Domingo 11 de
Noviembre de 2012.
¡Por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo!
Por Riqui Ricón*
El pecado de Judá escrito está
con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su
corazón, y en los cuernos de sus altares (Jer 17.1).
La Biblia, que es la Palabra de
Dios, y nunca miente, establece que el problema del pecado está tan
profundamente arraigado en el corazón del ser humano que sólo mediante una
sublime y poderosa intervención divina te puedes librar de él.
Pero cuando se manifestó la
bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia
que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de
la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros
abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que
justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza
de la vida eterna (Ti 3.4-7).
La Biblia al
Día lo expresa así,
Pero cuando la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador
se manifestó, obtuvimos la salvación; pero no porque fuéramos tan buenos que la
mereciéramos, sino porque en su bondad y en su misericordia Dios nos lavó los pecados y nos dio una
nueva vida por medio del Espíritu Santo que vertió abundantemente en
nosotros, gracias a la obra de Jesucristo nuestro Salvador, a fin de poder declararnos justos ante
Dios. En virtud de esto que
en su gracia nos concedió, somos herederos de las riquezas de la vida eterna,
riquezas que con ansias esperamos alcanzar (Ti 3.4-7
BAD).
Por más obras de justicia que tú realices
o por más que te esfuerces, la solución al problema del pecado está fuera de tu
alcance. Por esto, Dios, por medio de la fe en el sacrificio de Jesús y el
derramamiento de Su sangre, te limpió de TODOS tus pecados haciéndote justo(a)
delante de Él, para así (solamente así), hacer de ti un Hijo(a) Suyo(a) NACIDO(A)
DE NUEVO.
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Sólo Dios pudo diseñar semejante
plan de amor y redención que pudiera librarte, de una vez y para siempre, del poder
de la muerte y el pecado que la gobierna. Sólo Dios te ama tanto que, a pesar
de estar tú muerto(a) en delitos y pecados, te dio vida juntamente con Cristo.
Mediante la muerte y resurrección de Su Hijo, Jesucristo, Dios te hizo Nacer de
Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible simiente que es
Su Palabra que vive y permanece para siempre.
Porque por
gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe (Efe 2.8-9).
Ser salvo por gracia significa
ser declarado justo por Dios y recibir la plenitud de vida que Él desea para ti
como un regalo de amor por haber creído a
Su Palabra y a Su Amor.
Ser salvo por gracia significa
poner toda nuestra confianza en Él en lugar de en nuestras obras o acciones de
justicia.
Bendito el varón que confía en
Jehová, y cuya confianza es Jehová.
Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto
a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su
hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto (Jer 17.7-8).
Puedes estar segura(o) estimada(o)
amiga(o), confiar en Dios, creerle a Él, creerle a Su Palabra, es la bendición
más grande que puedas tener. Ya que Él nunca ha mentido ni mentirá, tú eres ese
árbol plantado junto a las corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su
hoja no cae.
Yo soy la
vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no
lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que
lleve más fruto. Ya
vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado (Jn 15.1-3).
Es el lavamiento en la
regeneración (nacer de nuevo), que te ha limpiado. Por esto, puedes, y debes,
echar tus raíces junto a la corriente de agua de vida que es la Palabra de
Dios. Ponla en tu mente corazón y boca; medita en ella de día y de noche pues
así no verás cuando viene el calor (los problemas), sino que estarás fuerte y
lleno(a) de fe; y en el año de sequía (conflicto), no te fatigarás, ni dejarás
de dar fruto.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Pienso que la Biblia es
sencillamente clara en Su precisión, Dios, tu Padre, desea que hagas prosperar
tu camino y que todo te salga bien.
¡Esto es la Gracia de Dios!
Si Jehová no edificare la
casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En
vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis
tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el
sueño (Sal 127.1-2).
El problema del pecado se
resolvió totalmente en esa cruz. Fue Dios quien lo resolvió por Amor a ti. Por
más que trabajaras y velaras en ello nada habrías conseguido y nada puedes
conseguir pues es por Su Gracia por medio de la fe en Cristo Jesús.
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom 8.1-2).
Por la Gracia de Dios ahora estás
en Cristo Jesús; ya no practicas el pecado pues no estás conforme con tu carne
sino con el Espíritu Santo; has sido creado(a) de nuevo como un(a) Hijo(a) de
Dios y has sido hecho(a) libre de la ley del pecado y de la muerte mediante una
ley superior, la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.
¡El pecado no podrá nunca más
enseñorearse de ti!
Todo esto se recibe mediante la
fe que no es otra cosa más que creerle a Dios, creerle a Su Palabra. Pues si
Dios lo dijo, entonces, Él lo va a cumplir. Si Dios lo habló, entonces, Él lo
va a ejecutar.
Así que, no temas, cree
solamente. Cree que eres la persona que Dios dice que ahora tú eres. Cree que
eres ese(a) incorruptible Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que Dios dice en
Su Palabra que ahora eres, y comienza a vivir así. Sólo de está forma el pecado
está derrotado en ti.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, yo soy Tu
Hijo(a) amado(a) y puedo confiar plenamente en Ti. Tú no mientes, así que todo
lo que has dicho acerca de mí en tu Palabra es la Verdad y se va a cumplir todo.
Señor Jesús, yo en Ti confío, Tú eres toda mi confianza, sin Ti no vivo. ¡Soy
bienaventurada(o)! ¡Mil veces feliz! Pues la roca de mi salvación es Cristo
Jesús. El cielo y la tierra pasarán mas Tu Palabra no pasará. Así que, no pongo
mis ojos, ni mi confianza, en la situación, problema o aflicción que hoy esté
atravesando, porque yo, ______________ (tu nombre aquí) seré
prosperado, por la Palabra de Dios, como el árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echaré mis raíces, y no veré cuando viene el calor,
sino que mi hoja estará verde; y en el año de sequía no me fatigaré, ni dejaré
de dar fruto. Por lo tanto, resisto las mentiras del diablo y me declaro a mí
mismo(a), de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia, que ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no
de simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de
Dios que vive y permanece para siempre! Ni el pecado ni la muerte tienen nada
en mí. No hay forma que pueda perder en la vida pues en TODAS las cosas yo, ______________ (tu nombre
aquí) soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
11 Tit
3 /
Jer 17-18 / Sal 127
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