Sábado 15 de Diciembre
de 2012.
¡Hecho(a) totalmente libre!
Por Riqui Ricón*
He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién
hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir,
serán comidos por la polilla (Isa 50.9).
Dado que ahora tu
ayudador es el Señor no tienes nada de qué preocuparte o razón alguna para
estar temeroso(a) o angustiado(a). La Palabra de Dios, la Biblia, lo dice así y
puedes estar seguro(a) de que es la verdad:
Bienaventurado aquel cuyo
ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios, El cual
hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda
verdad para siempre (Sal 146.5-6).
de manera
que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda
hacer el hombre (He 13.6).
Por lo que Jesús hizo, por amor a
ti, con Su muerte y Su resurrección, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra
de Dios y no miente, tú eres una Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y esto te
permite estar confiado(a) delante de Dios. Puedes estar confiado(a) y seguro(a)
delante de tu Padre, no solamente por las adversidades y vicisitudes de la
vida, sino también, y sobre todo, ante toda culpabilidad o acusación en tu contra.
Jehová de los ejércitos, Dichoso
el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Tú has sido comprado(a) y redimido(a)
a precio de Sangre y la paga de tus pecados ya se realizó en la cruz del
calvario. ¡No tienes por qué seguir pagando por algo que Cristo Jesús YA PAGÓ
en tu lugar!
Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a
la carne, sino conforme al Espíritu (Ro 8.1).
Por esto, la Escritura te
enseña a no permitirle lugar a la condenación, pues cuando tú, como un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo, pecas -Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no está en nosotros (1 Jn 1.10)-, la Verdad es tú que no estás conformes ni
de acuerdo con tu carne sino que estás de acuerdo con el Espíritu, por lo tanto,
no estás tranquilo(a) hasta que te arrepientes y confiesas tus pecados.
Esto es así gracias a
que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del
pecado y de la muerte (Ro 8.2) y
ahora, en honor a la Verdad, sólo deseas y anhelas cada día ser más como Él es.
Así que, ¡vive creyendo
la Palabra de Dios! ¡Eres libre de la ley del pecado y de la muerte! ¡Eres
libre de toda condenación!
Y si caes y pecas, no huyas
de Dios, corre hacia Él, ARREPIENTETE de todo tu corazón y confiésale tus
pecados pues Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Si estas luchando en
algún área de tu personalidad contra algún pecado recurrente, no te angusties, hoy
puedes luchar con fe, no dándole el más mínimo lugar a la condenación que te dice
que eres hipócrita, mentiroso(a), fracasado(a) o cualquier otro tipo de
absurdas mentiras diabólicas. ¡No! ¡Nada de eso! Recuerda siempre que tú eres
quien Dios dice que eres en Su Palabra.
Por lo tanto, ten ánimo
y declara con FE lo que Dios dice en Su Palabra acerca de ti: que todo lo
puedes (Fil 4.13); que eres más que vencedor(a) (Ro 8.37); que mayor es el que
está en ti, que el que está en el mundo (1 Jn 4.4); que has Nacido de Nuevo de una
simiente incorruptible que es la Palabra de Dios (1 P 1.23); que siete veces
cae el justo (y tú lo eres, no lo dudes), y siete veces te vuelves a levantar
(Pro 24.16).
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Ahora, no te confundas,
pues no se trata de justificar tu pecado sino, todo lo contrario, se trata de
que le creas a Dios, quien ya te hizo justo al entregar a Su propio Hijo, Jesús,
para que pagara todos tus pecados por amor a ti y así, con tu fe, vencerás al
pecado en ti.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y
huirá de vosotros (Sgo
4.7).
Así es mi amado(a), sométete
a Dios y a Su Palabra para que así puedas con tu fe, creyéndole a Dios, resistir
al diablo y éste huirá de ti.
Si estás comprendiendo
el mensaje del Evangelio, las Buenas Nuevas de Jesucristo, entonces te puedes
dar cuenta que el saber que tu Padre no te condena no quiere decir, en forma
alguna, que puedes pecar, sino que, por eso, porque Él te ha hecho Nueva
Creación y ahora tú lo sabes, lo recibes y lo crees, tienes la victoria sobre
el pecado.
Estad, pues, firmes en la libertad con que
Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud (Gal 5.1).
¡En Cristo Jesús has
sido HECHO(A) LIBRE de la ley del pecado y de la muerte!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
quiero decirte que te amo con todo mi corazón y que estoy maravillado(a) de la
obra perfecta, completa y acabada del sacrificio de Tu Hijo Jesús en la cruz. ¡Gracias,
Señor Jesús, muchas gracias! ¿Qué puedo decir
a todo esto? Si Tú, oh Dios, eres por mí, ¿quién contra mí? Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino
que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las
cosas? ¿Quién me acusará
si soy escogido(a) de Dios? ¡Dios, Tú eres el que me justifica! ¿Quién es el
que me condenará? ¡Cristo Jesús, Tú eres el que murió; más aún, el que también
resucitó, el que además estás a la diestra de Dios, el que también intercede
por mí! Así que, en este momento, yo le hablo a ese espíritu de condenación y
mentira para decirle que yo no he recibido el espíritu de esclavitud para estar
otra vez en temor, sino que he recibido el espíritu de adopción y, por eso, hoy
puedo, con toda libertad y confianza, decirle a Dios, Abba, Padre, Papá,
Papito. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está
escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como
ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas, yo _____________ (tu nombre
aquí), soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó. Por
lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús mi Señor. Por todo esto, me someto a Tu Palabra,
oh Dios, y resisto a la enfermedad, la pobreza, el fracaso, la tristeza, la
depresión, el temor y la duda. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
15 Fil
2.12-30 / Ez 21-22
/ Isa 50
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