Jueves 8 de
Noviembre de 2011.
¡Aunque lo intenten mil veces, no
pueden, ni podrán, derrotarte!
Por Riqui Ricón*
A no haber
estado Jehová por nosotros, Diga ahora Israel; A no haber estado Jehová por
nosotros, Cuando se levantaron contra nosotros los hombres, Vivos nos habrían
tragado entonces, Cuando se encendió su furor contra nosotros. Entonces nos
habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas. Bendito sea
Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos. Nuestra alma escapó
cual ave del lazo de los cazadores; Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, Que hizo el cielo y la tierra (Sal 124).
Que hermoso es
saber que Dios es tu amparo y tu fortaleza, tu pronto auxilio en las
tribulaciones. Por tanto, no temerás, aunque la tierra sea removida y se
traspasen los montes al corazón del mar. ¡Aún en medio de las aflicciones Dios
te guarda en completa paz!
Así es, amado(a),
por más difícil y amenazante que se presente las circunstancias del día de hoy,
tienes la Palabra de Honor de Dios que Él te guarda y el maligno no te toca.
Pasarás por las aguas y Él estará contigo; los ríos no te anegarán; cuando
pases por el fuego, no te quemará, ni la llama arderá en ti.
¿Por qué haría
el Señor eso? Por Amor a ti. Ahora, en Cristo Jesús, tú eres su Hija(o)
amada(o) y Él es tu Padre.
¿Qué hombre hay de vosotros,
que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está
en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mat
7.9-11).
Él es tu Padre,
tu Papá y Él es bueno.
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
El asunto con el
espíritu de temor es que te empuja a poner tu atención, pensamientos y
emociones en las circunstancias, en lo grande, difícil y atemorizante del
problema (valga la redundancia). Así logra anular tu fe haciéndote dudar para
que llegues a pensar, y a creer, que la Palabra de Dios no funcionará en esta
ocasión.
El miedo y el
temor siempre tratarán de poner en tu mente y corazón la duda e incredulidad a
la Palabra de Dios.
Lo bueno es que tú
no eres de los que retroceden para
perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma (He 10.39); sino que, estando persuadidos de esto,
que el que comenzó en nosotros la buena obra, el Espíritu Santo, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil 1.6).
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Lo más asombroso
de ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que también tienes la
victoria sobre la culpa y la condenación que tanto te han avergonzado. Esto es
así porque la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte (Ro 8.2), y ahora puedes acercarte confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro (He 4.16). Pues, Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad (1 Jn 1.9).
Es, precisamente, porque AHORA
ERES un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO que tú has sido creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad (Efe 4.24). Tu vieja naturaleza,
carnal y pecadora, murió juntamente con Jesucristo en esa cruz. No tienes que
luchar contra ella para vencerla. ¡Ya está vencida! ¡Está muerta! A menos,
claro, que creas a esa vocecita que te quiere convencer (en contra de la
Palabra de Dios), que sigues siendo la misma persona que antes eras.
¡No! ¡Nada de
eso! Amado(a), la única Verdad es que tú eres lo que Dios dice en Su Palabra
que eres: un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo no de
simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Es por esto que
ninguno de tus enemigos te podrá tragar vivo(a). Lo intentarán pero jamás lo
conseguirán.
Oremos en voz
audible:
Amado Padre
celestial, dichosa(o) es el hombre o la mujer que pueden confiar en Ti. Y yo,
amado Dios, confío plena y totalmente en Tu Palabra. Por lo tanto, no admitiré
en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús,
te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu
limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes.
¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que
vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu
Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi
sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida
plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis
pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al
temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichosa(o), mil veces feliz. ¡Caerán
a mil lado mil y diez mil a mi diestra, mas a mí no llegará! Amado Jesús, por lo que hiciste por mí, no recibo ninguna condenación
pues yo no vivo conforme con mi carne sino conforme a Tu Espíritu. ¡Soy justo(a)!
¡Soy justicia de Dios! Así que reclamo el derecho divino que tengo para vivir
una vida dichosa y plena. Resisto a la angustia, al temor, a la enfermedad, a
la pobreza, a la amargura, a la soledad y a toda depresión. En el nombre
Poderoso de Cristo Jesús, yo _________ (tu nombre aquí) le llamo al gozo, a la
paz, a la salud, a la prosperidad, a la libertad para vivir una vida plena y
abundante. Gracias, Señor Jesús, Tú lo hiciste todo por mí. ¡Lo creo y lo
recibo! ¡Es mío! ¡Es mi derecho en toda justicia! No voy a dejar que nada ni
nadie me robe lo que Tú compraste para mí a tan gran precio. Por lo tanto, acepto y recibo mi
victoria sobre el pecado y sus consecuencias como la enfermedad, pobreza,
depresión, temor y angustia. ¡Soy libre de todos ellos! ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Voy a terminar este año en victoria. Estaré arriba y no más abajo. Me va ir
bien este año. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
8 2
Tim 4 /
Jer 11-12/ Sal 124
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