Jueves 3 de Noviembre de 2011.
¡Basta una Palabra del Señor!
Por Riqui Ricón*
Mira mi aflicción, y líbrame, Porque de tu ley no me he olvidado. Defiende mi causa, y redímeme; Vivifícame con tu palabra. Lejos está de los impíos la salvación, Porque no buscan tus estatutos. Muchas son tus misericordias, oh Jehová; Vivifícame conforme a tus juicios… Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; Vivifícame conforme a tu misericordia. La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia (Sal 119.153-156, 159-160).
A nosotros los creyentes, los que hemos hecho a Jesús el Señor y Salvador de nuestras vidas y por lo tanto hemos Nacido de Nuevo como Hijos de Dios, no nos cabe la menor duda que la Palabra de Dios, la Biblia, es la Verdad.
Aún en medio de problemas y aflicciones puedes tener dicha y paz pues conoces la Verdad y sabes que en todas las cosas eres más que vencedor(a) pues Dios lo ha establecido así en Su Palabra.
Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte (Jer 1.19).
En aquella noche que Jesús caminó sobre las aguas y sus discípulos, amedrentados, pensaban que veían un fantasma, Él les animo diciéndoles no tengan miedo, soy yo; sin embargo Pedro dijo, si eres Tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y Jesús le dijo, ven. Eso era todo lo que Pedro necesitaba, UNA PALABRA de Jesús y comenzó a caminar sobre las aguas.
De la misma forma tú, como Pedro, solo necesitas CREERLE a Dios. El problema surge cuando el fuerte viento, los problemas, la enfermedad o cualquier enfermedad pueden convencerte que en esta ocasión son mayores que la Palabra para infundirte temor. El temor produce duda y la duda apaga tu fe.
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (Mat 14.28-31).
Cuando a Jairo llegaron avisarle que su hija había muerto y ya no había más esperanza, Jesús contuvo al espíritu de temor y duda al declarar: ¡Jairo, no temas cree solamente!
Es la Palabra de Dios la que te vivifica, la que te da vida para no temer y salir victoriosa(o) en medio de las más terribles circunstancias. Porque, al fin y al cabo, Dios no miente, si Él lo dijo, entonces lo va a cumplir; si Él lo habló, entonces lo va a ejecutar.
Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho. Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado (Sal 119.41-42).
¡Jamás serás avergonzada(o) de haber puesto toda tu confianza en la Palabra de Honor de tu Dios y Padre!
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Así que, si Dios dice en Su Palabra que todo lo puedes en Cristo, entonces, ¡todo lo puedes en Cristo que te fortalece! Si Dios dice en Su Palabra que ciertamente Él llevó tus enfermedades y sufrió tus dolores y que por Sus heridas ya fuiste sanada(o), entonces, ¡ciertamente Él llevó tus enfermedades y sufrió tus dolores y por Sus heridas TÚ YA FUISTE SANADA(O)!
Así de simple es la fe, como un grano de mostaza. Dichoso, bienaventurado, mil veces feliz, el hombre o la mujer que confían en Dios, pues aunque andes en valle de sombra y de muerte, no temerás mal alguno, pues Jesús, tu Rey y Salvador, está contigo.
Oremos:
Amado Padre celestial, yo en Ti confío. Sé que Tu Palabra, la Biblia, es la Verdad y por lo tanto la creo y la guardo como la norma máxima de mi vida. Sé que me irá bien y haré prosperar mi camino. Y aunque hoy esté enfrentando problemas y aflicciones, yo declaró en Tu nombre Jesucristo que saldré adelante en libertad y victoria, en salud y prosperidad pues escrito está acerca de mí que en todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús. Resisto y hecho fuera de mi vida toda enfermedad, pobreza, tristeza, depresión, soledad, temor y angustia. Cubro todo mi ser, espíritu, alma y cuerpo, con la Sangre de Jesús y llamo y recibo toda la salud, amor, paz y gozo que Tú, Jesucristo, compraste para mí al morir en la cruz. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo! Gracias a Ti, Señor Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2010
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 3 1 Tim 5.1-22 / Jer 1.-2 / Sal 119.145-176
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. (Lc 5.5-6).
ResponderEliminar8Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. (Mt 8.8-11).
Muy buenas citas !!! Es en la Palabra de Dios que debemos poner nuestra fe. Gracias !
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