Domingo
14 de Abril de 2013.
¡Destinado(a) a ser feliz!
Por
Riqui Ricón*
Porque
verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con
los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que
sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo
denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se
hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús (Hch
4.27-30).
Hoy en día, todavía hay creyentes
que piensan que los judíos no debieron colgar a Jesús de un madero y darle
muerte. Consideran que fue una injusticia hacerle eso al pobrecito Señor Jesús.
¡Gracias a Dios por esa
injusticia cometida contra Su Hijo!
Él pagó con Su Sangre y con Su
Vida el justo precio por TODOS tus pecados y ahora, si es que has reconocido a
Jesús como Señor y Salvador de tu vida, has sido justificado(a), perdonado(a) y
tienes derecho a la Vida Eterna que solamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo puede gozar.
Todo esto porque el Amor, la mano
y el consejo de Dios lo habían determinado para ti.
¡Ese siempre fue el Plan de Dios
para tu Redención y Liberación!
No te confundas amado(a), nada es
al azar ni por casualidad en tu vida, pues tú eres la más preciosa posesión que
Dios tiene. Sólo piensa que el precio que pagó por ti fue la Vida misma de Su
propio Hijo Jesús.
Él no hizo esto para después
dejarte de lado tirado(a) y abandonado(a) a tu suerte. ¡No! ¡De ninguna manera!
¡Dios lo sabe todo! ¡Dios lo conoce todo! ¡Dios lo puede todo! Él te ama y
tiene un plan para ti.
Pon atención a como lo expresa
Él, con Sus propias Palabras:
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (sal 27.
10).
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me
olvidaré de ti (Isa 49. 15).
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve
con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé (Jos 1.5).
¡Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jua 3.16-17).
No sólo te amó
para salvarte sino que te ama tanto que, por medio de la muerte y resurrección
de Jesucristo, decidió hacer de ti Su
propio(a) Hijo(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Por eso el mundo
no te conoce porque no le conocen a Él, porque no conocen Su gran Amor.
Pero, ¿Qué sucede
si a pesar de todo tú vuelves a caer, tú vuelves a pecar?
Hablando de Su perfecto Amor, es
curioso como algunos piensan que, cuando le piden perdón a Dios por algún
pecado cometido, le están informando a Dios de algo que Él desconocía. Piensan
que Dios apenas se está enterando de su mala conducta y no es así. Dios ya lo sabía,
Él está totalmente enterado de todos los pormenores del asunto.
Entonces, lo único que tienes que
hacer es correr hacia Dios en lugar de huir de Él. Arrepiéntete, confiesa tu
pecado y recibe el perdón, pues tu Padre siempre estará dispuesto a perdonarte
y limpiarte. Así lo afirma Él en Su Palabra.
Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1. 9).
La Verdad es que cuando te
arrepientes y pides perdón, la Palabra de Dios actúa y tú eres hecho(a) libre
del pecado y la culpabilidad que conlleva. ¡Es parte del Plan!
En los acontecimientos que nos
narra el libro de los Hechos en la lectura de hoy, los discípulos fueron
encarcelados y amenazados por las autoridades religiosas. A esta amenaza real
toda la iglesia respondió en oración: ¡No vamos a temer! ¡El padecimiento y
sacrificio de Jesús no fue casualidad! ¡Tampoco nuestras Nuevas Vidas en esta
tierra son casualidad! ¡Dios tiene el control! ¡Vamos a seguir y no desistir!
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a
tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que
se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo
Jesús (Hch 4.29-30).
Tú has sido comprado(a) a precio
de sangre para que, entre otras muchas cosas, tu existencia sobre la tierra
tenga significado y sentido. No para que vivas atrapado(a) por tus circunstancias,
ni para que tus emociones y sentimientos te vuelvan a esclavizar en temor,
angustia, duda, rencor, resentimiento, depresión, frustración, amargura, odio,
etc.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud
para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción,
por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
De acuerdo a la Biblia, que es la
Palabra de Dios y no miente, en este Plan perfecto de Dios, ésta es tu
identidad correcta y no otra:
¡Nada ni
nadie te puede vencer pues!
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó (Ro 8. 37).
¡Tú eres más
que capaz de perdonar y amar a tus semejantes como a ti mismo(a)!
la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5. 5).
¡Tienes
derecho a vivir una vida plena y abundante!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10. 10).
¡Tienes todo
el derecho a una vida próspera, saludable, llena de amor, gozo y paz!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
¡Eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Escrito está! Por lo tanto, se va a cumplir en tu
vida.
Si puedes creer, creerle a Dios, creerle a Su
Palabra. Al que cree todo le es posible.
Jehová cumplirá su propósito en mí (Sal 138.
8a).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta
hora creo y declaro toda Tu Palabra y consejo sobre de mí vida. Yo, _____________
(tu nombre aquí), soy ese(a) Hijo(a) Tuyo Nacido(a) de Nuevo que Tu Palabra, la
Biblia, dice que Soy. Tú estás conmigo y en mí. Nunca me has dejado ni me
dejarás. Tengo la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios y tengo derecho a una Vida
Plena y Abundante. Me determino con Tu ayuda, Espíritu Santo, a hacer que esto
suceda así, por medio de la fe. Creyéndote a Ti, Señor Jesús, creyendo a Tu
Palabra. Así que, declaro que estoy habilitada(o) por Dios con la Vida Eterna
para reinar sobre la tierra. Voy a establecer Tu Reino poniendo la Palabra de
Dios en mi mente, boca y corazón. Yo soy la persona que Dios dice que soy en Su
Palabra, la Biblia. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre
de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias,
Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias
por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por
el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias por mi Victoria sobre la
muerte! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 14 Hch
4.23-37 / Deu 21-22 / Job 14
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