Jueves 20 de Diciembre
de 2012.
¡Esta es la Palabra de
Dios! ¡Esta es Su Palabra de Honor!
Por Riqui Ricón*
¿Por qué gastáis el dinero en
lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y
comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad
vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros
pacto eterno, las misericordias firmes a David… así será mi palabra
que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y
será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y
con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de
vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En
lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y
será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída (Isa 55.2-3, 11-13).
La corriente de este
mundo siempre afectará tus emociones a través de tus pensamientos para intentar
establecer el miedo y la incredulidad en tu corazón. Así, de esta forma, hasta
te diagnostican enfermedades en los comerciales de la televisión: si tienes
esta o aquella molestia muy probablemente padezcas esta o aquella enfermedad,
al igual que el 87 % de los hombres (o las mujeres), etc., etc.
Además, tienes cuentas
que pagar, conflictos en el hogar y, por si fuera poco, tienes esa sensación de
angustia y soledad que te ofrece la depresión.
Amado(a), sin importar
cuales sean tus circunstancias el día de hoy, puedes confiar que la Palabra de
Dios (la que Él ha hablado acerca de ti), no volverá vacía, sino que será
prosperada en aquello para que la envió. ¡Tú no eres de este mundo y este sistema
corrupto nada tiene en ti!
No
se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de
su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y
perfecta (Ro 12.2).
La buena Voluntad de
Dios, perfecta y agradable, para tu vida se llama Plenitud. Él ha establecido
que saldrás con alegría y regresarás en paz. Sólo te pide que lo escuches, que
inclines a Él tu oído y pongas atención a las palabras del Pacto Eterno, que es
el Nuevo Pacto.
Si, pues, habéis resucitado
con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra
de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la
tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios (Col 3.1-3).
Tu vieja naturaleza
murió en la cruz y ahora tu Vida Nueva como Hijo(a) de Dios está escondida con
Cristo en Dios. Ya no eres más ese(a) hombre (mujer) pecador(a) vendido(a) al
pecado y destinado(a) a la muerte eterna, ¡No! ¡Nunca más! ¡Tú no eres de este
mundo!
Ahora
vivís una nueva vida, y para asemejaros cada vez más a su creador debéis
renovaros sin cesar, día a día, para alcanzar la plena comprensión de que en
esa nueva vida no tiene ninguna importancia haber nacido griego o judío, ni
estar o no circuncidado, ni pertenecer a esta o aquella nación, ni ser esclavo
o libre. Lo único que importa es tener a Cristo, que es el todo en todos
(Col 3.10-11 CST).
Ahora, por lo que Jesús
hizo por Amor a ti, tú eres una Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre. Por tanto, puedes, con toda certeza, vestirte como escogido(a)
de Dios, santo(a) y amado(a).
Por
lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto
entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se
toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como
el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Por encima de todo, vístanse de
amor, que es el vínculo perfecto. Que gobierne en sus corazones la paz de
Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que
habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y
aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones
espirituales a Dios, con gratitud de corazón (Col 3.12-16
NVI).
Puesto que ahora tienes
la naturaleza de un(a) Hijo(a) de Dios, está claro que sí puedes vestirte de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia. Dado que el Amor de Dios ya ha sido derramado en tu corazón por el
Espíritu Santo que te fue dado, ahora puedes soportar y perdonar a tus
semejantes. De la manera que Cristo te perdonó, así también lo puedes hacer tú.
Y sobre todas estas cosas vístete de amor, que es el vínculo perfecto. Y
la paz de Dios gobierne en tu corazón, a la que asimismo fuiste llamado(a) en
un solo cuerpo; y sé agradecido(a). Que la Palabra de Dios, la
Biblia, more en abundancia dentro de ti para enseñarte y exhortarte en toda
sabiduría.
Nada de todo esto es
algo que tú tengas que hacer como una carga u obligación por ser cristiano(a),
pues, en verdad, esta es tu Nueva Naturaleza como Hijo(a) de Dios. Dios lo ha
hablado y así lo ha decretado. Ahora, así eres tú. Sólo tienes que creerlo,
aceptarlo y recibirlo.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que
Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el
amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como
él es, así somos nosotros en este mundo (1 Jn 4.16-17).
El Amor que Dios siente
por ti es tan grande y maravilloso que sólo es perfecto cuando caes en la
cuenta (y lo crees), que todo lo que Jesús hizo por ti fue con el propósito de
que, así como Él es, así seas tú en este mundo.
Como puedes ver, esto no
es algo que tú puedas hacer para Él, sino TODO lo que Él ya hizo por ti al
morir y resucitar para darte la Vida Plena y Abundante que sólo pueden tener
los Hijos de Dios: la Vida Eterna.
Así que escucha y
confía en la palabra de Honor de tu Padre celestial.
¿Estás enfermo(a)?
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios
y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados (Isa 53.4-5).
¿Tienes carencia de
algo?
Jehová es mi pastor; nada me faltará (Sal 23.1).
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil 4.19).
¿Estás
angustiado(a)?
El te librará del lazo del
cazador, De la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus
alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad. No temerás el terror
nocturno, Ni saeta que vuele de día, Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni
mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu
diestra; Mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la
recompensa de los impíos. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al
Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra. Sobre el león y el áspid
pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. Por cuanto en mí ha puesto
su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi
nombre. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo
libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación (Sal 91.3.16).
¡Esta es, Palabra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial,
ahora sé que puedo confiar plenamente en Tu Palabra y, por lo tanto, comprendo
y creo que Tu voluntad para conmigo es buena, agradable y perfecta. Creo y
recibo este tu gran Amor que sientes por mí. Gracias por Tu Palabra, que es la
Verdad, y con la cual puedo dirigir mi vida. Gracias, Señor Jesús, por lo que
adquiriste para mí al morir en esa cruz y al resucitar de la muerte. Por todo esto, creo y declaro que caerán a mi lado mil y diez mil a mi
diestra mas a mí no llegará, porque aunque ande en valle de sombra y de muerte
NO TEMERÉ mal alguno porque Tú, Señor, estás conmigo. Tú eres el que me guarda
y el maligno no me toca. Someto todo problema, angustia o enfermedad a la
autoridad de la Palabra de Dios, mi Padre, y los pongo bajo mis pies. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy Libre! ¡Soy próspero(a)! Creo y recibo el Amor, el gozo y la paz
que sólo yo, un(a) Hijo(a) del Rey, puedo experimentar para vivir una vida en
la Plenitud de Dios, mi Padre. ¡No voy a temer! Solamente creeré lo que la
Biblia, la Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de mí. En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
20 Col
2.20-3.17 / Ez 29-30
/ Isa 55
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