martes, 31 de julio de 2012

¿Se arrepiente Dios de algo?


Sábado 28 de Julio de 2012.
¡La buena voluntad de Dios para contigo!
Por Riqui Ricón*
Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente (2 R 8.19).
Desde hace años está de moda decir que los cristianos, los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, no tienen una religión sino una relación con Dios. Esto sólo puede ser verdad para aquellos que, a través de la Biblia, han creído a TODA la Palabra de Dios. Los creyentes debemos, porque así está escrito, vivir vidas plenas, siendo prósperos y saludables al caminar de la mano de nuestro Dios y Padre, escuchando y obedeciendo lo que Él nos dice.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).
-Pero, pero, Riqui Ricón -me dicen-, ojalá fuera así. Mi realidad parece ser muy diferente, me encuentro en una lucha continua, resistiendo al pecado y las aflicciones de este mundo, buscando no fallarle a Dios. Oro, ayuno, leo la Biblia y hasta diezmo. Sin embargo, así como que yo tenga una vida próspera y todo me salga bien pues la verdad no. ¡Eso quisiera!
Yo me preguntaría: ¿camino con Jesús como lo hago con mi mejor amigo? ¿Paso tiempo con Él conversando y escuchando? ¿Creo sus Palabras? ¿Lo considero digno de confianza? ¿Le conozco tanto como para creerle?
En el versículo con que iniciamos esta reflexión, puedes notar una de las principales cualidades de Dios, pues 800 años antes del episodio que se narra en Segunda de Reyes Ocho, ya les había advertido sobre las consecuencias de entrar en una relación de Pacto con Él para luego invalidarla. Constantemente les envió jueces, reyes y profetas exhortándolos a que volviesen a Él. Sin embargo, por Amor, le hizo una promesa a David dándole Su Palabra y, recuerda, Él no puede mentir.
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm 23.19).
El hombre cuando se arrepiente de su palabra es para su propio provecho, ya que lo hace cuando se da cuenta de que lo que dijo le va a perjudicar de alguna manera. ¡Dios no es así!
Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (Jon 3.10).
Cuando Dios se ha arrepentido de algo que ha dicho siempre ha sido en respuesta al Amor que tiene por los seres humanos. Para nuestro provecho y beneficio. ¡Dios es bueno!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas (Deu 28.12-13).
La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es indiscutiblemente clara acerca de cuál es el deseo de Dios para tu vida. Él sólo pide de ti una cosa, que le creas, que creas que hay honor en Su Palabra.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Ante cualquier problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando el día de hoy, lo mejor que puedes hacer es cambiar tu forma de pensar. No pongas tu atención en los problemas y circunstancias sino ponla en Jesús. Haz de la Biblia la Norma máxima de tu vida leyéndola, meditándola y utilizándola de noche y de día. La Palabra de Dios es viva y eficaz, es espíritu y es vida, así que, permítele cambiar tus problemas y circunstancias mientras te llena de fe.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Tener una relación con Dios, en lugar de una religión, significa involucrarte afectivamente con Él, y para lograrlo es necesario que conozcas y reconozcas quién es Él y también que conozcas y reconozcas quién, ahora, eres tú gracias a Él.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada vez comprendo más que es a través de Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para actuar conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora yo soy: un(a) Hija(o) Tuya(o). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto. Fue mediante Tu muerte y resurrección, Jesucristo, que yo Nací de Nuevo para recibir la Vida Eterna que con Tu Sangre compraste para mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo el espíritu de mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del (la) hombre(mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por Ti, oh Dios, conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así que, en Tu nombre, Jesús, declaro que no son los problemas ni las circunstancias los que determinan quien soy ni cómo voy a vivir. Soy un(a) Hija(o) del Rey, por lo tanto, puedo y debo vivir una vida plena y abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella tengo paz, plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo confiar en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está en el mundo. Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad, mi libertad y prosperidad en todas las áreas de mi vida. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio           28                        1 Co 14.1-25  /  2 R 8  /  Jon 3



¡Cuánto te ama Dios!


Viernes 27 de Julio de 2012.
¡Amor inefable!
Por Riqui Ricón*
Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste (Jon 2.1-2).
A pesar de que Jonás había reusado obedecer la Palabra de Dios e intento huir de Su Presencia, cuando él se encontró a sí mismo en tremenda necesidad buscó a Dios, y Dios le escuchó y respondió a su oración.
¿No debía Dios haber ejecutado sentencia sobre ese hombre (o mujer) rebelde a Su Palabra y haberlo borrado de la faz de la tierra en lugar de tener misericordia de él?
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo  (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.4-9).
¡Oh, el Amor de Dios! Con razón dice la Escritura: ¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Co 9.15). Inefable quiere decir inexplicable, indescriptible. Esto es, que no se puede explicar con palabras.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Hace poco me preguntaron, ¿no murió Jesús por mis pecados? A lo que el Espíritu Santo me guió a responder, ¡No! Jesús NO murió por tus pecados, ¡Jesús murió por ti! ¡Por Amor a ti!
No es lo pecaminoso del pecado lo que mueve la mano de Dios a favor de tu vida sino su inefable Amor por ti.
¡Cómo puedes explicar que, a pesar de cómo has sido, de cómo has llevado tu vida, Dios te ame tanto que haya preferido entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti!
Puede ser que muchas veces hayas experimentado la crítica de otras personas que señalan tu actitud hacia Dios como no correcta, de pecador(a) o mediocre; con esto, la intención de tu adversario, el diablo, es inducirte a la condenación y que te olvides de la actitud que Dios tiene para contigo. ¡Él te ama! ¡La Biblia lo dice así!
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
La versión Palabra de Dios para Todos lo expresa así: Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce a Dios.
Y en la Biblia Peshita leemos, Miren cuán grande es el amor del Padre por nosotros, que nos llamó y nos ha hecho hijos.  Por eso el mundo no nos conoce, porque a Él tampoco lo conoce.
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice clara y reiteradamente, en el capítulo 4 de 1ª de Juan, que Dios es Amor. Luego leemos en 1ª de Corintios capítulo 13 acerca de las características de ese Amor: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser (ver 4-8a).
Es por esto y no por lo que hayas hecho o dejado de hacer que Dios responderá tus oraciones cada vez que vuelvas tu rostro y corazón hacia Él.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.   Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8.32-49).
¡Dios no puede negarse a Sí mismo! ¡Él lo afirma en Su Palabra y esa es la verdad! ¡Él es Dios! ¡Él es tu Padre y te ama con Amor inefable!
Oremos con voz audible.
Precioso Padre celestial, ¡cómo explicar Tu Amor! ¡Cómo agradecerlo! Quiero decirte que yo también te amo con todo mi corazón. Que Tú, Jesucristo, eres mi Señor, Rey y Salvador. Que creo Tu Palabra, la Biblia, que me enseña cuánto me amas y quien soy yo ahora, gracias a Jesús. ¡Un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Padre, ahora sé que nada me puede separar de Tu Amor, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por lo tanto, me determino a no temer sino a creer. Creer Tu Amor por mí y levantarme a pelear la buena batalla de la fe pues yo, ______________ (pon tu nombre aquí) puedo echar mano a la vida eterna. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquél que me ama, Jesús mi Señor! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio           27                        1 Co 13  /  2 R 7.3-20  /  Jon 2



viernes, 27 de julio de 2012

¡Cómo derrotar la incredulidad!


Jueves 26 de Julio de 2012.
¡Yo lo veré y lo disfrutaré!
Por Riqui Ricón*
Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello (2 R 7.1-2).
Desde el momento que Adán y Eva tomaron la decisión de creerle a Satanás en lugar de creerle a Dios, y hasta el día de hoy, siempre ha habido quienes repiten el mismo error: hacen caso omiso a la Palabra de Dios y deciden no creerle a Él sino a lo que ven con sus propios ojos o a lo que piensan y sienten de acuerdo a la situación o a su experiencia.
¡Fatal error! Lo mismo le sucedió al príncipe en cuyo brazo el rey se apoyaba de la historia del profeta Eliseo y la liberación de la ciudad de Samaria.
¿Por qué sucede esto? Encuentro dos respuestas totalmente diferentes una de la otra. Primero, tenemos a los incrédulos, quienes por su naturaleza caída y pecaminosa, no quieren ni pueden escuchar a Dios (Ro 8.7). A éstos Dios les ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar sus pecados antes que perderlos por toda la eternidad.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efe 2.4-7).
Por otro lado están los llamados creyentes, aquellos que han aceptado a Jesús como Señor y Salvador de sus vidas y, por lo tanto, han Nacido de Nuevo, pero ignorantes del significado y poder de la Biblia, la Palabra de Dios, pueden ser engañados, apartados de la Verdad, por los problemas, las aflicciones o por el pecado que aún se manifiesta en sus vidas.
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (Os 4.6a).
Jamás debes olvidar que tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo gracias al Amor que Él te tiene y no por alguna acción o atributo que tú hayas tenido antes.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Ti 3.4-7).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
El Amor y sacrificio de Jesús, Su muerte y resurrección, son tan completos y acabados, tan perfectos y poderosos que, por la Palabra de Dios, el hombre o la mujer vieja, esa antigua naturaleza carnal y pecaminosa, ya no existen más.
En contraposición a lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, el engaño del diablo (y la ignorancia), está en CREER que aún sigues siendo esa misma persona mala y pecadora. Como si el sacrificio de Jesús apenas haya alcanzado para pagar los pecados de un periodo de tu vida y todo lo demás (la justificación, santificación, perfección y nueva naturaleza), sólo se cubrió simbólicamente con Su Sangre, quedando a tu cargo y responsabilidad el logro y cumplimiento de semejantes objetivos.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo (2 Co 5.17-18a).
Permíteme aclarar que, aunque te preguntes porqué sigues actuando o sintiéndote como un(a) pecador(a); o te preguntes porqué sigues actuando o sintiéndote como derrotado(a) en tu andar con Jesucristo, esa no es, ni será jamás, la Verdad.
Sin importar tu problemática o situación actual, cualquier argumento contrario a lo que dice la Palabra de Dios acerca de ti, tan sólo es lo que el diablo pretende hacerte sentir para que, afectando tus emociones, lo llegues a creer. Él está tratando de ocultarte la Verdad con todos los recursos que están a su alcance y, recuerda, que él es el padre de la mentira.
La única Verdad es lo que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, acerca de ti, de quién tú ahora eres por Cristo Jesús: Su especial tesoro; un(a) Hijo(a) tan amado(a) por Él que te ama a ti de la misma forma en que ama a Jesús Su Hijo.
yo en ellos y tú en mí.  Permite que alcancen la perfección en la unidad,  y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí (Jn 17.23).
Él te ha dotado, nada más y nada menos, con Su Espíritu Santo y Su Amor, Su fe, Su Palabra, Su Espíritu y Su Unción ahora están en ti y contigo. Amado(a), ¡No hay forma en que puedas perder en la Vida!
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5.4-5).
Así que, no pongas tus ojos, ni tu atención, en lo grande o difícil de tus problemas sino en el Amor y la fidelidad de tu Padre. Él nunca te ha dejado, ni te dejará. Te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y ahora Él mismo te llama Hijo(a).
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
Tú verás y disfrutarás las bendiciones del Señor porque has creído y conocido a Su Amor, a Su Poder y a Su Palabra.
Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios? (Mar 12.24).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero agradecerte con la fe que me has dado. Quiero agradarte declarando la Verdad: Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, amado(a) de Dios y especial tesoro de Él. No soy un pecador(a) ni un(a) fracasado(a) pues está establecido claramente en la Palabra de Dios que soy Nueva creación y sin importar los problemas, enfermedades y circunstancias de mi vida, yo, _______________ (tu nombre aquí), en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ha amado, ¡Cristo Jesús! Señor, Tú eres mi guardador y el maligno no me toca. De todos mis pecados me arrepiento delante de Tu Presencia, amado Padre, y te confieso mis pecados pues fiel y justo eres Tú para perdonarme y limpiarme de toda iniquidad. Me determino a creerte y con Tu ayuda, Espíritu Santo, creo y recibo mi identidad de Hija(o) del Rey. Soy sano(a), soy próspero(a), soy feliz, soy libre en el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Julio           26                        1 Co 12  /  2 R 6.1-7.2  /  Jon 1