viernes, 15 de febrero de 2019

¡Cómo vivir más allá de lo posible!



18 de Febrero
¡Al que cree, todo le es posible!
Por Riqui Ricón*

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa (Ex 19.5-6a).
Todas las peticiones que Dios, tu Padre, te hace continuamente en Su Palabra, la Biblia, contienen un gran Amor para contigo. “Pon atención a mí voz”, “escucha mí Palabra”, “medítala de día y de noche”, “busca mi Palabra”, “guárdala”, “atesórala” y muchas otras más, como la que encabeza esta reflexión,  demuestran una y otra vez que la Voluntad de Dios para tu vida es bendecirte.
Dios, el Todopoderoso, no necesita creaturas obedientes, ¡ya tiene millones! ¡Y puede crear más! Él lo que quiere, y pide de ti, es que le creas. Que creas Su Palabra y confíes en Él como un Hijo confía en su Padre, que le ama.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
¡El Nuevo Pacto, en la Sangre de Jesús, es un pacto de Amor! Esto es lo primero que tienes que creerle, que a pesar de como tú hayas sido o lo que hayas hecho con tu vida, Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús (Efe 2.4-6).
Todas tus faltas, fracasos y pecados ya fueron pagados en esa cruz. Ahora, has sido trasladado(a) de muerte a vida, de la potestad de las tinieblas a la luz admirable de Cristo Jesús.
¡Porque Él vive, tú vives! ¡Tienes una Vida totalmente Nueva juntamente con Jesús!
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).
¿Puedes creer esto? ¿Puedes creer que lo que dice La Biblia es en Verdad La Palabra de Dios? ¿Puedes creerle a Dios?
Mar 9:23 SyEspañol  Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le será posible.
La diferencia entre ser una creatura obediente y ser llamado(a) especial tesoro o Hijo(a) Amado por Dios, estriba en que ahora conoces y CREES la Palabra de Dios. Ahora le CREES a Dios, quien te dice que Él te ha hecho una persona totalmente nueva.
2Co 5:17 NTV  Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!
La vieja naturaleza, corrupta y pecadora, que te tenía atado(a) al pecado, está muerta, está clavada en la cruz de Cristo.
Gál 2:20 RV60  Con Cristo estoy juntamente crucificado,  y ya no vivo yo,  mas vive Cristo en mí;  y lo que ahora vivo en la carne,  lo vivo en la fe del Hijo de Dios,  el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Por favor entiende esto, no importa si tú no te sientes así, o si sigues pensando que eres el (la) mismo(a) pecador(a) que antes eras. Esta Nueva Vida no depende de lo que tu hagas o sientas, sino de lo que Jesús hizo por Amor a ti, al morir en esa cruz. ¡Su sacrificio es perfecto, completo y suficiente! ¡Está escrito! Es la Palabra de Dios contra tus emociones, nociones o sentimientos. Es la Palabra de Dios contra tu forma de juzgarte a ti mismo(a). ¡Es la Palabra de Dios y es la Verdad!
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
El Amor de Dios para contigo es tan asombroso que ahora, a través de Jesucristo, Él mismo te ha llamado Su Hijo(a). ¡Y eso es lo que eres, un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Así es, ahora eres una Nueva especie de ser que no existía antes, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de una semilla corruptible, sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Todo esto es a lo que Dios te pide prestes atención cuando te dice des tu oído a Su Voz (Su Palabra) y guardes Su Pacto.
Heb 8:6 NTV  Pero ahora a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, se le ha dado un ministerio que es muy superior al sacerdocio antiguo porque él es mediador a nuestro favor de un mejor pacto con Dios basado en promesas mejores.
Pues es por la Sangre del Nuevo Pacto en Jesús, que ahora gozas de la Vida Eterna de los Hijos de Dios y, a pesar de lo que el diablo o el mundo te quieran hurtar y matar y destruir, tienes todo el derecho para hacer de tu Nueva Vida una vida Plena y Abundante.
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre (He 13.5b-6).
Todo esto, y mucho más, es lo que te hace ser el Especial Tesoro de tu Padre celestial. Ten por seguro que tú puedes confiar en Él. Todo lo que Dios ha dicho en Su Palabra, La Biblia, acerca de ti, Él lo va hacer. Todo lo que Dios ha hablado acerca de ti en Su Palabra, La Biblia, Él lo va a ejecutar. Pues, primero el cielo y la tierra dejan de existir, antes que Dios deje de cumplirte Su Palabra.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Aprende a confiar en Dios, créele a Su Palabra y serás la persona más feliz del planeta.
Antes eras un(a) perdido(a) pecador(a) destinado(a) a sufrir por toda la eternidad en el infierno, pero ahora has sido perdonado(a) y comprado (a) con la Sangre de Jesús por lo cual has sido constituido(a) en el Especial Tesoro de tu Padre celestial.
Si puedes creer, ¡Al que cree, todo le es posible!

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en verdad que eres asombroso. Escucharte decir en Tu Palabra (a pesar de lo que hice con mi vida), que yo soy tu especial tesoro, tu Hijo(a) Amado(a), me hace sentir tanto Amor y gratitud por Ti, mi Dios. Señor Jesús, muchas, muchísimas gracias por todo lo que has hecho por mí. Hoy quiero decirte que te amo con todo mi corazón, que te estoy infinitamente agradecido. He aceptado este Nuevo Pacto en Tu Sangre y voy a vivir de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia. ¡Yo soy, y seré siempre, la persona que Tú, oh Dios, dices, en Tu Palabra, que yo soy! ¡Más que vencedor(a), por medio del Amor de Cristo! ¡Todo lo Puedo en Ti, mi Señor, que me fortaleces! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, y conmigo, que cualquier problema, enfermedad o circunstancia! Tú, mi amado Jesús, llevaste mis enfermedades y sufriste mis dolores, y por tus llagas yo ya fui sanado(a). Por lo tanto, me declaro, sano(a), libre y próspero(a) para hacer de mi Nueva Vida esa vida Plena y Abundante que Tú, Señor Jesús, pagaste para mí. Nada, ni nadie, en este mundo, puede evitar que cumpla Tu propósito, mi Dios. ¡Soy Tu Especial Tesoro! ¡Soy Tu Hijo(a) Amado(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 18                           Heb 13 /  Ex 18-19 /  Pro 8

Hebreos 13
 Deberes cristianos
13
1Permanezca el amor fraternal. 2No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. 4Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. 5Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;6de manera que podemos decir confiadamente:
El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.
7Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 8Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. 9No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas. 10Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo. 11Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. 12Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. 13Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; 14porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir. 15Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. 17Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
18Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo. 19Y más os ruego que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto.

Bendición y salutaciones finales
20Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
22Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente. 23Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viniere pronto, iré a veros. 24Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan. 25La gracia sea con todos vosotros. Amén. 

Exodo 18-19
Jetro visita a Moisés
18
1Oyó Jetro sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto. 2Y tomó Jetro suegro de Moisés a Séfora la mujer de Moisés, después que él la envió, 3y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: Forastero he sido en tierra ajena; 4y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó, y me libró de la espada de Faraón. 5Y Jetro el suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, vino a Moisés en el desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios; 6y dijo a Moisés: Yo tu suegro Jetro vengo a ti, con tu mujer, y sus dos hijos con ella. 7Y Moisés salió a recibir a su suegro, y se inclinó, y lo besó; y se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y vinieron a la tienda. 8Y Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehová había hecho a Faraón y a los egipcios por amor de Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehová. 9Y se alegró Jetro de todo el bien que Jehová había hecho a Israel, al haberlo librado de mano de los egipcios.
10Y Jetro dijo: Bendito sea Jehová, que os libró de mano de los egipcios, y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios. 11Ahora conozco que Jehová es más grande que todos los dioses; porque en lo que se ensoberbecieron prevaleció contra ellos. 12Y tomó Jetro, suegro de Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos de Israel para comer con el suegro de Moisés delante de Dios.

Nombramiento de jueces
(Dt. 1.9–18)
13Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde. 14Viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde? 15Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. 16Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes. 17Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. 18Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo. 19Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. 20Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. 21Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. 22Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo. 23Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.
24Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo. 25Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. 26Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño. 27Y despidió Moisés a su suegro, y éste se fue a su tierra.

Israel en Sinaí
19
1En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo día llegaron al desierto de Sinaí. 2Habían salido de Refidim, y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte. 3Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: 4Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesorosobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
7Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. 8Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo. 9Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre.
Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová.10Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, 11y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí. 12Y señalarás término al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá. 13No lo tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la bocina, subirán al monte. 14Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestidos. 15Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; no toquéis mujer.
16Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. 17Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 18Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 19El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. 20Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. 22Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago. 23Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. 24Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago. 25Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.
       
Proverbios 8

Excelencia y eternidad de la Sabiduría
8
     1     ¿No clama la sabiduría,
Y da su voz la inteligencia?
     2     En las alturas junto al camino,
A las encrucijadas de las veredas se para;
     3     En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada de las puertas da voces:
     4     Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
     5     Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros, necios, entrad en cordura.
     6     Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis labios para cosas rectas.
     7     Porque mi boca hablará verdad,
Y la impiedad abominan mis labios.
     8     Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
     9     Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables a los que han hallado sabiduría.
     10     Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
     11     Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.
     12     Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los consejos.
     13     El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, aborrezco.
     14     Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Yo soy la inteligencia; mío es el poder.
     15     Por mí reinan los reyes,
Y los príncipes determinan justicia.
     16     Por mí dominan los príncipes,
Y todos los gobernadores juzgan la tierra.
     17     Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que temprano me buscan.
     18     Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas duraderas, y justicia.
     19     Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la plata escogida.
     20     Por vereda de justicia guiaré,
Por en medio de sendas de juicio,
     21     Para hacer que los que me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus tesoros.
     22     Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
     23     Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
     24     Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
     25     Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
     26     No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
     27     Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
     28     Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
     29     Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
     30     Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
     31     Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los hijos de los hombres.
     32     Ahora, pues, hijos, oídme,
Y bienaventurados los que guardan mis caminos.
     33     Atended el consejo, y sed sabios,
Y no lo menospreciéis.
     34     Bienaventurado el hombre que me escucha,
Velando a mis puertas cada día,
Aguardando a los postes de mis puertas.
     35     Porque el que me halle, hallará la vida,
Y alcanzará el favor de Jehová.
     36     Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;
Todos los que me aborrecen aman la muerte.

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