lunes, 30 de septiembre de 2019

¡Cómo conocer la Voluntad de Dios!



28 de Julio
¡La buena voluntad de Dios para contigo!
Por Riqui Ricón*
Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente (2 R 8.19).
Desde hace años está de moda decir que los cristianos, los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, no tienen una religión sino una relación con Dios. Esto sólo puede ser verdad para aquellos que a través de la Biblia han creído a TODA la Palabra de Dios. Los creyentes debemos, porque así está escrito, vivir vidas plenas, siendo prósperos y saludables al caminar de la mano de nuestro Dios y Padre, escuchando y obedeciendo lo que Él nos dice.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).
-Pero, pero, Riqui Ricón -me dicen-, ojalá fuera así. Mi realidad parece ser muy diferente, me encuentro en una lucha continua, resistiendo al pecado y las aflicciones de este mundo, buscando no fallarle a Dios. Oro, ayuno, leo la Biblia y hasta diezmo. Sin embargo, así como que yo tenga una vida próspera y todo me salga bien pues la verdad, no. ¡Eso quisiera!
Yo te preguntaría: ¿caminas con Jesús como lo haces con tu mejor amigo? ¿Pasas tiempo con Él conversando y escuchando? ¿Crees sus Palabras? ¿Lo consideras digno de confianza? ¿Le conoces tanto como para creerle?
En el versículo con que iniciamos esta reflexión, puedes notar una de las principales cualidades de Dios, pues 800 años antes del episodio que se narra en Segunda de Reyes Ocho, ya les había advertido sobre las consecuencias de entrar en una relación de Pacto con Él, para luego invalidarla. Constantemente les envió jueces, reyes y profetas, exhortándolos a que volviesen a Él. Sin embargo, por Amor, le hizo una promesa a David dándole Su Palabra y, recuerda, Dios tiene Palabra de Honor, Él no puede mentir.
¡Dios es fiel y siempre cumple Su Palabra!
Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Núm 23.19).
El hombre cuando se arrepiente de su palabra es para su propio provecho, ya que lo hace cuando se da cuenta  que lo que dijo le va a perjudicar de alguna manera. Sin embargo, ¡Dios no actúa así!
Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo (Jon 3.10).
Cuando Dios se ha arrepentido de algo que ha dicho siempre ha sido en respuesta al Amor que tiene por los seres humanos. Sólo para tu provecho y beneficio. ¡Dios es bueno!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
De hecho, cuando lees y meditas la Palabra de Dios, encuentras que en la Biblia está expresada la Voluntad de Dios para tu Vida y ésta es buena, agradable y perfecta. Dios desea que tú seas próspero(a) en todas las cosas; Él desea que tengas buena salud y que vivas tu Vida con gozo, paz y Amor, sabiendo que Él está contigo; que nunca te ha dejado y nunca te dejará.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
Sin importar cuáles hayan sido las condiciones de tu Vida, Dios ha comprometido Su Palabra para nunca olvidarse de ti.
Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas (Deu 28.12-13).
La Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, es indiscutiblemente clara acerca de cuál es el deseo de Dios para tu vida. Él sólo pide de ti una cosa, que le creas, que creas que hay honor en Su Palabra.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (He 11.6).
Así que, ante cualquier problema, enfermedad o aflicción que estés enfrentando el día de hoy, lo mejor que puedes hacer es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Cambia tu forma de pensar y tu actitud ante las circunstancias. No pongas tu atención en los problemas y aflicciones, sino ponla en Jesús, ponla en Sus Palabras. Haz de la Biblia la Norma máxima de tu vida leyéndola, meditándola y utilizándola de noche y de día. La Palabra de Dios es viva y eficaz, es espíritu y es vida, así que, permítele cambiar tus problemas y circunstancias mientras te llena de fe.
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Tener una relación con Dios, en lugar de una religión, significa involucrarte afectivamente con Él, y para lograrlo es necesario que conozcas y reconozcas quién es Él y también que conozcas y reconozcas quién, ahora, tú eres, gracias a Él.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada vez comprendo más que es a través de Tu Palabra, y no de mis acciones, que renuevo mi entendimiento. La meditación de Tu Palabra produce en mi vida la fe que necesito para actuar conforme y coherentemente a quien Tú, Señor, dices que ahora yo soy: un(a) Hijo(a) Tuyo(a). Alabo y bendigo Tu Nombre por esto. Fue mediante Tu muerte y resurrección, Jesucristo, que yo Nací de Nuevo para recibir la Vida Eterna que con Tu Sangre compraste para mí. Es mediante Tu Palabra, la Biblia, que renuevo el espíritu de mi entendimiento y así, sólo así, puedo despojarme del (la) hombre (mujer) viejo(a) que está viciado(a) conforme a los deseos engañosos, para vestirme del(la) hombre(mujer) nuevo(a) creado(a) por Ti, oh Dios, conforme a la justicia y santidad de la verdad. Así que, en Tu nombre, Jesús, declaro que no son los problemas ni las circunstancias los que determinan quien soy ni cómo voy a vivir. Soy un(a) Hijo(a) del Rey, por lo tanto, puedo y debo vivir una Vida Plena y Abundante. Tú me diste Tu Palabra, Jesús, y en ella tengo paz y plenitud, pues aunque en el mundo tendré aflicciones, puedo confiar en Ti. Tú has vencido al mundo y yo en Ti y Contigo, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí, que el que está en el mundo. Así que, en Tu nombre Jesús, recibo mi sanidad; recibo mi libertad; recibo la restauración de mi matrimonio y de mi familia y recibo prosperidad en todas las áreas de mi vida. Creo y declaro que de todo problema, aflicción o enfermedad yo, __________ (tu nombre aquí), he de salir más que vencedor(a) por medio de Tu Amor, mi Señor Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 30                              Judas / Esd 9-10 / Sal 95


Judas
Salutación

Judas, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo: 2 Misericordia y paz y amor os sean multiplicados.

Falsas doctrinas y falsos maestros
(2 P. 2.1-17)

Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Mas quiero recordaros, ya que una vez lo habéis sabido, que el Señor, habiendo salvado al pueblo sacándolo de Egipto, después destruyó a los que no creyeron. Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.
Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. 10 Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. 11 ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. 14 De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, 15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. 16 Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.

Amonestaciones y exhortaciones

17 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; 18 los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. 19 Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu. 20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, 21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. 22 A algunos que dudan, convencedlos. 23 A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.

Doxología

24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, 25 al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.


Esdras 9-10
Oración de confesión de Esdras

Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones. Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado. Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde. Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios, y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día. Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre. Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén. 10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos, 11 que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia. 12 Ahora, pues, no daréis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni sus hijas tomaréis para vuestros hijos, ni procuraréis jamás su paz ni su prosperidad; para que seáis fuertes y comáis el bien de la tierra, y la dejéis por heredad a vuestros hijos para siempre. 13 Mas después de todo lo que nos ha sobrevenido a causa de nuestras malas obras, y a causa de nuestro gran pecado, ya que tú, Dios nuestro, no nos has castigado de acuerdo con nuestras iniquidades, y nos diste un remanente como este, 14 ¿hemos de volver a infringir tus mandamientos, y a emparentar con pueblos que cometen estas abominaciones? ¿No te indignarías contra nosotros hasta consumirnos, sin que quedara remanente ni quien escape? 15 Oh Jehová Dios de Israel, tú eres justo, puesto que hemos quedado un remanente que ha escapado, como en este día. Henos aquí delante de ti en nuestros delitos; porque no es posible estar en tu presencia a causa de esto.

Expulsión de las mujeres extranjeras

10 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente. Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley. Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra. Entonces se levantó Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harían conforme a esto; y ellos juraron. Se levantó luego Esdras de delante de la casa de Dios, y se fue a la cámara de Johanán hijo de Eliasib; e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado de los del cautiverio. E hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que todos los hijos del cautiverio se reuniesen en Jerusalén; y que el que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los príncipes y de los ancianos, perdiese toda su hacienda, y el tal fuese excluido de la congregación de los del cautiverio. Así todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén dentro de los tres días, a los veinte días del mes, que era el mes noveno; y se sentó todo el pueblo en la plaza de la casa de Dios, temblando con motivo de aquel asunto, y a causa de la lluvia. 10 Y se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: Vosotros habéis pecado, por cuanto tomasteis mujeres extranjeras, añadiendo así sobre el pecado de Israel. 11 Ahora, pues, dad gloria a Jehová Dios de vuestros padres, y haced su voluntad, y apartaos de los pueblos de las tierras, y de las mujeres extranjeras. 12 Y respondió toda la asamblea, y dijeron en alta voz: Así se haga conforme a tu palabra. 13 Pero el pueblo es mucho, y el tiempo lluvioso, y no podemos estar en la calle; ni la obra es de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos pecado en esto. 14 Sean nuestros príncipes los que se queden en lugar de toda la congregación, y todos aquellos que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, vengan en tiempos determinados, y con ellos los ancianos de cada ciudad, y los jueces de ellas, hasta que apartemos de nosotros el ardor de la ira de nuestro Dios sobre esto. 15 Solamente Jonatán hijo de Asael y Jahazías hijo de Ticva se opusieron a esto, y los levitas Mesulam y Sabetai les ayudaron. 16 Así hicieron los hijos del cautiverio. Y fueron apartados el sacerdote Esdras, y ciertos varones jefes de casas paternas según sus casas paternas; todos ellos por sus nombres se sentaron el primer día del mes décimo para inquirir sobre el asunto. 17 Y terminaron el juicio de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras, el primer día del mes primero. 18 De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras, fueron hallados estos: De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maasías, Eliezer, Jarib y Gedalías. 19 Y dieron su mano en promesa de que despedirían sus mujeres, y ofrecieron como ofrenda por su pecado un carnero de los rebaños por su delito. 20 De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías. 21 De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Jehiel y Uzías. 22 De los hijos de Pasur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa. 23 De los hijos de los levitas: Jozabad, Simei, Kelaía (éste es Kelita), Petaías, Judá y Eliezer. 24 De los cantores: Eliasib; y de los porteros: Salum, Telem y Uri. 25 Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramía, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaía. 26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdi, Jeremot y Elías. 27 De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza. 28 De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai. 29 De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaía, Jasub, Seal y Ramot. 30 De los hijos de Pahat-moab: Adna, Quelal, Benaía, Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés. 31 De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón, 32 Benjamín, Maluc y Semarías. 33 De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei. 34 De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel, 35 Benaía, Bedías, Quelúhi, 36 Vanías, Meremot, Eliasib, 37 Matanías, Matenai, Jaasai, 38 Bani, Binúi, Simei, 39 Selemías, Natán, Adaía, 40 Macnadebai, Sasai, Sarai, 41 Azareel, Selemías, Semarías, 42 Salum, Amarías y José. 43 Y de los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadau, Joel y Benaía. 44 Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos.


Salmos 95
Cántico de alabanza y de adoración

95 Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
    Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
2 Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.
3 Porque Jehová es Dios grande,
Y Rey grande sobre todos los dioses.
4 Porque en su mano están las profundidades de la tierra,
Y las alturas de los montes son suyas.
5 Suyo también el mar, pues él lo hizo;
Y sus manos formaron la tierra seca.
6 Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
7 Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.
Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,
Como en el día de Masah en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres,
Me probaron, y vieron mis obras.
10 Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
Y dije: Pueblo es que divaga de corazón,
Y no han conocido mis caminos.
11 Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.

viernes, 27 de septiembre de 2019

¡Cómo conocer la Voluntad de Dios para tu Vida!



29 de Septiembre
¡Buena, agradable y perfecta!
Por Riqui Ricón*

Cuando yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba. En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma (Sal 94.18-19).
Lo más maravilloso de ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que puedes confiar totalmente en tu Padre celestial. ¡Es Su Misericordia la que te sustenta! ¡Son Sus consolaciones las que alegran tu alma!
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre (y la mujer) que en ti confía (Sal 84.12).
La Palabra de Dios es el Honor de Dios y, por lo tanto, tienes absoluta certeza para vivir la Vida Victoriosa que se te ofrece a través de ella.
Pudiera ser que, a tu entender, estás a punto de resbalar y caer delante de algún problema o circunstancia adversa pero, la Verdad, es que Dios te sostiene con Su Amor y misericordia, y (si puedes creerlo), Él ha ordenado que se te dé un manto de alegría en lugar del espíritu angustiado, ofreciéndole paz y alegría a tu alma (tus pensamientos y emociones), en lugar del temor y la aflicción.
Mas Jehová me ha sido por refugio, Y mi Dios por roca de mi confianza (Sal 94.22).
Así que, para iniciar bien este día, debes establecer claramente en tu vida y corazón que de acuerdo a la Palabra de Dios, tú eres la persona más importante para Dios.

¡Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Por lo tanto, Dios no te ha dejado, ni te dejará jamás; y además ha decretado Palabras Eternas de Amor y Bendición sobre tu Vida.

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).

¿Te das cuenta? ¡Ni la pobreza, ni la enfermedad, ni ninguna otra cosa que te robe el gozo y la paz serán, jamás, la voluntad de Dios, tu Padre!

Dado que la buena voluntad de Dios para contigo es agradable y perfecta, puedes entonces dejar de temer y comenzar a creer.

No os amoldéis a los usos y costumbres propios de este mundo; antes bien, procurad que vuestra mente renovada opere la transformación de vuestra personalidad, para que lleguéis a comprobar lo buena, grata y perfecta que es la voluntad de Dios (Ro 12.2 CST).

¡Cambia tu forma de pensar y cambiarás tu forma de hablar!

Para lograr esto necesitas tomar la firme determinación de hacer de la Biblia la norma máxima de tu vida y te aseguro que tú ya no le permitirás más a ningún problema, enfermedad o circunstancia volver a establecerse en tu vida en contra de la voluntad de Dios.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Isa 26.3).
Confía en Dios y no permitas que la apariencia de tus circunstancias te infundan  miedo, duda o desánimo para robarte tu fe [que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra].

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! (Ro 8.15).

Tú puedes, como tu Padre, llamar las cosas que no son como si fueran, así que, sométete a la Palabra de Dios y resiste el temor, la pobreza y la enfermedad llamando a la fe [que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra], llamando a la prosperidad y a la salud que Cristo Jesús ya compró para ti a precio de Su Sangre.

¡Es tu derecho!

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (Jos 1.8-9).

¡Cambia tu forma de pensar y cambiarás tu forma de hablar!

Haz de la Biblia la norma máxima de tu vida poniéndola en tu mente, boca y corazón, porque entonces, no antes, ni después, ni de ninguna otra forma, sino entonces harás prosperar tu camino y TODO te saldrá bien.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre (y la mujer) que en ti confía (Sal 84.12).
Dios no miente. Él lo ha dicho y lo va hacer. Él lo ha hablado y lo va a ejecutar.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él  (1 Jn 3.1 NVI).

Tú eres ese (esa) Hijo(a) de Dios que confía en su Padre y sabes, que sabes, que tu vida está ya resuelta. La resolvió Jesús al morir en esa cruz pagando todos tus pecados y al resucitar venciendo a la muerte para darte, a ti, la Vida Eterna; que es la Vida que sólo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo tiene DERECHO a disfrutar.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Una Vida plena y abundante.

Jesús lo dijo: ¡Consumado es!

Así que, si tienes fe (y yo sé que la tienes), puedes coincidir conmigo en esto, muy a pesar de tus circunstancias, ten por cierto que hoy, ¡tú puedes ser feliz!


Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, vengo delante de Tu Presencia para declarar que estoy lleno(a) de fe. Sé que me amas tanto que preferiste entregar a Tu Hijo, Jesús, antes que perderme a mí. Soy tu especial tesoro y aunque mi padre y mi madre me hayan dejado, con todo Tú me has recogido. ¡Soy amado(a) de Dios! Me determino hoy a seguir creyendo Tu Palabra, la Biblia. Señor Jesús, este día puedo estar confiado delante de Tu Presencia sabiéndome amado(a) por Ti. Soy dichoso(a), mil veces feliz, pues Tú estás aquí conmigo y si Dios es conmigo ¿quién contra mí? Tu Palabra me sustenta y alegra mi alma. Sé que me quieres próspero(a), saludable y en plenitud. Mis pensamientos y corazón están contigo, Señor. Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque Tú, Jesús, estás conmigo. Caerán a mil lado mil y diez mil a mi diestra más a mí no llegará porque en Ti yo he creído. Resisto al espíritu de temor y duda, y me determino a hacer de este día el mejor día de mi vida recibiendo Tu Amor y Tu Verdad. ¡Tu Palabra es la Verdad! Todo lo puedo y en Ti, Jesús, en todas las cosas soy más que vencedor(a). Así es, en Ti, Jesús, tengo mi vida resuelta. Por lo tanto, resisto al espíritu de desánimo e incredulidad que quiere sembrar en mí, su miedo. Soy sano(a) y soy libre, pues la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.

Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso? 
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios: 
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Septiembre 29                              3 Jn   /  Es 7-8  /  Sal 94


3 Juan
Salutación
1
1El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. 2Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. 4No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.

Elogio de la hospitalidad de Gayo
5Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos, especialmente a los desconocidos, 6los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje. 7Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. 8Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad.

La oposición de Diótrefes
9Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. 10Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.

Buen testimonio acerca de Demetrio
11Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. 12Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.

Salutaciones finales
13Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y pluma, 14porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara.
15La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada uno en particular. 

Esdras 7-8
Esdras y sus compañeros llegan a Jerusalén
7
1Pasadas estas cosas, en el reinado de Artajerjes rey de Persia, Esdras hijo de Seraías, hijo de Azarías, hijo de Hilcías, 2hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, 3hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Meraiot, 4hijo de Zeraías, hijo de Uzi, hijo de Buqui, 5hijo de Abisúa, hijo de Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, primer sacerdote, 6este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.
7Y con él subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, y de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y sirvientes del templo, en el séptimo año del rey Artajerjes. 8Y llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey. 9Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios. 10Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.
11Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: 12Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. 13Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya. 14Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano; 15y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, 16y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén. 17Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén. 18Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios. 19Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén. 20Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.
21Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente, 22hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida. 23Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos? 24Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni renta.
25Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás. 26Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.
27Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey, para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén, 28e inclinó hacia mí su misericordia delante del rey y de sus consejeros, y de todos los príncipes poderosos del rey. Y yo, fortalecido por la mano de mi Dios sobre mí, reuní a los principales de Israel para que subiesen conmigo.
8
1Estos son los jefes de casas paternas, y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia, reinando el rey Artajerjes: 2De los hijos de Finees, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de los hijos de David, Hatús. 3De los hijos de Secanías y de los hijos de Paros, Zacarías, y con él, en la línea de varones, ciento cincuenta. 4De los hijos de Pahat-moab, Elioenai hijo de Zeraías, y con él doscientos varones. 5De los hijos de Secanías, el hijo de Jahaziel, y con él trescientos varones. 6De los hijos de Adín, Ebed hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones. 7De los hijos de Elam, Jesaías hijo de Atalías, y con él setenta varones. 8De los hijos de Sefatías, Zebadías hijo de Micael, y con él ochenta varones. 9De los hijos de Joab, Obadías hijo de Jehiel, y con él doscientos dieciocho varones. 10De los hijos de Selomit, el hijo de Josifías, y con él ciento sesenta varones. 11De los hijos de Bebai, Zacarías hijo de Bebai, y con él veintiocho varones. 12De los hijos de Azgad, Johanán hijo de Hacatán, y con él ciento diez varones; 13De los hijos de Adonicam, los postreros, cuyos nombres son estos: Elifelet, Jeiel y Semaías, y con ellos sesenta varones. 14Y de los hijos de Bigvai, Utai y Zabud, y con ellos setenta varones.
15Los reuní junto al río que viene a Ahava, y acampamos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no hallé allí de los hijos de Leví. 16Entonces despaché a Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulam, hombres principales, asimismo a Joiarib y a Elnatán, hombres doctos; 17y los envié a Iddo, jefe en el lugar llamado Casifia, y puse en boca de ellos las palabras que habían de hablar a Iddo, y a sus hermanos los sirvientes del templo en el lugar llamado Casifia, para que nos trajesen ministros para la casa de nuestro Dios. 18Y nos trajeron según la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros, un varón entendido, de los hijos de Mahli hijo de Leví, hijo de Israel; a Serebías con sus hijos y sus hermanos, dieciocho; 19a Hasabías, y con él a Jesaías de los hijos de Merari, a sus hermanos y a sus hijos, veinte; 20y de los sirvientes del templo, a quienes David con los príncipes puso para el ministerio de los levitas, doscientos veinte sirvientes del templo, todos los cuales fueron designados por sus nombres.
21Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. 22Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. 23Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio.
24Aparté luego a doce de los principales de los sacerdotes, a Serebías y a Hasabías, y con ellos diez de sus hermanos; 25y les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrenda que para la casa de nuestro Dios habían ofrecido el rey y sus consejeros y sus príncipes, y todo Israel allí presente. 26Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por cien talentos, y cien talentos de oro; 27además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro. 28Y les dije: Vosotros estáis consagrados a Jehová, y son santos los utensilios, y la plata y el oro, ofrenda voluntaria a Jehová Dios de nuestros padres. 29Vigilad y guardadlos, hasta que los peséis delante de los príncipes de los sacerdotes y levitas, y de los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén, en los aposentos de la casa de Jehová. 30Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.
31Y partimos del río Ahava el doce del mes primero, para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y del acechador en el camino. 32Y llegamos a Jerusalén, y reposamos allí tres días. 33Al cuarto día fue luego pesada la plata, el oro y los utensilios, en la casa de nuestro Dios, por mano del sacerdote Meremot hijo de Urías, y con él Eleazar hijo de Finees; y con ellos Jozabad hijo de Jesúa y Noadías hijo de Binúi, levitas. 34Por cuenta y por peso se entregó todo, y se apuntó todo aquel peso en aquel tiempo.
35Los hijos de la cautividad, los que habían venido del cautiverio, ofrecieron holocaustos al Dios de Israel, doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos, y doce machos cabríos por expiación, todo en holocausto a Jehová. 36Y entregaron los despachos del rey a sus sátrapas y capitanes del otro lado del río, los cuales ayudaron al pueblo y a la casa de Dios.

Salmo 94

Oración clamando por venganza
     1     Jehová, Dios de las venganzas,
Dios de las venganzas, muéstrate.
     2     Engrandécete, oh Juez de la tierra;
Da el pago a los soberbios.
     3     ¿Hasta cuándo los impíos,
Hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?
     4     ¿Hasta cuándo pronunciarán, hablarán cosas duras,
Y se vanagloriarán todos los que hacen iniquidad?
     5     A tu pueblo, oh Jehová, quebrantan,
Y a tu heredad afligen.
     6     A la viuda y al extranjero matan,
Y a los huérfanos quitan la vida.
     7     Y dijeron: No verá JAH,
Ni entenderá el Dios de Jacob.
     8     Entended, necios del pueblo;
Y vosotros, fatuos, ¿cuándo seréis sabios?
     9     El que hizo el oído, ¿no oirá?
El que formó el ojo, ¿no verá?
     10     El que castiga a las naciones, ¿no reprenderá?
¿No sabrá el que enseña al hombre la ciencia?
     11     Jehová conoce los pensamientos de los hombres,
Que son vanidad.
     12     Bienaventurado el hombre a quien tú, JAH, corriges,
Y en tu ley lo instruyes,
     13     Para hacerle descansar en los días de aflicción,
En tanto que para el impío se cava el hoyo.
     14     Porque no abandonará Jehová a su pueblo,
Ni desamparará su heredad,
     15     Sino que el juicio será vuelto a la justicia,
Y en pos de ella irán todos los rectos de corazón.
     16     ¿Quién se levantará por mí contra los malignos?
¿Quién estará por mí contra los que hacen iniquidad?
     17     Si no me ayudara Jehová,
Pronto moraría mi alma en el silencio.
     18     Cuando yo decía: Mi pie resbala,
Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba.
     19     En la multitud de mis pensamientos dentro de mí,
Tus consolaciones alegraban mi alma.
     20     ¿Se juntará contigo el trono de iniquidades
Que hace agravio bajo forma de ley?
     21     Se juntan contra la vida del justo,
Y condenan la sangre inocente.
     22     Mas Jehová me ha sido por refugio,
Y mi Dios por roca de mi confianza.
     23     Y él hará volver sobre ellos su iniquidad,
Y los destruirá en su propia maldad;
Los destruirá Jehová nuestro Dios.