Lunes 19 de
Noviembre de 2012.
¡Más allá del cielo!
Por Riqui Ricón*
Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais
pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais
alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia (1 P 2.9-10).
La palabra Evangelio significa
buenas noticias y esto es en verdad el Evangelio de Jesucristo, ¡Buenas Noticias!
Tú has sido escogido(a) y adquirido(a) por Dios como real sacerdocio y nación
santa con el propósito de ser embajador(a) Suyo(a) en esta tierra.
Así que, como puedes ver, tu vida
en este mundo no se trata de que hagas todo lo posible para irte al cielo al
final de tus días sino que, tu vida en este se trata de vivir una Vida con
Propósito, plena y abundante, pues ahora, al haber Nacido de Nuevo y con Jesús
en tu corazón, como Rey y Señor de tu vida, eres totalmente apto(a) para
participar de la herencia de los santos en luz.
Y, ¿cuál será esa herencia?
alumbrando los ojos de vuestro
entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y
cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos (Efe 1.18).
¿Cuál es la esperanza a la que Él
te ha llamado? ¿Cuál es la riqueza de la gloria de tu herencia? Veamos,
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti y si te das cuenta, la
Escritura dice que ahora, sí, AHORA, gozas de la Vida Eterna que Cristo Jesús
compró para ti al pagar todos tus pecados en esa cruz.
Porque si bien la paga del pecado es muerte, el regalo
que nos da Dios es vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor (Ro 6.23 BAD).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y no miente, no dice que obtendrás la Vida Eterna por tus acciones
justas; dice que ya tienes la Vida Eterna por lo que el Justo hizo por ti. Así
como no dice que algún día serás linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios sino que enfáticamente declara que YA LO ERES, de la
misma forma ya se te ha otorgado, como un regalo, la Vida Eterna. ¡Es tuya!
Esto es algo que el Espíritu Santo, hablándonos desde lo
profundo de nuestro propio espíritu, nos enseña y asegura: que verdaderamente
somos hijos de Dios. Y pues que somos sus hijos, somos también sus herederos,
herederos de Dios y coherederos con Cristo, para compartir con él las riquezas
de su gloria habiendo compartido también sus sufrimientos (Ro 8.16-17 CST).
Porque Dios los conoció desde el principio, y de antemano
los destinó a ser semejantes a su Hijo Jesucristo, a fin de que él sea el mayor
entre todos los hermanos (Ro 8. 29 CST).
Entonces, la esperanza a la que
Dios te ha llamado, la riqueza de la gloria de tu herencia, es la Vida Eterna que
sólo un(a) Hijo(a) de Dios Nacido de Nuevo puede disfrutar. Ahora eres amado y
considerado(a) por Dios exactamente de la misma forma que Él Ama y considera a
Su Hijo Jesús.
Yo en ellos y tú en mí formamos una unidad perfecta, para
que el mundo sepa que tú me enviaste y entienda que tú los amaste [a ellos –o sea a
ti-] tanto como me has amado a mí (Jn 17.23 BAD).
En esto se
ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del
juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn
4.17).
Si lo meditas bien, esto
forzosamente tendrá que cambiar tu perspectiva de lo que tu vida es. Puesto que
tus días jamás van a llegar a su fin, entonces te pertenece un propósito mayor
que la mera subsistencia o sobrevivencia. Poner todos tus problemas y
expectativas bajo los lineamientos de la Eternidad (la cual te pertenece), hará
patente, en tu vida, la realidad de la justicia y del Amor de Dios trayendo el
gozo y la paz que te permitirán alcanzar tu propósito.
Y sabemos que a los que aman a
Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados Ro 8.28).
Así pues, por la Presencia del
Espíritu Santo en tu vida, tú eres un(a) Hijo de Dios, tienes propósito en esta
vida y estás fortalecido(a) con todo poder conforme a
la potencia de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo, para que vivas como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando
fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios (Col 1.9-14). Esto es lo que dice la Biblia,
que es la Palabra de Dios, y no miente, por lo tanto, es LA VERDAD.
No importa como fuera tu vida
anteriormente, ahora le perteneces a Dios y has alcanzado misericordia. Recuerda
siempre que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo,
Jesucristo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Y esto lo
hizo con toda la intención de poder hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a).
Porque convenía a aquel por
cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que
habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al
autor de la salvación de ellos (He 2.10).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Ahora como Hijo(a) de Dios NACIDO(A)
DE NUEVO tienes TODO EL DERECHO a una vida plena y abundante, aquí y ahora,
sobre el planeta Tierra.
El ladrón no
viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
En el antiguo testamento, la
lectura del día hoy, la Biblia nos enseña un poco más acerca del amplio significado
de la salvación que Jesucristo compró para ti al pagar TODOS tus pecados en esa
cruz y del propósito Eterno señalado para ti:
He aquí que yo les traeré
sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad (Jer 33.6).
Salud, prosperidad, abundancia de
paz y de verdad son apenas algunos de los derechos que contempla el ser linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, ya que ahora, en verdad puedes vivir una vida plena y abundante como Hija(o) del
Dios Altísimo.
No tienes por qué resignarse a
padecer enfermedad alguna sólo porque tu cuerpo físico así lo siente o los
médicos lo confirman. Esa pudiera ser tu realidad momentánea pues la Verdad
dice:
quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados (1 P 2.24).
Así que, sin importar cuál sea tu
situación o como te sientas el día de hoy, ten por cierto que puedes, en el
nombre de Jesús, de una vez por todas, saberte y creer que eres linaje
escogido, real sacerdocio, un(a) Hija(o) de Dios y RECIBIR, en este momento, lo
que Jesús ganó para ti, tu sanidad, prosperidad, gozo, paz y amor.
¡No temas! ¡Cree solamente! ¡Al
que cree, todo le es posible! ¡Sé sana(o)! ¡Sé libre! ¡Sé prospera(o)! ¡Recibe
lo que legítimamente es tuyo! ¡Ten por cierto que vivirás más allá del cielo!
¡En el nombre de Jesús!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, cada día
me doy cuenta más y más de la grandeza y hermosura de Tu Amor para conmigo. No
puedo parar de darte las gracias y decirte lo mucho que te amo. Sólo Tú, el
Todopoderoso Dios, has podido planear y llevar a cabo tan perfecto y
maravilloso plan, gracias al cual hoy sé quién soy yo y para que estoy aquí.
Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de
Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Ti, mi Dios, para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las
tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro
tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y
verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado
misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo
Vida Eterna y puedo vivirla y la voy a vivir, plena y abundantemente. En Tu
Nombre, mi Señor Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
19 1
P 2 / Jer 33-34
/ Sal 135
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