Miércoles
10 de Abril de 2013.
¡Aceptando y recibiendo
lo que Jesús ya hizo por ti!
Por
Riqui Ricón*
Y de repente vino del cielo un estruendo como de
un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego,
asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen (Hch 2.2-4).
Este día la
Palabra de Dios nos relata uno de los eventos más hermosos y asombrosos en la
historia de la humanidad: la llegada del Espíritu Santo de Dios para vivir en y
con el corazón de los hombres.
El Espíritu
Santo es Dios y tú eres tan importante para Él que Él mismo se constituyó como
garantía del Nuevo Pacto prometido por Dios para restaurar la comunión contigo.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis
sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de
nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de
su gloria (efe 1.13-14).
Dado que el
Antiguo Pacto fue invalidado ya que los continuos fracasos ante el pecado y la
incredulidad lo hicieron imposible de cumplir, entonces Dios propuso un Nuevo
Pacto donde (sólo por Amor), Él se haría cargo de todo.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales
haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No
como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de
la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido
para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán
por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a
su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
El Nuevo Pacto
en la Sangre de Jesús implica que Dios pondrá Su Palabra en tu mente y la
escribirá en tu corazón para que tengas un conocimiento y tal relación de
intimidad con Él que el pecado nunca más se volverá a interponer entre ustedes
dos. Bajo el Nuevo Pacto nunca más volverás a desconfiar de la Palabra de Dios.
Pero, ¿cómo planeó
Dios conseguir semejante propósito?
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo
dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré
un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y
haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por
obra (Eze 36.26-27).
En el Nuevo
Pacto Dios te hizo Nacer de Nuevo para que, a semejanza de Jesús, recibas como
herencia la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios y como sello de garantía de
esta tu Nueva Naturaleza divina, te dio el don, el regalo, de Su Espíritu
Santo.
Tú bien sabes que Dios te ama
tanto que prefirió entregar a su propio Hijo, como sustituto para pagar el
precio de TODOS tus pecados, antes que perderte a ti por toda la eternidad.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
Es evidente
que por ese Amor que Dios siente por ti, ahora mismo Él te llama Su propio(a) Hijo(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1).
Este asombroso milagro de
regeneración donde, por la muerte y resurrección de Jesucristo, tú pasaste de
muerte a Vida para ser hecho(a) un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, sólo fue posible mediante la acción poderosa del Espíritu Santo y la
Palabra de Dios.
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro
Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras
de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo (Ti 3.4-5).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino
de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Tú, por la fe,
Naciste de Nuevo como Hijo(a) de Dios!
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es
nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha
sido engendrado por él (1 Jn 5.1).
¡Tú, de la
misma forma que Jesús, fuiste engendrado(a) por el Espíritu Santo y la Palabra
de Dios!
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues
no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser
que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta
Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes
para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para
Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra (Luc 1.34-38).
Por el Espíritu
Santo y el Amor de Dios, ahora eres un(a) hermano(a) de Jesús.
Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él
sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
Por el Espíritu
Santo y el Amor de Dios, ahora eres igual a Jesús.
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros,
para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos
nosotros en este mundo (1 Jn 4.17).
El Espíritu
Santo no solamente es Dios y la garantía de tu Nueva Naturaleza divina, sino
que además es tu amigo, compañero y maestro en esta asombrosa y maravillosa
aventura que es ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
No en balde la
Escritura dice:
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
A ti sólo te
corresponde creer Su Palabra y aceptar y recibir lo que Jesús ya hizo por ti.
¡Esto es Pentecostés!
Dios, el
Espíritu Santo, ahora vive en ti y contigo. ¡Él es tu mejor amigo! ¡No hay
forma que puedas perder!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que asombroso y maravilloso es Tu Amor por mí. Te
doy gracias que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida
juntamente con Tu Hijo, Cristo Jesús. ¡Y no cualquier tipo de Vida! Señor
Jesús, por Tu muerte y resurrección, ahora yo tengo todo el derecho a la Vida
Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios. ¡Exactamente igual a Ti, mi Señor Jesús! ¡En
verdad que esto es asombroso y maravilloso! Te tengo a Ti, Espíritu Santo,
viviendo en mí y conmigo. ¡Tu Poder, Tu Amor y Tu sabiduría están a mi
disposición! ¿Qué, pues, diré a todo esto? Si Tú estás conmigo, ¿quién contra
mí? Si Tú, Padre, no vacilaste al entregar a Tu Hijo por mí, ¿cómo no me darás
también, junto con Él, todas las cosas? ¿Quién se atreve a acusarme si soy
escogido(a) de Dios? ¡Nadie! Tú mismo, oh Dios, me has perdonado y me has
puesto en muy buena estima entre Tú y yo. ¡Me has hecho Tu Hijo(a)! ¿Quién me
condenará entonces? ¿Cristo Jesús? ¡No! Tú, Señor Jesús, fuiste el que murió
por mí y el que volvió a la vida por mí y estás en el cielo en un sitial de
honor junto a Dios Padre intercediendo por mí. ¿Quién podrá apartarme del amor
de Cristo? Si me vienen problemas o calamidades, si me persiguen o matan, ¿es
acaso que Tú has dejado de amarme? Y si tengo hambre o necesidad, o si estoy en
peligro, amenazado(a) de muerte, ¿es acaso que Tú me has abandonado? ¡No! ¡Nada
de eso! Las Escrituras dicen que debo estar dispuesto(a) a morir en cualquier
momento por la causa de Cristo, que soy como oveja de matadero. ¿Quién me
separará del amor de Cristo? ¡Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas
estas cosas soy más que vencedores por medio de aquel que me amó. Por
lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor,
oh Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por todo esto, porque Tú, Espíritu
Santo, estás en mí y conmigo, yo, ______________ (tu nombre aquí), resisto
al espíritu de temor, duda, pobreza y enfermedad, creyendo y recibiendo lo que
Tú, mi Señor y Salvador, Jesucristo, pagaste para mí. ¡Soy sano(a) y libre de
toda enfermedad y dolencia! ¡Soy libre del temor, la ansiedad y la duda! Pues
no he recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
he recibido el espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba, Padre! Declaro mi
libertad y prosperidad financiera. Recibo el Amor, gozo y paz que Tú, Espíritu
Santo, has puesto en mí para vivir una vida plena y abundante. En el nombre de
Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 10 Hch
2. 1-13 / Deu 13-14 / Job 10
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