Miércoles 16 de Enero
de 2013.
¡Mucho más que un(a)
Hijo(a) de Abraham!
Por Riqui Ricón*
Cuando Jesús la vio, la llamó
y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad… Y a esta hija de Abraham, que
Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en
el día de reposo? (Luc 13.12, 16).
Muy interesante e ilustrativa es
la forma en que Jesús se dirigió a esta mujer enferma pues no le dijo se libre o te desato de tu enfermedad sino que le aclaró, le enseñó, algo que
aparentemente no sabía: ¡ella ya era libre de su enfermedad!
De hecho, una de las versiones
más antiguas de la biblia, la Septuaginta, lo expresa así: Y viéndola Jesús, voceóle y díjole: «Mujer, libre estás
de tu enfermedad».
Lo que Jesús
estaba enseñando es que, una hija de Abraham está bajo el pacto de bendición
que Dios estableció con Abraham y su simiente y, por lo tanto, tiene todo el
derecho legal y espiritual de ser y estar sana, pues Dios jamás ha faltado, ni
faltará, a Su Palabra.
Ahora bien, si el antiguo pacto
era un pacto de bendición y funcionaba, ¿cuánto más el Nuevo Pacto en la Sangre
de Jesús? ¿Cuánto más el Nuevo Pacto que es un mejor pacto, establecido sobre
mejores promesas?
Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es
colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de
Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu… Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de
Abraham sois, y herederos según la promesa (Ga 3.13-14, 29).
Necesitas comprender que tú eres
de Cristo y, además de haber sido comprado(a) y redimido(a) al precio de la
Sangre de Jesucristo, ahora eres hijo(a), linaje, de Abraham y heredero(a) de
las promesa del Espíritu.
Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo (Rom 8.14-17a).
El Nuevo Pacto se estableció con
el propósito expreso de hacer de ti un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y que
no vivas, nunca más, bajo maldición del pecado sino en la bendición de Dios.
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de
vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Rom 8.1-2).
Es por todo esto que puedes
presentarte con toda confianza y seguridad delante de tu Padre y recibir de Él
TODO lo que te ha prometido.
Guárdame, oh
Dios, porque en ti he confiado. Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi
Señor; No hay para mí bien fuera de ti (Sal
16.1-2).
Tu confianza, garantía y plena
seguridad fluye de la Biblia, la Palabra de Dios, pues Él no miente ni se
arrepiente y TODAS Sus promesas se cumplirán, sin faltar una de ellas.
Y daré por respuesta a mi
avergonzador, Que en tu palabra he confiado (Sal
119.42).
Así que, sea cual sea la
situación o problema que estás enfrentando hoy, te puedo decir con toda
seguridad, no temas, cree solamente pues Aquel que no escatimó a Su propio Hijo
sino que lo entregó por amor a ti, Él mismo te responderá y te dará junto con
Jesús TODAS LAS COSAS. Dios no te ha dejado ni te dejará jamás.
El que no escatimó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también
con él todas las cosas? (Ro 8.32).
Aunque mi padre y mi madre me
dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).
¿Se olvidará la mujer de lo
que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide
ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).
La pura Verdad es que Dios te ama
tanto que prefirió entregar a Su Propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
Ningún problema, enfermedad o
necesidad que estés enfrentando el día de hoy es voluntad de tu Padre
celestial. Lo que sí es Su Voluntad es que te levantes y enfrentes esas
situaciones sabiendo que de todas ellas saldrás más que vencedor(a).
Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio
de tu verdad, de cómo andas en la verdad (3 Jn 2-3).
La Palabra de Dios, la Biblia, es
la Verdad y el que tú camines en la Verdad siempre le produce gozo a Dios.
Se comienza sabiendo que la
Voluntad de Dios para tu vida es buena, agradable y perfecta. Después, decides
creerlo puesto que sabes que Dios no miente y que lo que Él dice en Su Palabra
lo va a cumplir ya que Dios si tiene Palabra de Honor. Por último actúas
conforme a lo que crees y sabes.
Si la Biblia dice que todo lo
puedes en Cristo, entonces, sábete, siéntete y actúa como uno(a) que todo lo
puede en Cristo; si la Biblia dice que en todas las cosas eres más que
vencedor(a), entonces, sábete, siéntete y actúa como uno(a) que es más que
vencedor(a) en todas las cosas. Si la Biblia dice que Dios te ama tanto que
pagó todos tus pecados con la Sangre de Su Hijo Jesús para perdonarte y
llamarte Hijo(a), entonces, sábete, siéntete y actúa como un(a) Hijo(a) Amado(a)
de Dios.
El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia (Jn 10.10).
¡Utiliza la Palabra de Dios! Ponla
en tu corazón, en tu mente y en tu boca. Resiste al miedo, a la ansiedad, a la
soledad, a la tristeza, a la depresión, a la pobreza, a la enfermedad y todo lo
que te quiera robar tu identidad como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo
y amado(a) del Padre. Ahora, en Cristo Jesús tienes todo el derecho a una vida
plena y abundante.
Estas cosas os he hablado para
que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo (Jn 16.33).
¿Qué, pues, diremos a esto?
Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).
Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
La vida como un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo no estará carente de problemas o aflicciones, pero
puedes confiar en Jesús, Él ya venció por ti y para ti; ¡Dios está contigo! Y
si Dios está contigo, en verdad, ¿quién contra ti?
En medio de lo que estés
enfrentando el día de hoy ten paz y dicha, y pon toda tu confianza en el Señor.
Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro (He 4.16).
Así que, acércate, hoy,
confiadamente al trono de la gracia y recibe el oportuno socorro. Recibe tu
sanidad, restauración y liberación en el nombre de Jesús. Pon tu confianza en
Dios, Él es el que te guarda. Tú eres más que un(a) Hijo(a) de Abraham, eres
un(a) Hijo(a) del único Dios y no hay para ti bien fuera de Él.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, te doy
gracias porque hoy sé que puedo enfrentar con confianza cualquier problema,
enfermedad o necesidad que venga a mi vida. Gracias por tanto y tan grande
amor, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste vida juntamente
con Cristo. Gracias porque la vida que me has dado es la Vida Eterna, la Vida
Plena y Abundante que sólo tus hijos podemos gozar. Gracias, Señor Jesús,
muchas gracias. Por esto me determino, con toda la ayuda que Tú, Espíritu
Santo, me puedas dar, a vivir esta vida en plenitud, en certeza de fe, con
gozo, sabiendo que saldré más que vencedor(a) en todas las cosas. ¡Resisto a
Satanás! ¡Resisto a sus engaños y mentiras! ¡Yo soy la persona que Tú, mi Dios
y Padre, dices en Tu Palabra que yo soy! ¡Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece! ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que
me amó, Cristo Jesús! ¡Mi Dios, pues, suplirá todo lo que me falta conforme a
Sus riquezas en gloria! ¡Caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra mas a mí
no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal
alguno, porque Tú, Señor, mi Dios, estás conmigo! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre!
¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Enero
16 Luc
13.1-17 / Gen 23 / Sal 16
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