martes, 26 de febrero de 2019

¡Cómo dejar de angustiarse! ¡Cómo dejar de preocuparse!



26 de Febrero
¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!
Por Riqui Ricón*

El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el SEÑOR! (Pro 16.20 NVI).
Dios no miente, ni falsea la Verdad. Toda instrucción que Él te da en Su Palabra es veraz y confiable. Así que, si tú decide hoy atender la Palabra de Dios y vivir conforme a los principios que Él te plantea, entonces, sin lugar a dudas, prosperarás.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,  sino que de día y de noche meditarás en él,  para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

¿No te parece extraño que habiéndonos revelado Dios mismo el secreto para el éxito y la prosperidad son muy pocos los que lo ponen en práctica? ¿A qué se deberá esto? ¿Será posible que después de todo lo que se dice y declara acerca de la Biblia, al final no creen que en Verdad sea la Palabra de Dios? ¿Será que Satanás está haciendo todo lo que está a su alcance y utiliza los problemas, aflicciones y enfermedades de este mundo para que tú creas que, en esta ocasión, la situación que ahora estás viviendo es demasiado difícil o complicada como para albergar alguna esperanza y eso te desanima a poner toda tu confianza en la Palabra de Dios?

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? (Jer 32.27).

¿Por qué será que a los “creyentes” les cuesta tanto creer?

Sed sobrios,  y velad;  porque vuestro adversario el diablo,  como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe,  sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).

Ciertamente Satanás y su sistema, el mundo, están en abierta campaña para destruirte y anularte. Sin embargo, tú bien sabes que él está vencido.

Y a vosotros,  estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,  os dio vida juntamente con él,  perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,  que nos era contraria,  quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades,  los exhibió públicamente,  triunfando sobre ellos en la cruz (Col 2.13-15).

Cristo Jesús lo venció y ahora el pobre diablo sólo tiene sus mentiras para tratar de engañarte para confundirte y desanimarte.

Pelea la buena batalla de la fe,  echa mano de la vida eterna,  a la cual asimismo fuiste llamado,  habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Como te habrás dado cuenta, la batalla continúa y es necesario que la pelees, pues aunque Satanás ya está vencido, parece ser que él no está dispuesto a ceder ni un milímetro de terreno el cual sigue pensando que aún le pertenece.

La Biblia es extremadamente clara de cómo es que tú puedes vencer al sistema de este mundo con sus engaños y mentiras; con sus problemas, aflicciones y enfermedades:
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;  y esta es la victoria que ha vencido al mundo,  nuestra fe (1 Jn 5.4).

Esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. Esto es, haciendo de la Biblia la norma básica de tu vida hasta que tengas plena certeza de a Quién le estas creyendo y así deposites TODA tu confianza en Él.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

La sabiduría y el poder de Dios se revelan de una sencillez asombrosa: ¡Dichoso el hombre y la mujer que puedan confiar en Dios!

Es sobre este fundamento que en estos tiempos de crisis política, social y económica, Jesús mismo te anima a no estar en ansiosa inquietud. No pongas tu atención, ni tus pensamientos en los sucesos de este mundo.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Mat 6.25-30).

El mensaje sigue siendo sencillo: ¡Confía en Dios! ¡Confía en Su Palabra!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Si Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, no dude más, pues ciertamente tu Padre celestial va cuidarte y a velar por ti.

Así que…     No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas (Mat 6 31.32).

Ahora que tú estás en Cristo, Dios es tu Padre celestial y Él sabe que tú tienes necesidad de muchas cosas. Sólo te pide que no te preocupes, que no te afanes, ni te angusties, pues una sola cosa tienes que hacer:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mat 6.33).

¿Cómo establecer el reino de Dios y su justicia en tu Vida? Ahora, la clave del asunto viene a ser la sencillez del principio:

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios, creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] (Ro 1.17).

Así que, el reino de Dios sólo lo puedes buscar con la Biblia en la mano; leyéndola y meditándola de día y de noche para que guardes y hagas conforme a todo lo que en [ella] está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien.

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, quiero agradecerte por tanto y tan grande Amor, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, sé que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir, pero Tú has venido a mí para darme Vida, y Vida Abundante. Por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, ahora yo tengo Vida Eterna. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Por lo tanto, voy a poner toda mi atención a la instrucción que este día me das; voy a atender a Tu Palabra y hacer de La Biblia la norma máxima de mi existencia; yo sí creo a Tu indicación y la voy a leer y meditar de día y de noche para guardarla en mi corazón y poner en práctica todo lo que en ella está escrito. Voy a buscar y establecer primeramente Tu reino, Señor, y sé que todas mis necesidades serán suplidas, pues de acuerdo a Tu Palabra, yo, _________ (tu nombre aquí), haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que de todo problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! Y, por la Palabra de Dios, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 26       Mat 6.19-34 /  Ex 35-36 /  Pro 16

San Mateo 6.19-34
Tesoros en el cielo
(Lc. 12.32–34)
19No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; 20sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
La lámpara del cuerpo
(Lc. 11.33–36)
22La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Dios y las riquezas
(Lc. 16.13)
24Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
El afán y la ansiedad
(Lc. 12.22–31)
25Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Exodo 35-36
Reglamento del día de reposo
35
1Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: Estas son las cosas que Jehová ha mandado que sean hechas: 2Seis días se trabajará, mas el día séptimo os será santo, día de reposo* para Jehová; cualquiera que en él hiciere trabajo alguno, morirá. 3No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas en el día de reposo.*
La ofrenda para el tabernáculo
(Ex. 25.1–9)
4Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: 5Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce, 6azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, 7pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, 8aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, 9y piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y para el pectoral.
La obra del tabernáculo
(Ex. 39.32–43)
10Todo sabio de corazón de entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Jehová ha mandado: 11el tabernáculo, su tienda, su cubierta, sus corchetes, sus tablas, sus barras, sus columnas y sus basas; 12el arca y sus varas, el propiciatorio, el velo de la tienda; 13la mesa y sus varas, y todos sus utensilios, y el pan de la proposición; 14el candelero del alumbrado y sus utensilios, sus lámparas, y el aceite para el alumbrado; 15el altar del incienso y sus varas, el aceite de la unción, el incienso aromático, la cortina de la puerta para la entrada del tabernáculo; 16el altar del holocausto, su enrejado de bronce y sus varas, y todos sus utensilios, y la fuente con su base; 17las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas, la cortina de la puerta del atrio; 18las estacas del tabernáculo, y las estacas del atrio y sus cuerdas; 19las vestiduras del servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras de Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para servir en el sacerdocio.
El pueblo trae la ofrenda
20Y salió toda la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés. 21Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. 22Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová. 23Todo hombre que tenía azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o pieles de tejones, lo traía. 24Todo el que ofrecía ofrenda de plata o de bronce traía a Jehová la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia la traía para toda la obra del servicio. 25Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino. 26Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra. 27Los príncipes trajeron piedras de ónice, y las piedras de los engastes para el efod y el pectoral, 28y las especias aromáticas, y el aceite para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático. 29De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Jehová.
Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab
(Ex. 31.1–11)
30Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 31y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, 32para proyectar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, 33y en la talla de piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar en toda labor ingeniosa. 34Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; 35y los ha llenado de sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan toda labor, e inventen todo diseño.
36
1Así, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Jehová dio sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán todas las cosas que ha mandado Jehová.
Moisés suspende la ofrenda del pueblo
2Y Moisés llamó a Bezaleel y a Aholiab y a todo varón sabio de corazón, en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella. 3Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana. 4Tanto, que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que hacía, 5y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. 6Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; 7pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.
Construcción del tabernáculo
(Ex. 26.1–37)
8Todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, hicieron el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; las hicieron con querubines de obra primorosa. 9La longitud de una cortina era de veintiocho codos, y la anchura de cuatro codos; todas las cortinas eran de igual medida.
10Cinco de las cortinas las unió entre sí, y asimismo unió las otras cinco cortinas entre sí. 11E hizo lazadas de azul en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la primera serie; e hizo lo mismo en la orilla de la cortina final de la segunda serie. 12Cincuenta lazadas hizo en la primera cortina, y otras cincuenta en la orilla de la cortina de la segunda serie; las lazadas de la una correspondían a las de la otra. 13Hizo también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazó las cortinas una con otra, y así quedó formado un tabernáculo.
14Hizo asimismo cortinas de pelo de cabra para una tienda sobre el tabernáculo; once cortinas hizo. 15La longitud de una cortina era de treinta codos, y la anchura de cuatro codos; las once cortinas tenían una misma medida. 16Y unió cinco de las cortinas aparte, y las otras seis cortinas aparte. 17Hizo además cincuenta lazadas en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la primera serie, y otras cincuenta lazadas en la orilla de la cortina final de la segunda serie. 18Hizo también cincuenta corchetes de bronce para enlazar la tienda, de modo que fuese una. 19E hizo para la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y otra cubierta de pieles de tejones encima.
20Además hizo para el tabernáculo las tablas de madera de acacia, derechas. 21La longitud de cada tabla era de diez codos, y de codo y medio la anchura. 22Cada tabla tenía dos espigas, para unirlas una con otra; así hizo todas las tablas del tabernáculo. 23Hizo, pues, las tablas para el tabernáculo; veinte tablas al lado del sur, al mediodía. 24Hizo también cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas: dos basas debajo de una tabla, para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas. 25Y para el otro lado del tabernáculo, al lado norte, hizo otras veinte tablas, 26con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 27Y para el lado occidental del tabernáculo hizo seis tablas. 28Para las esquinas del tabernáculo en los dos lados hizo dos tablas, 29las cuales se unían desde abajo, y por arriba se ajustaban con un gozne; así hizo a la una y a la otra en las dos esquinas. 30Eran, pues, ocho tablas, y sus basas de plata dieciséis; dos basas debajo de cada tabla.
31Hizo también las barras de madera de acacia; cinco para las tablas de un lado del tabernáculo, 32cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo hacia el occidente. 33E hizo que la barra de en medio pasase por en medio de las tablas de un extremo al otro. 34Y cubrió de oro las tablas, e hizo de oro los anillos de ellas, por donde pasasen las barras; cubrió también de oro las barras.
35Hizo asimismo el velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; lo hizo con querubines de obra primorosa. 36Y para él hizo cuatro columnas de madera de acacia, y las cubrió de oro, y sus capiteles eran de oro; y fundió para ellas cuatro basas de plata. 37Hizo también el velo para la puerta del tabernáculo, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador; 38y sus cinco columnas con sus capiteles; y cubrió de oro los capiteles y las molduras, e hizo de bronce sus cinco basas.

       
Proverbios 16
Proverbios sobre la vida y la conducta
16
1 Del hombre son las disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
2 Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los espíritus.
3 Encomienda a Jehová tus obras,
Y tus pensamientos serán afirmados.
4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo,
Y aun al impío para el día malo.
5 Abominación es a Jehová todo altivo de corazón;
Ciertamente no quedará impune.
6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado,
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová,
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.
8 Mejor es lo poco con justicia
Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
9 El corazón del hombre piensa su camino;
Mas Jehová endereza sus pasos.
10 Oráculo hay en los labios del rey;
En juicio no prevaricará su boca.
11 Peso y balanzas justas son de Jehová;
Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
12 Abominación es a los reyes hacer impiedad,
Porque con justicia será afirmado el trono.
13 Los labios justos son el contentamiento de los reyes,
Y éstos aman al que habla lo recto.
14 La ira del rey es mensajero de muerte;
Mas el hombre sabio la evitará.
15 En la alegría del rostro del rey está la vida,
Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17 El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.
18 Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes
Que repartir despojos con los soberbios.
20 El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
21 El sabio de corazón es llamado prudente,
Y la dulzura de labios aumenta el saber.
22 Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee;
Mas la erudición de los necios es necedad.
23 El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
24 Panal de miel son los dichos suaves;
Suavidad al alma y medicina para los huesos.
25 Hay camino que parece derecho al hombre,
Pero su fin es camino de muerte.
26 El alma del que trabaja, trabaja para sí,
Porque su boca le estimula.
27 El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.
28 El hombre perverso levanta contienda,
Y el chismoso aparta a los mejores amigos.
29 El hombre malo lisonjea a su prójimo,
Y le hace andar por camino no bueno.
30 Cierra sus ojos para pensar perversidades;
Mueve sus labios, efectúa el mal.
31 Corona de honra es la vejez
Que se halla en el camino de justicia.
32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehová es la decisión de ella.


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