Viernes 19 de
Octubre de 2012.
¡Victoria!
Por Riqui Ricón*
Y oí como la voz de una gran
multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes
truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas
del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha
concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente… Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a
la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios… Entonces
vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se
llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos
eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un
nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en
sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y
limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las
naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar
del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito
este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES (Apo 19.
6-8, 9, 11-16).
¡Oh, qué
maravilloso es poder decirle a Satanás, en su propia cara, ya leí el final del
libro, nosotros ganamos!
Lamentablemente,
demasiadas Hijas e Hijos de Dios Nacidos de Nuevo viven sus vidas con la única
esperanza de llegar al final de los tiempos para, entonces, ver y disfrutar el
día de la victoria. ¡Qué tremendo error! Con razón la Biblia, que es la Palabra
de Dios, que no miente, enseña que:
Por tanto, mi pueblo fue
llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y
su multitud se secó de sed (Isa 5.13).
Estimado(a)
creyente, la victoria no se conseguirá el día final, la victoria SE OBTUVO
cuando Jesús entregó Su Vida y Su Espíritu, en esa cruz mientras exclamaba:
CONSUMADO ES.
Tú eres Hijo(a)
del Rey de reyes y Señor de señores, y estás sobre esta tierra para establecer
el reino de Dios. Has sido dejado(a) por tu Padre en este mundo para que
establezcas el reino que ya ha sido obtenido por nuestro Señor Jesucristo y que
ahora tú, Su Hijo(a) amado(a), debes manifestar en esta tierra.
Porque en el evangelio la
justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo
por la fe vivirá (Ro 1.17).
No se trata
de manifestar algo que tú no tienes, sino de creer, aceptar y manifestar (vivir)
todo aquello que ahora tú eres. Y tú eres, ni más, ni menos, la persona que
Dios dice, en Su Palabra, la Biblia, que tú eres: justo(a), santo(a),
perfecto(a), en todas las cosas, más que vencedor(a) y quien todo lo puede.
Jesús le dijo: Si puedes
creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
La espada
que sale de la boca de Jesús es Su Palabra, la Biblia, y te corresponde a ti
poner la Palabra de Dios en tu mente, boca y corazón para que, como la viuda le
dijo a Elías, todos a tu alrededor exclamen: “ahora reconocemos que eres Hijo(a) de Dios y que la Palabra de Dios es
Verdad en tu boca”.
Nunca se apartará de tu boca
este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Haz de la
Biblia la norma máxima de tu existencia, medita en ella de día y de noche,
apréndela y ponla en tu boca como respuesta y sentencia de victoria a todos tus
problemas, enfermedades y/o necesidades. Dios mismo te garantiza que harás
prosperar tu camino y todo te saldrá bien. ¡Sólo hazlo!
Así que, deja
de dudar y de temer y levántate, con gozo, autoridad y poder, a manifestar lo
que Cristo Jesús ya obtuvo para ti: ¡La Victoria!
¡Victoria
sobre la enfermedad y la muerte! ¡Victoria sobre el pecado! ¡Victoria sobre la
soledad y la tristeza! ¡Victoria sobre toda depresión! ¡Victoria sobre el
fracaso! ¡Victoria sobre la pobreza y la escasez!
Por lo tanto,
¡no temas! ¡Ya conoces el final de la historia! ¡Nosotros ganamos!
Oremos:
Amado Padre
celestial, estoy sumamente agradecido(a) por el gran Amor con que me has amado
al darme vida juntamente con Cristo Jesús. Creo y recibo esta victoria
contundente que Tú, Jesucristo, compraste con Tu Sangre para mí. Resisto al
espíritu de temor que con engaños y mentiras me quiera hacer fracasar ante la
enfermedad, pobreza, depresión o cualquier otra aflicción. Yo no he recibido
espíritu de temor para estar otra vez en esclavitud, sino que he recibido el
espíritu de adopción y hoy clamo, ¡Abba! ¡Padre! Gracias, Señor Jesús, Nací de
Nuevo para triunfar, todo lo puedo en Ti. Así que, me determino, con Tu ayuda,
Espíritu Santo, a levantarme y vivir esa vida victoriosa que ganaste para mí.
En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2010
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
19 Apo
19 / Isa 5-6 / Sal 109. 20-31
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué piensas al respecto?