domingo, 11 de noviembre de 2012

¡Cómo deshacerte de la tristeza y depresión de una vez por todas!

 
Sábado 10 de Noviembre de 2012.
¡Con Alegría!
Por Riqui Ricón*
Tú, en cambio, predica lo que va de acuerdo con la sana doctrina… Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable. Así se avergonzará cualquiera que se oponga, pues no podrá decir nada malo de nosotros  (Ti 2.1, 7-8 NVI).
Cuando yo recibía tus palabras, las devoraba; eran mi felicidad y la alegría de mi corazón porque tú me elegiste, Señor Dios Todopoderoso (Jer 15.16 PDT).
Cuando Jehová trajo a sus exiliados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño! ¡Cómo reímos y cantamos de júbilo! Y las demás naciones decían: ¡Qué maravillas ha hecho para ellos el Señor! Sí, ¡hechos gloriosos! ¡Qué maravilla! ¡Qué júbilo!  (Sal 126.1-3 BAD).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, declara, enfáticamente, que en todas las cosas tú eres más que vencedor(a), por medio de Aquél que te amó, Cristo Jesús (Ro 8.37); además asegura que has vencido por medio de la Sangre del Cordero y de LA PALABRA DE TU TESTIMONIO (Apo 12.11).
Estas declaraciones que Dios ha hecho acerca de ti te están invitando a que ames y atesores la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es sana e irreprochable y al ponerla en tu mente, corazón y boca puedes presentarte, en todo, como ejemplo de buenas obras y de integridad, pues ella es Viva y eficaz para guiarte a tu destino.
Porque la palabra de Dios es viva y poderosa, es más cortante que una espada de dos filos y penetra hasta nuestros más íntimos pensamientos poniendo de manifiesto lo que en verdad somos (He 4.12 BAD).
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones (2 P 1.19).
De esta forma, cuando el adversario viene a recordarte tus pecados y fracasos, la Palabra de Dios fluye de tu boca de tal manera que declaras y estableces lo que Dios ha dicho acerca de ti y que, además, es la única verdad; así harás que el diablo se avergüence y no tenga nada malo que decir de ti.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Sean cual sean los problemas, enfermedades, aflicciones o retos que estés enfrentando el día de hoy, el dilema a resolver no es nada complicado: ¿A quién le vas a creer, a Satanás que te dice que eres un(a) miserable pecador(a) fracasado(a), bueno(a) para nada, o a Dios, tu Padre, quien afirma en Su Palabra que tú TODO lo puedes, que ya has vencido y que nada ni nadie te puede hacer frente pues Él está contigo?
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
No es sólo que Dios está contigo sino que está contigo porque te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y no para condenarte sino para darte una vida plena y abundante -ser salvo(a)-.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él  (1 Jn 3.1 NVI).
No solamente Dios está contigo, y te ama tanto, y pagó todos tus pecados para darte la Vida Eterna, la Vida Plena y Abundante, sino que también has sido llamado, por el mismísimo Dios, Su propio(a) Hijo(a).
Es por todo esto que, en honor a la Verdad, puedes hoy llenar de gozo y alegría tu corazón con la Biblia, pues jamás serás avergonzado(a) de haber confiado en la Palabra de Honor del único Dios Verdadero. Este día puedes declarar confiadamente: grandes cosas ha hecho el Señor conmigo, voy a estar alegre.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, hoy llamo a la alegría a mi vida y corazón pues dichoso, mil veces feliz, es el hombre o la mujer que en Ti confía. Hoy sé que aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Todo lo que he sembrado con lágrimas con regocijo lo voy a cosechar. No hay problema, enfermedad, angustia o tribulación que me puedan hacer perder lo que Tú, Jesucristo, ganaste para mí al vencer en esa cruz. Soy sana(o), soy libre, soy prospera(o) en todas las cosas, tengo en mí  el gozo y la paz del Señor, que sobrepasan todo entendimiento. Rechazo de mi vida el temor, la ansiedad, el resentimiento y la amargura. Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, no de simiente corruptible sino de la incorruptible simiente que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre. ¡Está es mi herencia! ¡Estaré alegre! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 10                                 Tit 2  /  Jer 15-16  /  Sal 126
 


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