Domingo 16 de Diciembre
de 2012.
¡A fin de conocerle!
Por Riqui Ricón*
Mi
anhelo es sentirme unido a El, no ya por ser bueno ni por obedecer las leyes de
Dios, sino por confiar en la salvación que El ofrece; únicamente así, por fe,
Dios nos acepta. He renunciado a todo lo demás porque estoy convencido de que
es la única manera de conocer de veras a Cristo, de sentir el gran poder que lo
resucitó y de palpar el significado de sufrir y morir con El. Así, cueste lo
que cueste, seré uno de los que alcancen la radiante novedad de vida de la
resurrección (Fil 3.9-11 BAD).
La vida de un creyente,
la vida de un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, sólo se puede concebir de
una forma: por Cristo Jesús y en Cristo Jesús (y ser hallado en él).
Es una vida que no se basa en la justificación de las obras que puedas realizar
en la carne (no teniendo mi propia justicia, que es por la ley) sino en el vivir y actuar por fe, creyendo lo que la Biblia, la
Palabra de Dios, que no miente, dice acerca de ti, de quien tú ahora eres en
Cristo Jesús (sino la que es por la fe de Cristo).
Tener fe en la Palabra
de Dios, esto es, creer que si Dios lo dijo, entonces Él lo va a cumplir, si
Dios lo habló, entonces Él lo va a ejecutar, significa tener fe en Cristo, pues
él mismo, Jesús, es la Palabra, el Verbo de Dios.
En el principio era el Verbo [Jesús, la Palabra], y el Verbo [Jesús, la Palabra] era con
Dios, y el Verbo [Jesús, la Palabra] era Dios. Este [Jesús, la Palabra] era en el principio con Dios… Y
aquel Verbo [Jesús, la Palabra] fue hecho
carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito
del Padre), lleno de gracia y de verdad (Jn 1.1, 14).
Amado(a), tú
que has recibido a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, has sido hecho(a)
justicia de Dios por haber creído a la Palabra, al Verbo de Dios (la justicia que es de Dios por
la fe). Y es esta fe (fe con propósito) la que te permite conocerle (a fin de conocerle).
Así que, por
el Amor que Dios siente por ti, Él entregó a Su propio Hijo, Jesucristo, para
que pagara todos tus pecados y, de esta forma, estando tú justificado(a),
pudieras conocerle; y no solamente como
Rey de reyes y Señor de señores, sino de una manera mucho más íntima: como tu Papá.
Y por cuanto
sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual
clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si
hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo (Gal
4.6-7).
Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba,
Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que
somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de
Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que
juntamente con él seamos glorificados (Ro 8.14-17).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que
seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos!
Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por
qué lo somos (1 Jn 3.1).
Sin importar la situación en la
que te encuentres el día de hoy y precisamente por esos problemas, enfermedades
y angustia que estás enfrentando, es tiempo que conozcas más a tu Padre. No
mediante obras de justicia, sino mediante la justicia que es por la fe en
Cristo Jesús.
Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en
tu palabra he confiado (Sal
119.42).
Pon tu fe en Jesús. Pon todas tus
esperanzas, vida y corazón en la Palabra de Dios, pues no solamente no serás
avergonzado(a) jamás de haber creído a Su Palabra, sino que, además habitará Cristo por la fe en tu corazón, a fin de que, arraigado(a) y
cimentado(a) en amor, seas plenamente capaz de conocer y comprender
cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor que Cristo
Jesús siente por ti, el cual excede a todo conocimiento. Sabiendo, creyendo y
viviendo en esto, serás lleno(a) de toda la plenitud de Dios (Efe 3.17-19).
Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia
sobre gracia (Jn 1.16)
Ser lleno de toda la plenitud de
Dios, significa estar lleno de Su gracia, significa estar lleno de la vida
misma de Jesús.
No hay nada más importante que
conocerle a Él. No hay nada más importante que relacionarte con Dios como un(a)
Hijo(a) con su Padre.
Realizar tu devocional leyendo la
Biblia todos los días, meditando y orando en Su Palabra, es la forma correcta para
llegar a ser plenamente capaz de conocer y comprender el amor de Cristo que
excede a todo conocimiento.
Recuerda siempre que no se trata de
algo que tú tengas que hacer, sino de lo
que Él ya hizo por ti y que, por lo tanto, sólo tienes que creer y
recibir.
¡Al que cree todo le es posible!
Oremos en voz audible:
Amado Señor Jesús,
gracias porque Tú eres el Camino, y la Verdad y la Vida, nadie puede conocer al
Padre sino a través de Ti, a través de Tu muerte y de Tu resurrección. Gracias
por Tu Sangre, derramada hasta la última gota como el precio con el cual
pagaste todos mis pecados, haciéndome justo(a). Gracias por Tu resurrección,
con la cual venciste a la muerte para crearme totalmente Nuevo(a), regalándome
Tu propia Vida, la Vida Plena y Abundante, ¡la Vida Eterna! Por Ti, por Tu gran
Amor con que me has amado, ahora soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Jesús,
el Todopoderoso Dios, Tu Padre, ahora también es mi propio Padre. Puedo con
toda certeza afirmar que yo, ______________ (tu nombre aquí), soy de Dios y,
por eso, ya he vencido a la muerte, al pecado, a la enfermedad, a cualquier
tipo de problema, al espíritu de temor e incredulidad, a la pobreza, a la
soledad, a la tristeza y depresión, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que
estás en mí y conmigo que el que está en el mundo. ¡Soy un(a) Hijo(a) legítimo(a)
del Rey de reyes y Señor de señores! ¡En todas las cosas soy más que
vencedor(a), pues TODO lo puedo en Cristo Jesús! ¡Abba, Padre, te amo con todas
mis fuerzas, pensamientos y corazón! En Tu nombre, Jesús, creo, declaro y
establezco que, ¡soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)!
¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! Amén.
*Ricardo C.
Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al
final de un año habrás leído toda la Biblia.
Diciembre
16 Fil
3 / Ez 23
/ Isa 51
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