miércoles, 27 de febrero de 2019

¡Cómo lograr que Dios me escuche!



 
27 de Febrero
¡Dos condiciones!
Por Riqui Ricón*

Sin importar cuán sólo(a) y abandonado(a) tú te sientas, ¡Dios siempre te escucha!
“Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días” (1Re 9:3 RV1960).
Si Dios se comprometió a hacer esto con un templo construido con piedras, ¿cuánto más hará Dios por ti, un(a) Hijo(a) Suyo(a)? Sin importar cuán sólo(a) y abandonado(a) tú te sientas, sábete muy bien que ¡Sus ojos y corazón los tiene siempre sobre de ti!
Dios está comprometido a responderte cuando tú lo busques a Él.
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jer 33:3 RV1960).
Además, Él siempre te responde, sólo tienes que pedir, utilizando con FE, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra, ¡en el nombre de Jesús!
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (14)  Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Jua_14:13-14 RV1960).
Si yo algún día pienso o me descubro diciendo que Dios no me está escuchando, entonces quiere decir que de alguna forma fui engañado y estoy creyendo una mentira, pues Dios siempre me escucha y me responde.
Job cayó en ese engaño y creyó esa mentira.
Clamo a ti, y no me oyes; Me presento, y no me atiendes” (Job_30:20 RV60).
Sin embargo, por La Gracia y El Amor de Dios, pudo darse cuenta de su error y se arrepintió ante Dios mismo.
Respondió Job a Jehová, y dijo: 2 Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. 3 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.  4 Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás. 5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. 6 Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:1-6 RV60).
A este respecto La Palabra de Dios es clara en cuanto a que si le pido a mi Padre, Él me dará buenas cosas.
Pedid,  y se os dará;  buscad,  y hallaréis;  llamad,  y se os abrirá.  (8)  Porque todo aquel que pide,  recibe;  y el que busca,  halla;  y al que llama,  se le abrirá.  (9)   ¿Qué hombre hay de vosotros,  que si su hijo le pide pan,  le dará una piedra?  (10)   ¿O si le pide un pescado,  le dará una serpiente?  (11)  Pues si vosotros,  siendo malos,  sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,  ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?“ (Mat_7:7-11 RV60).
Al estar peleando la buena batalla de la FE, el estar consciente de que Dios siempre escucha mi oración, me posicionará (Yarésh) en el inicio de la Victoria sobre mis enemigos.
El SEÑOR ha escuchado mis ruegos; el SEÑOR ha tomado en cuenta mi oración.  (10)  Todos mis enemigos quedarán avergonzados y confundidos; ¡su repentina vergüenza los hará retroceder!“ (Sal_6:9-10 NVI).
Dios me responderá. ¡Es un hecho! Y debe ser una certeza tan segura como la que tengo acerca de que los dedos de mis manos son míos y no de alguien más.
El SEÑOR ha escuchado mi ruego; el SEÑOR responderá a mi oración” (Sal 6:9 NTV).
Lo más maravilloso de ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo es que ¡Puedo estar seguro(a) de que YA tengo lo que he pedido! Así lo estableció Dios en Su Palabra, La Biblia.
Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.  (15)  Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido” (1Jn_5:14-15 NVI).
Se muy bien que Dios no hace acepción de personas y mucho menos lo hará con Sus Hijos(as), entonces, si Dios siempre escucha a Jesucristo, entonces también me escucha a mí.
Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto.  Y Jesús,  alzando los ojos a lo alto,  dijo:  Padre,  gracias te doy por haberme oído.  (42)  Yo sabía que siempre me oyes;  pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor,  para que crean que tú me has enviado” (Jua_11:41-42 RV60).
Así es, sin importar cuán sólo(a) y abandonado(a) tú te sientas o lo difícil y complicado de mi situación, Dios siempre me oye.
Pues aún no está la palabra en mi lengua,  Y he aquí,  oh Jehová,  tú la sabes toda” (Sal_139:4 RV60).
Además, ¡Dios ya sabe lo que voy a pedir!
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá” (Jua_15:7 NVI).
¿Es verdad esto? ¿Puedo pedir lo que quiera? Bueno, existen DOS condiciones para que Dios me de lo que le pido.
1. Pedir con confianza, pedir con certeza, pedir con FE.
Diré yo a Jehová:  Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré” (Sal_91:2 RV60).
Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. 7 Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; 8 es indeciso e inconstante en todo lo que hace” (Stg_1:6-8 NVI).
2. Para pedir con FE hay que Pedir de acuerdo a la Palabra de Dios.
Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones” (Stg_4:3 NVI).
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá” (Jua_15:7 NVI).
Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.  (15)  Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido” (1Jn_5:14-15 NVI).
Así que, busca en tu Biblia las promesas que Dios te hace respecto a cualquiera de tus problemas y comienza a declarar el cumplimiento de esas promesas. Mientras lo haces, ten por seguro que Dios, tu Padre celestial, cumplirá Su Palabra, pues todo lo que Él te a dicho lo hará y todo lo que Él te ha hablado lo ejecutará. ¡Dios no puede mentir!

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, quiero agradecerte por tanto y tan grande Amor, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, sé que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir, pero Tú has venido a mí para darme Vida, y Vida Abundante. Por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, ahora yo tengo Vida Eterna. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Por lo tanto, puedo estar seguro(a) de que me escuchas y atiendes mis oraciones; yo también voy a atender a Tu Palabra y hacer de La Biblia la norma máxima de mi existencia; yo sí creo a Tu indicación y la voy a leer y meditar de día y de noche para guardarla en mi corazón y poner en práctica todo lo que en ella está escrito. Voy a buscar y establecer primeramente Tu reino, Señor, y sé que todas mis necesidades serán suplidas, pues de acuerdo a Tu Palabra, yo, _________ (tu nombre aquí), haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que de todo problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! Y, por la Palabra de Dios, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 27       Mat 7 /  Ex 37-38 /  Pro 17

San Mateo 7
El juzgar a los demás
(Lc. 6.37–38, 41–42)
7
1No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
6No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
La oración, y la regla de oro
(Lc. 11.9–13; 6.31)
7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? 12Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
La puerta estrecha
(Lc. 13.24)
13Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Por sus frutos los conoceréis
(Lc. 6.43–44)
15Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20Así que, por sus frutos los conoceréis.
Nunca os conocí
(Lc. 13.25–27)
21No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Los dos cimientos
(Lc. 6.46–49)
24Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
28Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Exodo 37-38
Mobiliario del tabernáculo
(Ex. 25.10–40; 27.1–8; 30.1–10)
37
1Hizo también Bezaleel el arca de madera de acacia; su longitud era de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. 2Y la cubrió de oro puro por dentro y por fuera, y le hizo una cornisa de oro en derredor. 3Además fundió para ella cuatro anillos de oro a sus cuatro esquinas; en un lado dos anillos y en el otro lado dos anillos. 4Hizo también varas de madera de acacia, y las cubrió de oro. 5Y metió las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca. 6Hizo asimismo el propiciatorio de oro puro; su longitud de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. 7Hizo también los dos querubines de oro, labrados a martillo, en los dos extremos del propiciatorio. 8Un querubín a un extremo, y otro querubín al otro extremo; de una pieza con el propiciatorio hizo los querubines a sus dos extremos. 9Y los querubines extendían sus alas por encima, cubriendo con sus alas el propiciatorio; y sus rostros el uno enfrente del otro miraban hacia el propiciatorio.
10Hizo también la mesa de madera de acacia; su longitud de dos codos, su anchura de un codo, y de codo y medio su altura; 11y la cubrió de oro puro, y le hizo una cornisa de oro alrededor. 12Le hizo también una moldura de un palmo menor de anchura alrededor, e hizo en derredor de la moldura una cornisa de oro. 13Le hizo asimismo de fundición cuatro anillos de oro, y los puso a las cuatro esquinas que correspondían a las cuatro patas de ella. 14Debajo de la moldura estaban los anillos, por los cuales se metían las varas para llevar la mesa. 15E hizo las varas de madera de acacia para llevar la mesa, y las cubrió de oro. 16También hizo los utensilios que habían de estar sobre la mesa, sus platos, sus cucharas, sus cubiertos y sus tazones con que se había de libar, de oro fino.
17Hizo asimismo el candelero de oro puro, labrado a martillo; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores eran de lo mismo. 18De sus lados salían seis brazos; tres brazos de un lado del candelero, y otros tres brazos del otro lado del candelero. 19En un brazo, tres copas en forma de flor de almendro, una manzana y una flor, y en otro brazo tres copas en figura de flor de almendro, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salían del candelero. 20Y en la caña del candelero había cuatro copas en figura de flor de almendro, sus manzanas y sus flores, 21y una manzana debajo de dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, conforme a los seis brazos que salían de él. 22Sus manzanas y sus brazos eran de lo mismo; todo era una pieza labrada a martillo, de oro puro. 23Hizo asimismo sus siete lamparillas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 24De un talento de oro puro lo hizo, con todos sus utensilios.
25Hizo también el altar del incienso, de madera de acacia; de un codo su longitud, y de otro codo su anchura; era cuadrado, y su altura de dos codos; y sus cuernos de la misma pieza. 26Y lo cubrió de oro puro, su cubierta y sus paredes alrededor, y sus cuernos, y le hizo una cornisa de oro alrededor. 27Le hizo también dos anillos de oro debajo de la cornisa en las dos esquinas a los dos lados, para meter por ellos las varas con que había de ser conducido. 28E hizo las varas de madera de acacia, y las cubrió de oro.
29Hizo asimismo el aceite santo de la unción, y el incienso puro, aromático, según el arte del perfumador.
38
1Igualmente hizo de madera de acacia el altar del holocausto; su longitud de cinco codos, y su anchura de otros cinco codos, cuadrado, y de tres codos de altura. 2E hizo sus cuernos a sus cuatro esquinas, los cuales eran de la misma pieza, y lo cubrió de bronce. 3Hizo asimismo todos los utensilios del altar; calderos, tenazas, tazones, garfios y palas; todos sus utensilios los hizo de bronce. 4E hizo para el altar un enrejado de bronce de obra de rejilla, que puso por debajo de su cerco hasta la mitad del altar. 5También fundió cuatro anillos a los cuatro extremos del enrejado de bronce, para meter las varas. 6E hizo las varas de madera de acacia, y las cubrió de bronce. 7Y metió las varas por los anillos a los lados del altar, para llevarlo con ellas; hueco lo hizo, de tablas.
8También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
El atrio del tabernáculo
(Ex. 27.9–19)
9Hizo asimismo el atrio; del lado sur, al mediodía, las cortinas del atrio eran de cien codos, de lino torcido. 10Sus columnas eran veinte, con sus veinte basas de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 11Y del lado norte cortinas de cien codos; sus columnas, veinte, con sus veinte basas de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 12Del lado del occidente, cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, y sus diez basas; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 13Del lado oriental, al este, cortinas de cincuenta codos; 14a un lado cortinas de quince codos, sus tres columnas y sus tres basas; 15al otro lado, de uno y otro lado de la puerta del atrio, cortinas de quince codos, con sus tres columnas y sus tres basas. 16Todas las cortinas del atrio alrededor eran de lino torcido. 17Las basas de las columnas eran de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata; asimismo las cubiertas de las cabezas de ellas, de plata; y todas las columnas del atrio tenían molduras de plata. 18La cortina de la entrada del atrio era de obra de recamador, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; era de veinte codos de longitud, y su anchura, o sea su altura, era de cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio. 19Sus columnas eran cuatro, con sus cuatro basas de bronce y sus capiteles de plata; y las cubiertas de los capiteles de ellas, y sus molduras, de plata. 20Todas las estacas del tabernáculo y del atrio alrededor eran de bronce.
Dirección de la obra
21Estas son las cuentas del tabernáculo, del tabernáculo del testimonio, las que se hicieron por orden de Moisés por obra de los levitas bajo la dirección de Itamar hijo del sacerdote Aarón. 22Y Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todas las cosas que Jehová mandó a Moisés. 23Y con él estaba Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, artífice, diseñador y recamador en azul, púrpura, carmesí y lino fino.
Metales usados en el santuario
24Todo el oro empleado en la obra, en toda la obra del santuario, el cual fue oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el siclo del santuario. 25Y la plata de los empadronados de la congregación fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario; 26medio siclo por cabeza, según el siclo del santuario; a todos los que pasaron por el censo, de edad de veinte años arriba, que fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 27Hubo además cien talentos de plata para fundir las basas del santuario y las basas del velo; en cien basas, cien talentos, a talento por basa. 28Y de los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo los capiteles de las columnas, y cubrió los capiteles de ellas, y las ciñó. 29El bronce ofrendado fue setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos, 30del cual fueron hechas las basas de la puerta del tabernáculo de reunión, y el altar de bronce y su enrejado de bronce, y todos los utensilios del altar, 31las basas del atrio alrededor, las basas de la puerta del atrio, y todas las estacas del tabernáculo y todas las estacas del atrio alrededor.
       
Proverbios 17
 17
1 Mejor es un bocado seco, y en paz,
Que casa de contiendas llena de provisiones.
2 El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra,
Y con los hermanos compartirá la herencia.
3 El crisol para la plata, y la hornaza para el oro;
Pero Jehová prueba los corazones.
4 El malo está atento al labio inicuo;
Y el mentiroso escucha la lengua detractora.
5 El que escarnece al pobre afrenta a su Hacedor;
Y el que se alegra de la calamidad no quedará sin castigo.
6 Corona de los viejos son los nietos,
Y la honra de los hijos, sus padres.
7 No conviene al necio la altilocuencia;
¡Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
8 Piedra preciosa es el soborno para el que lo practica;
Adondequiera que se vuelve, halla prosperidad.
9 El que cubre la falta busca amistad;
Mas el que la divulga, aparta al amigo.
10 La reprensión aprovecha al entendido,
Más que cien azotes al necio.
11 El rebelde no busca sino el mal,
Y mensajero cruel será enviado contra él.
12 Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,
Que con un fatuo en su necedad.
13 El que da mal por bien,
No se apartará el mal de su casa.
14 El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas;
Deja, pues, la contienda, antes que se enrede.
15 El que justifica al impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente abominación a Jehová.
16 ¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría,
No teniendo entendimiento?
17 En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
18 El hombre falto de entendimiento presta fianzas,
Y sale por fiador en presencia de su amigo.
19 El que ama la disputa, ama la transgresión;
Y el que abre demasiado la puerta busca su ruina.
20 El perverso de corazón nunca hallará el bien,
Y el que revuelve con su lengua caerá en el mal.
21 El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra;
Y el padre del necio no se alegrará.
22 El corazón alegre constituye buen remedio;
Mas el espíritu triste seca los huesos.
23 El impío toma soborno del seno
Para pervertir las sendas de la justicia.
24 En el rostro del entendido aparece la sabiduría;
Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra.
25 El hijo necio es pesadumbre de su padre,
Y amargura a la que lo dio a luz.
26 Ciertamente no es bueno condenar al justo,
Ni herir a los nobles que hacen lo recto.
27 El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el hombre entendido.
28 Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;
El que cierra sus labios es entendido.

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