jueves, 30 de abril de 2015

¡Cómo enfrentar las aflicciones!

 
13 de Abril

¡Como un(a) Hijo(a) de Papá!

Por Riqui Ricón*

Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está contigo… Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros (Deu 20. 1, 3-4).

Bajo los términos del viejo pacto puedes estar confiado(a) y seguro(a) de la protección de Dios contra tus enemigos. Lo único que se te pide es que no des lugar al temor ni a la duda, pues Él está contigo y va contigo.

¿Qué hay con el Nuevo Pacto?

Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto… Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 7.22, 8.6).

Ahora bien, la Biblia, que es la palabra de Dios y no miente, te asegura que el Nuevo Pacto es un mejor Pacto, establecido sobre mejores promesas y que Jesucristo es el mediador y fiador de este Nuevo Pacto.

Este Nuevo Pacto se rige por la Ley de la FE.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).

FE es vivir con la certeza y la convicción de que TODO lo que Dios dice es Verdad, que Él NO miente (de hecho no puede mentir). FE es creerle a Dios creyendo Su Palabra.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Num 23.19-20).

Este día, pudiera ser que el problema, enfermedad o aflicción que hoy estás enfrentando, ahora sí te parece demasiado complicado, parece demasiado fuerte como para no preocuparte y sólo dejarlo en manos de Dios. Lo dicen los análisis; lo dicen los médicos; lo dice la situación económica y lo dicen tus acreedores; lo dice el banco; lo dice tu esposo(a); lo dice el abogado y la demanda que te entregó, ¡lo dice el mundo entero! Pero, ¿qué dice Dios?

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento (Sal 23.4).

No tengas temor alguno porque Dios no te ha dejado ni te dejará.

Él te librará del lazo del cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará (Sal 91.3-7).

Dios, tu Padre, es tu cobertura y tu protección. Jesús es el que te guarda y el maligno no te toca.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

Pon toda tu confianza en Dios y podrás ser verdaderamente feliz.

Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él, y él actuará (Sal 37.5 NVI).

Y esta no es más que una muestra muy, pero muy, pequeña de lo que Dios, el Todopoderoso, dice acerca de ti en Su Palabra, la Biblia. Y lo más importante de todo es que Él te ama.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Es por ese Amor que ahora tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios. Por eso el mundo no te conoce porque no le conocen a Él, porque no conocen Su gran Amor.

En honor a la Verdad (la Palabra de Dios es Verdad), ¡Tú eres un(a) Hijo(a) legítimo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Por lo tanto, cuando das mayor credibilidad a tus sentidos, a lo que tus ojos ven y tus oídos oyen, en lugar de creer lo que Dios DICE en Su Palabra, entonces, permites que el temor y la duda entren a tu corazón y te desplazas de la posición de FE, que te da la victoria segura, hacia un pozo obscuro de duda, temor, fracaso y derrota.

Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos (Hch 4.12).

Recuerda siempre que en la Biblia el término salvación no solamente se refiere al perdón de tus pecados para obtener un lugar en el cielo con Dios, sino, también a la posición de Victoria con la que todos los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo pueden y DEBEN vivir.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

La salvación se refiere más a la paz, gozo y amor con que puedes vivir en esta tierra que a tu futuro en el cielo. Ser salvo trata no de algo que tu tengas o hayas adquirido sino de algo que tú, ahora, ya eres por la Gracia de Dios: ¡Un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) del Todopoderoso!

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? (Sal 27.1).

¡Qué certeza! ¡Qué seguridad! ¡Qué fe hay en las palabras del rey David. Y esto tan sólo por saberse en una relación de pacto con Dios! ¿Cuánto más real, fuerte y poderoso será este Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús que te ha justificado, perdonado y establecido cómo un(a) Hijo(a) del mismísimo Dios?

Cualquiera que sea el problema o situación que estés enfrentando el día de hoy, te pararás en tu posición de victoria cuando dejes de temer y preguntarte qué vas hacer y comiences a creer y declarar quién tú ya eres en Cristo Jesús y poseas lo que legítimamente te pertenece:

·         Tú eres el especial tesoro de tu Padre celestial.

Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve (Mal 3.17).

·         Eres un(a) Hijo(a) de Dios que TODO LO PUEDE en Cristo.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).

·         En todas las cosas eres más que vencedor por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8.37).

·         Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios que ya ha vencido pues mayor es Él, el Espíritu Santo, que está en ti y contigo, que el que está en el mundo.

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).

·         Eres sano(a) y libre pues Jesús mismo es el que te guarda y el maligno no te toca.

Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca (1 Jn 5.18).

Mira, si acaso tu problema fuera el pecado, lo único que tienes que hacer es correr hacia Dios en lugar de huir de Él. Arrepiéntete, confiesa tu pecado y recibe el perdón, pues tu Padre siempre estará dispuesto a perdonarte y limpiarte. Así lo dice Su Palabra.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).

Al fin y al cabo, ¡eres un(a) Hijo(a) de Papá!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, muchas gracias porque si el rey David podía estar tan seguro yo lo estoy más. Tú eres mi roca y mi fortaleza. Tú eres el que me guarda y me sostienes en el hueco de la palma de Tu mano poderosa. ¡Tú eres mi Papá y eso, mi Dios, es mucho que decir, pero es la Verdad! ¡Gracias Jesús! Me propongo con Tu ayuda, Espíritu Santo, a no darle el más mínimo lugar al temor y a la duda. Creo y declaro que soy ese(a) Hijo(a) Tuyo(a) que dices en Tu Palabra, la Biblia, que yo soy. Por esto, por lo que Tú dices con Tu Palabra de Honor acerca de mí, hoy quiero decirte que no importa lo que pase a mi alrededor, yo te alabare y te adoraré, pues ahora sé lo que has hecho por mí y dentro de mí. Gracias, Señor Jesús, porque Tú, siendo Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Todo por amor a mí, para hacerme un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo. ¡Gracias por Tu Sangre! Con ella lavaste todos mis pecados. ¡Gracias por Tu resurrección! Con ella venciste a la muerte y me diste la Vida Eterna. ¡Gracias por el Nuevo Pacto! ¡Soy un(a) Hija(o) de Dios! Bendito Espíritu Santo, ¿qué te puedo decir a Ti? Que te amo. Que te adoro y cada día Te necesito más y más. Tú eres mi amigo, mi consejero y mi ayudador. Gracias por ser la promesa del Padre la cual Jesús dijo vendría sobre mí. Espíritu Santo, Tú eres mi garantía, las arras de mi herencia para la redención de la posesión adquirida. ¡No hay forma que pueda perder! ¡Todas las cosas me ayudan a bien! Yo, _______________ (tu nombre aquí), he sido llamado(a) conforme al propósito de Dios, mi Padre. Quien me predestino para que fuese hecho(a) conforme a la imagen de Su Hijo, para que Jesús fuese mi hermano mayor.  Dios, el Espíritu Santo, está en mí y conmigo. Jesús, ¿qué puedo decir a todo esto? Si Tú estás conmigo, ¿quién contra mí? Padre celestial, si Tú no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios es el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo es el que murió por mí; más aún, el que también resucitó por mí, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti soy muerto(a) todo el tiempo; Soy contado(a) como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas, Yo, _______________ (tu nombre aquí),  soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor y Salvador. Así que, Satanás, tú vienes a mí con problemas y enfermedades y aflicciones; mas yo vengo a ti en el nombre de Jesús, el Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Dios, mi Padre, te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 13                                               Hch 4.1-22 /  Deu 19-20 /  Job 13

 


 
 

¡Cómo vivir una Vida más allá de lo Posible!

 
12 de Abril

¡Por la FE en Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad… Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros (Hch 3. 12-13, 16).

Tenemos aquí al apóstol Pedro dando dos enseñanzas básicas: 1) Los milagros NO suceden por algún tipo de poder o atributo que posea el ser humano sino por la FE, esto es, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra. 2) Sabiendo lo anterior, no es de maravillarse que Dios haga milagros como respuesta a la FE en el nombre de Jesús.

De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, señales, milagros y prodigios han de ser las características de la vida de todo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Mar 16. 17-18).

Poner las manos sobre los enfermos para que éstos sanen es sólo una más de las señales que deben seguirte, si es que en Verdad tú crees que la Biblia es la Palabra de Dios.

Nota bien que la Biblia dice, estas señales seguirán a los que creen, y NO dice, estas señales las tendrán que hacer los que creen. La cita que encabeza esta reflexión ya nos mostró que sólo Dios tiene el poder para hacer milagros.

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14. 12).

Así que la clave en todo esto es tu FE. La clave es si le crees a Dios, creyendo Su Palabra.

Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10. 7-8).

Todo, absolutamente todo, lo que se trate de la vida en el Reino de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, se ha de llevar a cabo mediante la FE en Jesús. Lo único que se nos pide para poder hacer las cosas que Él hizo y aún mayores es creer, creerle a Él, creerle a Su Palabra.

A estas alturas, muy probablemente te estés preguntando el porqué de tanta insistencia en eso de creerle a Dios creyendo Su Palabra. Pues bien, esto es así porque es de suma importancia que te des cuenta que FE no es creer EN Dios sino CREERLE a Él. Necesitas notar la gran diferencia que hay entre estas dos posturas.

Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Num 23.19).

Al creer a la Biblia, la Palabra de Dios, estás creyéndole a Dios pues, al fin y al cabo, Él es Su Palabra, pues la Palabra de Dios es Palabra de Honor.

Si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.

Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino (sin embargo sí había escuchado a Jesús declarar que Él resucitaría). Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré (Jua 20.24-25).

Lamentablemente algunos creyentes (cada vez menos), como Santo Tomás, quieren ver para creer; buscan por todas partes una mujer u hombre ungidos para que oren por ellos y ver así si sienten alguna manifestación de ese poder en sus vidas (hasta en esto dudan).

Cuando la multitud se agolpó alrededor de Pedro y Juan por haber sanado al cojo de nacimiento que mendigaba en la puerta la Hermosa, Pedro dejó muy claro que no fue la unción o el poder que ellos tuvieran sino la FE en el nombre de Jesús, lo que obró aquel asombroso milagro.

De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Jua 16.23b-24).

¿Qué es la FE? FE es creerle a Dios; FE es creerle a Su Palabra. Si Él dice que pondremos las manos sobre los enfermos y éstos sanarán, entonces, no tienes razón ni motivo para tener la más mínima duda de que sanarán, pues no es tu Palabra la que está comprometida sino la de Dios, y Él jamás deshonrará Su Palabra.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan  (He 11.6).

La FE es el detonante, el ingrediente principal, en tu relación con el Señor, y para el Señor. La buena noticia es que Él ya te dotó de la medida de FE. Una única medida para todos. La misma FE que tiene Jesucristo, Pablo o Pedro es la que tienes tú, ¿Qué cómo lo sé? ¡La biblia lo dice!

Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Ro 12. 3).

Dado que Dios no hace acepción de personas, entonces es una misma medida de FE la que se nos repartió a cada uno.

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra (2 P 1. 1).

¡Tú has alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la de Pedro, quien sanaba enfermos con solo tocar su sombra!

Lo interesante de todo esto es que la FE actúa de la misma forma tanto para recibir a Jesucristo como tu Señor y salvador como para la sanidad de tu cuerpo o para cualquier problema o necesidad que tú estés enfrentando el día de hoy.

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá (Ro 1.17).

¡Tú eres ese(a) justo(a)! ¡Cristo Jesús te hizo así!

Al aceptar y creer que, a través de la FE, en Jesucristo has Nacido de Nuevo por la Palabra de Dios, entonces recibes tu identidad y tu linaje como Hijo(a) del Rey; dejas las cosas viejas en el pasado y te extiendes a una vida nueva donde debes reinar y establecer el reino de tu Padre. No eres más un ser humano sin ton ni son, aventado(a) por ahí, olvidado(a) y arrumbado(a) en algún lugar del planeta. ¡No, nada de eso!

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Ahora tú eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios. Por eso el mundo no te conoce porque no le conocen a Él, porque no conocen Su gran Amor.

¡Eres un(a) Hijo(a) legítimo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

¡Jamás lo olvides!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú conoces mi corazón y sabes cuánto te amo. Te doy gracias por lo que has hecho por mí y conmigo dando a Tu Hijo Jesús como pago por todos mis pecados haciéndome de nuevo ahora como Tu Hijo(a). Gracias por Tu Palabra que me da FE. Sé que puedo confiar plenamente en Ti. Sé que lo que Tú dices en Tu Palabra es la Verdad y se va a cumplir. Gracias Señor puedo estar tranquilo(a) y seguro(a). En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio Tuyo Jesucristo. ¡Todo lo puedo pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás conmigo, que el que está en el mundo. Soy sano(a) por Tus heridas y libre por Tu Sangre. Por lo tanto, sin importar las circunstancias o condiciones que esté enfrentando hoy, no voy a temer, ni a dudar de quién soy yo ahora, en Cristo Jesús. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Tengo propósito y destino. Voy a reinar en esta tierra y no voy a permitirles a la enfermedad, los problemas, la pobreza, la tristeza, el resentimiento, la depresión, ni a nada, ni a nadie, robarme lo que legítimamente es mío por la Sangre de Jesús: mi identidad. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por mí al morir y resucitar, Tú me hiciste de nuevo y eso ya nadie me lo puede quitar. Padre, que hermoso es saberse tan amado(a) por Ti. Que sublime sensación es saber que has establecido en Tu Palabra, Eterna, Perfecta e Infalible, que aunque yo ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer, pues sé que Tú estás conmigo; que aunque las aflicciones vengan sobre mí, sé que de TODAS ellas voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Escrito está! ¡Tú no mientes ni Te arrepiente! ¡Lo has dicho y lo vas hacer! ¡Lo has hablado y lo vas a ejecutar! ¡Gracias, precioso Dios! Y a Ti, amado Señor Jesús, quiero decirte que te amo con todo mi ser, con todas mis fuerzas y con todo mi corazón. Por lo que hiciste por mí en la cruz, al morir pagando todos mis pecados y al vencer a la muerte, resucitando de entre los muertos, para darme la Vida Eterna y hacerme nacer de Nuevo como un(a) Hijo(a) de Dios, ahora tengo identidad, ahora sé perfectamente quién yo soy. Así que, no voy a temer más. Me determino a ser dichoso(a) haciendo de Tu Palabra, la Biblia, la norma máxima de mi existencia; la pondré en mi boca, mente y corazón; voy a leerla y meditarla de día y de noche para guardarla y hacer conforme a todo lo que Tú, precioso Dios, dices en ella; porque sé que entonces haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios! Lo creo y lo declaro en el nombre poderoso de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de FE he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Abril 12                                 Hch 3. /  Deu 17-18 /  Job 12