene para que, mientras camines en esta tierra, vivas una vida plena, libre y abundante.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Para que vivas una Vida de completa Libertad

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Y aunque en este mundo tendrás aflicciones, ten por seguro que de todas ellas saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ha amado.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).

Así que, sea cual sea la situación, enfermedad, problema o aflicción que estés enfrentando el día de hoy, puedes dejar de preocuparte; no temas, cree solamente; ¡Dios no puede mentir! ¡Jamás serás avergonzado(a) de haber confiado en la Palabra de Dios! Puedes acudir a Él con toda confianza. Ten la certeza que Dios no te ha dejado, ni te dejará. ¡Él es tu propio Padre!

Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho. Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado (Sal 119.41-42).

¡Oh, que Padre más hermoso, fiel, amoroso y poderoso tienes tú!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, ¡así es, Tú eres el mejor padre del universo! Te amo con todo mi corazón, con todo mi entendimiento y con todas mis fuerzas. Hoy puedo vivir tranquilo(a) pues dichoso(a) es la mujer, o el hombre, que en Ti confía. ¡Yo confío en Ti! Abba, Padre, Tú eres mi Papá. Señor Jesús, cómo agradecerte lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar de entre los muertos. Porque Tú vives, yo vivo. Estando yo muerto(a) en delitos y pecados me has dado Vida, la Vida Eterna, una Vida plena y abundante para que ahora, por Tu gran Amor con que me has amado, yo sea como Tú: un(a) Hijo(a) de Dios. Gracias, Espíritu Santo por ser el sello de esta maravillosa promesa. Me dispongo con Tu ayuda, a levantarme con Tu Poder de toda enfermedad, pobreza, fracaso, derrota o desánimo que Satanás quiera hacer valer en mi vida. Ya no puede hacerlo más y no se lo permito. ¡Tengo identidad! ¡Por fin sé quién soy! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús, mi Señor y Salvador! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey de reyes y Señor de señores! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 30                               Gal 4.21-31   /  Lam 3-4  /  Sal 146

 



sábado, 29 de noviembre de 2014

¿Quién eres tú en Cristo Jesús?

 

29 de Noviembre

¡Eres Hijo(a) y heredero(a) del Todopoderoso Dios!

Por Riqui Ricón*

Y, ahora que pertenecen a Cristo, son verdaderos hijos de Abraham. Son sus herederos, y la promesa de Dios a Abraham les pertenece a ustedes  (Gal 3.29 NTV).

Tú NO eres más (y jamás volverás a serlo), un fracasado(a) perdedor(a), ni un pecador(a) destinado a la maldición de la muerte eterna. ¡No! ¡Nada de eso!

Vimos en la meditación del día de ayer que, por el Espíritu Santo prometido a los creyentes, en el Nuevo Pacto gozamos de toda la libertad a la que solamente tienen acceso los Hijos de Dios NACIDOS DE NUEVO.

El problema de la maldición y el pecado ya fue resuelto en esa cruz, para que tú, por medio de la fe en Jesucristo, recibieras la promesa del Espíritu y ahora formes parte de la familia de Dios.

Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos;  herederos de Dios y coherederos con Cristo (Ro 8.12-17a).

Al instante mismo de creer que Jesús es el Señor y Salvador de tu vida, y de acuerdo a la promesa, vino el Espíritu Santo y te dio Vida, haciendo que tu espíritu, muerto en pecados, Naciese de Nuevo. Ya no eres más esclavo del temor sino que, al contrario, puedes decirle a Dios con toda confianza y familiaridad, ¡Abba, Padre! ¡Papá! ¡Papito!

Tu realidad y circunstancias han cambiado totalmente; ahora eres de Cristo Jesús, pues Él te compró con Su Sangre. Eres linaje de Abraham porque la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, lo dice así. Eres Hijo(a) y heredero(a) del único Dios Vivo y Verdadero.

pues ahora, por la fe en Cristo Jesús, todos somos hechos hijos de Dios  (Gal 3.26 CST).

Recuerda siempre que no son las obras de la ley las que te dan tan honorable posición, sino el creerle a Dios al creerle a Su Palabra.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Adquiriste tu posición de Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo al momento de CREER que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Obtienes tu Identidad de Hijo(a) Amado(a) de Dios cuando comprendes que Jesús lo hizo todo al morir y resucitar sólo por Amor a ti.

Esto es lo que significa ser linaje de Abraham y heredero(a) según la promesa.

Dios es bueno y como Padre es lo mejor de lo mejor. Él no te ha dejado, ni te dejará. Todo lo que ha prometido en la Biblia acerca de ti lo va a cumplir.

¡Dios te ama!

El SEÑOR está cerca de todos los que lo invocan, sí, de todos los que lo invocan de verdad. Él concede los deseos de los que le temen; oye sus gritos de auxilio y los rescata. El SEÑOR protege a todos los que lo aman (Sal 145.18-20 NTV).

Este día tienes todo el derecho de invocar a Dios y que Él te responda. Qué, ¿cómo lo sé? Porque está escrito que tu Padre celestial contestará tus oraciones. Pero el secreto de la oración eficaz bajo el Nuevo Pacto es que pidas como un Hijo verdadero le pediría a Su Padre.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.7-11).

Así que, este día medita en todo esto. La Biblia dice que si Dios está contigo ¿quién contra ti? Cuánto más ahora que entiendes que Él no sólo está contigo, sino que ES tu propio Padre.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

Te aseguro amigo(a) que no hay problema, enfermedad, pobreza, necesidad, temor, ansiedad, soledad y, en fin, ninguna adversidad que te puedan derrotar en esta tu Nueva Vida. Pues tú eres en Verdad un(a) genuino(a) y legítimo(a) Hijo(a) y heredero(a) del Dios Vivo y Verdadero.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, que maravilloso es saber que no tengo que esperar a ir al cielo para vivir como un(a) Hijo(a) del Rey. Gracias. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí al morir en la cruz y resucitar, venciendo a la muerte, para darme la Vida que sólo pueden tener los Hijos de Dios. No puedo dejar de recordarlo cada día, pues por tu Gran Amor con que me has amado tengo derecho a la Vida Eterna, una Vida Nueva, plena y abundante. Gracias porque, de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, yo ya puedo comenzar a experimentar y vivir como Tu legítimo(a) Hijo(a), hoy, aquí y ahora. Así que, con Tu ayuda, Espíritu Santo, no voy a permitir que pensamientos de fracaso, derrota, desanimo, temor, amargura y ninguna otra mentira me vengan a robar, a despojar de lo que legítimamente es mío: mi herencia y mi identidad de Hijo(a) Tuyo(a), mi Dios. Tu Palabra es la Verdad, por lo tanto, creo y declaro que: ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, Señor Jesús! ¡Tú suplirás todo lo que me falta conforme a Tus riquezas en gloria! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 29                               Gal 3.19-4.20   /  Lam 1-2  /  Sal 145

 

 

viernes, 28 de noviembre de 2014

¡Cómo ser Verdaderamente Libre!

 

28 de Noviembre

¡Creyéndola por la FE!

Por Riqui Ricón*

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),  para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).

De acuerdo a la Palabra de Dios, que no miente, tú has sido redimido(a) de toda maldición y ahora eres Bendito(a) del Señor.

¡Así es mi amado(a)! Puedes gritarlo hacia los cuatro puntos cardinales: ¡Eres Libre! ¡Eres el (la) redimido(a) de Jesús! ¡Eres Bendito(a)!

Esto es así, no por lo que hayas hecho o puedas hacer, ni por lo que tengas que hacer sino por lo que YA ERES en Cristo Jesús: Redimido(a) y bendito(a). ¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

Redimido(a) quiere decir comprado(a) a precio de sangre para ser hecho LIBRE.

Lo realmente asombroso es que ser hecho(a) libre no es el único propósito de tu redención, sino que además, por la fe recibas la promesa del Espíritu [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra]. Y, ¿cuál es esa promesa del Espíritu que ya has recibido por medio de tu fe en Jesús?

Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios (Ez 36.24-28).

Esta es la esencia del Evangelio (son buenas noticias) y este es el corazón del Nuevo Pacto: Que mediante la Sangre de Jesús tú recibas al Espíritu Santo prometido. Y Él, el Espíritu Santo, te fue otorgado con un propósito: Que creyéndole a Él, creyéndole a Su Palabra, puedas recibir la identidad de Hijo(a) de Dios, pues con la muerte de Jesucristo en la cruz fueron pagados TODOS tus pecados, y con su victoria sobre la muerte resucitó de entre los muertos para hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y ahora tú puedes caminar en plena victoria con toda la autoridad y poder de quien ahora tú YA ERES.

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra (Hch 1.8).

Tienes el Poder del Espíritu Santo prometido y dado, como la habilitación que te permite manifestar en esta tierra la santidad y justicia que están en ti gracias a tu Nueva Naturaleza. Ahora puedes ser fiel testigo y embajador(a) de Jesucristo en este mundo, haciendo las cosas que Él hizo y aún mayores.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).

Puedes decirlo sin duda alguna: ¡Soy redimida(o) de toda maldición! ¡Soy bendecido(a) con toda bendición! ¡Soy heredero(a) de Dios, según la promesa!

Y además, por si todo esto fuera poco, has sido redimido(a) de la maldición de la ley, que es toda enfermedad, la pobreza, el temor, la angustia, la violencia, la soledad, etc.

Así que, sin importar cuál sea tu situación el día de hoy, la Palabra de Dios prevalece y tú puedes, sin lugar a dudas, creer y recibir tu sanidad y liberación en este momento. ¡Dios te ama! ¡Él es tu Padre y está contigo! ¡Nunca te ha dejado, ni te dejará!

Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el SEÑOR me recibirá en sus brazos (Sal 27.10 NVI).

Lo más maravilloso de todo esto, lo más asombroso del Amor de Dios, es que no solamente la maldición ha sido anulada sino que ahora La Bendición de Dios, tu Padre, te pertenece y tienes todo el derecho a disfrutar de ella.

Que nuestros hijos florezcan en su juventud como plantas bien nutridas; que nuestras hijas sean como columnas elegantes, talladas para embellecer un palacio. Que nuestros graneros estén llenos de toda clase de cosechas; que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles, y hasta de a diez miles, y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos. Que ningún enemigo penetre nuestras murallas, ni nos lleve cautivos, ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades. ¡Felices los que viven así! Felices de verdad son los que tienen a Dios como el SEÑOR (Sal 144.12-15 NTV).

Entonces, sea cual sea la situación que el día de hoy tú estés enfrentando, No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán. Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía (Sal 36.1-6).

Ser redimido de la maldición para recibir La Bendición de tu Dios y Padre ES lo único que te puede hacer verdaderamente libre.

Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Oremos en voz audible:

Amado Señor Jesús, muchas gracias por haberme redimido de la maldición para hacerme merecedor(a) de la bendición de Abraham; entiendo y creo completamente que no es por lo que yo haya hecho o pueda hacer sino por el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Hoy decido creer y confesar este Tu Gran Amor por mí: ¡Soy Tu Hijo(a)! De acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, que no miente, me hiciste Nacer de Nuevo para ser hecho(a) conforme a Tu Imagen, Jesús. ¡Soy redimido(a) de la maldición! ¡Vivir en la Bendición del Señor es mi derecho! Sé que en el mundo tendré aflicciones pero yo en Ti confío y tengo paz pues de todas ellas saldré más que vencedor(a) por Tu Palabra y por Tu Amor. Gracias, Padre. ¡Te amo con todo mi corazón! ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 28                               Gal 3.1-18   /  Jer 51-52  /  Sal 144

 



jueves, 27 de noviembre de 2014

¡Cómo te preparas para la Victoria!

 

27 de Noviembre

¡Aquí está tu victoria!                                                             

Por Riqui Ricón*

sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,  sino por la fe de Jesucristo,  nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado (Ga 2. 16).

Las obras de la ley son aquellas que realizas por mérito y esfuerzo propio cuando tratas de cumplir la ley de Dios con tus propias fuerzas para así estar en buenos términos con el Señor y además, poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas. Por lo que puedes leer en la Biblia, éste es y será siempre, un esfuerzo inútil.

La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña que las obras de la ley son producto de la carne, mientras que las obras de la fe, las que realizas creyéndole a Dios al creer Su Palabra, son espirituales pues son producto del espíritu.

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Ro 8.5-8).

La buena noticia (y lo realmente interesante aquí), es que tú No eres de la carne, sino que tú realmente eres del Espíritu (de lo contrario no estarías leyendo esta reflexión). Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y ya no vives más conforme con tu carne sino que ahora vives conforme al Espíritu.

Los que se dejan dominar por la baja naturaleza, viven sólo para auto complacerse, pero los que viven de acuerdo con el Espíritu Santo se conducen como agrada a Dios. El dejarse conducir por el Espíritu Santo produce vida y paz, pero el dejarse conducir por la vieja naturaleza produce muerte, porque la vieja naturaleza pecaminosa que está en nosotros, siempre se rebela contra Dios. Nunca ha obedecido la ley de Dios y nunca podrá obedecerla. Por eso, los que continúan bajo el dominio de su antiguo yo pecador y se empeñan en continuar con sus perversidades, jamás podrán agradar a Dios (Ro 8.5-8 BAD).

De hecho, si tú quieres agradar a Dios lo único que necesitas es fe, esto es, creerle a Dios creyendo Su Palabra, pues está escrito que sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (He 11.6).

Ser justificado significa ser declarado justo por Dios, quien es el juez de todo el Universo. Tu justificación no es resultado de las obras que hiciste, ni de las que puedas hacer, sino que la salvación es resultado de tu fe en la obra de Jesucristo.

Tu justificación es resultado de creer lo que Dios dice: que Jesús era el unigénito Hijo de Dios, quien se dio a sí mismo por Amor a ti, para PAGAR TODOS tus pecados y, de esta forma, hacerte libre de esa vieja naturaleza pecaminosa que no puede, ni podrá, obedecer a Dios.

Pero ahora, tú has Nacido de Nuevo y no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Así que, ahora eres nueva creatura, tienes una naturaleza totalmente nueva e incorruptible y eres libre de toda acusación o cargo que se te imputaba.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8.2-4).

Pon mucha atención aquí, porque cuando tú pecas, y no hay hombre o mujer que no peque (Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros -1 Jn 1.10), esto no significa que tú vivas conforme a la carne, pues la Verdad es que tu espíritu, y el Espíritu Santo que vive en ti, te guían al arrepentimiento para vivir siempre conforme al Espíritu.

Entonces, no existe otra forma de estar en buenos términos con el Señor y poder gozar de Su Presencia y de Sus promesas que por medio de la fe de Jesucristo.

La fe es, pues, necesaria para agradar a Dios. Por eso, todo el que quiera acercarse a Dios debe creer que existe y que premia a los que sinceramente le buscan  (He 11.6 CST).

Esto no significa que no debes actuar y vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, sino todo lo contrario, pues ahora, como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo actúas de acuerdo a lo que crees:

·         Que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados antes que perderte a ti.

·         Que así, Dios te ha declarado justo(a) por la fe de Jesucristo.

·         Por eso, AHORA piensas, hablas y vives como justo(a) pues eso es lo que eres y,

·         Ya no practicas más el pecado.

Es esta identidad, que proviene de tu fe en la Palabra de Dios, la que ahora te impulsa a actuar y vivir acorde con lo que crees y declaras que eres.

¡Aquí está tu victoria!

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).

Recuerda siempre que no es lo que tú hagas o puedas hacer para Dios lo que te define. Lo que te define es lo que Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú eres ahora. La Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad Absoluta y ella, la Verdad, establece que, por la obra redentora de la Cruz y la Victoria de Jesús sobre la muerte, ahora tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de simiente corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Así que, sea cual sea el problema, aflicción, enfermedad o reto que estés enfrentando el día de hoy, afírmate en tu identidad como Hijo(a) de Dios, desecha toda condenación; y si has caído arrepiéntete y confiesa tu pecado pues él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9b). Y, por último, disponte a salir más que vencedor en todas las cosas.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú dices en Tu Palabra (y yo lo creo), que Con Cristo estoy juntamente crucificado(o), y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe de Tu Hijo, Jesús, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Padre, hoy comprendo un poco más de Tu Gracia y Gran Amor, por lo tanto no la desecho; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás habría muerto Cristo Jesús. Por lo tanto, me determino a no pensar, hablar o sentir acerca de mí, como un(a) fracasado(a), ni frustrado(a), ni vencido(a), ni hipócrita, ni ningún otro pensamiento, palabra o actitud de engaño y mentira hacia mi persona. Por Tu Gracia y Amor yo soy lo que soy. Por Tu Gracia y Amor yo, ___________ (tu nombre aquí), soy quién Tú dices en la Biblia que soy: justificado(a) y perdonado(a); un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Así que, tengo toda la autoridad y libertad para actuar y vivir manifestando lo que ya soy: justo(a), santo(a) y perfecto(a). No porque tenga que hacerlo como si careciera de ello, sino porque, gracias a Ti, Jesucristo, eso es lo que soy. En consecuencia, en este día, me declaro sano(a), libre, próspero(a) y en paz para vivir esa vida plena y abundante que Tú, mi Señor y Salvador Jesucristo, compraste para mí. En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 27                               Gal 2   /  Jer 49-50  /  Sal 143