Domingo 18 de
Noviembre de 2012.
¡Nuevo Pacto!
Por Riqui Ricón*
¡Alabado
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha
hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos
una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e
inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, a quienes
el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha
de revelar en los últimos tiempos. (1 P 1.3-5 NVI).
Las lecturas bíblicas para este
día son de las más asombrosas que hay en toda la Biblia. Describen el Plan
Perfecto e Infalible, lleno de Amor, que Dios tiene para ti. Vuelve a leer los
versos que encabezan este breve estudio y medita muy bien en toda su enseñanza:
1. Por Su Amor, manifestado en
Cristo Jesús, Dios te hizo nacer de nuevo. No lo va a hacer sino que ya lo
hizo. Así que, como Jesús se lo aclaró a Nicodemo en el Evangelio de San Juan
capítulo 3, tú ya estás aprobado(a), capacitado(a), para ver y entrar al Reino
de Dios, el cual se establece aquí y ahora, sobre la tierra.
2. El Reino de Dios, y la
consecuente Vida de Reino, es la herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible (que no se marchita), que YA ESTÁ RESERVADA para ti, como Hijo(a)
de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
3. Eres guardado(a) por el poder de
Dios mediante la fe (creerle a Él, creerle a Su Palabra), con el propósito de
alcanzar la salvación, esto es, la plenitud de vida que Dios preparó para que
tú la manifietes en este tiempo, aquí y ahora.
Con razón la Escritura nos enseña
a decir: ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? (Ro 8.31).
¡En el Plan
de Dios para tu vida no existe la más mínima posibilidad de fracaso! A través
de la fe, de creerle a Dios y a Jesucristo, Naciste de Nuevo a una naturaleza y
herencia que no pueden ser corrompidos pues ahora, a diferencia de tu
nacimiento carnal, no has sido engendrado(a) de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios (Jn 1.13).
… siendo renacidos [NACIDOS DE NUEVO], no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti para que, por la fe en
Jesucristo, fueses hecho Hijo(a) de Dios NACIDO(A) DE NUEVO.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Ahora bien, si te das cuenta, el
Nuevo Nacimiento no depende de ti, ni de tus esfuerzos por llevar una mejor
vida, ni de nada que tú puedas hacer; Naciste de Nuevo cuando CREISTE lo que la
Biblia, la Palabra de Dios que no puede mentir, dice:
Mas ¿qué
dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús
es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo. Porque con el corazón
se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que
en él creyere, no será avergonzado.
Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es
Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo (Ro
10.8-13).
Lamentablemente muchos creyentes
piensan que la frase, ser salvo, únicamente significa haber obtenido su pase de
entrada al cielo y eso sólo si lo cuidan
con temor y temblor. O sea que el regalo que Dios les hizo por medio de la
muerte y resurrección de Su Hijo Jesucristo lo pueden perder en cualquier
instante si no lo están cuidando constantemente.
Este tremendo error se deriva del
hecho de considerar la palabra salvación sólo como ir al cielo y no lo que
realmente significa: plenitud, vida abundante en salud, prosperidad y victoria;
una vida llena de amor, gozo y paz. Esto es lo que Jesucristo REALMENTE hizo
por nosotros cuando declaro consumado es y entregó Su espíritu en esa
cruz.
Dios no iba a entregar la Vida de
Su Hijo Jesús por Amor para luego poner semejante regalo en manos de seres
humanos que, aunque perdonados, conservan su naturaleza corrompida en delitos y
pecados. ¡No, nada de eso! Él decidió ya no dar una oportunidad más a la
naturaleza humana que tantas veces le había fallado en el Antiguo Pacto; ahora Dios
cumpliría en ti lo que había prometido: un NUEVO PACTO, una forma totalmente
diferente de conducir nuestra relación con Él.
He aquí que vienen días, dice
Jehová, en los cuales haré nuevo
pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus
padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto,
aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su
hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más
pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad
de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer
31.31-34).
Nuevamente, con razón dice la
Biblia que Jesucristo es fiador y mediador del nuevo pacto, de un mejor pacto
establecido sobre mejores promesas.
Esparciré
sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré.
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de
carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis
en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis
en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo
seré a vosotros por Dios. Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y
llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre. Multiplicaré
asimismo el fruto de los árboles, y el fruto de los campos, para que nunca más
recibáis oprobio de hambre entre las naciones (Ez
36.25-30).
¡Esto significa salvación! ¡Esto
es el NUEVO PACTO! No un regalo de Dios que puedes perder en cualquier momento,
sino un Plan Perfecto de Amor que incluye ser dotado de una naturaleza
totalmente nueva. La naturaleza de un(a) Hija(o) de Dios NACIDA(O) DE NUEVO.
Esto significa que, ahora, has
sido creado(a) por Dios TOTALMENTE NUEVO(A) en una naturaleza que YA NO PUEDE
fracasar más, pues, en Verdad tienes la mismísima naturaleza de Dios.
En esto se ha perfeccionado el
amor en nosotros, para que
tengamos confianza en el día del juicio; pues
como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn
4.17).
No es lo mismo luchar continuamente
contra la carne tratando de agradar a Dios, gastando días en batallas con
efímeras victorias y constantes derrotas, que, por la fe, CREER QUE ERES la
persona que Dios dice en Su Palabra, la Biblia, que ahora TÚ ERES y, por lo
tanto, simplemente te despojas del viejo hombre que está viciado conforme a los
deseos engañosos.
¿Cómo haces esto? Renovándote en
el espíritu de tu mente a través de la lectura y meditación de la Palabra de
Dios, lo cual produce fe para que te vistas del nuevo hombre (que ahora eres
tú), creado según Dios en justicia y santidad de la verdad. ¡Aquí sí hay
victoria permanente! ¡En esto hay libertad!
Así es, mi amado(a), ¡esta es la Vida
Nueva del Nuevo Pacto!
Oremos:
Amado Padre celestial, eres
asombroso. Me maravillo tanto de Tu Amor y de lo perfecto que es Tu Plan de
salvación y redención de mi vida. Gracias, Señor Jesús, pues Tú lo hiciste real
para mí y lo pusiste a mi alcance con sólo creer, creer Tu Palabra que
significa creerte a Ti. ¡Yo te creo Señor! ¡Creo en Tu sacrificio de Amor! ¡Creo
en Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por amor a mí! ¡Creo que
en la cruz pagaste absolutamente TODOS mis pecados y, por lo tanto, YO ya no
tengo que pagar! ¡Creo que, Tú, Jesús, eres el Señor, mi Rey y Salvador!
¡Recibo Tu Amor! ¡Recibo la Vida Eterna, la Vida Nueva, que compraste para mí
al morir en la cruz y resucitar de entre los muertos! ¡Porque Tú vives, yo
vivo! Gracias a Ti, Jesucristo, tengo Vida Eterna, Vida Nueva, Vida plena y
abundante. ¡Es mi derecho! No lo era, pero ahora sí lo es. De acuerdo a Tu
palabra ahora yo soy como Tú, Señor Jesús. Así que resisto todo espíritu de
temor y de duda. Echo fuera de mi vida la enfermedad, pobreza, escasez,
tristeza, dolor, amargura, resentimiento y depresión. Por la Sangre del Nuevo
Pacto, recibo lo que es mío: Salud, Prosperidad, Gozo, Paz y Amor. Yo soy, por
el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y
estoy vivo(a) para vivir una Vida Eterna, plena y abundante. Así que, creo y
declaro que ante todo problema, enfermedad o aflicción, yo, __________ (tu
nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me ama, Cristo
Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Caerán a mi lado mil y diez
mil a mi diestra mas a mí no llegará, pues aunque ande en valle de sombra y de
muerte, no temeré mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Y aunque mi padre
y mi madre me dejaren, con todo, Tú, mi Dios, me levantarás. ¡Soy sano(a)! ¡Soy
libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
18 1
P 1 / Jer 31-32
/ Sal 134
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