sábado, 31 de enero de 2015

¡Cómo hacer tus sueños realidad!

 

28 de Enero
¡Lo mejor de tu vida lo puedes soñar!

Por Riqui Ricón*

Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle. Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador.  Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños (Gen 37.18-20).

La obra de tu enemigo, el diablo, siempre ha sido la de matar tus sueños para así poder robarte tu identidad como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Sin embargo, tu Padre celestial, primero te creó dándote la vida y luego te predestinó para ser heredero(a) de Eterna salvación  al darte la identidad de Hijo(a) Suyo(a) por medio de Jesucristo.

en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Efe 1.5).

Así, una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que lo obedecen (He 5.9 BLS).

Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Ga 4.7).

En cuanto a los sueños perdidos, en una ocasión el profeta Eliseo le dijo a la mujer sunamita (la cual era estéril y no tenía hijos, y además había tratado tan bien a Eliseo que hasta un cuarto les había construido):

El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho (2 R 4.16-17).

Esta mujer ya había perdido toda esperanza de ver realizado su sueño de ser madre. Su sueño había muerto y ella no consideraba posible volverlo a pensar siquiera. Por eso, recriminaba al profeta de hacer burla de su lamentable situación.

La realidad era que ella no podía tener hijos a causa de su esterilidad, pero la verdad fue que el profeta habló en el nombre de Dios y ella pudo ver hecho realidad su sueño, ¡a pesar que no tenía fe para creerlo!

¿Cómo pudo suceder esto? ¿Cómo puede alguien recuperar el hilo de una vida ya gastada? ¿Cómo puede un sueño ya perdido hacerse realidad? Todo comenzó con el deseo de esta mujer de retener bajo su techo al profeta de Dios y, por lo tanto, tener acceso a la Palabra de Dios.

Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él (2 R 4.9-10).

Ella recuperó sus sueños y su vida al anhelar y atesorar al profeta y a su mensaje, esto es, atesorar la Palabra de Dios.

A causa de la vida que llevaron, a muchos cristianos, que son Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, les parece, que ya han perdido la oportunidad de realizar sus sueños y se resignan a llevar una vida “normal” carente de sentido o significado. Pero recuerda,

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

Nada está más lejos de la Verdad que la resignación. Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y tienes todo el derecho a retomar el hilo de tu vida. Tienes todo el derecho a volver a soñar y creer, pues al que le cree a Dios TODO le es posible.

Dios escogió a José para dar cumplimiento a Su Palabra empeñada a Abraham, Isaac y Jacob; y aunque los hermanos de José trataron de matar sus sueños vendiéndolo como esclavo, Dios fue fiel a Su Palabra con el hombre que había escogido.

Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito (Ro 8.28 RVA).

¿Sabías que tú has sido escogido(a), llamado(a), por Dios? La Biblia lo dice así y lo realmente trascendente es si tú en Verdad lo crees así.

Gracias a Cristo Jesús, tú, mi amado(a) hermano(a), puedes aspirar, a partir de este instante, a vivir una vida abundante en la plenitud de Dios.

No le permitas al diablo robarte tus sueños y determínate a vivir en la certeza de tu fe, pues si Dios lo dijo, entonces, Él lo va hacer, si Él lo habló, entonces, Él lo va a cumplir.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mar 13.31).

¡No existe la más mínima posibilidad de que Dios deje de cumplirte Su Palabra!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

No hay fundamento más grande en el cual puedas cimentar tu fe, no hay demostración más grande de Amor, que saber que Dios prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar TODOS tus pecados, antes que perderte a ti.

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3.1a).

Y por el gran Amor con que  Dios te ha amado, no sólo pagó TODOS tus pecados para hacerte justo sino que decidió hacer de ti Su propio(a) Hijo(a).

Para Dios eres muy importante y Él no desea que vivas padeciendo aflicciones que ya fueron pagadas con la Vida de Su Hijo Jesús; por eso, deja de poner tu atención en los problemas, enfermedades o aflicciones que estés enfrentando y pon TODA tu atención a lo que Dios te dice hoy, por medio de esta reflexión y de Su Palabra: Que tú eres importante para Él; que Él no te ha dejado, ni te dejará; que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesucristo, antes que perderte a ti. Qué Él está contigo y que de todo problema, enfermedad o aflicción tú saldrás más que vencedor(a).

Hoy Dios, tu Padre, te dice que es tiempo de regresar a casa y recuperar tus sueños.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en esta hora quiero darte las gracias por tanto y tan grande Amor con que me has amado. Gracias, Señor Jesús, por haber pagado por mí el precio de todos mis pecados y haberme dado la Vida Eterna. Hoy puedo levantarme con la cabeza erguida y el corazón agradecido, pues, por lo que hiciste por mí en la cruz, ahora soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Soy nueva creación! Las cosas viejas pasaron, he aquí que todas son hechas nuevas en mi vida. En el nombre de Jesús, yo le llamo a la sanidad y a la salud de mi cuerpo; llamo a la estabilidad emocional en mi vida, pues ahora sé quién yo soy: le llamo a mi libertad financiera. Creo y declaro que soy la persona que Tú, mi Dios y Padre, dices en Tu Palabra que yo soy. Soy libre y dichoso(a), pues el Todopoderoso está conmigo. Voy a volver a soñar para realizar todo aquello a lo que he sido llamado(a) a ser. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 28                              Luc 20.27-47  /  Gen 37  /  Sal 28

 




¿Podrá algo o alguien vencerte en esta vida?

 



27 de Enero
¡No temeré, solamente creeré!

Por Riqui Ricón*

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).

Una vez más, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña que cualesquiera que sean las circunstancias que estés atravesando el día de hoy, puedes estar seguro(a) y confiado(a) en que Dios saldrá por ti y responderá a favor tuyo.

Me preguntarás, ¿cómo puedes estar tan seguro de que Él acudirá a favor de una persona como yo? Realmente es fácil tener plena certeza de esto, ya que la misma Escritura, la Palabra de Honor de Dios, te lo asegura de la siguiente forma:

Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).

Como puedes ver, el Amor que Dios siente por ti es mayor que el de un padre o una madre terrenal. Es el Amor de Dios, el Padre, quien te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que pagara TODOS tus pecados, antes que perderte a ti por toda la eternidad.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡El Dios vivo y verdadero creador de todo lo visible y lo invisible, el todopoderoso Dios es tu propio Padre y le puedes decir Abba, papá, papito!

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1Jn 5.1a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3.1ª BAD).

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).

Insisto en que, cualesquiera que sean las circunstancias que estés atravesando el día de hoy, con toda razón puedes, enfática y claramente, declarar:

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

La fe que tú necesitas hoy para mover esas montañas de enfermedad, tristeza, pobreza y depresión sólo puede provenir de un solo lugar: que tengas la revelación (la convicción) de cuanto Dios te ama.

Si en Verdad te sabes el (la) amado(a) Hijo(a) del único Dios vivo y verdadero (¡y por la Sangre de Cristo Jesús que tú en Verdad lo eres!), entonces no tienes motivo ni razón alguna para preocuparte ni para estar en ansiosa inquietud.

Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Rom 8.31-32).

Así que, mi amado(a), ¡no temas, cree solamente! Dios no te ha dejado y nunca te dejará. Por más feas e imposibles que parezcan tus circunstancias, problemas, enfermedades o aflicciones, la Palabra de Honor de tu Dios y Padre está sobre de todas ellas.

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jua 8.31b-32).

¡Eres libre para vivir una Vida Plena y Abundante!

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jua 16.33).

Es cierto que en este mundo tendrás aflicciones, pero en medio de todo conflicto o aflicción puedes confiar y disfrutar de paz. ¡Jesús ha vencido al mundo!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jua 10.10).

Sin lugar a dudas habrá problemas y aflicciones y el ladrón intentará robarte y destruirte pero tú has sido destinado(a), por el Amor que Dios tu Padre tiene por ti, para siempre salir más que vencedor(a) de toda circunstancia y así realizar una Vida Plena y Abundante; has sido destinado(a) para realizar esa Vida que Dios siempre planeó para ti, esa Vida que vale la pena vivir: La Vida Eterna.

Recuerda que este año es tu año de Esplendor.

Oremos en voz audible:

Amado Dios, Tú eres el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Quiero decirte que estoy muy agradecido(a) por lo que has hecho por mí. ¡Gracias Señor! ¡Tú eres mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora puedo entrar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Ti, mi Dios,  para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 27                              Luc 20.1-26  /  Gen 35-36  /  Sal 27

 





viernes, 30 de enero de 2015

En estos tiempos que se están viviendo, ¿se puede confiar en alguien?

 

26 de Enero
¡Cómo no confiar en Dios!

Por Riqui Ricón*

Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; He confiado asimismo en Jehová sin titubear (Sal 26.1).

Confiar en el Señor sin titubear significa creerle a Él, creyendo Su Palabra; significa creer la Biblia, sin dudar.

Júzgame, Señor, y ve que seguí la senda de los perfectos. En el Señor me apoyaba y por eso no me desviaba (Sal 26.1 BLA).

Confiar en el Señor sin titubear significa apoyarse en Él, apoyarse en Su Palabra sin desviarse.

Pero sabed también esto: los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán, sino que permanecerán para siempre (Luc 21.33 CST).

Tú puedes depositar toda tu confianza en la Biblia porque es precisamente por Su Palabra que Dios se da a conocer; Él no ha faltado a Su Palabra y jamás lo hará. ¡Dios no puede mentir!

Dios no es un hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir? (Num 23.19 NTV).

Pon atención a cómo Su Amor por ti es expresado en las Escrituras claramente, pues Él prefirió entregar a su propio Hijo, como sustituto para pagar el precio de TODOS tus pecados, antes que perderte a ti por toda la eternidad.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Es por ese Amor que ahora Dios mismo te llama Su Hijo(a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo más maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1).

¡Y lo  más asombroso es que para Dios, en Verdad tú eres Su Hijo(a) Amado(a)!

Te aseguro que puedes confiar sin titubear en la Palabra de Dios, al fin y al cabo Él es el mejor Padre que puedas haber tenido.

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).

Dado que no puedes confiar en alguien a quien realmente no conoces, la base de la confianza es el conocimiento mutuo. En este día, gracias a Jesucristo, tienes un Dios y Padre a quien puedes conocer cada día más y mejor. Al tener comunión con Dios, por medio de la lectura y meditación de Su Palabra y de la oración, adquirirás un mayor conocimiento de Tu Padre celestial y de quién ahora tú eres delante de Él.

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).

Si lo notas, puedes darte cuenta que tu confianza y certeza no radican solamente en el conocimiento de Dios, sino en tu propia identidad como Su Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo, porque ahora, en Cristo Jesús, hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros.

Fue con Su muerte en esa cruz que Él pagó todos tus pecados y es por Su resurrección que el venció a la muerte para hacerte partícipe del tipo de Vida que sólo los Hijos de Dios pueden poseer: la Vida Eterna.

siendo renacidos [nacidos de nuevo], no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 Ped 1.21).

Puedes confiar en Dios porque Su Plan es perfecto para ti. Al darte el Nuevo Nacimiento mediante el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús te hizo una persona totalmente nueva. Gracias a la Sangre de Jesús, ¡eres una nueva especie de ser que no existía antes! ¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Ya no eres más esa vieja persona pobre, triste, enferma y pecadora. ¡Ahora, has Nacido de Nuevo y eres un(a) Hijo(a) del Rey!

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Cor 5.17).

Cada vez que enfrentes un nuevo reto o desafío, cada vez que encares un problema o necesidad, recuerda siempre que Dios es tu Papá y que Él no miente, ni se arrepiente, que todo lo que dice en Su Palabra acerca de ti es la Verdad, pues Él es Dios y si Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir; si Él lo habló, entonces, Él lo va a ejecutar.

Así que, ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31)

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en este día quiero decirte cuánto te amo y cuán agradecido(a) estoy contigo pues Tú, que eres rico en misericordia, por Tu gran amor con que me has amado, aun estando yo muerto(a) en pecados, me diste vida juntamente con Cristo (por gracia soy salvo(a)), y juntamente con Él me resucitaste, y asimismo me hiciste sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de Tu gracia en Tu bondad para conmigo en Cristo Jesús. Porque por Tu gracia soy salvo(a) por medio de la fe; y esto no viene de mí, pues es un don, un regalo Tuyo; no por obras, para que de nada me gloríe. Porque yo soy hechura Tuya, creado(a) en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Tú, oh Dios, preparaste de antemano para que anduviese en ellas. ¡Gracias! ¡Muchas gracias, Señor Jesús! Mi Rey, Señor y Salvador eres Tú. Tu Amor por mí es más dulce que la miel, pues Tú, siendo en forma de Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte, sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te humillaste a Ti mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. ¡Todo por Amor a mí! ¡Cómo no voy a confiar en Ti! En Ti estoy totalmente seguro(a) y puedo confiar en la certeza, la roca, la fortaleza de Tu Amor hacia mí. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡Nada ni nadie me puede separar del Amor de Dios! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) pues TODO lo puedo en Cristo que me fortalece! Aunque ande en valle de sombra y de muerte no voy a temer mal alguno porque Tú estás conmigo. Creo y declaro que de todo problema, angustia y enfermedad saldré más que vencedor por medio de Tu Amor.  Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 26                              Luc 19.28-48  /  Gen 34  /  Sal 26