Martes 4 de Diciembre
de 2012.
¡Todo lo que respira, alabe al
Señor!
Por Riqui Ricón*
Alabad a
Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle
por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza (Sal
150.1-2).
Entre más aprendas de la Biblia,
más conocerás a Dios y te maravillarás y alegrarás por Su Amor y Fidelidad que
Él tiene para contigo. La alabanza y la adoración son expresiones del corazón
agradecido y maravillado ante un Dios todopoderoso, creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible, quien ha decidido amarte a pesar de cómo
has sido tú y de lo que hiciste con tu vida.
Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo, Jesús, como el pago de todos tus pecados y así no
perderte a ti. Esto lo hizo desde luego por amor y por el deseo que tiene que tú
y Él estén juntos, conviviendo por siempre. Y no más como Dios y creatura sino,
ahora, como Padre e Hijo.
Esa es la magnificencia de Su
grandeza, que tú, siendo como eras, viviendo muerto(a) en delitos y pecado,
hayas sido reconocido(a) y aceptado(a) por Dios, mediante la fe en Cristo
Jesús.
Y a
vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,
os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados (Col 2.13).
Además, como si fuera poco el
haberte perdonado TODOS los pecados y darte vida eterna juntamente con Cristo
Jesús, Dios, tu Padre, te escogió antes de la fundación del mundo para ser
adoptado(a) como Hijo(a) Suyo(a) para que puedas vivir, en esta tierra,
bendecido(a) con toda bendición espiritual.
Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
quien nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos
porque pertenecemos a Cristo. Hace mucho tiempo, antes de que formara el mundo,
Dios nos escogió para que fuéramos suyos a través de lo que Cristo haría por
nosotros; y resolvió hacernos santos, intachables, por lo que hoy nos
encontramos revestidos de amor ante su presencia. Su inmutable plan fue siempre
adoptarnos en su familia, enviando a Cristo para que muriera por nosotros, y
esto lo hizo voluntariamente en todo sentido. Alabemos a Dios por la
extraordinaria gracia que nos mostró y que derramó en nosotros al enviar a su
amado Hijo. Tan sobreabundante es su amor que, con la sangre de su Hijo, borró
nuestros pecados y nos salvó (Efe 1.3-7 BAD).
¿Cómo no adorar a un Dios y Padre
tan bueno? ¿Cómo no vivir eternamente enamorado y agradecido de Aquel que te
amó y predestino para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo(a) por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de Su Voluntad? ¿Cómo no danzar y cantar de alegría ante
Aquel que, además, te ha dado Su Espíritu Santo, sólo por haber creído a Su
Palabra?
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el
evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados
con el Espíritu Santo de la promesa (Efe 1.13).
Ahora bien,
¿cuánta trascendencia puede tener esto en tu vida presente? Sean cuales sean
las circunstancias que estés enfrentando el día de hoy, puedes tener la
certeza, la total seguridad, que este Padre y Dios tuyo no te ha dejado, ni te
dejará jamás.
Él no pagó
tan alto precio por Amor a ti para luego dejarte a merced de las enfermedades,
ni de la pobreza, ni de la tristeza o depresión. ¡No! ¡Nada de eso! Dios es tu
Padre y te mira con amor.
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1).
Así que, con esta confianza, ahora
tú sabes que puedes hacer frente a cualquier situación. Puedes dejar de temer y
no afligirte más. Puedes cambiar tu estado emocional de la aflicción al gozo, pues
sabes que Dios siempre cumple Sus promesas.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
¡Dios sí tiene Palabra de Honor!
Sin importar lo que pase a tu alrededor, decídete y comienza a alabarle y
adorarle con todo tu corazón. Dale una expresión de gozo y alegría a tu fe para
con Él. Y recibe la paz que sobrepasa todo entendimiento pues, al fin y al
cabo, eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.
Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús (Fil 4.7).
¡Alábenlo cielos y tierra, todo
lo que respira alabe al Señor!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, sin
importar el tipo de aflicción que pueda venir a mi vida, yo sé que puedo
confiar en Ti creyendo a Tu Palabra. Señor Jesús, alabo y bendigo Tu Nombre
precioso pues, ni las enfermedades, ni la pobreza, ni la soledad, ni el
resentimiento, ni el temor pueden robarme el gozo de Tu salvación. Soy Tu Hijo(a)
Nacido(a) de Nuevo y no practico el pecado sino que Aquel que fue engendrado
por Dios, Cristo Jesús, me guarda y el maligno no me toca. Con toda autoridad,
resisto la ansiedad, el temor, la pobreza, la enfermedad, el pecado y la
depresión. No los recibo, y los hecho fuera de mi vida. Yo soy heredero(a) de
Dios y coheredero(a) con Cristo, por lo tanto, llamo y declaro la total
restauración de mi salud, prosperidad, paz y gozo. En el nombre de Jesús, me
gozo y deleito en Tu Presencia mi amado Rey, Señor y Salvador. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
4 Efesios
1 / Ez 4-5
/ Sal 150
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