Domingo 25 de
Noviembre de 2012.
¡Él lo sabe todo!
Por Riqui Ricón*
El Señor no retarda su
promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento (2 P 3.9).
Entre más
leas y medites la Palabra de Dios te darás cuenta que Él es bueno y que Su Amor
y misericordia para contigo es eterna e infinita.
De acuerdo a
la Biblia, nunca ha sido la voluntad de Dios que alguien termine en el
infierno, ni que padezca hambre, ni enfermedad, ni ninguna de esas otras
calamidades que, aquellos que no lo conocen, se las atribuyen a Dios so
pretexto de un raro y obscuro propósito hacia nosotros de Su parte.
La Verdad es
que, ¡Dios está deteniendo el final de los tiempos no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento!
Sin hacer acepción de personas,
Dios ama a todos los seres humanos; y Él te ama de tal manera que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Jesús no vino a condenarte, ni a
castigarte, ni a probarte para ver si en verdad lo amas o si en verdad eres
justo. ¡Él lo sabe todo! ¡Él lo conoce todo! No necesita pruebas de tu
fidelidad, amor o arrepentimiento. Jesús te ama y no vino al mundo a condenarte
sino a salvarte, dándote una nueva oportunidad, pero ahora con una vida y
personalidad totalmente nuevas.
Todo aquel que cree que Jesús
es el Cristo, es nacido de Dios... Porque todo lo que es nacido de
Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo
de Dios? (1 Jn 5.1a, 4-5).
Así es, sin
importar cuales sean las circunstancias que estás viviendo el día de hoy, ahora
tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, no de simiente corruptible
sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece
para siempre.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1
BAD).
Es por Amor
que el Padre te ha dado a Su Hijo unigénito para que creas en Él y, así, no te
pierdas sino tengas la Vida Eterna de los Hijos de Dios.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Siempre encontrarás en la Biblia
que la Voluntad de Dios para contigo es buena, agradable y perfecta. La Vida
Eterna, que ya has recibido, es, y debe ser, una vida buena, plena y abundante.
¡Esta es tu herencia como Hijo(a) de Dios! Por esto, Jesús detiene su venida,
para que los que aún no le aceptan como Señor y Salvador de sus vidas se
arrepientan (cambien su forma de pensar), y reciban el regalo de la Vida Eterna
como Hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
Hoy, por Cristo Jesús, eres un(a)
Hijo(a) amado(a) del único Dios vivo y verdadero. Puedes hablar con Él y
decirle con toda confianza: Abba, Papá, Papito.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, que
hermoso es poder decirte Papá, Papito. Gracias por tanto y tan grande Amor que
tienes por mí. Yo también te amo con todas mis fuerzas, mente y con todo mi
corazón. Cada día estoy creyendo más lo que dices en Tu Palabra, la Biblia; por
lo que hoy sé, que como Hijo(a) Tuyo(a), en cualquier problema, enfermedad o
adversidad, soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo
Jesús, mi Rey, Señor y Salvador. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! Y
estoy seguro(a) que, ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar de Tu Amor, oh
Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy prospero(a)!
¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Noviembre
25 2
P 3 / Jer 45-46
/ Sal 141
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