sábado, 24 de noviembre de 2012

¡Cómo obtener la victoria sobre la carne!

 
Miércoles 21 de Noviembre de 2012.
¡Tu carne está vencida! ¡Sí puedes vivir conforme a la voluntad de Dios!
Por Riqui Ricón*
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios (1 P 4.1-2).
Cada vez que leo en la Escritura acerca de la lucha contra el pecado, la vieja naturaleza y el no vivir conforme a mi carne, le agradezco a Dios, con todo mi corazón, por Su Amor expresado en el sacrificio que Jesús hizo por mí.
Si te preguntas, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Quiero decirte que están íntima y totalmente relacionados, pues es gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo que se pagó el precio de TODOS tus pecados: pasados, presentes y futuros; para que así, siendo totalmente libre del pecado, fueses hecho(o) conforme a la imagen de Su Hijo.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no puede mentir, dice que la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús te ha hecho LIBRE de la ley del pecado y de la muerte. No dice que serás libre a través de tus acciones y esfuerzos para ser santo(a) y agradar a Dios sometiendo tu carne; sino que, claramente dice, ya fuiste, tú, hecho(a) libre por Cristo Jesús, pues, además de haber pagado el precio de tu redención, también padeció por ti en la carne.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Ro 8.1-2).
- ¿Cómo se puede hacer esto? Le preguntó Nicodemo a Jesús, y éste le respondió: -si no nacieres de nuevo no podrás ver ni entrar al reino de Dios (Jn 3.1-6). En el momento que tú hiciste a Jesús el Señor de tu vida y lo aceptaste como Salvador, en ese momento, Naciste de Nuevo; la mujer o el hombre que tú eras, muerto(a) en delitos y pecados, dejó de existir en esa cruz y ahora tú eres nueva creación de Dios: un(a) Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.  De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas  (2 Co 5.16-17).
Así que, no se trata de luchar contra la carne y de pagar un precio por tu santidad, sino que, en verdad se trata de creer, aceptar y recibir la santificación mediante la fe. Esto es, no vives en santidad para creer, demostrar o sentirte Hijo(a) de Dios, sino que vives muerto(a) a la carne porque ahora YA ERES VERDADERO(A) HIJO(A) DE DIOS NACIDO(A) DE NUEVO. Esto es lo que dice la Biblia y, ¡es la verdad!
Ahora bien, el saber y creer esto, de ninguna manera es una licencia para pecar o vivir una vida libertina; no, nada de eso. La Biblia lo dice así:
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?  En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?  ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?  Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Ro 6.1-4).
Los pecadores, pecan, eso es lo que les gusta y saben hacer. Pero, los(as) Hijos(as) de Dios hemos Nacido de Nuevo y ahora creemos y vivimos de acuerdo a la Palabra de Dios, la Biblia. Ya no andamos más conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Así que, la victoria sobre tu carne no está en hacer algo sino en creer lo que Dios hizo por ti y en lo que dice acerca de quién ahora eres tú, por medio de Jesucristo. No es por lo que hagas o tengas sino por quién eres. Una vez que creas esto, puedes actuar y hacer que tu fe no sea muerta sino plena de obras y frutos de justicia, ya que la Voluntad de Dios es tu santificación (1 Tes 4.3).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1).
Ahora eres un(a) Hijo(a) amado(a) de Dios y la ley del pecado y de la muerte con su enfermedad, pobreza, tristeza, soledad, depresión, etc., nada, absolutamente nada, tiene en ti. Puedes, con tu fe, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, echarlos fuera de tu vida. Jesús no sólo pago todos tus pecados al morir en la cruz por Amor a ti, sino que, también compró para ti una Vida Nueva: la Vida Eterna, para que la vivas plena y abundantemente sobre la tierra.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
¡Es verdad! ¡Ahora puedes vivir conforme a la voluntad de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, una vez más, quiero decirte que te amo, que estoy muy agradecido(a) por tanto y tan grande Amor. De todos mis pecados me arrepiento y, confesándotelos, te pido perdón. Gracias, pues sé que me has perdonado ya que, Si confesamos nuestros pecados, Tu eres fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Señor Jesús, hoy me levanto de toda condenación, fracaso o debilidad para ser ese(a)  Hijo(a) que Tú has puesto en autoridad y dominio. Todo lo puedo en Ti, Señor, y en todas las cosas que estoy viviendo hoy, soy más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. Me declaro sano(a), libre, próspero(a) y lleno(a) de Tu Amor, para ser luz en medio de las tinieblas y cumplir mi propósito en la tierra amando a mis semejantes como a mí mismo. Gracias Espíritu Santo, pues estás aquí conmigo y de ninguna forma podemos fallar pues mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo. ¡Soy Santo(a)! ¡Soy justo(a)! ¡Soy perfecto(a)! Puedo ser feliz. Por la Sangre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011
 

Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre 21                                 1 P 4   /  Jer 37-38  /  Sal 137
 


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