Lunes 24 de Diciembre
de 2012.
¡Redención Total!
Por Riqui Ricón*
Bendito el
Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un
poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus
santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos,
y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con
nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a
Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros
enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él,
todos nuestros días (Lc 1.68-75).
Dios jamás ha faltado a
Su Palabra. No lo hizo con Abraham respecto a que en su simiente serían
benditas todas las familias de la Tierra y no lo hará contigo.
Jesucristo es el Poderoso
Salvador quien te ha redimido del poder del pecado y de toda maldición, para
que, hoy día, tú le sirvas delante de Su Presencia en santidad y justicia, pues
a través de Su Sangre, Su muerte y Su resurrección has Nacido de Nuevo. ¡Eres
un(a) Hijo(a) de Dios!
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas
vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la
tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a
vosotros por Dios (Ez 36.25-28).
El Nuevo Pacto
prometido por Dios en Jeremías 31 comenzó su cumplimiento una noche como hoy cuando
Jesús nació en un pesebre de Belén, cuando nuestro Salvador llegó al mundo. Por
Jesucristo fuiste limpiado(a) de todas tus inmundicias y pecados y, además,
creado(a) de nuevo, con un corazón y espíritu nuevo y, por si esto fuera poco, te
fue dado el Espíritu Santo de la promesa como la garantía del cumplimiento de
todo lo prometido en el Nuevo Pacto: que Él, el Señor, hará que tú andes en Sus
estatutos y guardes Sus preceptos y los pongas por obra.
Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está
sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la
boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde
ahora y para siempre (Isa
59.21).
Dios compromete su
Honor y Su Palabra a que, en este Nuevo Pacto, Su Presencia y Su Palabra nunca
faltarán en tu vida, ni en las de tus hijos, ni en las de los hijos de tus
hijos.
Como puedes ver, la
obra de la Redención es de lo más asombrosa. Dios tomó para Sí mismo la
responsabilidad de tu salvación, pues no depende de lo que tu hayas hecho o
puedas hacer, sino de lo que Él prometió que haría para salvarte y que ya hizo
por ti en la persona de Su Hijo Jesucristo:
1.
Pagó todos tus pecados para cumplir toda justicia.
2.
Perdonó toda tu maldad y no se acuerda más de tus pecados.
3.
Te dio un corazón Nuevo.
4.
Te volvió a crear, haciéndote espíritu totalmente nuevo.
5.
Puso dentro de ti y contigo a Su Santo Espíritu como la garantía de la promesa.
6.
Él dio Su Ley en tu mente y la escribió en tu nuevo corazón.
En resumen, aquella
noche en Belén, Jesús se presentó en el mundo como el cumplimiento de la
promesa del Padre para pagar todos tus pecados y justificarte. Una vez
justificado(a) te perdonó; una vez perdonado(a) te santificó para hacerte Nacer
de Nuevo dándote la Vida Eterna que sólo pueden gozar los Hijos de Dios, pues ahora,
al igual que Jesús, tú has sido engendrado(a) por el Espíritu Santo de Dios.
Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te
engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión
tuya los confines de la tierra (Sal 2.7-8).
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1
Jn 5.1a).
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por
la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1
P 1.23).
Sin duda, tú eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de una semilla que se pueda corromper
sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios, que vive y
permanece para siempre.
Y esto mi amado(a) se
llama ¡Redención Total!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Así que, celebra esta
Navidad creyendo que Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo
antes que perderte a ti.
MIREN
CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de
Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la
mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos
(1 Jn 3.1 BAD).
Celebra esta Navidad
sabiendo que eres total y genuinamente un(a) Hijo(a) Amado(a) de Dios.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
en este día tan especial en el que vamos a recordar la noche en que Tu Hijo
Jesús vino al mundo para cumplir Tu Palabra, no puedo menos que agradecerte y
decirte cuánto te amo. Señor Jesús, no encuentro palabras suficientes para
declararte mi amor y gratitud. Por lo que hiciste por mí en esa cruz fui hecho
justo(a); al vencer a la muerte y resucitar de entre los muertos me abriste el
camino a la Vida Eterna. Espíritu Santo, al darme Tú la fe para creer en la
Palabra de Dios, para creer en Jesús como mi Señor y Salvador, me hiciste Nacer
de Nuevo dotándome de la Vida Eterna que Él pagó a precio de Su Sangre. Ahora,
por la Sangre del Nuevo Pacto, soy Nueva Creatura, las cosas viejas pasaron y
he aquí que toda mi vida es hecha nueva. ¡Gracias Padre! ¡Gracias Jesús!
¡Gracias Espíritu Santo! Ahora comprendo más el por qué en todas las cosas soy
más que vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo Jesús, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. Sé que soy Tuyo(a), Padre, y que los he vencido (al
mundo y sus deseos engañosos), pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en
mí y conmigo, que el que está en el mundo. Sé que soy un(a) Hijo(a) del Rey por
lo que Jesús hizo por Amor a mí. Por esto, esta Noche Buena, creo y acepto Tu
sacrificio de Amor, Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota como el
precio de mi redención total. Gracias mi Señor, Jesús. Declaro que ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
24 Luc
1.57-80 / Ez 35-36
/ Isa 59
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