18 de Febrero
¡Al que cree, todo le es posible!
Por Riqui Ricón*
Ahora,
pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi
especial tesoro sobre todos los
pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes, y gente santa (Ex 19.5-6a).
Todas las peticiones que Dios, tu
Padre, te hace continuamente en Su Palabra, la Biblia, contienen un gran Amor
para contigo. “Pon atención a mí voz”, “escucha mí Palabra”, “medítala de día y de
noche”, “busca
mi Palabra”, “guárdala”, “atesórala” y muchas otras más, como la que
encabeza esta reflexión, demuestran una
y otra vez que la Voluntad de Dios para tu vida es bendecirte.
Dios, el Todopoderoso, no
necesita creaturas obedientes, ¡ya tiene millones! ¡Y puede crear más! Él lo
que quiere, y pide de ti, es que le creas. Que creas Su Palabra y confíes en Él
como un Hijo confía en su Padre, que le ama.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn
3.16-17).
¡El Nuevo Pacto, en la Sangre de
Jesús, es un pacto de Amor! Esto es lo primero que tienes que creerle, que a
pesar de como tú hayas sido o lo que hayas hecho con tu vida, Dios te ama tanto
que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti.
Pero Dios, que es rico en
misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos
en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús (Efe 2.4-6).
Todas tus faltas, fracasos y
pecados ya fueron pagados en esa cruz. Ahora, has sido trasladado(a) de muerte
a vida, de la potestad de las tinieblas a la luz admirable de Cristo Jesús.
¡Porque Él vive, tú vives! ¡Tienes
una Vida totalmente Nueva juntamente con Jesús!
De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas (2 Co 5.17).
¿Puedes
creer esto? ¿Puedes creer que lo que dice La Biblia es en Verdad La Palabra de
Dios? ¿Puedes creerle a Dios?
Mar 9:23 SyEspañol Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree
todo le será posible.
La diferencia entre ser una creatura
obediente y ser llamado(a) especial tesoro o Hijo(a) Amado por Dios, estriba en
que ahora conoces y CREES la Palabra de Dios. Ahora le CREES a Dios, quien te
dice que Él te ha hecho una persona totalmente nueva.
2Co 5:17 NTV Esto significa que todo el
que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua
ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!
La vieja naturaleza, corrupta y
pecadora, que te tenía atado(a) al pecado, está muerta, está clavada en la cruz
de Cristo.
Gál 2:20 RV60 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí.
Por favor entiende esto, no
importa si tú no te sientes así, o si sigues pensando que eres el (la) mismo(a)
pecador(a) que antes eras. Esta Nueva Vida no depende de lo que tu hagas o
sientas, sino de lo que Jesús hizo por Amor a ti, al morir en esa cruz. ¡Su
sacrificio es perfecto, completo y suficiente! ¡Está escrito! Es la Palabra de
Dios contra tus emociones, nociones o sentimientos. Es la Palabra de Dios
contra tu forma de juzgarte a ti mismo(a). ¡Es la Palabra de Dios y es la
Verdad!
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!
El mundo no nos conoce,
precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
El Amor de Dios para
contigo es tan asombroso que ahora, a través de Jesucristo, Él mismo te ha
llamado Su Hijo(a). ¡Y eso es lo que eres, un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios!
siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y
permanece para siempre (1 P 1.23).
Así es, ahora eres una Nueva
especie de ser que no existía antes, eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de
Nuevo, y no de una semilla corruptible, sino de la incorruptible semilla que es
la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
Todo esto es a lo que Dios te
pide prestes atención cuando te dice des tu oído a Su Voz (Su Palabra) y
guardes Su Pacto.
Heb 8:6 NTV Pero ahora a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote,
se le ha dado un ministerio que es muy superior al sacerdocio antiguo porque él
es mediador a nuestro favor de un mejor pacto con Dios basado en promesas
mejores.
Pues es por la Sangre del Nuevo
Pacto en Jesús, que ahora gozas de la Vida Eterna de los Hijos de Dios y, a
pesar de lo que el diablo o el mundo te quieran hurtar y matar y destruir, tienes
todo el derecho para hacer de tu Nueva Vida una vida Plena y Abundante.
porque él dijo: No te
desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir
confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el
hombre (He 13.5b-6).
Todo esto, y mucho más, es lo que
te hace ser el Especial Tesoro de tu Padre celestial. Ten por seguro que tú puedes
confiar en Él. Todo lo que Dios ha dicho en Su Palabra, La Biblia, acerca de ti,
Él lo va hacer. Todo lo que Dios ha hablado acerca de ti en Su Palabra, La Biblia,
Él lo va a ejecutar. Pues, primero el cielo y la tierra dejan de existir, antes
que Dios deje de cumplirte Su Palabra.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Aprende a
confiar en Dios, créele a Su Palabra y serás la persona más feliz del planeta.
Antes eras un(a) perdido(a)
pecador(a) destinado(a) a sufrir por toda la eternidad en el infierno, pero
ahora has sido perdonado(a) y comprado (a) con la Sangre de Jesús por lo cual
has sido constituido(a) en el Especial Tesoro de tu Padre celestial.
Si puedes creer, ¡Al que cree,
todo le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en verdad
que eres asombroso. Escucharte decir en Tu Palabra (a pesar de lo que hice con
mi vida), que yo soy tu especial tesoro, tu Hijo(a) Amado(a), me hace sentir
tanto Amor y gratitud por Ti, mi Dios. Señor Jesús, muchas, muchísimas gracias
por todo lo que has hecho por mí. Hoy quiero decirte que te amo con todo mi
corazón, que te estoy infinitamente agradecido. He aceptado este Nuevo Pacto en
Tu Sangre y voy a vivir de acuerdo a Tu Palabra, la Biblia. ¡Yo soy, y seré
siempre, la persona que Tú, oh Dios, dices, en Tu Palabra, que yo soy! ¡Más que
vencedor(a), por medio del Amor de Cristo! ¡Todo lo Puedo en Ti, mi Señor, que
me fortaleces! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, y conmigo, que
cualquier problema, enfermedad o circunstancia! Tú, mi amado Jesús, llevaste
mis enfermedades y sufriste mis dolores, y por tus llagas yo ya fui sanado(a).
Por lo tanto, me declaro, sano(a), libre y próspero(a) para hacer de mi Nueva
Vida esa vida Plena y Abundante que Tú, Señor Jesús, pagaste para mí. Nada, ni
nadie, en este mundo, puede evitar que cumpla Tu propósito, mi Dios. ¡Soy Tu
Especial Tesoro! ¡Soy Tu Hijo(a) Amado(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero
18 Heb 13
/ Ex 18-19 /
Pro 8
Hebreos
13
Deberes cristianos
13
1Permanezca el
amor fraternal. 2No os olvidéis de la hospitalidad, porque por
ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. 3Acordaos
de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados,
como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. 4Honroso sea
en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los
adúlteros los juzgará Dios. 5Sean vuestras costumbres sin
avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé,
ni te dejaré;6de manera que podemos decir
confiadamente:
El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.
7Acordaos de
vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya
sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. 8Jesucristo es
el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. 9No os dejéis llevar de
doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la
gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de
ellas. 10Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los
que sirven al tabernáculo. 11Porque los cuerpos de aquellos
animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el
sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. 12Por
lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre,
padeció fuera de la puerta. 13Salgamos, pues, a él, fuera del
campamento, llevando su vituperio; 14porque no tenemos aquí ciudad
permanente, sino que buscamos la por venir. 15Así que, ofrezcamos
siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de
labios que confiesan su nombre. 16Y de hacer bien y de la ayuda
mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. 17Obedeced
a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,
como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose,
porque esto no os es provechoso.
18Orad por
nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos
bien en todo. 19Y más os ruego que lo hagáis así, para que yo os
sea restituido más pronto.
Bendición y salutaciones finales
20Y el Dios de
paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de
las ovejas, por la sangre del pacto eterno, 21os haga aptos en
toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es
agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de
los siglos. Amén.
22Os ruego,
hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito
brevemente. 23Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo,
con el cual, si viniere pronto, iré a veros. 24Saludad a todos
vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan. 25La
gracia sea con todos vosotros. Amén.
Exodo
18-19
Jetro visita a Moisés
18
1Oyó Jetro
sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con
Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto.
2Y tomó Jetro suegro de Moisés a Séfora la mujer de Moisés, después que
él la envió, 3y a sus dos hijos; el uno se
llamaba Gersón, porque dijo: Forastero he sido en
tierra ajena; 4y el otro se llamaba Eliezer,
porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó, y me libró de la espada de Faraón.
5Y Jetro el suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de éste, vino a
Moisés en el desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios; 6y
dijo a Moisés: Yo tu suegro Jetro vengo a ti, con tu mujer, y sus dos hijos con
ella. 7Y Moisés salió a recibir a su suegro, y se inclinó, y lo
besó; y se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y vinieron a la tienda.
8Y Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehová había hecho a
Faraón y a los egipcios por amor de Israel, y todo el trabajo que habían pasado
en el camino, y cómo los había librado Jehová. 9Y se alegró Jetro
de todo el bien que Jehová había hecho a Israel, al haberlo librado de mano de
los egipcios.
10Y Jetro dijo:
Bendito sea Jehová, que os libró de mano de los egipcios, y de la mano de
Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios. 11Ahora
conozco que Jehová es más grande que todos los dioses; porque en lo que se
ensoberbecieron prevaleció contra ellos. 12Y tomó Jetro, suegro de
Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino Aarón y todos los ancianos
de Israel para comer con el suegro de Moisés delante de Dios.
Nombramiento de jueces
(Dt. 1.9–18)
13Aconteció que
al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante
de Moisés desde la mañana hasta la tarde. 14Viendo el suegro de
Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con
el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti
desde la mañana hasta la tarde? 15Y Moisés respondió a su suegro:
Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. 16Cuando tienen
asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las
ordenanzas de Dios y sus leyes. 17Entonces el suegro de Moisés le
dijo: No está bien lo que haces. 18Desfallecerás del todo, tú, y
también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado
para ti; no podrás hacerlo tú solo. 19Oye ahora mi voz; yo te
aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y
somete tú los asuntos a Dios. 20Y enseña a ellos las ordenanzas y
las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.
21Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos
de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el
pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. 22Ellos
juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos
juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán
ellos contigo. 23Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás
sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.
24Y oyó Moisés la
voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo. 25Escogió Moisés
varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo,
sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. 26Y
juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y
ellos juzgaban todo asunto pequeño. 27Y despidió Moisés a su
suegro, y éste se fue a su tierra.
Israel en Sinaí
19
1En el mes
tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mismo
día llegaron al desierto de Sinaí. 2Habían salido de Refidim, y
llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel
delante del monte. 3Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde
el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de
Israel: 4Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os
tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. 5Ahora, pues, si
diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial
tesorosobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6Y vosotros
me seréis un reino de sacerdotes, y gente
santa.
Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
7Entonces vino
Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas
estas palabras que Jehová le había mandado. 8Y todo el pueblo
respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés
refirió a Jehová las palabras del pueblo. 9Entonces Jehová dijo a
Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga
mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre.
Y Moisés refirió las palabras
del pueblo a Jehová.10Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y
santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, 11y estén
preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos
de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí. 12Y señalarás término
al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis sus
límites; cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá. 13No lo
tocará mano, porque será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no
vivirá. Cuando suene largamente la bocina, subirán al
monte. 14Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al
pueblo; y lavaron sus vestidos. 15Y dijo al pueblo: Estad
preparados para el tercer día; no toquéis mujer.
16Aconteció que
al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos,
y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció
todo el pueblo que estaba en el campamento. 17Y Moisés sacó del
campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte.
18Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él
en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y
todo el monte se estremecía en gran manera. 19El sonido de la
bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz
tronante. 20Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la
cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés
subió. 21Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que
no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.
22Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová,
para que Jehová no haga en ellos estrago. 23Moisés dijo a Jehová:
El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo:
Señala límites al monte, y santifícalo. 24Y Jehová le dijo: Ve,
desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no
traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago.
25Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.
Proverbios 8
Excelencia y eternidad de la Sabiduría
8
1 ¿No clama la sabiduría,
Y da su voz
la inteligencia?
2 En las alturas junto al camino,
A las
encrucijadas de las veredas se para;
3 En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la entrada
de las puertas da voces:
4 Oh hombres, a vosotros clamo;
Dirijo mi
voz a los hijos de los hombres.
5 Entended, oh simples, discreción;
Y vosotros,
necios, entrad en cordura.
6 Oíd, porque hablaré cosas excelentes,
Y abriré mis
labios para cosas rectas.
7 Porque mi boca hablará verdad,
Y la
impiedad abominan mis labios.
8 Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en
ellas cosa perversa ni torcida.
9 Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables
a los que han hallado sabiduría.
10 Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia
antes que el oro escogido.
11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo
cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.
12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la
ciencia de los consejos.
13 El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia
y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca
perversa, aborrezco.
14 Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Yo soy la
inteligencia; mío es el poder.
15 Por mí reinan los reyes,
Y los
príncipes determinan justicia.
16 Por mí dominan los príncipes,
Y todos los
gobernadores juzgan la tierra.
17 Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los
que temprano me buscan.
18 Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas
duraderas, y justicia.
19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito
mejor que la plata escogida.
20 Por vereda de justicia guiaré,
Por en medio
de sendas de juicio,
21 Para hacer que los que me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus tesoros.
22 Jehová me poseía en el principio,
Ya de
antiguo, antes de sus obras.
23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la
tierra.
24 Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que
fuesen las fuentes de las muchas aguas.
25 Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los
collados, ya había sido yo engendrada;
26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el
principio del polvo del mundo.
27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando
trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
28 Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando
afirmaba las fuentes del abismo;
29 Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las
aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando
establecía los fundamentos de la tierra,
30 Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su
delicia de día en día,
Teniendo
solaz delante de él en todo tiempo.
31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los
hijos de los hombres.
32 Ahora, pues, hijos, oídme,
Y
bienaventurados los que guardan mis caminos.
33 Atended el consejo, y sed sabios,
Y no lo
menospreciéis.
34 Bienaventurado el hombre que me escucha,
Velando a
mis puertas cada día,
Aguardando a
los postes de mis puertas.
35 Porque el que me halle, hallará la vida,
Y alcanzará
el favor de Jehová.
36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;
Todos los
que me aborrecen aman la muerte.
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