miércoles, 20 de marzo de 2013

¡Cómo vivir en el Reino de Dios!

 
Lunes 18  de Marzo de 2013.
¡Eres un(a) Hijo(a) del Reino!
Por Riqui Ricón*
En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mat 18.1-4).
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,  espíritu es (Jn 3.1-6).
Pareciera que las dos condiciones que Jesús estableció para entrar al reino de Dios son distintas: nacer de nuevo y ser como niños. En realidad, ambas son la misma condición adquirida o cumplida a través del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús.
Permíteme explicarme: con Su Sangre, derramada hasta la última gota en esa cruz, Jesucristo pagó el precio de TODOS tus pecados, cumpliéndose así la Justicia de Dios al recibir Él, el castigo de tus pecados para que ahora tú puedas, con toda confianza y seguridad, presentarte como justo delante del Juez de toda la tierra.
con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Col 1.12-14).
Después, Dios perdonó TODAS tus faltas y transgresiones al decidir olvidarlas y no acordarse nunca más de ellas.
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.34).
Por último, te dio un corazón nuevo, te hizo espíritu nuevo y te dio al Espíritu Santo para, así, con todo esto, hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.26-27).
siendo renacidos [Nacidos de Nuevo], no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Todo por amor a ti!
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Por ese Amor con que Dios te ama, Él te ha hecho Su propio(a) Hijo(a) con Su Palabra.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Todo esto se hizo una realidad para ti cuando aceptaste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida diciéndole: ¡Si Señor Jesús, CREO en ti, acepto tu sacrificio en la cruz que me justifica, perdona y borra todos mis pecados; ven a mi vida, te abro mi corazón! Amén.
Ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios y puedes confiar total y plenamente en tu Padre celestial. Puedes estar plenamente seguro(a) que la Biblia es la Palabra de Honor de Dios y por lo tanto la va a cumplir toda. Primero el cielo y la tierra dejan de existir ante que tu Padre deje de cumplirte Su Palabra.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
Así que, exactamente igual a un(a) niño(a), con la misma actitud y confianza en tu corazón, puedes dejarle a Dios TODOS tus problemas. Puedes dejarle TODAS tus necesidades. No te preocupes más, no te angusties, ahora Él es tu Padre y es responsable de ti y por ti.
¡Tú eres Su Hijo(a)!
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga (Mat 11.28-30).
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat 7.9-11).
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mat 6.25-33).
La justicia del reino de Dios es aquella que se cumplió en la cruz del Calvario. ¡Búscala! ¡Acéptala! ¡Recíbela! Lo único que tienes que hacer es creer la Palabra de Dios, que no miente (no puede mentir, nunca lo ha hecho y nunca lo hará).
Sin importar que tan difíciles sean tus circunstancias el día de hoy, créele a Dios y comienza a vivir como un(a) Hijo(a) del Reino, te aseguro que saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amo, Cristo Jesús.
Así que, bienvenido(a) al Reino de tu Padre. Ahora, con toda certeza, puedes declararlo en voz alta: ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! ¡Soy como un(a) niño(a) y mi Padre es Dios! ¡Aleluya! ¡Ya estoy viviendo dentro del reino de Dios! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Reino!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, no encuentro mejor forma de agradecer lo que has hecho por mí que aceptándolo. No encuentro mejor forma de honrar el sacrificio de Tu Hijo Jesús que recibiendo la posición e Identidad que Él adquirió para mí al morir en esa cruz. ¡Gracias Jesús! ¡Muchas gracias Señor! Creo y recibo tu grande y eterno Amor por mí. Creo y recibo mi identidad de Hijo(a) Tuyo(a). Por lo tanto, creo y recibo también todas y cada una de tus promesas. Gracias Señor, porque no hay forma en que yo vaya a perder en esta vida. Gracias Padre porque no me has dejado nunca, ni me dejarás, porque me has amado con tan grande amor y me has hecho tu Hijo(a). Por lo que Tú hiciste en la cruz, Señor Jesús, y por Tu Palabra, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo como Hijo(a) de Dios. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 18                               Mat 18.1-21 /  Núm 5-6 /  Ecl 5
 


martes, 19 de marzo de 2013

¡Cómo creer en medio de la adversidad!

 
Domingo 17  de Marzo de 2013.
¡Como un grano de mostaza!
Por Riqui Ricón*
Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;  y nada os será imposible (Mat 17.19-20).
Es muy interesante notar aquí que las palabras “poca fe”, en la mayoría de las traducciones inglesas y en varias en español, significan, literalmente, incredulidad o desconfianza en Dios.
Y él les dijo: «Por su falta de fe. En verdad les digo que si ustedes tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: 'Pásate de aquí para allá,' y se pasaría enseguida, y la cosa no les sería imposible (MH-DuTillet).
Jesús les dijo: Por su incredulidad; porque en verdad les digo que si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: "Muévete de aquí", y se movería, y nada les sería difícil (Sy Español).
Y Jesús les dijo: Por vuestra infidelidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fé como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible (Reina Valera 1865).
Jesús les respondió: --Porque ustedes no confían en Dios. Les aseguro que si tuvieran una confianza tan pequeña como un grano de mostaza, podrían ordenarle a esta montaña que se moviera de su lugar, y les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes! (BLS).
Fe es la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve, pero ¿cómo puedo estar seguro de aquello que no puedo ver? ¿Cómo estar convencido de recibir lo que estoy esperando? Dicha certeza y convicción sólo pueden provenir del hecho irrefutable e infalible de que tengo la Palabra de Honor del único Dios vivo y verdadero. ¡La Biblia!
¿Cómo puedes estar seguro(a) de tu sanidad cuando tu cuerpo se siente mal y los análisis clínicos y tu doctor dicen que estás muy grave? ¿Cómo puedes estar convencido(a) de que tu hijo(a) vendrá a Cristo y saldrá adelante con su vida cuando la evidencia diaria es que no te obedece y anda con malas compañías? ¿Cómo puedes tener la certeza que tu matrimonio se salvará cuando todos los días son pleitos y malas caras y ya se habla de divorcio?
En estos (y todos los casos), la certeza de fe llega cuando miras atentamente a lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente; esto es, cuando encuentras una promesa de Dios a tu favor, respecto a tu necesidad puedes estar cien por ciento seguro(a) que si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar.
Así, fe es creerle a Dios, creerle a Su Palabra. Los discípulos no pudieron echar fuera ese demonio porque no creyeron que, de acuerdo a la Palabra de Jesús, tenían el poder y la autoridad para hacerlo. Por eso Jesús exclamó:
¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? (Mat 17.17).
Ellos dudaron de lo que la Palabra de Dios dijo que eran capaces de hacer y por eso, perdieron su identidad y no consiguieron cumplir su propósito.
Tener fe como un grano de mostaza significa vivir en lo supernatural de la Palabra de Dios; significa entrar a poseer la tierra y establecer el reino de Dios, el reino de los cielos, con la total certeza de que eres un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO y que, por lo tanto, lo que es imposible a los ojos y mentalidad humana para ti SI ES POSIBLE.
Sin embargo, en el momento que estos hechos acontecieron en la vida de los discípulos, ellos aún no habían Nacido de Nuevo.
He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;  y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).
Recuerda que el Nuevo Nacimiento es el cumplimiento del Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús e incluye un corazón nuevo, ser creado espíritu nuevo (nacido de nuevo o renacido o regenerado) y al Espíritu Santo dentro de ti.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.26-27).
Y si a esto le agregas esa medida de fe, QUE YA TIENES, te puedo asegurar que le dirás a ese monte que hoy estás enfrentando: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada te será imposible.
Saber y CREER que eres un(a)Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo te da la identidad correcta, te establece en quien tú eres ahora en Cristo Jesús.
Ahora bien, la idea de poca, mediana o mucha fe es totalmente errónea. Tú y yo hemos sido dotados por Dios con LA MEDIDA de fe, que es exactamente la misma para todas Sus Hijas e Hijos.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Ro 12.3).
Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra (2 P 1.1).
Así que, de acuerdo a la Palabra de Dios, tú tienes la misma fe con la que Pablo, Pedro y los apóstoles, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén (Mar 16.20).
Eres un(a) Hijo(a) del Reino y tienes esa fe, como un grano de mostaza.
¡Dios lo dice! Por lo tanto, ¡Es la Verdad!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy quiero darte las gracias por tanto y tan grande amor. Lo que hiciste por mí al entregar a Tu propio Hijo para pagar mis pecados en mi lugar, es algo tan maravilloso que nunca dejaré de agradecértelo. Señor Jesús, por Tu muerte y resurrección, ahora yo tengo Vida Eterna y tengo entrada por un mismo Espíritu al Padre. Cada día comprendo más que yo soy la persona que Tú, mi Dios, dices que soy: ¡Un(a) Hijo(a) amado(a) del Rey! Por lo tanto, estoy seguro(a) que Tú, Espíritu Santo, y yo, haremos de mi vida una vida que vale la pena vivirse. No voy a dar lugar al miedo, ni a la duda, ni a la incredulidad. ¡Voy a creer solamente! ¡Yo tengo Tu fe, Señor Jesús! ¡Creo que por Tus heridas soy sano(a), Señor Jesús! ¡Creo que es Tu deseo que yo prospere en todo y que tenga salud, así como prospera mi alma! ¡Creo que todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Creo que mayor es el que está en mí, que el que está en el mundo! ¡Creo que este, y todos los días de mi vida, voy a salir más que vencedor(a) en todas las cosas, por medio de Tu Amor, mi Dios! Lo creo en el nombre de Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios! Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 17                               Mat 17 /  Núm 3-4 /  Ecl 3.16-4.16
 


¡Cómo vivir tranquilo(a) en estos días!

 
Sábado 16  de Marzo de 2013.
¡Buenas Noticias!
Por Riqui Ricón*
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente… y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mat 6.16, 18b).
La única roca, la única fortaleza, sobre la cual es edificada la Iglesia es y siempre será la Verdad inmutable que Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de los hombres; la Verdad inmutable que Él es el Hijo del Dios viviente que murió y resucitó por Amor a ti. No hay otra roca, no hay otro fundamento.
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados (2 Co 5.19a).
Por esto, todos los creyentes formamos la Iglesia de Jesucristo y las puertas del Hades, las puertas de la Muerte no prevalecen contra nosotros.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (He 2.14-15).
Cuando entiendes, con la fe puesta en la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, que el fundamento de tu existencia está en Cristo Jesús, pues es Él quien pagó el precio de todos tus pecados (pasados, presentes y futuros); Él era el único que podía haber aceptado y recibido la sentencia de muerte que pendía sobre de ti y morir Él en lugar tuyo.
Y eso fue lo que hizo, entonces puedes echar fuera de tu vida, de una vez por todas, ese miedo a la muerte, ese espíritu de temor que te tenía cautivo(a).
Decir que Jesús es el cristo, el Hijo del Dios viviente, significa reconocerle como Señor y Salvador de tu vida y así ser establecido(a) como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;  por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él (1 Jn 3.1).
Este es el cimiento y fundamento de nuestra relación con Dios, que Él nos ama tanto que pagó, con Su propio Hijo, el precio de nuestros pecados y luego nos perdonó para darnos vida nueva haciéndonos Hijas e Hijos Suyos.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
A veces me pregunto si el significado real de las palabras “vida eterna” estará oculto a los creyentes, pues me parece que no alcanzan a comprender que su significado no es otro más que ese, VIDA ETERNA, esto es, vivir para siempre.
Así que, de acuerdo a la Palabra de Dios, tú has creído en Jesús, ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y TIENES derecho a la VIDA ETERNA.
¡Buenas Noticias! ¡Las puertas del Hades, la Muerte, no prevalecen contra ti!
Puedes dejar de temer y comenzar a CREER que eres ese(a) Hijo(a) de Dios que de TODO problema, angustia o enfermedad saldrás MÁS QUE VENCEDOR(A), pues tú TODO lo puedes en Cristo Jesús.
¡Has sido edificado(a) sobre la Roca!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por amarme tanto que aun estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, muchas gracias porque al morir en esa cruz por Amor a mí, no sólo me salvaste pagando todos mis pecados sino que además me diste la Vida Eterna que sólo Tú podías tener. Por Ti, mi Jesús, ahora soy un(a) legítimo(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, efectivamente, tengo derecho a la Vida Eterna. Señor Jesús, tu participaste de carne y sangre para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así librar a todos los que por el temor de la muerte estábamos durante toda la vida sujetos a servidumbre. ¡Gracias Jesús! ¡La muerte no se enseñorea más en mí! Ahora, ¡Tú eres mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora puedo entrar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Ti, mi Dios,  para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo 16                               Mat 16 /  Núm 1-2 /  Ecl 3.1-15