Jueves
4 de Abril de 2013.
¡Lo que es tuyo!
Por
Riqui Ricón*
Mira, Jehová tu Dios te ha
entregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus
padres te ha dicho; no temas ni desmayes (Deu 1.21).
El temor
es una fuerza espiritual tan fuerte y poderosa como la fe, pero totalmente opuesta
a ésta última. La fe y el temor son como el norte y el sur; ambos se encuentran
en el mismo eje y ejercen la misma influencia, sólo que son absolutamente
contrarios.
Cuando
las personas se acercan a mí porque están desanimadas o abatidas, o cuando yo
mismo comienzo a sentir la presión del desánimo o la depresión, siempre
pregunto: ¿qué voz estás escuchando? ¿La que te dice, ánimo, entra, ven sube y
toma posesión de ella, no temas ni desmayes, todo lo puedes en Cristo, mayor es
el que está en ti que el que está en el mundo; o la que te dice: está muy duro,
es muy difícil, estás muy enfermo(a), ya no tienes fuerzas, no va a suceder,
nunca va a cambiar, no tienes la capacidad, etc.?
La primera
voz proviene de tu Padre, es Su Palabra, la Palabra de Dios, y produce fe en tu
corazón pues sabes que Dios no miente ni se arrepiente, que TODO lo que Él dijo
lo va a hacer, que TODO lo que Él habló lo va a ejecutar. La otra voz, pretende
arrinconarte en un hoyo obscuro, paralizándote de miedo y depresión con el
FIRME PROPOSITO de que te apartes de Dios y de Su Palabra para que no creas que
eres la persona que Dios dice que eres.
- Pero,
pero… Riqui Ricón, es que tú no sabes… mi situación… el problema en que estoy
atorado(a)… es pecado…
Pues, ¡No
temas, ni desmayes! ¡Corre hacia Dios en lugar de huir de Él! Ya que siete
veces cae el justo y siete veces se vuelve a levantar (Pro 24. 16). Y quiero
que notes que la Escritura dice “el justo” no el pecador, y tú ya fuiste hecho(a)
justo(a) por el precio de la Sangre de Jesús. Es más:
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Si confesamos nuestros pecados, él
es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso,
y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1.
9-10).
¡Los
pecadores pecan! ¡Eso es lo que saben hacer y además les gusta hacerlo! Sin
embargo, esta provisión para el arrepentimiento y perdón de pecados es para los
justos, para las Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo. Es la Palabra de Dios,
la Palabra de tu Padre a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra
en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en
vuestros corazones (2 P 1.19).
- Pero,
pero… no me entiendes Riqui Ricón… llevo mucho tiempo luchando con esto…
continuamente estoy cayendo… ya son muchas veces que le pido perdón a Dios…
Pues, ¡No
temas, ni desmayes! ¡Corre hacia Dios en lugar de huir de Él!
Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor,
¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús
le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete (Mat 18.
21-22).
Si Jesús
nos pide que perdonemos setenta veces siete ¿acaso crees que Él no está
dispuesto a perdonarte más?
¡Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
En Cristo
Jesús, en Su sacrificio de Amor, se encuentra ya la provisión para tu victoria,
pues así como Él murió en tu lugar, tú moriste al pecado con Jesús; porque así
como Jesús venció en tu lugar, también tú tienes la victoria en Él y con Él.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la
ley del pecado y de la muerte (Ro 8.2).
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios… Porque
todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo,
sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5)
Así que, no
escuches la voz del desánimo y la derrota. Escucha la voz de tu Padre y mientras
te levantas setenta veces siete (o las veces que sean necesarias), por estar
cayendo en algún pecado oculto, COMIENZA A CREER que ahora eres la persona quién
Dios dice que eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, NO DE SIMIENTE
CORRUPTIBLE SINO DE UNA SEMILLA INCORRUPTIBLE que es la Palabra de Dios, que
vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Tarde o
temprano, cuando menos te des cuenta, vas a creer que en verdad eres quién tú
ya eres en Cristo Jesús y, entonces, el pecado ya nada tendrá en ti. ¡Esta es
la Victoria que vence al mundo!
- Pero,
pero… Riqui Ricón, a mí el doctor me diagnosticó cáncer… diabetes… SIDA…
Pues, ¡No
temas, ni desmayes! ¡Todavía no ha llegado el día, ni llegará, en que Dios
falte a Su Palabra!
Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos
endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los
enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías,
cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias (Mat 8.
16-17).
quien llevó él mismo nuestros pecados en su
cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.
24).
- Pero,
pero… Riqui Ricón, me van a despedir… no tengo para comer mucho menos para pagar
mis deudas…
Pues, ¡No
temas, ni desmayes! ¡Él es fiel! ¡No te ha dejado, ni te dejara!
Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su
descendencia que mendigue pan (Sal 37. 25).
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.
19).
Así que, atiende
a la Verdad, que es la Palabra de Dios, y no prestes más atención a las
mentiras del diablo. ¡Sube y toma posesión de lo que es tuyo!
Oremos en
voz audible:
Amado
Padre celestial, realmente es asombroso que, a pesar de lo que hice yo con mi
vida, Tú me ames tanto que hayas preferido entregar a la muerte a Tu Hijo Jesús
para pagar todos mis pecados. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por mí
en la cruz ahora estoy justificado(a), perdonado(a), santificado(a) y perfeccionado(a).
Me has dado la Vida Eterna y ahora soy parte de Tu familia. Señor Jesús, solo
con mi amor y gratitud eterna podré pagar lo que hiciste por mí. Estoy decidido(a)
a creer y recibir este gran Amor para vivir en Tu Plenitud, de la cual tomamos
todos Tus Hijos. No daré lugar al temor ni a la duda y haré de Tu Palabra, la
Biblia, la norma máxima de mi existencia. No escucharé las voces de fracaso,
derrota y desánimo. Escucharé sólo Tu Palabra. Te escucharé sólo a Ti, mi Dios,
Señor y Salvador. Yo soy lo que Tú, Todopoderoso Dios, dices que soy, ni más ni
menos. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios! ¡Soy
feliz! ¡Gracias Padre! Bendigo Tu Nombre y declaro que lo mejor de mi vida ya
comenzó. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 4 Mat
26. 30-46 / Deu 1.2 / Job 4
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