viernes, 27 de febrero de 2015

¡Cómo enderezar tu vida!

 

13 de Febrero

¡Confía en Dios! ¡Él no puede mentir!

Por Riqui Ricón*

Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas… Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos (Pro 3.5-6, 8).

Dios, el Todopoderoso, lo único que te pide es que confíes en Él, que creas a Su Palabra, que creas que tiene Palabra de Honor, pues, al fin de cuentas, Él no puede mentir. Efectivamente, hay una sola cosa que el Todopoderoso Dios no puede hacer, y eso es mentir.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (He 11.3).

Dado que el poder de la fuerza de Dios es Su Palabra, con la cual creó todo el universo (lo visible y lo invisible), podemos comprender que cualquier cosa que Dios dice se cumple forzosamente. Por esto Dios no puede mentir. Aunque Él quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad y, como ya vimos, toda palabra que sale de la boca de Dios es Verdad, ya que se cumple por sí misma.

Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz (Gen 1.3).

¡Cuando Dios dijo, sea la luz, fue la luz y no otra cosa!

A manera de ilustración, si el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti, un día miércoles, diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes que les estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado, ya que, como Él es Dios, ¿qué crees que pasará cuando las palabras “hermosa noche de viernes” salgan de Su boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes mi amado(a) porque, sin discusión alguna, se volverá un hermoso viernes por la noche.

Puesto que La Palabra de Dios es la Verdad eterna e infalible, no se trata aquí de si Él es confiable o no, sino que se trata de si decides tú confiar en Él o no. Se trata de si decides tú creerle o no creerle a Su Palabra. Aunque, dado que  Dios es cien por ciento confiable, sería un tremendo error no creerle.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).

Así que, si te fías del Señor tu Dios de todo tu corazón, Él ha prometido enderezar tus pasos, ser medicina para todo tu cuerpo y traer refrigerio a todos tus huesos. Y además, largura de días y años de vida y paz te aumentará. ¿Puedes creer esto?

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Cómo no confiar en Dios que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.

Y si te das cuenta, como consecuencia de creerle a Él (confiar), creyendo Su Palabra, recibes el regalo  de la Vida Eterna, la cual sólo pueden tener los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo.

A qué me refiero con esto:

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).

El pago que Jesús hizo en la cruz para tu justificación y santificación fue tan completo, perfecto y acabado que, ahora, en lugar de condenación  tienes derecho a vivir una vida plena y abundante: ¡La Vida Eterna de un(a) Hijo(a) del Rey!

El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia (Jn 10.10 NVI).

Solamente en esta Vida plena y abundante, que Jesús adquirió para ti al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, es que tú eres verdaderamente libre de la ley del pecado y de la muerte.

Ahora bien, pon mucha atención a lo que sigue pues esta es la confianza que tenemos en Cristo Jesús.

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;  pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,  añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones (He 10.10-17).

Entonces, de acuerdo a la Biblia, que es La Palabra de Dios y no miente, Jesús, con un solo sacrificio, hecho una vez y para siempre, te ha apartado para ser hecho(a) perfecto(a) como solo puede serlo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Y esto, mi amado(a), se llama, ¡enderezar tus veredas!

¡Confía en Dios! ¡Él no puede mentir!

Oremos en voz audible:

Amado padre celestial, hoy vengo delante de Ti para asegurarte que he puesto mi confianza en Tu Palabra. Señor Jesús, yo en Ti confío. Gracias, porque con Tu muerte y resurrección yo he pasado de muerte a vida, me trasladaste de las tinieblas en las que estaba a Tu luz admirable. Por Tu Amor, por Tu Sangre y por Tu Palabra he Nacido de Nuevo para recibir la Vida Eterna como un(a) Hijo(a) de Dios. ¡Gracias, Señor Jesús! ¡Muchas gracias! En Ti confía mi corazón. En Ti se goza mi alma. En Ti descansa mi ser. Puedo ser feliz, pues aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú, Señor, estás conmigo. Creo y declaro que yo, ___________________ (tu nombre aquí), habito al abrigo del Altísimo y moro bajo la sombra del Omnipotente. Te digo a Ti, Jesús: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en Ti confiaré. Tú me librarás del lazo del cazador, de la peste destructora. Con Tus plumas me cubrirás, y debajo de Tus alas estaré seguro(a); Escudo y adarga es Tu verdad. No temeré el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a mi lado mil, y diez mil a mi diestra; mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos miraré y veré la recompensa de los impíos. Porque te he puesto a Ti, Jehová, que eres mi esperanza, al Altísimo por mi habitación, No me sobrevendrá mal, ni plaga tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandará acerca de mí, que me guarden en todos mis caminos. En las manos me llevarán, para que mi pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; hollaré al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en Ti, Jesús, yo he puesto mi amor, Tú también me librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás. Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 13                           Heb 9.23-10.18 /  Ex 9-10 /  Pro 3

 


 
 

¡Cómo adquirir sabiduría!

 
12 de Febrero

¡Con la Palabra y por la Palabra!

Por Riqui Ricón*

Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti, Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia, Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia (Pro 2.1-6).

Que hermoso es leer, en la Biblia, las Palabras de tu Padre celestial, quien te enseña el camino de la Vida Plena, invitándote a que recibas Sus Palabras y guardes Sus mandamientos dentro de ti con el propósito expreso de bendecirte. Así es, al entender el temor del Señor y hallar el conocimiento de Dios Sus bendiciones te seguirán y te alcanzarán. ¡Es asombroso el Amor que Dios, el Todopoderoso, siente por ti!

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).

Dios es Amor y sólo entendiendo el Amor de Dios hacia ti podrás entender el temor de Dios. Esto solo lo puedes lograr atendiendo a la sabiduría contenida en la Biblia, que es la Palabra de Dios (una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad 1 Co 2.7 NVI).

Nunca serán suficientes las veces que reconozcas que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Aun estando tú muerto(a) en delitos y pecados, por el gran Amor con que Dios te ama, te dio vida juntamente con Cristo -por gracia eres salvo(a)-, y juntamente con Él te resucitó; te hizo Nacer de Nuevo como un(a) Hijo(a) Suyo(a), dándote el regalo de la Vida Eterna y te hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús.

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).

Recibir Sus Palabras, y guardar Sus mandamientos dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; inclinar tu corazón a la prudencia, clamar a la inteligencia, y a la prudencia dar tu voz; buscarla como a la plata, y escudriñarla como a tesoros; significa creerle a Dios, creerle a Su Palabra. Significa creer y aceptar que ahora, por Cristo Jesús, tú eres la persona que Dios dice que eres: Su Hijo(a) amado(a).

Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él  (1 Jn 3.1 NTV).

Este es, ha sido y siempre será, el plan de Dios para tu vida: Que creas, que te sientas y que vivas por siempre como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Sólo apropiándote de esta identidad de Hijo(a) amado(a) podrás entender lo que el temor de Dios es: La admiración reverente que siente un Hijo hacia su Padre como resultado del Amor Ágape, el Amor de Pacto. Este Amor ha jurado amarte por siempre, no por lo que tú hagas o dejes de hacer, sino por el Nuevo pacto en la Sangre de Jesús.

Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto,  para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna (He 9.15).

Sólo tienes que reflexionar que la Vida Eterna es un atributo exclusivo de la Divinidad. Nadie puede ser Eterno si no es divino. ¿Qué significa esto? Que ahora, en Cristo Jesús y por el Amor que Dios siente por ti, tú eres parte de Su familia, eres real y genuinamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo (Efe 1.4-5 NTV).

¿No es realmente asombroso? ¡Es Amor Puro!

Ahora podrás comprender que tener temor de Dios no significa otra cosa más que confiar en Él; significa creerle a Dios, creyendo Su Palabra y esto, mi amado(a) amigo(a), es precisamente la FE, la cual tú ya tienes.

Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad (He 11.6 TLA).

¡La Biblia es la Palabra de Dios! Esto quiere decir que todo lo que lees en la Biblia son las Palabras salidas de la Boca de Dios y que, por lo tanto, se van a cumplir todas, porque primero el sol y la tierra dejan de existir antes que la Palabra de Dios deje de cumplirse.

Así que, de acuerdo a todo esto, ahora el que suple todo lo que te falta, conforme a Sus riquezas en gloria, es Dios; el que ciertamente Él llevó tus enfermedades y sufrió tus dolencias y por Sus heridas ya has sido sanado(a) fue Cristo Jesús; ahora, todo, absolutamente todo, lo puedes en Cristo que te fortalece; sin lugar a dudas en todas las cosas eres más que vencedor(a), pues mayor es el que está en ti, el Espíritu Santo, que el que está en el mundo.

Si te preguntas, ¿cómo lo sé? La respuesta es bien sencilla: ¡Está escrito en la Palabra de Dios!

Así que, adquiere sabiduría y el temor de Dios creyendo lo que tu Padre celestial dice acerca de ti en Su Palabra, La Biblia.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tu Palabra, la Biblia, dice que yo he conocido y creído el amor que Tú, Dios, tienes para conmigo. Dios, Tú eres amor; y si permanezco en amor, permanezco en Ti, y Tú en mí. En esto se ha perfeccionado el Amor en mí, para que tenga confianza en el día del juicio; pues como Jesús es, así soy yo en este mundo. Gracias por haberme amado tanto que preferiste entregar a Tu Propio Hijo antes que perderme a mi. Ahora entiendo, Señor Jesús, que en el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. En verdad que yo te amo con todas mis fuerzas, con todo mi ser y con todo mi corazón, porque Tú me amaste primero. Ya no voy a dudar más. ¡No voy a temer! ¡Voy a creer! ¡Creo en Ti, Señor Jesús! ¡Creo en Tu Amor por mí! ¡Creo en Tu sacrificio en la cruz! ¡Creo en Tu Sangre preciosa, derramada hasta la última gota por Amor a mí! ¡Creo que pagaste todos mis pecados y yo ya no tengo que pagar más! ¡Creo en Tu resurrección, que me da acceso a la Vida Nueva, la Vida Plena! ¡Creo en la Vida Eterna que compraste para mí! ¡Creo en Tu Palabra, que es Palabra de Honor! Por lo tanto, declaro que ante todo problema, enfermedad o circunstancia, yo, _____________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor por mí, oh Dios. Nada, ni nadie, me podrán hacer frente todos los días de mi vida -y yo soy eterna(o)-, pues como Jesús es, así soy yo en este mundo. En Tu nombre y conforme a Tu Palabra, bendigo mi vida; bendigo mi familia; bendigo mi cuerpo y mi salud; bendigo mis finanzas y bendigo mi caminar contigo, mi Dios y Padre. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 12                                    Heb 9.1-22 /  Ex 6.28-8.32 /  Pro 2

 


 
 

jueves, 26 de febrero de 2015

¡Cómo dejar de angustiarse! ¡Cómo dejar de preocuparse!

 



26 de Febrero

¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el SEÑOR! (Pro 16.20 NVI).

Dios no miente, ni falsea la Verdad. Toda instrucción que Él te da en Su Palabra es veraz y confiable. Así que, si tú decide hoy atender la Palabra de Dios y vivir conforme a los principios que Él te plantea, entonces, sin lugar a dudas, prosperarás.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,  sino que de día y de noche meditarás en él,  para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

¿No te parece extraño que habiéndonos revelado Dios mismo el secreto para el éxito y la prosperidad son muy pocos los que lo ponen en práctica? ¿A qué se deberá esto? ¿Será posible que después de todo lo que se dice y declara acerca de la Biblia, al final no creen que en Verdad sea la Palabra de Dios? ¿Será que Satanás está haciendo todo lo que está a su alcance y utiliza los problemas, aflicciones y enfermedades de este mundo para que tú creas que, en esta ocasión, la situación que ahora estás viviendo es demasiado difícil o complicada como para albergar alguna esperanza y eso te desanima a poner toda tu confianza en la Palabra de Dios?

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? (Jer 32.27).

¿Por qué será que a los “creyentes” les cuesta tanto creer?

Sed sobrios,  y velad;  porque vuestro adversario el diablo,  como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe,  sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).

Ciertamente Satanás y su sistema, el mundo, están en abierta campaña para destruirte y anularte. Sin embargo, tú bien sabes que él está vencido.

Y a vosotros,  estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,  os dio vida juntamente con él,  perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,  que nos era contraria,  quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades,  los exhibió públicamente,  triunfando sobre ellos en la cruz (Col 2.13-15).

Cristo Jesús lo venció y ahora el pobre diablo sólo tiene sus mentiras para tratar de engañarte para confundirte y desanimarte.

Pelea la buena batalla de la fe,  echa mano de la vida eterna,  a la cual asimismo fuiste llamado,  habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Como te habrás dado cuenta, la batalla continúa y es necesario que la pelees, pues aunque Satanás ya está vencido, parece ser que él no está dispuesto a ceder ni un milímetro de terreno el cual sigue pensando que aún le pertenece.

La Biblia es extremadamente clara de cómo es que tú puedes vencer al sistema de este mundo con sus engaños y mentiras; con sus problemas, aflicciones y enfermedades:

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;  y esta es la victoria que ha vencido al mundo,  nuestra fe (1 Jn 5.4).

Esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. Esto es, haciendo de la Biblia la norma básica de tu vida hasta que tengas plena certeza de a Quién le estas creyendo y así deposites TODA tu confianza en Él.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

La sabiduría y el poder de Dios se revelan de una sencillez asombrosa: ¡Dichoso el hombre y la mujer que puedan confiar en Dios!

Es sobre este fundamento que en estos tiempos de crisis política, social y económica, Jesús mismo te anima a no estar en ansiosa inquietud. No pongas tu atención, ni tus pensamientos en los sucesos de este mundo.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria(G) se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Mat 6.25-30).

El mensaje sigue siendo sencillo: ¡Confía en Dios! ¡Confía en Su Palabra!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Si Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, no dude más, pues ciertamente tu Padre celestial va cuidarte y a velar por ti.

Así que…     No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas (Mat 6 31.32).

Ahora que tú estás en Cristo, Dios es tu Padre celestial y Él sabe que tú tienes necesidad de muchas cosas. Sólo te pide que no te preocupes, que no te afanes, ni te angusties, pues una sola cosa tienes que hacer:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mat 6.33).

¿Cómo establecer el reino de Dios y su justicia en tu Vida? Ahora, la clave del asunto viene a ser la sencillez del principio:

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios, creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] (Ro 1.17).
Así que, el reino de Dios sólo lo puedes buscar con la Biblia en la mano; leyéndola y meditándola de día y de noche para que guardes y hagas conforme a todo lo que en [ella] está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, quiero agradecerte por tanto y tan grande Amor, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, sé que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir, pero Tú has venido a mí para darme Vida, y Vida Abundante. Por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, ahora yo tengo Vida Eterna. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Por lo tanto, voy a poner toda mi atención a la instrucción que este día me das; voy a atender a Tu Palabra y hacer de La Biblia la norma máxima de mi existencia; yo sí creo a Tu indicación y la voy a leer y meditar de día y de noche para guardarla en mi corazón y poner en práctica todo lo que en ella está escrito. Voy a buscar y establecer primeramente Tu reino, Señor, y sé que todas mis necesidades serán suplidas, pues de acuerdo a Tu Palabra, yo, _________ (tu nombre aquí), haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que de todo problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! Y, por la Palabra de Dios, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 26       Mat 6.19-34 /  Ex 35-36 /  Pro 16