Sábado 6
de Abril de 2013.
¡En la Plenitud de Dios!
Por Riqui Ricón*
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y
guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos
les fuese bien para siempre! (Deu 5. 29).
¡Qué vehemencia y qué Amor
hay en estas Palabras que Dios dice acerca de Su pueblo! Es muy claro Su deseo que
utilices tu libertad para decidir creerle a Él.
La voluntad expresa de
Dios es que, hoy y siempre, decidas creer a Su Palabra, la Biblia, para que a ti y a tus hijos
les vaya bien para siempre.
Hace tiempo preguntaba a
Dios ¿para qué son los mandamientos? ¿Para qué la Palabra? ¿Para qué la Ley? Y
Él, con la simple dulzura de Su Palabra me contestó: ¡Para que te vaya bien
para siempre!
La Ley de Dios, los diez mandamientos,
y la Biblia entera, son la guía, el manual de operación, que te permitirá
desarrollar UNA VIDA CON PROPÓSITO aquí en la tierra. En la Palabra de Dios
encontrarás, una y otra vez, que es la voluntad de Dios, tu Padre que te ama,
que te vaya bien para siempre, que poseas la tierra y vivas largos días sobre de
ella, reinando como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
No te confundas más, sin
lugar a dudas tú eres amado(a) de Dios. Él te ama tanto que prefirió entregar a
Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.
MIREN CUÁNTO NOS
ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas
maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente
no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos. Sí, amados míos, ahora somos
hijos de Dios, y no podemos ni siquiera imaginarnos lo que vamos a ser después.
Pero de algo estamos ciertos: que cuando El venga seremos semejantes a El,
porque lo veremos tal como es. (1 Jn 3.1-2 BAD).
Ahora Dios mismo te llama
Su Hijo(a), por esto es que enfrentas problemas, pues el mundo, y su sistema,
no te conocen, porque no le conoce a Él.
Estas cosas os he hablado para
que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo (Jn 16.33).
No obstante, cualesquiera
sean los problemas que estás enfrentando el día de hoy, tienes la Palabra de
Dios quien te dice que puedes tener paz al enfrentar todas tus dificultades si
depositas toda tu confianza en Él, pues te garantiza, con Su Palabra de Honor,
que de todo problema, enfermedad o circunstancia adversa, tú saldrás más que
vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús (Ro 8.37).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las
cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Así que, ¡Eres el (la)
amado(a) del Rey de reyes y Señor de señores! ¡El Rey de la creación, el
Todopoderoso Dios, te llama por tu nombre y te dice: Amado(a) yo deseo tu prosperidad, tu salud y tu paz!
La Voluntad expresa de
Dios para tu vida es TOTAL PLENITUD: esto es, prosperidad en todas las cosas,
que tengas salud, así como prospera tu alma teniendo paz en tus emociones,
sentimientos, voluntad y pensamientos.
Por medio de tu fe en
Cristo Jesús, creyendo lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no
miente, ahora tienes TODO el derecho a vivir una vida Plena de Amor, paz y gozo,
donde no hay lugar para el temor, ni la angustia, ni la ansiedad, ni el estrés,
ni la culpabilidad, ni la condenación, ni el odio, ni el resentimiento, ni el
rencor, ni la duda, ni la depresión, sino total y absolutos Amor, Paz y Gozo.
¡En medio de las aflicciones!
¡Cómo es posible esto!
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Satanás siempre intentará
engañarte oponiéndose a la Verdad. Una y otra vez te dirá que no tienes ese
derecho, que no eres digno(a), que no lo mereces porque tú has hecho esto y lo
otro, que sigues siendo un(a) miserable pecador(a), que no has cambiado ni
cambiarás, que eres hipócrita y no sanarás y mucho menos prosperarás, etc.,
etc.
Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros (Stgo 4.7).
La respuesta de Dios a
esos engaños, mentiras y artimañas del demonio es sencilla: ¡Sométete a Dios!
¡Sométete a Su Palabra! Contéstale al diablo, en su cara, que Dios dice en la
Biblia que Él no envió a Su Hijo, Jesucristo, a tu vida para condenarte sino
para que recibas salvación, esto es, Amor, Paz y Gozo (Jn 3.17). Recuérdale que
tienes derecho a una vida plena y abundante porque está escrito en la Palabra
de Dios que ya se pagó el precio por ella y tú ya no tienes que pagar ningún
precio. Grítale que fue Jesús mismo quien, con su muerte y resurrección, te
justificó, santificó y perfeccionó para darte la Vida Eterna de un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo. Dile que no es por nada que tú hayas hecho o puedas
hacer, sino por lo que Jesús hizo en la cruz por Amor a ti.
Así que, de acuerdo a la
Escritura, Dios, por medio de Jesucristo, te ha hecho Su Hijo(a) legítimo(a). Sin
la más mínima duda, tú has Nacido de Nuevo, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Esto, mi amado(a), es lo
que la Biblia llama la Plenitud de Dios, de la cual tomamos
todos, y gracia sobre gracia (Jn 1. 16).
Así como los 10
mandamientos de la ley de Dios están puestos para tu beneficio, de la misma
forma Dios, tu Padre, desea que creas, que le creas a Él creyendo Su Palabra, pues
el (la) justo(a) por la fe vivirá y sólo creyendo participarás de Su Plenitud.
Pero sin fe es imposible agradar
a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que
es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Agradar
a Dios es sencillo, sólo tienes que creer que, porque Él lo dijo, porque Él lo
estableció en Su Palabra, entonces, ¡en todas las
cosas, tú eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús!
¡TODO lo puedes en Cristo que te fortalece! ¡Mayor es Él, que está en ti, que
el que está en el mundo!
¡Créelo porque Él lo ha
dicho en Su Palabra, la Biblia, y esa es la Verdad!
Si vuelves a leer el
primer versículo de esta reflexión notarás que el clamor del deseo de Dios es
que le temas de tal manera que atesores con amor Su Palabra, la Biblia.
Volví a preguntar a Dios,
¿es el verdadero temor a Dios el que Tú hablas y yo muero de miedo, como los
israelitas en el monte Sinaí, o que, por que Tú hablas, por Tu Palabra, yo vivo
plenamente?
El principio de la sabiduría es
el temor de Jehová (Pro 1.7a).
Hace poco el Espíritu
Santo me dio la definición del temor a Dios que más ha satisfecho a mí corazón.
Me dijo, mira Riqui Ricón, el temor a Dios es la
afectuosa admiración que un(a) Hijo siente por Su Padre, quien le ama
entrañablemente. Es el respeto y el amor que un Hijo tiene a Su padre amoroso y
venerable. Es este temor a Dios el principio de la Sabiduría que fluye de la
fe, de la confianza y total certeza en la Palabra de Honor de semejante Padre
(y de semejante Hijo(a)).
Oremos en voz audible:
Gracias Señor por Tu
Palabra. Gracias por todos Tus mandamientos y todas Tus promesas. Estoy 100 por
ciento convencido(a) de que puedo confiar en Ti. Tú eres Dios y la Biblia es el
Honor de Tu Palabra. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador y por Ti yo vivo.
Gracias por la vida que ahora puedo vivir, una vida Plena, llena y abundante.
Gracias porque con Tu muerte pagaste TODOS mis pecados, con Tu Sangre me
limpiaste y con Tu resurrección me diste Vida Nueva, me hiciste Nacer de Nuevo
como un(a) Hijo(a) de Dios y ahora tengo todo el derecho a creer y tomar de Tu
Plenitud. Abba, Padre, ¡Recibo Tu Plenitud! Yo sé bien que dichoso(a), mil veces
feliz y pleno(a), es el hombre o la mujer que puede confiar en Ti. Aquella o
aquel que saben y creen que Tu Palabra es la Verdad y, por lo tanto, deposita
toda su confianza en lo que Tú dices en la Biblia, puede realmente vivir en paz
y libertad, lleno(a) de gozo y en victoria. Gracias, Padre, porque esa persona
soy yo, ____________ (tu nombre aquí). Un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo. He sido lavado(a) y comprado(a), por Tu gran Amor con que me has amado, a
precio de Sangre, pues preferiste entregar a Tu propio Hijo, Jesús, antes que
perderme a mí. Ahora, creo y recibo mi identidad como Hija(o) Tuya(o) y resisto
y hecho fuera de mi vida la tristeza, depresión, amargura y temor. ¡Soy un(a)
Hija(o) del rey! ¡Soy apto para reinar sobre la tierra! ¡El gozo del Señor será
mi fortaleza! Así que, ¡Abba! ¡Padre!
Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu
Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y
cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre,
me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No
recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la
angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime ©
2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 6 Mat 27. 1-31 / Deu 5-6 / Job 6
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