Lunes
15 de Abril de 2013.
¡Eres un(a) Bendito(a) de tu
Padre!
Por
Riqui Ricón*
Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió
la maldición en bendición, porque
Jehová tu Dios te amaba (Deu 23. 5).
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría, de la ciencia y del
amor de Dios! (Ro 11. 33a).
¡Qué grande
es el amor de Dios y qué maravilloso Su Plan para tu vida! Él no te desea
ningún mal. Sus pensamientos y Su Voluntad para contigo son buenos, agradables
y perfectos. El propósito del sacrificio de Su Hijo Jesucristo, además de que
seas justificado(a) y perdonado(a), se cumple cuando comienzas a vivir en la bendición
en lugar de la maldición.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es
colgado en un madero ), para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu (Gal 3. 13-14).
Pobreza,
enfermedad, pleitos, discusiones, enojos, miedo, temor, tristeza, depresión y
cosas semejantes a estas son producto de una vida de pecado y, por lo tanto, de
vivir bajo la maldición de la ley. Ahora bien, presta mucha atención porque
Jesucristo no sólo pagó el justo precio por tus pecados sino que se hizo así
mismo maldición para que tú y yo fuésemos redimidos (hechos libres) de toda
maldición y pudiéramos, así, vivir ahora bajo la bendición de Abraham.
¿Cuál es la
bendición de Abraham que aquí se refiere? Desde luego que incluye la riqueza
material, física y mental, pero en realidad la bendición de Abraham es algo mucho
más grande e importante que eso:
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te
maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (Gen 12.3).
Dios le está
diciendo a Abraham, “porque creíste a Mi
Palabra entonces te voy a proteger con Mi Palabra y además, voy a salvar a
todos aquellos que como tú, crean Mi Palabra, los voy a bendecir por medio de
ti, Abraham”.
Así fue con Abraham: «Le creyó a Dios, y esto se le tomó
en cuenta como justicia.» Por
lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la
fe. En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe
a las naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti
serán bendecidas todas las naciones.» Así
que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe (Gal 3.6-9
NVI).
Los que
viven por la fe quiere decir todos aquellos que viven creyendo que la Biblia en
Verdad es la Palabra y, por lo tanto, la escuchan, la meditan, la creen y la
ponen en práctica, a fin de que
por la fe [creyéndole a Dios creyendo Su Palabra] recibiésemos la promesa del Espíritu.
Así pues, medio
de la fe, creyéndole a Dios y a lo que dice Su Palabra, puedes recibir al
Espíritu Santo que fue prometido como parte del Nuevo Pacto y quien te hace
ahora un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel
que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.
1a).
¡Es Verdad! Ahora eres un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo y puedes estar seguro(a) que la bendición de tu
Padre celestial es el estilo de vida que te corresponde vivir.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos. Sí, amados míos, ahora somos hijos de Dios, y no podemos ni siquiera
imaginarnos lo que vamos a ser después. Pero de algo estamos ciertos: que
cuando Él venga seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como es (1 Jn 3.1-2 BAD).
Es el Amor
que Dios siente por ti lo que lo llevó a diseñar este Plan Perfecto para tu
redención. Porque, no lo dudes ni un momento Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a
ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Es el Amor
que Dios siente por ti, expresado en el sacrificio de Su Hijo Jesús, lo que te
ha redimido de TODA maldición.
Sin importar
cuál sea tu condición actual, necesitas saber que no hay enfermedad, no hay
aflicción, no existe problema, ni aflicción, que por causa de la maldición del
pecado esté afectando tu espíritu, alma o cuerpo, que la Palabra de Dios no
pueda resolver.
«Porque mis pensamientos no son los
de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el SEÑOR—. Mis caminos y mis
pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre
la tierra! Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven
allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé
semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de
mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con
mis propósitos. Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz. A su paso,
las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos
los árboles del bosque. En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar
de ortigas. Esto le dará renombre al SEÑOR; será una señal que durará para
siempre.» (Isa 55.8-13).
Está
determinado por Dios que nunca más la maldición actuará sobre tu Vida sino la
bendición que Él ha declarado a favor tuyo.
La Biblia es la Palabra de Honor
de Dios, tu Padre, y con ella, Jehová tu
Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba.
Con razón el profeta Balaam
terminó por declarar,
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de
hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla (Núm 23.
19-20).
¡Nada ni nadie puede revocar tu
bendición! ¡Es Palabra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, muchas
gracias por anular TODA palabra de maldición que penda sobre mi Vida. Gracias
por haberme llamado de las tinieblas a Tu luz admirable; a mí que en otro tiempo no era
nada más que una creatura, pero que ahora soy un(a) Hijo(a) Tuyo(a); a mí que
en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he
alcanzado misericordia. Gracias, Padre, porque me has hecho apto(a) para
participar de la herencia de los santos en luz y me has librado de la potestad
de las tinieblas, y trasladado al reino de Tu amado Hijo, en quien
tengo redención por su sangre, el perdón de TODOS mis pecados. ¡Todo por amor a mí! ¡Gracias Jesús por amarme
tanto! ¡Gracias precioso Padre celestial por haberme creado de Nuevo y darme
lugar en Tu familia como Tu Hijo(a)! ¡Gracias porque sé que Tu Voluntad para
conmigo es buena, agradable y perfecta! ¡Soy libre de toda maldición y me
determino a vivir como un(a) bendito(a) del Señor! ¡Lo dice la Biblia, que es
Tu Palabra, Dios, y yo lo creo! ¡Puedo y debo ser feliz! Resisto toda obra de
engaño y mentira con la que Satanás quiera maldecir mi vida. ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a)
de Nuevo! ¡He Nacido de Nuevo no de una simiente corruptible, sino de la
incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para
siempre! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo
C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 15 Hch
5. 1-16 / Deu 23-24 / Job 15
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