viernes, 22 de febrero de 2019

¡Cómo salir de la mediocridad! ¡Cómo dejar el pasado atrás!



25 de Febrero
¡Sometiéndote a las Promesas de Dios, tu Padre!
Por Riqui Ricón*

Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo  (Ex 34.10).

Sencillamente extraordinario lo que la Palabra de Dios nos revela el día de hoy. Y para apreciar lo sorprendente de este compromiso que Dios hace contigo, sólo tienes que recordar que el Nuevo Pacto, con el cual tú ahora te relacionas con Dios, es un mejor Pacto (que el Antiguo Pacto), establecido sobre mejores promesas.

Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 8.6).

Sólo tienes que recordar que el Antiguo Testamento es sólo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas.

Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan (He 10.1).

Estas cosas son precisamente las promesas que ahora te pertenecen como un(a) Hijo(a) de Dios Nacido de Nuevo.

El SEÑOR respondió: —Escucha, yo hago un pacto contigo en presencia de todo tu pueblo. Realizaré milagros que jamás se han hecho en ningún lugar de la tierra ni en ninguna otra nación. Todos los que te rodean serán testigos del poder del SEÑOR, el imponente despliegue de poder que yo haré por medio de ti (Ex 34.10 NTV).

De acuerdo a la Biblia que es la Palabra de Dios y nunca miente, Dios tiene un Plan maravilloso para tu Vida y este mundo será testigo del impresionante despliegue de poder que Dios, tu Padre, hará por medio de ti. ¡Esto forma parte del Nuevo Pacto!

Jehová cumplirá su propósito en mí;  Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;  No desampares la obra de tus manos (Sal 138.8).

Él ha empeñado Su Palabra y va a cumplir Su propósito en tu vida. ¡Será cosa tremenda la que Dios hará por medio de ti!

Ahora bien, si acaso estás pensando dentro de ti:

- Bueno Riqui, eso está muy lindo, pero la Verdad es que tú no sabes bien quién soy yo y todas las cosas malas que hecho en mi vida y con mi vida. No creo que esa promesa de que Dios hará cosas maravillosas por medio de mí, se aplique a mi persona…

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jer 29.11 NVI).

Pues bien, efectivamente yo no sé quién eres tú, pero sí sé quién es Él, Dios tu Padre, el Todopoderoso. Quién no miente, ni cambia Su Palabra. Quién tiene pensamientos de bien y no de mal acerca de ti, ¡para darte un futuro y una esperanza!

Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa (Num 23.19-20 NVI).

Sé que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Sé que, por ese Amor tan grande que Dios siente por ti, aunque tú hayas sido infiel, Él siempre permanece fiel.

Si fuéremos infieles, él permanece fiel;  El no puede negarse a sí mismo (2 Ti 2.13).

También sé que las promesas que Dios te ha hecho bajo el Nuevo Pacto NO están condicionadas a las cosas que hiciste en el pasado, ni a las que puedas hacer en el presente.

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación (2 Co 5.18-19).

Esto es lo verdaderamente asombroso del Amor de Dios y del Nuevo Pacto. Estas son las buenas noticias del Evangelio: ¡Todos tus pecados, pasados, presentes y futuros fueron pagados con la Sangre de Jesús!

Espere Israel [tu nombre aquí] a Jehová,  Porque en Jehová hay misericordia,  Y abundante redención con él;  Y él redimirá a Israel [tu nombre aquí]  De todos sus pecados (Sal 130.7-8).

- Pero, pero .podrías objetar-, ¿cómo puede Jesús perdonar pecados futuros?

La respuesta a esta pregunta es sencilla, sólo tienes que reflexionar que cuando Jesús pagó tus pecados en esa cruz hace más de dos mil años, todos tus pecados eran futuros (y los de todo el mundo). Es por todo esto que el sacrificio de Jesús ES completo, perfecto y acabado.

porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10.14).
Con Su muerte y resurrección, Jesucristo te santificó haciéndote perfecto para siempre (esto incluye tu futuro).

Lo que vale la pena destacar es que ahora tú estás en Cristo Jesús y el (la) viejo(a) pecador(a) que antes eras ya no existe más.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Co 5.17).

¿Te das cuenta? Tú NO ERES más la vieja persona que antes eras. Nada interesan las cosas que hiciste o no hiciste. Sólo importa lo que Dios dice en Su Palabra acerca de quién tú ahora eres y de lo que eres capaz de hacer.

Así que, efectivamente, ¡Será cosa tremenda la que Dios hará por medio de ti!

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo (Jn 14.12-13).

Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia (Mat 10.8).

Si puedes creer, al que cree, al que le cree a Dios, TODO le es posible.

Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, este día quiero decirte que te creo. Yo sí creo Tu Palabra. ¡Tu Palabra es la Verdad! Por lo tanto, declaro que será cosa asombrosa y maravillosa la que Tú vas a hacer por medio de mí en este mundo. Las cosas que Tú, Jesucristo, hiciste y aún mayores, son las mismas que yo voy a hacer en Tu nombre y representación. Precioso Señor, creo que Tu Plan para mi Vida, las cosas que Tú, oh Dios, quieres hacer por medio de mí, están acompañadas del imponente despliegue de Tu Poder. Así que, en esta hora deshecho todo pensamiento de fracaso y de derrota; todo rencor; todo complejo de inferioridad; todo orgullo y altivez; todo miedo y temor. Desecho de mi Vida, de mi corazón y pensamientos, todas las mentiras con las que Satanás a intentado anularme. Ya sé quién soy yo. Gracias, Señor Jesús, porque por Ti, por Tu muerte en la cruz, por Tu sangre preciosa, por Tu resurrección y por Tu gran Amor por mí, ahora yo tengo una Nueva Vida, una Vida plena y abundante: tengo la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Gracias, amado Dios, porque ahora conozco la Verdad y la Verdad me ha hecho libre. Puedo tomar de Tu Plenitud, Jesús (que es toda la Plenitud de la deidad), para hacer de mi vida una vida que valga la pena vivirse. Una Vida justa, santa y perfecta; creyendo y RECIBIENDO lo que Tú, Señor, ya hiciste por mí. ¡Gracias por el Nuevo Pacto en el Cuerpo y la Sangre de Jesús! Por todo esto, Tú, mi Dios, y Padre, me has dado toda la autoridad para llevar a cabo obras formidables, declarando que cualquier problema, enfermedad o aflicción que ahora esté viviendo, yo, _________ tu nombre aquí), saldré más que vencedor(a) por medio de Tu Amor. Gracias Señor, porque no hay forma en que yo vaya a perder, pues esta es la victoria que ha vencido al mundo, mi fe. Mi fe en Ti, Padre eterno. Mi fe en Tu Palabra. Gracias Padre porque no me has dejado nunca, ni me dejarás, porque me has amado con tan grande amor y me has hecho tu Hijo(a). Por lo que Tú hiciste en la cruz, Señor Jesús, y por Tu Palabra, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 25       Mat 6.1-18 /  Ex 33-34 /  Pro 15

San Mateo 6.1-18
Jesús y la limosna
6
1Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 3Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, 4para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jesús y la oración
(Lc. 11.2–4)
5Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
7Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. 9Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Jesús y el ayuno
16Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Exodo 33-34
La presencia de Dios prometida
33
1Jehová dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; 2y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo 3(a la tierra que fluye leche y miel); pero yo no subiré en medio de ti, porque eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.
4Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos. 5Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a los hijos de Israel: Vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer. 6Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.
7Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. 8Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo. 9Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés. 10Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. 11Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo.
12Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. 13Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. 14Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. 15Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. 16¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?
17Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. 18El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. 19Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. 20Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. 21Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña; 22y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. 23Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.

El pacto renovado
(Dt. 10.1–5)
34
1Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste. 2Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte. 3Y no suba hombre contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del monte. 4Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos tablas de piedra. 5Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová. 6Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; 7que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. 8Entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró. 9Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.
10Y él contestó: He aquí, yo hago pacto delante de todo tu pueblo; haré maravillas que no han sido hechas en toda la tierra, ni en nación alguna, y verá todo el pueblo en medio del cual estás tú, la obra de Jehová; porque será cosa tremenda la que yo haré contigo.

Advertencia contra la idolatría de Canaán
(Dt. 7.1–5)
11Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. 12Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. 13Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera. 14Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. 15Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; 16o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.
17No te harás dioses de fundición.

Fiestas anuales
(Ex. 23.14–19; Dt. 16.1–17)
18La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás pan sin levadura, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto. 19Todo primer nacido, mío es; y de tu ganado todo primogénito de vaca o de oveja, que sea macho. 20Pero redimirás con cordero el primogénito del asno; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. Redimirás todo primogénito de tus hijos; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.
21Seis días trabajarás, mas en el séptimo día descansarás; aun en la arada y en la siega, descansarás. 22También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año. 23Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Jehová el Señor, Dios de Israel. 24Porque yo arrojaré a las naciones de tu presencia, y ensancharé tu territorio; y ninguno codiciará tu tierra, cuando subas para presentarte delante de Jehová tu Dios tres veces en el año.
25No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio, ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la pascua. 26Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Moisés y las tablas de la ley
27Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. 28Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.
29Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. 30Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. 31Entonces Moisés los llamó; y Aarón y todos los príncipes de la congregación volvieron a él, y Moisés les habló. 32Después se acercaron todos los hijos de Israel, a los cuales mandó todo lo que Jehová le había dicho en el monte Sinaí. 33Y cuando acabó Moisés de hablar con ellos, puso un velo sobre su rostro. 34Cuando venía Moisés delante de Jehová para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía; y saliendo, decía a los hijos de Israel lo que le era mandado. 35Y al mirar los hijos de Israel el rostro de Moisés, veían que la piel de su rostro era resplandeciente; y volvía Moisés a poner el velo sobre su rostro, hasta que entraba a hablar con Dios.

       
Proverbios 15

15
     1     La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.
     2     La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces.
     3     Los ojos de Jehová están en todo lugar,
Mirando a los malos y a los buenos.
     4     La lengua apacible es árbol de vida;
Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
     5     El necio menosprecia el consejo de su padre;
Mas el que guarda la corrección vendrá a ser prudente.
     6     En la casa del justo hay gran provisión;
Pero turbación en las ganancias del impío.
     7     La boca de los sabios esparce sabiduría;
No así el corazón de los necios.
     8     El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová;
Mas la oración de los rectos es su gozo.
     9     Abominación es a Jehová el camino del impío;
Mas él ama al que sigue justicia.
     10     La reconvención es molesta al que deja el camino;
Y el que aborrece la corrección morirá.
     11     El Seol y el Abadón están delante de Jehová;
¡Cuánto más los corazones de los hombres!
     12     El escarnecedor no ama al que le reprende,
Ni se junta con los sabios.
     13     El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate.
     14     El corazón entendido busca la sabiduría;
Mas la boca de los necios se alimenta de necedades.
     15     Todos los días del afligido son difíciles;
Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo.
     16     Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde hay turbación.
     17     Mejor es la comida de legumbres donde hay amor,
Que de buey engordado donde hay odio.
     18     El hombre iracundo promueve contiendas;
Mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla.
     19     El camino del perezoso es como seto de espinos;
Mas la vereda de los rectos, como una calzada.
     20     El hijo sabio alegra al padre;
Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
     21     La necedad es alegría al falto de entendimiento;
Mas el hombre entendido endereza sus pasos.
     22     Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo;
Mas en la multitud de consejeros se afirman.
     23     El hombre se alegra con la respuesta de su boca;
Y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!
     24     El camino de la vida es hacia arriba al entendido,
Para apartarse del Seol abajo.
     25     Jehová asolará la casa de los soberbios;
Pero afirmará la heredad de la viuda.
     26     Abominación son a Jehová los pensamientos del malo;
Mas las expresiones de los limpios son limpias.
     27     Alborota su casa el codicioso;
Mas el que aborrece el soborno vivirá.
     28     El corazón del justo piensa para responder;
Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
     29     Jehová está lejos de los impíos;
Pero él oye la oración de los justos.
     30     La luz de los ojos alegra el corazón,
Y la buena nueva conforta los huesos.
     31     El oído que escucha las amonestaciones de la vida,
Entre los sabios morará.
     32     El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma;
Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.
     33     El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría;
Y a la honra precede la humildad.

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