viernes, 31 de octubre de 2014

¡Cómo vencer sobrenaturalmente todos tus problemas!

 




1 de Noviembre

¡Si puedes creerle a Dios, al que le cree a Dios TODO le es posible!

Por Riqui Ricón*

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación… Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino…  Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra… Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo, Y me regocijaré siempre en tus estatutos. (Sal 119.97, 105, 107, 116-117).

El rey Ezequías fue uno de los mejores reyes que haya tenido el reino de Judá, tanto que la Escritura dice de él:

Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre… En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.  Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.  Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió (2 R 18.3, 5-7).

Cuando Senaquerib, rey de Asiria, después de una campaña militar muy exitosa donde había invadido varios reinos, llegó con su gran ejército para destruir Jerusalén, Ezequías se fortaleció en el Señor para escuchar y creer la Palabra de Dios, por lo cual fue librado milagrosamente de su enemigo.

En este día, probablemente, tú, mi estimado(a) amigo(a) necesites, como el rey Ezequías, un gran milagro. Si ese fuere tu caso, te tengo muy buenas noticias, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice que CIERTAMANETE Él llevo tus enfermedades, sufrió tus dolores y por sus heridas tú ya fuiste sanado (Isa 53.4-5); dice que Dios desea que tú seas prosperado(a) en TODAS las cosas y que tengas salud así como prospera tu alma (3 Jn 2); y dice también que aunque andes en valle de sombra y de muerte, no temerás mal alguno porque Dios mismo está contigo (Sal 23.4).

Quizá tú pienses que Dios apoyó a Ezequías porque él era rey de Judá o que Jesús podía sanar a los enfermos o dar de comer a multitudes porque Él es el Hijo de Dios. Pues, permíteme hacerte unas preguntas, ¿eso es todo lo que se necesita? ¿Ser rey o reina; ser Hijo o Hija de Dios?

¡Excelente! ¡Más buenas noticias! La Biblia, que es la Palabra de Dios y no puede mentir, dice claramente que por la Sangre de Jesús tú ya has sido hecho(a) rey (reina) para Dios y que reinarás sobre esta tierra.

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

Nota que la Escritura NO dice que serás un(a) Rey (Reina) cuando llegues al cielo o a la Presencia de Dios, sino que establece que por lo que Jesús hizo por Amor a ti, YA ERES ese(a) Rey (Reina) que ha de reinar sobre la tierra.

Y si esto te pareciera poco, pon toda tu atención y corazón a lo que dice 1ª de Juan 3.1:

Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios.

 No solamente eres Rey (Reina) y Sacerdote (Sacerdotisa) sino que además, ¡Eres llamada(o) Hijo(a) de Dios por el mismísimo Dios! ¡Y eso es lo que en Verdad eres!

Y muchas veces el espíritu lo arroja al fuego o al agua, para matarlo. Si puedes, ayúdanos. ¡Ten compasión de nosotros! Dijo Jesús: ¿Cómo "si puedes"? Para el que cree, todo es posible (Mar 9.22-23 CST).

Quizá tú hayas acudido ya a la oración y te parece que nada da resultado y te encuentras como aquel padre de familia que vino a Jesús diciendo, traje mi hijo a tus discípulos y no pudieron sanarle, pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Entonces, si este es tu caso, te ruego que medites en la respuesta que Jesús le dio:

¿Cómo que si puedo? Es todo lo contrario, no se trata de si Yo puedo hacer algo por ti sino de si tú puedes creerme a Mí, pues ¡al que le cree a Dios, TODO le es posible!

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Si puedes creer que la Biblia es la Palabra de Dios y no miente. Si puedes creer que la Biblia es la Verdad. Si puedes creer que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Si puedes creer que por la Sangre de Jesús haz sido hecho(a) para Dios rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa), y reinarás sobre la tierra. Si puedes creer que por Su gran Amor con que te ha amado, Dios te ha nombrado Su Hijo(a). Entonces, mi amado(a),  tú puedes orar con plena certeza de fe que Dios es contigo, y si Dios es contigo, ¿quién contra ti? Puedes estar completamente seguro(a) que si Dios lo dijo, entonces, Él lo va hacer; si Dios lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.

Y recuerda que aunque andes en valle de sombra y de muerte no temerás pues Dios, tu Padre, está contigo.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).

Fue por haberle creído a Dios, creyendo Su Palabra, que Ezequías recibió el pronto auxilio de Dios y el ejercito del rey de Asiria fue destruido sobrenaturalmente.

Y ustedes, los que quedan en Judá, los que han escapado de los estragos del ataque, echarán raíces en su propio suelo, crecerán y prosperarán. Pues desde Jerusalén se extenderá un remanente de mi pueblo, un grupo de sobrevivientes, desde el monte Sión. ¡El ferviente compromiso del SEÑOR de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!». »Y esto dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: »“Sus ejércitos no entrarán en Jerusalén; ni siquiera lanzarán una sola flecha contra ella. No marcharán fuera de sus puertas con sus escudos ni levantarán terraplenes contra sus murallas. El rey regresará a su propia tierra por el mismo camino por donde vino. No entrará en esta ciudad —dice el SEÑOR—. Por mi propia honra y por amor a mi siervo David, defenderé esta ciudad y la protegeré”» (Isa 37.31-35 NTV).

Y eso que Ezequías era solamente un rey de Judá. ¿Qué no hará Dios Todopoderoso por uno(a) de Sus Hijos(as) como tú, que estás confiando en Él?

¡Ten ánimo! Créele a tu Padre celestial, creyendo Su Palabra, pues Su buena Voluntad para contigo es agradable y perfecta. Dios no te ha dejado, ni te dejará y de todo problema, angustia o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

Ezequías, aunque un gran rey, era solamente un simple mortal y, sin lugar a dudas, por el Amor que Dios siente por ti, por Su Palabra y por el Poder del Espíritu Santo, tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes con toda franqueza decirle a tu Padre celestial:

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación… Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino…  Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra… Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo, Y me regocijaré siempre en tus estatutos. (Sal 119.97, 105, 107, 116-117).

Así que, haz de la Biblia la norma máxima de tu existencia. Ponla en tu mente, boca y corazón leyéndola y meditándola de día y de noche todos los días de tu vida porque sólo así harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, sé perfectamente que puedo confiar en Ti. Sé perfectamente que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad. Y sé que aún esta certeza me la has dado Tú por el gran Amor con que me amas. Gracias, Señor Jesús, porque estando yo en tinieblas me trasladaste a Tu luz admirable; estando yo muerto(a) me has dado vida y la vida que has comprado para mí con Tu Sangre es una vida buena, plena y abundante. ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey de reyes y Señor de Señores! ¿Quién me puede vencer? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito en Tu Palabra: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como oveja de matadero. Antes, en todas estas cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Así que, creo y recibo esa vida saludable, libre de la enfermedad, que Tú compraste para mí. Creo y recibo esa vida plena y abundante llena de dicha y paz donde tendré problemas y aflicciones, pero de todos y cada uno de ellos saldré más que vencedor(a). ¡No hay forma en que pueda perder en esta vida! Por lo tanto, creo y declaro que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hija(o) del Rey! Gracias, Señor Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 1                        1 Tim 3  /  Isa 36-37/ Sal 119.97-120

 



¡Cómo adquirir un buen seguro!

 
22 de Octubre
¡Dios lo dice!
Por Riqui Ricón*
Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera… No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová. Asegurado está su corazón; no temerá, (Sal 112.1, 7-8a).
¿Sabías que el primer pecado, el pecado original, allá en el paraíso, no fue la desobediencia? Así es, el primer pecado fue la incredulidad a la Palabra de Dios.
Pero la serpiente  era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;  pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;  sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Gen 3.1-5).
Pon mucha atención, pues al primer intento de engaño de Satanás, -¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?-  la mujer contestó correctamente, pero ante la segunda mentira, ella sucumbió ante la duda. Puedo imaginármela pensando: “¿quién dirá la verdad, este bicho raro que habla o Dios quien me creo?” Y ellos decidieron CREER al diablo y por lo tanto hicieron mentiroso al Señor.
Desde ese día hasta la fecha, el dilema del ser humano (y a veces de los Hijos de Dios), ha sido siempre el mismo: ¿a quién le voy a creer? ¿Al diablo y sus mentiras o a la Palabra de Dios?
Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.  Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?  Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí (Gen 3.8-10).
Cuando haces caso a la mentira terminarás por creerla y automáticamente entrará el temor a tu vida, y con el temor vendrá la duda que concebirá la desobediencia.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Ro 8.15).
Sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios que no miente, te enseña claramente que los Hijos de Dios NACIDOS DE NUEVO pueden y deben llevar sus vidas sin temor ni duda pues no has recibido el espíritu de esclavitud para estar OTRA VEZ en temor, sino que has recibido el espíritu de ADOPCION por el cual puedes decirle a Dios, Abba, Papá, Papito.
Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él  (1 Jn 3.1 NTV).
Lo maravilloso del Amor de Dios es que al Hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo, por medio de la muerte y resurrección de Jesucristo, Dios mismo te coloca en una posición de intimidad y confianza recíprocas, pues ahora Él es tu verdadero Padre: ¡Puedes confiar en Él! ¡Puedes creerle a Su Palabra!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él  (Jn 3.16-17).
¿No es asombroso? Dios, el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible, te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, y esto lo hizo con tal de tener una relación contigo de Padre a Hijo(a) y que le puedas decir con familiaridad, papá, papito.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Así que, Dios, tu Padre, no te ha dejado ni te dejará en manos de la enfermedad, el temor, la violencia, el fracaso ni ninguna otra calamidad. ¡Tú eres Su Hijo(a)!
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
Al recibir la noticia de la muerte de su hija, era muy probable que Jairo perdiera toda esperanza, sin embargo, Jesús le dijo: “Jairo, NO TEMAS, sólo tienes que CREER.”
Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo.  Y mientras iba, la multitud le oprimía…   Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro. Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva (Luc 8.41-42, 49-50).
Y, como sabrás, Jesús resucitó a la pequeña.
Entonces, sin importar los problemas, enfermedades o aflicciones que el día de hoy estés enfrentando, si decides CREERLE a Dios, CREYENDO a Su Palabra, tú puedes llevar una vida firme y confiada pues tienes asegurado tu corazón y no tendrás temor de malas noticias.
¡Dios lo Dice! Y si Dios lo dice, entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.
He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová,  quien ha sido salvación para mí (Isa 12.2).
Así que, la clave para la existencia es que, para obedecer a Dios primero le tienes que creer. ¡Creerle a Él, creyendo Su Palabra!. Esto es, CREER que Dios te ama tanto que ha dado Su palabra de Honor en que te irá bien en esta vida pues Su voluntad para contigo es buena, agradable y perfecta.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que hermoso es comenzar un día más sabiendo que Tú me amas, que puedo vivir este día confiado(a) porque mi corazón está asegurado por Tu Palabra de Honor. Tú lo has dicho y lo vas a cumplir, Tú lo has hablado y lo vas a ejecutar. Así que, Espíritu Santo, Tú y yo nos plantamos firmes ante cualquier circunstancia, enfermedad o adversidad y les resistimos. Soy sano(a), soy libre. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. Ningún demonio, ninguna enfermedad, ningún problema están sobre la Palabra de Dios y ésta dice que yo soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de una simiente corruptible sino incorruptible por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. ¡Soy de Cristo! ¡Ya he vencido! Porque mayor es Él, que está en mí, que el que está en el mundo. ¡No temo a malas noticias! Confiado, asegurado está mi corazón. Señor Jesús, puedo ser dichoso(a), mil veces feliz, pues yo confío en Ti. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 22                                         1 Tes 1 /  Isa 11-13 / Sal 112
 


miércoles, 29 de octubre de 2014

¿Por qué te salvó Dios?

 

21 de Octubre

¡Salvado(a) para reinar!

Por Riqui Ricón*

Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristalY oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor;  porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente  de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo... Y no habrá más maldición;  y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará;  y reinarán por los siglos de los siglos (Apo 21.10-11, 3-7; 22.3-5).

Necesitas poner mucha atención a las lecturas Bíblicas del día hoy pues estás leyendo el final del Libro. Y, ¿sabes una cosa? Efectivamente, la Palabra de Dios dice claramente que al final: ¡Tú ganas!

No es solamente el hecho de que en Cristo Jesús tú eres más que vencedor(a) en todas las cosas, sino que, además, se revela claramente aquí, cómo el Plan de Dios, Su deseo, siempre ha sido que el cielo venga aquí a la tierra. No es que tú te vayas al cielo sino que, ¡Dios viene a la tierra a vivir y reinar juntamente contigo!

La mayoría de los creyentes piensan que lo mejor que les puede suceder es irse a vivir al cielo, mientras que el Plan Divino, revelado en las Escrituras, es que Dios viene a hacer morada contigo y lo más maravilloso es que desea que tú reines con Él.

Tu cuerpo mortal será glorificado y revestido de inmortalidad para que, con todo tu ser, espíritu, alma y cuerpo, comiences a disfrutar de la victoria que Él, el Alfa y la Omega, el principio y el fin, adquirió para ti al PAGAR con Su Vida todos tus pecados en esa cruz y al haber vencido al pecado y a la muerte, te hacer partícipe de la Vida Eterna.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián… Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.  El celo de Jehová de los ejércitos hará esto (Isa 9.2-4, 6-7).

Jesús es el Mesías Salvador, Él es la Promesa de Dios, tu Padre, para traer salvación a todos los hombres. Él es ese niño nacido, que nos fue dado, que tiene el principado sobre Su hombro y cuyo nombre es, ¡Admirable! ¡Consejero! ¡Dios Fuerte! ¡Padre Eterno! ¡Príncipe de Paz!

Date cuenta que el precio que se pagó por ti no fue la vida de cualquier persona sino la del unigénito Hijo de Dios. Es por esto que Jesús tiene todo el poder y la autoridad no solamente para justificarte y darte el perdón de tus pecados, sino también para trasladarte de las tinieblas a la luz venciendo a la muerte para hacer de ti una Nueva Criatura al darte la Vida Eterna de los Hijos de Dios.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

¡Tú ya NO eres la misma persona que antes eras!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Has Nacido de Nuevo de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios y ahora, Tú eres una nueva especie de ser que no existía antes: ¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes,  y reinaremos sobre la tierra (Apo 5.9-10).

¡Por Su Sangre tú ya fuiste redimido(a) –comprado(a) y hecho(a) libre- para Dios de todo linaje, pueblo, lengua y nación y YA FUISTE HECHO(A) para Dios rey (reina) y sacerdote (sacerdotisa) Y REINARAS SOBRE LA TIERRA!

Ni las guerras, ni la violencia, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni el rencor, ni el dolor, ni la soledad, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar del amor de Dios, ni de Su propósito para tu vida, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Amado(a), tú ya has sido apartado(a) por Dios para reinar sobre todo problema, enfermedad o aflicción. No necesitas esperar a que Jesucristo venga por segunda vez para comenzar a ejercer autoridad y dominio sobre toda circunstancia adversa que estés enfrentando el día de hoy. ¡Eres un(a) Rey (Reina)!

Para siempre se acordará de su pacto. El poder de sus obras manifestó a su pueblo, Dándole la heredad de las naciones. Las obras de sus manos son verdad y juicio; Fieles son todos sus mandamientos, Afirmados eternamente y para siempre, Hechos en verdad y en rectitud. Redención ha enviado a su pueblo; Para siempre ha ordenado su pacto; Santo y temible es su nombre (Sal 111.5b-9).

Dios no puede mentir y Su Palabra, la Biblia, es sí y amén para los que le creen.

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, es hermoso saber que me has predestinado para reinar juntamente con Cristo Jesús. ¡Gracias! Sé que he vencido y que venceré. Me resisto a aceptar o creer cualquier palabra o pensamiento de fracaso y de derrota. Yo soy lo que Tú dices en Tu Palabra que soy: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo para reinar y gobernar sobre la tierra; gobernar sobre mi vida, mi salud, mis finanzas y sobre toda circunstancia adversa. Gracias Jesús por amarme tanto que diste Tu propia Vida para que yo, ahora, pudiera vivir una vida plena y abundante. Estoy decidido(a), con Tu ayuda, Espíritu Santo, a cambiar mi forma de pensar transformándome en el espíritu de mi mente. Sin importar las circunstancias del momento o la forma en que hoy me siento, creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerado(a) en Cristo Jesús para vivir una Vida Plena y Victoriosa. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud. ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! ¡Está escrito! Lo creo y lo recibo en el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Octubre 21                           Apo 21-22 /  Isa 9-10/ Sal 111