miércoles, 20 de febrero de 2019

¿Cómo te irá cuando enfrentes el justo juicio de Dios?



22 de Febrero
¡Eres Justo(a), eres la justicia de Dios!
Por Riqui Ricón*


Pro 12:3 NVI  Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos.

Al realizar nuestro Plan de Lectura, La Biblia en UN Año, de los Ministerios Palabra de Honor, el día de hoy, me encuentro meditando y preguntándome: ¿Por qué en el capítulo 22 de Proverbios se menciona 11 veces a los justos y la justicia, si la Biblia establece claramente que NO hay justos, ni siquiera uno? ¿No es esto una contradicción?

Rom 3:9-12 NVI  ¿A qué conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado.  (10)  Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno;  (11)  no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.  (12)  Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!»

Pues bien, en la Biblia, que es la Palabra de Dios, no existe contradicción alguna; y si se menciona a los justos y la justicia, ¡lo dice por ti! Dios lo puso por escrito en Su Palabra para que tú puedas comprender cabalmente quién ahora eres tú, en Cristo Jesús, esto es, para que conozcas tu Nueva Identidad.

2Co 5:21 RV60  Al que no conoció pecado,  por nosotros lo hizo pecado,  para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Por haber aceptado y recibido lo que Cristo Jesús hizo al morir en la cruz y resucitar venciendo al pecado y la muerte, ahora tú eres justicia de Dios. Aquí, la mayoría de las personas utilizarían incorrectamente el término “increíble”, sin embargo, para ti y para mí es maravilloso y sumamente creíble, pues sabemos de quién procede todo esto: de Dios Todopoderoso. Quien es capaz de hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.

Por eso exclamamos, ¡asombroso! Sólo medita en esto, que estando tú muerto(a) en delitos y pecados, por el gran Amor con que Dios te ama, prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Jua 3:16 RV60  Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.

Más asombroso aún es que Jesús se hizo pecado para que tú fueses hecho(a) la justicia de Dios en Él. Por lo que Jesús hizo en la cruz al morir pagando todos tus pecados y resucitar venciendo al pecado y a la muerte, ahora tú eres realmente justo(a).

2Co 5:21 DHH  Cristo no cometió pecado alguno; pero por causa nuestra, Dios lo hizo pecado, para hacernos a nosotros justicia de Dios en Cristo.

El asombroso Plan que Dios trazó para la redención de tu vida incluía poner sobre Su propio Hijo, Jesús, los pecados de todo el mundo, aunque Él nunca cometió pecado alguno.

Isa 53:6, 9 RV1960  Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,(E) cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros…  Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

Aunque a simple vista esto parece una injusticia (¿por qué el justo tendría que pagar por los injustos?), la Verdad es que esto fue así para que tú no murieras eternamente.

Rom 6:23 RV60  Porque la paga del pecado es muerte,  mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Para que por medio de la FE, de creerle a Dios creyendo Su Palabra, recibieras está dádiva, este regalo que es la Vida Eterna, la cual es un atributo exclusivo de Dios, y solamente Él se la puede otorgar a Sus Hijos.

 1Pe 3:18 NTV  Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios. Sufrió la muerte física, pero volvió a la vida en el Espíritu.

¡Para llevarte a salvo con Dios, tu Padre!

Heb 2:14-15 NVI  Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—,  (15)  y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida.

Ahora bien, como puedes notar, no tienes nada de qué preocuparte, pues aunque Jesús pagó el justo precio de todos tus pecados [el justo por un(a) injusto(a)], la muerte no pudo retenerle y la venció para que quede claro que ni el pecado ni la muerte pueden ahora tocarte pues tú en verdad eres la justicia de Dios.

Rom 8:3-4 RV1960  Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; (4)  para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Así que, ahora, mediante el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús, la justicia de la ley se cumplió en ti, no por tus acciones pasadas, presentes o futuras, sino por haber creído y aceptado el Amor que Dios siente por ti, expresado en el sacrificio de Su amado Hijo, Jesucristo.

Rom 5:1-2 NTV  Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe [por haberle creído a Dios, creyendo Su Palabra], tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.  (2)  Debido a nuestra fe [por haberle creído a Dios, creyendo Su Palabra], Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios.

Y aquí no termina lo asombroso, pues ¡tú fuiste justificado para ser hecho(a) perfecto(a)!

Heb 10:14 RV60  porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

¡Tú fuiste justificado(a) para ser glorificado con la mismísima gloria de Dios, la cual sólo puede ostentar un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios!

Rom 8:29-30 NVI  Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.  (30)  A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

Es por esto que el mundo te odia y te hace guerra.

1Jn 3:1 NTV  Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él.

Así que, ¡ten ánimo! Sin importar lo que hayas hecho, tú eres justo(a). ¡Eres un(a) amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!

Rom 8:31 NTV  ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?


Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, nuevamente, el día de hoy, quiero agradecerte por el gran Amor con que me has amado, que estando yo muerto en delitos y pecados, entregaste a Tu propio Hijo, Cristo Jesús, para que pagara en mi lugar y así se cumplió toda justicia y he sido declarado(a) justo(a) delante de Ti, juez de toda la tierra. Gracias porque, además, me has llamado Tu Hijo(a) y me has adoptado legal y legítimamente, con los mismos privilegios y obligaciones que tiene Jesús. Precioso Dios, todo esto me permite posicionarme en la Victoria que ganaste para mí. Por eso creo y declaro que, sin importar las circunstancias del momento o la forma en que hoy me siento, yo Riqui Ricón [__________ tu nombre aquí], soy ese(a) Hijo(a) que Tú, mi Dios y Padre, siempre has deseado, justo(a), santo(a) y perfecto(a). Lo sé porque así está escrito en Tu Palabra y esa es la Verdad. Estoy dispuesto(a) a dejar atrás todas esas emociones y pensamientos negativos de fracaso y de derrota. Esa vieja naturaleza nada tiene en mí, pues yo he sido regenerada(o) en Cristo Jesús para vivir una vida plena y victoriosa. Lo sé porque lo dice la Biblia, lo creo porque es Tu Palabra de Honor y me dispongo, con Tu ayuda, Espíritu Santo, a vivirlo. Viviré esa vida prospera, en salud, amor, paz y gozo que Tú, oh Dios, deseas para mí. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanada(o) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecida(o) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 22                             Mat 4 /  Ex 25-27 /  Pro 12

San Mateo 4
Tentación de Jesús
(Mr. 1.12–13; Lc. 4.1–13)
4
1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:  A sus ángeles mandará acerca de ti, y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Jesús principia su ministerio
(Mr. 1.14–20; Lc. 4.14–15; 5.1–11; 6.17–19)
12Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
  15  Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
Camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles;
  16  El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció.
17Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 18Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
23Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.


Exodo 25-27
La ofrenda para el tabernáculo
(Ex. 35.4–9)
25
1Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda. 3Esta es la ofrenda que tomaréis de ellos: oro, plata, cobre, 4azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, 5pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia, 6aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático, 7piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y para el pectoral. 8Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.
El arca del testimonio
(Ex. 37.1–9)
10Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. 11Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. 12Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado. 13Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro. 14Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. 15Las varas quedarán en los anillos del arca; no se quitarán de ella. 16Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. 17Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. 18Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. 19Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. 20Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. 21Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. 22Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.
La mesa para el pan de la proposición
(Ex. 37.10–16)
23Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. 24Y la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro alrededor. 25Le harás también una moldura alrededor, de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro alrededor. 26Y le harás cuatro anillos de oro, los cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas. 27Los anillos estarán debajo de la moldura, para lugares de las varas para llevar la mesa. 28Harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa. 29Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones, con que se libará; de oro fino los harás. 30Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente.
El candelero de oro
(Ex. 37.17–24)
31Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero; su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. 32Y saldrán seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado. 33Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los seis brazos que salen del candelero; 34y en la caña central del candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. 35Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para los seis brazos que salen del candelero. 36Sus manzanas y sus brazos serán de una pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. 37Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. 38También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 39De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. 40Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
El tabernáculo
(Ex. 36.8–38)
26
1Harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; y lo harás con querubines de obra primorosa. 2La longitud de una cortina de veintiocho codos, y la anchura de la misma cortina de cuatro codos; todas las cortinas tendrán una misma medida. 3Cinco cortinas estarán unidas una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas una con la otra. 4Y harás lazadas de azul en la orilla de la última cortina de la primera unión; lo mismo harás en la orilla de la cortina de la segunda unión. 5Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en la orilla de la cortina que está en la segunda unión; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. 6Harás también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazarás las cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo. 7Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás. 8La longitud de cada cortina será de treinta codos, y la anchura de cada cortina de cuatro codos; una misma medida tendrán las once cortinas. 9Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina en el frente del tabernáculo. 10Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina, al borde en la unión, y cincuenta lazadas en la orilla de la cortina de la segunda unión.
11Harás asimismo cincuenta corchetes de bronce, los cuales meterás por las lazadas; y enlazarás las uniones para que se haga una sola cubierta. 12Y la parte que sobra en las cortinas de la tienda, la mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. 13Y un codo de un lado, y otro codo del otro lado, que sobra a lo largo de las cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo. 14Harás también a la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima.
15Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas. 16La longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y medio la anchura. 17Dos espigas tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo. 18Harás, pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas al lado del mediodía, al sur. 19Y harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas. 20Y al otro lado del tabernáculo, al lado del norte, veinte tablas; 21y sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 22Y para el lado posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23Harás además dos tablas para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores; 24las cuales se unirán desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las otras dos; serán para las dos esquinas. 25De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata, dieciséis basas; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 26Harás también cinco barras de madera de acacia, para las tablas de un lado del tabernáculo, 27y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo, al occidente. 28Y la barra de en medio pasará por en medio de las tablas, de un extremo al otro. 29Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras; también cubrirás de oro las barras. 30Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.
31También harás un velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines; 32y lo pondrás sobre cuatro columnas de madera de acacia cubiertas de oro; sus capiteles de oro, sobre basas de plata. 33Y pondrás el velo debajo de los corchetes, y meterás allí, del velo adentro, el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el santísimo. 34Pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo. 35Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelero enfrente de la mesa al lado sur del tabernáculo; y pondrás la mesa al lado del norte.
36Harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador. 37Y harás para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro, con sus capiteles de oro; y fundirás cinco basas de bronce para ellas.
El altar de bronce
(Ex. 38.1–7)
27
1Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura; será cuadrado el altar, y su altura de tres codos. 2Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce. 3Harás también sus calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus garfios y sus braseros; harás todos sus utensilios de bronce. 4Y le harás un enrejado de bronce de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas. 5Y la pondrás dentro del cerco del altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. 6Harás también varas para el altar, varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de bronce. 7Y las varas se meterán por los anillos, y estarán aquellas varas a ambos lados del altar cuando sea llevado. 8Lo harás hueco, de tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás.
El atrio del tabernáculo
(Ex. 38.9–20)
9Asimismo harás el atrio del tabernáculo. Al lado meridional, al sur, tendrá el atrio cortinas de lino torcido, de cien codos de longitud para un lado. 10Sus veinte columnas y sus veinte basas serán de bronce; los capiteles de las columnas y sus molduras, de plata. 11De la misma manera al lado del norte habrá a lo largo cortinas de cien codos de longitud, y sus veinte columnas con sus veinte basas de bronce; los capiteles de sus columnas y sus molduras, de plata. 12El ancho del atrio, del lado occidental, tendrá cortinas de cincuenta codos; sus columnas diez, con sus diez basas. 13Y en el ancho del atrio por el lado del oriente, al este, habrá cincuenta codos. 14Las cortinas a un lado de la entrada serán de quince codos; sus columnas tres, con sus tres basas. 15Y al otro lado, quince codos de cortinas; sus columnas tres, con sus tres basas. 16Y para la puerta del atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas. 17Todas las columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata; sus capiteles de plata, y sus basas de bronce. 18La longitud del atrio será de cien codos, y la anchura cincuenta por un lado y cincuenta por el otro, y la altura de cinco codos; sus cortinas de lino torcido, y sus basas de bronce. 19Todos los utensilios del tabernáculo en todo su servicio, y todas sus estacas, y todas las estacas del atrio, serán de bronce.
Aceite para las lámparas
(Lv. 24.1–4)
20Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. 21En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.
       
Proverbios 12

12
1 El que ama la instrucción ama la sabiduría;
Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
2 El bueno alcanzará favor de Jehová;
Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.
3 El hombre no se afirmará por medio de la impiedad;
Mas la raíz de los justos no será removida.
4 La mujer virtuosa es corona de su marido;
Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
5 Los pensamientos de los justos son rectitud;
Mas los consejos de los impíos, engaño.
6 Las palabras de los impíos son asechanzas para derramar sangre;
Mas la boca de los rectos los librará.
7 Dios trastornará a los impíos, y no serán más;
Pero la casa de los justos permanecerá firme.
8 Según su sabiduría es alabado el hombre;
Mas el perverso de corazón será menospreciado.
9 Más vale el despreciado que tiene servidores,
Que el que se jacta, y carece de pan.
10 El justo cuida de la vida de su bestia;
Mas el corazón de los impíos es cruel.
11 El que labra su tierra se saciará de pan;
Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento.
12 Codicia el impío la red de los malvados;
Mas la raíz de los justos dará fruto.
13 El impío es enredado en la prevaricación de sus labios;
Mas el justo saldrá de la tribulación.
14 El hombre será saciado de bien del fruto de su boca;
Y le será pagado según la obra de sus manos.
15 El camino del necio es derecho en su opinión;
Mas el que obedece al consejo es sabio.
16 El necio al punto da a conocer su ira;
Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.
17 El que habla verdad declara justicia;
Mas el testigo mentiroso, engaño.
18 Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.
19 El labio veraz permanecerá para siempre;
Mas la lengua mentirosa sólo por un momento.
20 Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal;
Pero alegría en el de los que piensan el bien.
21 Ninguna adversidad acontecerá al justo;
Mas los impíos serán colmados de males.
22 Los labios mentirosos son abominación a Jehová;
Pero los que hacen verdad son su contentamiento.
23 El hombre cuerdo encubre su saber;
Mas el corazón de los necios publica la necedad.
24 La mano de los diligentes señoreará;
Mas la negligencia será tributaria.
25 La congoja en el corazón del hombre lo abate;
Mas la buena palabra lo alegra.
26 El justo sirve de guía a su prójimo;
Mas el camino de los impíos les hace errar.
27 El indolente ni aun asará lo que ha cazado;
Pero haber precioso del hombre es la diligencia.
28 En el camino de la justicia está la vida;
Y en sus caminos no hay muerte.


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