Martes 18 de Diciembre
de 2012.
¡Todo! ¡Por haber
creído!
Por Riqui Ricón*
¿Quién ha creído a nuestro
anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?... Todos nosotros nos descarriamos como
ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de
todos nosotros… Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a
padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá
linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano
prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará
las iniquidades de ellos (Isa 53.1, 6, 10-11).
El Amor que Dios siente
por ti está expresado en la muerte y resurrección de Jesucristo como el justo
precio que se pagó por todos tus pecados, para que así tú no sufras la muerte
eterna y no seas apartado de tu Padre. Este Amor sólo lo puedes experimentar
por medio de la fe, o crees, o no crees que Dios te ama tanto que prefirió
entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque
es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador
de los que le buscan (He 11.6).
La fe es esa fuerza
espiritual que te hace tener la certeza que Dios te ama y, aunque no lo veas,
estás convencido(a) que es así. Tú puedes tener esa certeza de lo que esperas y
esa convicción de cosas que aún no ves porque están escritas en la Biblia, y la
Biblia es la Palabra de Dios, y sabes que Él no miente ni se arrepiente; sabes
que lo que Él dijo lo va hacer, lo que Él habló lo va a ejecutar.
En pocas palabras, ¡Sabes
que Dios tiene Palabra de Honor!
Y cuando
llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera
a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese
lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras
enfermedades, y llevó nuestras dolencias (Mat
8.16-17).
El maravilloso plan de
redención que Dios ideó para los seres humanos tiene como propósito hacerte
partícipe de la Vida del Padre, hacerte partícipe a ti de la Vida Eterna.
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un
mejor pacto, establecido sobre mejores promesas (He 8.6).
El Nuevo Pacto, en la
Sangre de Jesús va mucho más allá del simple perdón de pecados, incluye la
salud física, el bienestar material y una vida emocional llena de amor, gozo y
paz.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando
vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la
verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos
andan en la verdad (3 Jn 2-4).
Andar en la Verdad es
creer el mensaje del Evangelio, las Buenas Nuevas de Jesucristo: por Su Sangre
ahora eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y tienes todo el derecho a
vivir esa Vida Eterna, vida plena y abundante, que Él adquirió para ti.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores;
y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas
él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo
de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (Isa 53.4-5).
Así que, la salvación que
Dios te ofrece a través de Jesucristo contempla, además del perdón de pecados y
la Vida Eterna como un Hijo(a) de Dios, la prosperidad, la salud, el gozo y la paz,
en pocas palabras, PLENITUD. Por medio de la fe en Su Nombre, en Su Sangre y en
Su Palabra tienes derecho y acceso a toda Su Plenitud.
De
su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia (Jn
1.16 NVI)
Si el día de hoy tú
estás enfermo(a) o en angustia, solo recuerda que Él ciertamente llevó tus enfermedades
y sufrió tus dolores. Fue en esa cruz que Jesús PAGÓ, de una vez por todas, las
consecuencias de tus pecados, te hizo libre de toda maldición y hoy puedes, con
toda seguridad, recibir tu sanidad.
Y
pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos
los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin,
que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos
de la plenitud de Dios (Efe 3.17b-19 NVI).
¿Qué necesitas para
recibirla? ¡Creer! Creerle a Dios, pues Él no miente, recuerda que si Dios lo
dijo, entonces, Él lo va a cumplir, si Dios lo habló, entonces, Él lo va a
ejecutar.
Así que, levántate en
fe y ora conmigo en voz audible:
Señor Jesús, por lo que
Tu hiciste en la cruz por mí, hoy puedo declarar con toda certeza que, ¡Soy
sano(a) en el nombre de Jesús! Amado Padre celestial, en esta hora yo me someto
a la Verdad de Tu Palabra y con ella, resisto al diablo. Por lo tanto, Satanás
y todo espíritu de temor, duda, enfermedad y muerte, les ordeno salir de mi
vida. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y, por la fe en Jesucristo,
por lo que Él pagó por mí, ahora todos ustedes, demonios, están debajo de mis
pies. ¡Soy sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el
gozo y la paz que sólo yo, un(a) Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir
una vida en la Plenitud de Dios, mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo
que la Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de mí. Por todo
esto, por esta indiscutible Victoria, Tú, Jesucristo, mi Rey, Señor y Salvador,
me has hecho más que vencedor(a). ¡Gracias, Señor Jesús! Amado Padre celestial,
por éste, Tu gran Amor por mí, ahora soy apto(a) para participar de la herencia
de los santos en luz. ¡Me has librado de la potestad de las tinieblas! ¡Me has
trasladado al reino de Tu amado Hijo! ¡Soy
dichoso(a) pues en Ti confío! En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
18 Col
1.1-23 / Ez 25-26
/ Isa 53
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