Sábado 24 de
Noviembre de 2012.
¡Se trata del Amor de Dios!
Por Riqui Ricón*
Yo sé que
Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, Y el derecho de los
necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en
tu presencia (Sal 140.12-13).
Aquí, la
expresión yo sé, del hebreo yadá, significa
tener un conocimiento íntimo y seguro por el cual se puede descansar, confiar,
tener paz. Así que, si Dios en Su Palabra, la Biblia, enfáticamente se
compromete hacerse cargo de la causa del(a) afligido(a), entonces, puedes tener
la certeza, la plena confianza, que Él dará cumplimiento a todas y cada una de
las Palabras que han salido de Su boca.
Entonces él tomó su parábola,
y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no
es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo,
¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir;
El dio bendición, y no podré revocarla (Num
23.18-20).
¡Buenas Noticias! Puedes estar
tranquilo(a) pues Dios mismo, tu Padre, tomará a Su cargo tu causa y tu
derecho. ¡No estás solo(a)! ¡Él no te ha dejado, ni te dejará! Te lo ha dicho
en Su Palabra y ten por seguro que lo va a cumplir. ¡Dios no miente!
Estas cosas os he hablado para
que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo (Jn 16.33).
Es un hecho
establecido por Dios que las enfermedades, problemas y aflicciones no podrán
derrotarte, a menos que tú les des credibilidad. De todas ellas saldrás más que
vencedor(a). ¿Cómo lo sé? ¿Cómo pudo estar tan seguro? Porque Dios te ha dado
Su Palabra y Su Palabra es Palabra de Honor.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Sea cual sea
el problema, enfermedad, aflicción o reto que estés enfrentando el día de hoy,
ten paz; puedes confiar que saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que
te ama tanto que prefirió ir a la cruz para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti. Y no sólo murió sino que también resucito por ti, venciendo a la
muerte para darte la Vida Eterna; la vida plena y abundante que sólo pueden
gozar los Hijos de Dios, aquellos que, en medio de cualquier dificultad, saben
que saben que Dios está con ellos.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Me dirás, eso está muy bien para
ustedes los pastores, ministros y predicadores, pero yo no tengo ese nivel de
unción, santidad, etc. ¡Nada más alejado de la Verdad! Esto no se trata de lo
que tú o yo podamos lograr o alcanzar, ni de lo que hayamos hecho de nuestras
vidas.
¡No! ¡Nada de eso! Se trata de lo
que Él hizo al morir en esa cruz. Se trata del gran Amor con que Dios te ama.
Se trata de que Cristo Jesús ya pagó y tú no tienes que pagar más. Se trata de
quién eres tú ahora, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente
corruptible sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive
y permanece para siempre. Se trata de esa Vida Nueva que Él adquirió para ti y
se trata de que decidas que es tuya, que la mereces por el hecho de que se
compró para ti y decidas vivirla plena y abundantemente, creyéndole a Dios.
¡Se trata de que no deseches la
Gracia!
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos) (Efe 2.4-5).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1 BAD).
Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
La Biblia es la Palabra de Dios y
es perfectamente clara en cuanto a Su voluntad para contigo, la cual es buena,
agradable y perfecta. Si haces de la Biblia la norma máxima de tu existencia, leyendo
y meditándola de día y de noche para ponerla en tu mente, boca y corazón,
entonces, SABRÁS (yadá) que, ciertamente, Dios tomará a
Su cargo tu causa y tu derecho, pues eres, sin lugar a dudas, Su Hijo(a) amado(a).
Oremos en
voz audible:
Amado Padre
celestial, yo decido creer lo que dices de mí en Tu Palabra, la Biblia. Creo
que me amas tanto que diste a Tu Hijo, Jesús, para que yo crea en Él y no me
pierda sino que tenga Vida Eterna. Creo que en la muerte de Jesús he sido
justificado(a) y perdonado(a). Creo que con Su resurrección venció a la muerte
y yo recibí la Vida Nueva, la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios, el(la) cual
ahora soy yo. Creo que el miedo, la muerte, el pecado, la enfermedad, la
pobreza, la tristeza, la depresión, etc., están todos vencidos y yo estoy por
encima de ellos. Señor Jesús, Tú te has hecho cargo de mi causa y de mi
derecho, ¡no voy a temer! ¡Todo lo puedo en Ti, mi Señor! ¡Yo soy Tuyo(a) y ya
los he vencido, porque mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, que el
que está en el mundo! ¡Resisto al espíritu de temor y duda! ¡Resisto a la
enfermedad y la pobreza! Soy un(a) Hijo(a) del Rey y voy a vivir por siempre,
en plenitud y abundancia. Voy hacer de éste, y de cada día, el mejor día de mi
vida. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
24 2
P 2 / Jer 43-44
/ Sal 140
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